Teaser
Teaser
El olor a carne quemada inundaba el aire. La piel sancochada hecha cenizas y los restos de Leila se adherían a la hierba húmeda como una brea negra y maloliente. La cabeza, separada a unos pocos centímetros del resto del cuerpo de la recién destruida vampiresa estaba irreconocible. El bello rostro de la mujer había sido reducido a unas pocas tiras de piel abrazadas a una esquelética calavera. Su boca abierta mostraba una dentadura carbonizada de la cual sobresalían un par de colmillos alargados y negruzcos. La larga y abundante cabellera negra eran ahora unas cuantas hilachas de pelo quemado.
Leonardo contemplaba con una mezcla de rabia, impotencia, culpa y tristeza lo que había quedado de su amada Leila. Una lágrima bajaba por su pálida mejilla... lágrima que de inmediato limpió con su mano.
-Leila, mi amor... ¿Qué te he hecho? -susurró con voz entrecortada el príncipe vampiro.
Leonardo se arrodilló junto al cuerpo carbonizado de Leila y recogió en su mano un puñado de cenizas que se escurrían entre sus dedos dejando la palma de su mano tiznada. Otra lágrima se escapó de sus ojos y mirando al cielo gritó con fuerza, como queriendo expiar de su pecho un gran dolor. Las aves en los árboles salieron volando, huyendo despavoridas y su alarido resonó haciendo eco en las laderas de las montañas cercanas.
El vampiro se puso de pie y caminó hasta su corcel. Desamarró un saco de cuero vacío que colgaba de la silla del caballo y regresó hasta donde estaban los restos de Leila... y poco a poco recogió cada hueso del suelo y los echó dentro del bolso. Una vez terminado, amarró de nuevo el saco a la silla del animal. Acto seguido, Leonardo montó su caballo con gran destreza y salió cabalgando a toda prisa hasta perderse en la espesura del bosque.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro