Su  pálida  piel era iluminada  por la  luz  de  la  luna  que  brillaba  inmensa  en  el cielo nocturno. 
Se  encontraba  sentada  en  el barandal del balcón  del segundo  piso,  el ruido  a  sus espaldas la  estaba  molestando  por lo  que  había  preferido  evitar a todos  en  esa  fiesta,  pensaba  en  lo  horrible  que  podría  llegar a  ser su  vida,  su padre  estaba  empeñado  en  casarla  con  alguien  que  ella  no  conocía  ni tenía interés  en  conocer. En  su  mente  debatía  sobre  acabar con  su  vida  o  seguir viviendo  bajo  las órdenes de  su  padre.
No  se  percató  que  a  sus espaldas,  un  chico  se  encontraba  observándola  con fascinación,  mientras ella  luchaba  con  sus  demonios,  el chico  pensaba  que  ella era como  un  ángel herido  que  necesitaba  amor.

-No  lo  hagas  –hablo  el  chico,  haciendo  que  ella  volteara sobre exaltada.
-¿Hacer qué?  –pregunto  sin  saber  ella.
-Asesinarte,  ¿crees que  con  hacerlo  ganaras  algo?

La  chica  quedo  un  poco  perpleja  por las palabras  del chico,  sin  duda  su  vida  era una  mierda  pero él  tenía  razón  nada  ganaría  con  hacerlo.

-No  lo  hare,  solo  estoy  observando  la  luna  –comento.
-Bien,  ¿puedo  acompañarte?  

Ella  sintió,  el chico  se  acercó  hasta  donde  ella  posándose  a  su  lado  izquierdo.  El silencio  entre  ellos  permaneció  por unos  minutos.
-Y  bien  ¿cuál es  tu  nombre?  –pregunto  nuevamente  el chico.

-Maureen  –respondió.
-Ya  veo  tienes un  hermoso  nombre  –agrego  el chico.

Nuevamente  el silencio  se  hiso  presente  en  ambos,  él comenzó  a  escanearla  con la  mirada,  sin  duda  parecía  un  ángel con  ese  vestido  blanco  largo,  este  al igual que  su  cabello  castaño  se  ondeaban  con  la  suave  brisa  que  corría  en  esos momentos.  Maureen  se  dio  cuenta  de  la  mirada  del chico,  esta  vez  fue  ella  quien comenzó  a  observarlo,  era alto  cabello  negro,  pálido  no  tanto  como  ella  y  lo  que más  agrado  a  Maureen  fue  la  inmensa  seguridad  que  sentía  al estar junto  a  él.
Era raro  pues solo  llevaban  minutos  de  conocerse  y  aun  así  la  chica  sentía  conocerlo desde  antes.

-Siento  que  te  conozco  de  antes  –comento  inconsciente  de  sus  palabras  Maureen.
-Yo  también  –sonrió.
-Entonces tu  nombre es…  -espero  una  respuesta  por parte  de  pelinegro.
-J-hope.

Maureen  lo  observo  extrañada,  sin  duda  era  un  nombre único,  lo  pensó  dos veces dando  como  resultado  obviedad  en  que  ese  no  era  el nombre  del chico.

-¿Que  clase  de  nombre  es  ese?  –cuestiono  la  chica.

El pelinegro la  observaba  divertido,  soltó  una  risa  burlona.

-Solo  bromeo,  mi nombre es HoSeok,  pero  mis amigos me  dice  así  –respondió.
-Ya  veo  ¿puedo  decirte  J-hope? -Claro,  entonces que  es lo  que  hace  que  una  chica  tan  hermosa  como  tú  huya  de un  baile  como  este.
-Probablemente  sea  que  me  canse  de  fingir  que  estoy  feliz  cuando  realmente  es todo  lo  contrario  –menciono  Maureen.
-Supongo  que  también  te  has cansado  de  utilizar la  máscara  –señalo  el costado derecho  de  ella. -Ya  estoy  utilizando  mascara  –comento.
-¡Así!  –exclamo  J-hope.
-No  hay  mejor  mascara que  nuestro  rostro  mismo  –agrego  Maureen.
-Creo  que  tienes razón,  entonces ahora  estas  fingiendo  conmigo.
-No,  ahora  estoy  siendo  como  realmente  soy  –esta  vez  realmente  miro a  los ojos al pelinegro  –y  tu  ¿estas siendo  sincero?  
-Nunca  me  ha  gustado  mentirles a  las  personas,  tal vez  ese  sea  mi  mayor defecto –respondió.

Durante  un  tiempo  pasaron  hablando  sobre  sus vidas,  hasta  que  Maureen  tembló a  causa  del aire  que  corría,  J-hope  la  tomo  por la  espalda  la  cargo  estilo  princesa. El rostro de  Maureen  se  había  tornado  rojizo,  se  escondió  en  el pecho  del chico hasta  que  su  rostro  volvió  a  la  normalidad.