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La pluma era revoloteada por sus hábiles dedos, parecía que hacia magia con el objeto. De igual manera faltaba pulir su habilidad ya que esta salio volando chocando con su cara. El golpe no fue tan fuerte pero aun así dolía.
Acaricio su cara para calmar el pequeño dolor que se había hecho, bajo la mira encontrándose con su libro de Física sin resolver, realmente lo estresaba y abrumaba. Este enojado por no poder comprender los estúpidos ejercicios tiro su cabeza azotando la en la mesa. Esa acción había espantado algunos clientes del "restaurante".
Una mano palmeo su espalda asustando lo, se encorvo de golpe, sus ojos brillaron al ver al chico pelirrojo que siempre lo atendía y le daba caramelos. Era como un ser divino ¿Exagerado? ¡Jamás! Estar enamorado era una perdición.
Iba hablar pero su voz lo traicionaba. En verdad odiaba que sus nervios lo invadieran.
- ¿Puedo ayudarte? - pregunto acercándose a el.
Quedo inmóvil, no sabía que hacer, más que mover sus manos, moviendo su pie izquierdo lado a lado igual que sus ojos.
Coloco aquella bandeja que sostenía en la mesas, agarro el libro junto al cuaderno del chico que estaba quieto con un leve sonrojo casi notable. Miro lo que había agarrado sin su permiso y mostró una sonrisa.
- ¿Tienes problemas con tú tarea? - este carcajeo un poco -. Terminara mi turno en unos minutos... yo, ¿podría ayudarte? - sugirió mirando al pelinegro con toques menta.
Este asintió ocultando su labio inferior con su labio superior, casi sonriendo. El pelirrojo agarro la bandeja con vasos sucios y le dijo al pelinegro que frotaba sus manos bajo la mesa -: ¡Bien! En un momento te atiendo ¿tú... ?
《¡Era el momento de hablar!》gritó su conciencia.
- M-Mu... M-Mui... chi... ro - tartamudeo en murmullos casi audibles para el pelirrojo.
- ¿... Mumu-chiro? - confundido lo miro.
- Muichiro - murmuro y el pelirrojo solo se confundió aun más -, ... ¡Muichiro! - dijo casi a gritos en un tono regañón. Cuando lo hizo una vez más unos ojos ajenos lo voltearon ver e inmediatamente empezó hacerse bolita debajo de la mesa.
El pelirrojo no pudo evitar la risa poniéndose en cuclillas mirando al pelinegro debajo de la mesa. Este jugaba con su cabello largo haciéndolo un rulito.
- Oye, no tienes por que avergonzarte.
Este soltó un bufido apunto de llorar.
- No te preocupes, esta gente no viene a diario pero tú si. - trato de consolar al pelinegro que sollozaba muy bajo -. Si alguien intenta burlarse de ti... solo dime. - termino de hablar con una voz bastante suave y calmante. Antes de irse el pelirrojo presiono con su dedo indice la mejilla algo húmeda del pelinegro, limpio un poco las lagrimas que caían y dio una leve sonrisa al ver que este lo volteo a verlo, dulcemente dijo -. Soy Tanjirou.
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Tan nervioso y con la cara colorada estaba "rezando", pues el pelirrojo se acercaba tanto que sentía su respiración. Y ni hablar de su respiración estaba entre cortada y había veces que la contenía e incluso llegaba evitar tener contacto visual. Sentía que su cuerpo comenzaba a sudar y eso para nada era bueno; pues demasiadas cosas se le venían a la mente atormentado lo, aun más.
Tanjirou concluyo su explicación y quien había explicado por segunda vez miro al pelinegro y este dijo muy apenado que si podía repetirlo una vez más. El pelirrojo suspiro y luego con una sonrisa se escuchaba como reía en voz baja.
- ¿Quisieras que te de una pequeña guía y te lo explique dos veces más? - sugirió ladeando la cabeza -, O... ¿realmente soy malo explicando? - se cuestiono bajando un poco la vista.
- N-No es eso, solo qué... - sus manos sudaban -. Simplemente soy algo malo para recabar la información, lo siento. No quise que se sintiera mal. - se disculpo mirándolo con una expresión vagamente triste.
- Entiendo. - respondió -. ¡Te lo explicare mejor! ¡¿Te parece que te lo explique con dibujos?! - exclamo entusiasmado con una alegre sonrisa. Muichiro simplemente asintió.
Habían pasado tres horas, su "tutor" lo había ayudado perfectamente. Aun que algunas cosas eran casi inentendible para él, la pequeña e adorable guía hecha por el pelirrojo lo ayudaría después. Al final de eso termino despidiéndose y agradeciendo su gran ayuda que había apreciado cada minuto - claro, también sus nervios no habían ayudado del todo al igual que su antisocialismo -, antes de que el pelinegro se fuera Tanjirou le había regalado una pequeña bolsa de mentas. Muichiro la había aceptado pero con una cara no tan convencida.
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La mayoría del tiempo que pasaba en su casa, terminaba limpiando cada rincón y su hermano gemelo Yuichiro se encargaba de la comida. Rara vez tenían tiempo juntos e hacían algo juntos, ya que ambos de quince años, cuidaban la casa mientras sus padres no estaban (siempre iban de viajes, disfrutando su vida/trabajo a lo máximo).
Como ya eran lo suficientemente grandes ya no necesitaban para nada una niñera. Ellos solos ahora eran responsables de la casa, e su vida diaria. El dinero llegaba a ellos pero aun así uno de los gemelos decidió trabajar e estudiar en la tarde, y él otro gemelo se encargaba de estudiar en la mañana cuidando así la casa por la tarde u noche (él podía trabajar si lo quisiera, pero su falta de socialismo no lo ayudaba). Ambos eran uno y ambos estaban sincronizados.
No podían romper aquella sincronización que realizaron haciendo como un pacto.
Yuichiro preparaba todo para irse, su pequeño hermano le ayudaba a su lonche. El mayor casi llegando a la puerta fue detenido por el menor que le dio su almuerzo y claro unas pequeñas mentas - no era por insultar o insinuar algo -. Este siendo más sentimental le dijo que tuviera mucho cuidado y que nada le pasara.
El pelinegro mayor solo sonrió e agradeció tener un hermanito tan bondadoso, definitivamente daría su vida por él. Ser gemelos era muchísimo más difícil pues, nacen, crecen, se desarrollan, se apoyan a un con dificultades y a lo mejor llegan a envejecer juntos. Siempre juntos, nunca separados...
Siendo así una unión, teniendo un amor mutuo por el otro, aun que haya dificultades. Se tendrían él uno al otro.
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