¿Cómo habían llegado hasta alli?

Un largo pasillo con una alfombra roja, un ligero velo cubriendo su rostro, el firme y musculoso brazo de padre guiando sus pasos y el sonido de una balada dulce que la calmaba lo suficiente para avanzar por el pasillo hasta él.

Su novio, su prometido, su futuro esposo. Su Luka que la miraba con sus bellos ojos azules llenos de amor y emoción. Enfundado en un elegante traje negro, todo elegancia y salvaje perfección esperándola al final de pasillo.

Sus ojos recorriendo su cuerpo vestido de blanco la hicieron sonrojar. Esos ojos maravillosos donde Marinette había encontrado el secreto de la felicidad.

¿Cómo habían llegado hasta ese momento?

La felicidad se desbordaba de su pecho, la emoción mantenía su corazón latiendo tan rápido que estaba segura podría escucharse incluso sobre la pista musical que llenaba la iglesia.

Había pasado semanas, meses estresada por que cada detalle fuera perfecto, revisando una y otra vez desde las flores hasta las servilletas y el menú. Pero allí, mientras tomaba la mano de Luka y su padre se alejaba llorando de alegría nada importaba.

Podría estar casándose en Las Vegas, con un imitador de Elvis y tener su banquete de bodas en un puesto de comida callejera y no le importaría mientras se casara con Luka.

¿Cuando este hombre se volvió una parte tan indispensable de su vida?

La boda pasó borrosa en su mente, los llantos felices, las sabias palabras del cura, las sonrisas de sus amigos y familia se registraban en alguna parte de su mente pero lo más importante para ella era el cálido toque de la mano de Luka contra la suya.

Sus suaves ojos. Su brillante sonrisa, su voz al decir acepto, el temblor emocionado de su propia voz y sus labios sobre los suyos cuando al fin el cura los declaro marido y mujer.

¿Era posible ser tan feliz?

Bailando en los brazos de su esposo Marinette Couffaine sonreía brillantemente, Luka acarició suavemente el rostro de su esposa y apoyó su frente con la suya disfrutando el cariñoso contacto.

Los invitados veían a la pareja que flotaba en su propio mundo, habían aprendido con el tiempo que ellos tenían un entendimiento mutuo realmente especial y sacarlos de su burbuja de amor, como Alya solía llamar a esos momentos, era imposible.

El amor entre ellos era tan obvio que nadie quería interrumpir su momento, aún menos en el día de su boda.

Marinette miraba a los ojos a Luka y pensaba en los cuentos de hadas que leyó ej su niñez, este era su propio final feliz. Quizá no era una princesa, pero había encontrado al hombre de su vida y esa noche podía decir que era su propio final feliz luego de un largo camino recorrido y una historia llena de amor y aventuras.

-Esta noche no es nuestro final Ma Muse. Hoy es nuestro principio...

El nueve murmullo en su oído causó un placentero estremecimiento en su espalda y un suspiro que murió contra los dulces labios de su esposo.

Era cierto, su vida juntos, en unos meses para los tres, estaba por comenzar y Marinette sonrió mirándolo a los ojos.

-Te amo

Luka con suave delicadeza arrastro la mano de la cintura de ella hasta su vientre aún plano y lo toco con reverencia y amor.

-Los amo Mamá-Marinette.

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Se los juro. No se de donde viene esto. Para cuando reacciono está escrito. Comienzo a pensar que esta historia ya logró vida propia.

En fin mientras pueda continuar aunque sospechosamente creo que este si es el final... quizá un pequeño epílogo aparezca mágicamente pronto.

Nox