
»022«
Comenzó a caminar y lo atajé en la puerta casi estampándolo en ella.
— Por favor, Yoongi —dije en tono suplicante, casi al borde de las lágrimas de desesperación.
— Mierda Jungkook, él te tiene completo. ¿Por qué no puedo conservar esto?
— No, no me tiene completo y lo sabes perfectamente. Yo no te puedo dejar eso, hoy no, otro día, te lo prometo, cuando nos veamos. Te daré otra cosa hoy, por favor.
— ¿Y qué me darías a cambio?
Lo tomé de la mano obligándolo a caminar conmigo, no quería que se me escapara, se veía molesto y quizá podría ser capaz de cometer una locura. Abrí el cajón de mi escritorio con la mano que tenía libre, sin soltarlo, ahí tenía una bufanda, la saqué y la puse sobre el escritorio, tomé el pequeño perfume que estaba también en el cajón y le rocié un poco a la bufanda y se la di.
Me sonrió y me entregó el bóxer.
— Ah, se me olvidaba decirte, no uses vestido rosa ni lila para la boda, chica —bromeó en el umbral de la puerta, con una gran sonrisa.
— Eres muy gracioso, ¿lo sabías? y además no te he asegurado que iré.
— Buenas noches, Jungkook.
Salió y yo me coloqué rápido mi bóxer. Taehyung me llamó de nuevo y le aseguré que ya bajaba. Fui al baño y me arreglé un poco el cabello y me puse un poco de perfume. Cuando subí al auto, Taehyung me dio una mirada de reproche.
— Perdón, se atascó la impresora y no podía dejarla así, el servicio es muy caro.
— Está bien, ¿a dónde quieres ir a cenar?
— No sé, ¿a ti que se te antoja?
— Comida china, ¿te apetece?
— Sí, vamos.
No hablamos mucho en el camino al restaurante, ni durante la cena, Taehyung estaba masajeándose con un cliente, según él, aunque a veces se le escapan unas sonrisitas que dudaba que un cliente se las provocara, quizá era lo que yo quería ver para no sentirme tan culpable por engañarlo, después de todo iba a cumplir su promesa de irnos de viaje solos los dos, sin trabajo de por medio, o, ¿lo estaría haciendo para acallar sus culpas también?
Suspiré resignado, el viaje sería la última oportunidad para tratar de salvar mi relación con él. Me llevó a mi departamento y me dijo que nos veríamos hasta el jueves, que era cuando salíamos de viaje.
Los días siguientes tuve mucho trabajo, pero ya no podía ver mi oficina de la misma manera, por ratos me quedaba mirando la silla donde Yoongi me había hecho suyo y me había pedido que no lo dejara, la sonrisa estúpida aparecía en mi rostro sin remedio, como deseaba que sus palabras fueran ciertas, pero eran sólo eso, palabras que se las llevaba el viento porque no daba ninguna otra señal, si en realidad quisiera que yo estuviera en su vida mostraría algún interés, que sé yo, una llamada, un mensaje, pero nada, silencio total.
Abrí el cajón y me topé con la invitación de Hye, la saqué y me puse a leerla, era color crema, de un papel finísimo y una letras preciosas.
Min Hye & Yook SungJae
En compañía de nuestros padres:
Min Suni & Min Kwan
Yook Yon & Yook Baek
Deseamos compartir con ustedes nuestro enlace matrimonial. Se llevará a cabo el sábado 13 de diciembre en MacArthur Causeway #395, Miami South Beach a las 18 hrs.
La recepción será en el mismo sitio una vez concluida la ceremonia.
Agradecemos su asistencia.
Suspiré después de leerla, a pesar que el matrimonio no era mi gran ilusión, ya me había mentalizado que algún día daría ese paso con Taehyung, aunque ahora no estaba tan seguro de lograrlo, pero tampoco me lo imaginaba con Yoongi, no se veía que fuera de ese tipo, dado que mejor se iba a casar su hermana menor que él. Moví la cabeza, pero...
¿Qué estaba pensando?
Es increíble lo vulnerables que somos los hombres y como unas simples palabras nos hacen perder la perspectiva. "No me dejes" , recordé como si lo estuviera escuchando en ese preciso momento, con su voz distorsionada, suspiré de nuevo, dejé la invitación en el mismo lugar y seguí con mi trabajo.
A las diez de la mañana llegó Taehyung por mí para irnos al aeropuerto, subió al departamento por mi maleta y una vez en la calle, el taxista la metió a la cajuela. Apenas habíamos subido al vehículo su celular sonó, él miró el identificador, pero no respondió la llamada y envió un mensaje.
— Perdón cariño, creo que no todos en la oficina se enteraron que estoy de vacaciones —justificó mientras escribía.
— No te preocupes.
Llegamos al aeropuerto y se alejó un poco de mí para hablar por teléfono. ¿Es que ni siquiera éste fin de semana lo iban a dejar en paz? Empezaba a odiar su trabajo.
Después de registrar las maletas me senté en la sala de espera mientras él seguía pegado al celular recargado en un muro. Más tarde tomó asiento a mi lado y me dio un beso en frente y luego empezó a leer el periódico, fantásticas vacaciones iba a pasar, estaba a punto de regresarme a mi casa cuando anunciaron que subiéramos al avión.
Afortunadamente, en el último minuto había decidido llevar mi Ipod, así que cuando anunciaron que se podía prender aparatos me puse el mío, en tanto veía que Taehyung ya tenía los ojos cerrados, claro él estaba sumamente acostumbrado a los aviones.
Finalmente llegamos a nuestro destino, al subir al taxi le entregó un papel con una dirección, yo bajé la ventanilla del auto para permitir que el aire acariciara mi cara.
Minutos después llegamos a un muy bonito vecindario y el taxi se estacionó frente a una hermosa casa con techo de dos aguas. El taxista bajó las maletas y las puso justo en la puerta. Taehyung le pagó y después me tomó del brazo para caminar juntos, al abrir la casa, tomó las maletas y las dejó en mitad de la sala.
La casa era relativamente pequeña, pero muy espaciosa y con muebles rústicos de madera.
— Taehyung, ¿de quién es ésta casa? —pregunté sentándome en el confortable sillón.
— De un cliente, me la prestó por éste fin de semana, al parecer quiere venderla y la anda promocionando a ver si alguien se interesa por ella.
— ¿Tú eres un posible comprador?
— Eso le hice creer con tal de que me la prestara, así nos ahorramos lo del hospedaje y lo gastamos en otra cosa, ya después le diré que no te gustó.
— Francamente es muy linda —respondí entrando a la cocina— pero, no podríamos costearla, el rumbo parece muy caro.
— Lo es, así que mejor disfrutemos de la casa por estos días, subiré las maletas, para ir a comer y dar un paseo por los alrededores.
Salí de la cocina para seguir explorando la casa, al fondo había una hermosa cantina, con las copas colgando del techo y varias botellas en los anaqueles, fui a curiosear y vi que había casi de todo, brandy, ron, whisky, vodka, tequila, pero todas estaban selladas, parecía que sólo formaban parte de la decoración.
Taehyung bajó corriendo las escaleras y salimos.
Caminamos un poco hasta llegar a la avenida principal y ahí tomamos un taxi. Comimos en un bonito restaurante y estuvimos platicando por un par de horas, como en los viejos tiempos, en el garaje de su casa, en el cual había sido nuestra primera vez, un día que Billy fue a casa de Jackson a ver un partido en la televisión, aquello parecía tan lejano.
De regreso, pedimos al taxista que nos dejara en la avenida principal y bajamos caminando por el sendero, jugando y haciendo bromas, me había olvidado de todo eso, Taehyung solía ser muy alegre y jovial antes de entrar a trabajar a aquella casa de bolsa que lo había convertido en un adicto al trabajo.
Y no pude evitar sentir remordimientos por mi conducta, él matándose en el trabajo y yo enredándome con un hombre que, para completar el cuadro, era cliente suyo, me pregunté que tanto se frecuentaban, pero decidí no expresarlo en voz alta.
Al ir cruzando el caminito que llevaba a la entrada principal de la casa un aroma delicioso a comida llegó a mi nariz, lo que me recordó que hacía mucho yo no cocinaba. Taehyung abrió la puerta y al entrar a la sala escuchamos música proveniente de la cocina, ambos nos volteamos a ver y le mostré mi Ipod que lo traía en la bolsa de mi chamarra.
Así que, sigilosos y yo con un poco de miedo, caminamos lentamente hacia la cocina que tenía la puerta cerrada, Taehyung la empujó con sumo cuidado y casi me da un infarto al ver a Hoseok y Yoongi cocinando y cantando cual recién casados.
Volteé a ver a Taehyung con una cara de no dar crédito y él sólo se encogió de hombros sorprendido por verlos también ahí, carraspeó un poco y Hoseok volteó y nos miró extrañado, pero nos sonrió. Yoongi también volteó y la expresión en su rostro era inescrutable, no daba el menor indicio de lo que pasaba por su mente.
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