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Arcoíris

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"Algunas cosas del pasado desaparecieron, pero otras abren una brecha al futuro y son las que quiero rescatar".


Yuri nunca antes la había visto de esa forma, a decir verdad, nunca antes la había visto, no como ese día, no con esa diferencia tan marcada.

Él podría ser muy inteligente y hábil en todo, pensar fríamente y con la cabeza en cualquier situación que le pusieran, pero cuando se trataba de ella, las cosas eran totalmente diferentes. La chica dueña de las gemas jade y el cabello color mora se encontraba sentada bajo un cerezo en el acantilado de la Academia, el ojifucsia la miró por primera vez en mucho tiempo, volvió a verla como la chica que lo había acompañado durante sus entrenamientos, esa pequeña damita que ante sus ojos solía ser un verdadero dolor de cabeza, lo peor era que él lo soportaba y muy para sus adentros, ocultaba que adoraba esa actitud de ella.

Serena, nombre de diosa lunar y justamente con el único astro con el que podía compararla era ese, la luna. Así era ella, mostraba una cara reluciente ante todos y se guardaba su oscuridad para sí misma, Yuri sabía, sabía muy bien que ella no creía en los amigos y que a él solo lo veía como un compañero, tal vez eso era porque él mismo no había querido que todo pasara a más, por miedo o por tonto, jamás terminó de entender del todo su actuar, pero en ese momento se arrepentía.

Y ahora estaba parado ahí a escasos metro de ella como un idiota, Serena tenía la mirada perdida, fija en algún punto del horizonte, pensando en nada o tal vez en todo, ¿y qué era todo?, esa era una gran pregunta que Yuri se hacía, para ella que era el todo y mucho más, quería saber si dentro de ese todo también figuraba él...

No se había percatado de lo hermosa que ella era hasta que el suave viento de la tarde-noche corrió jugando dulcemente con sus cabellos mora, no había otra palabra con la que Yuri podía describirla más que perfecta, antes no había tenido la oportunidad de apreciarla, pero ahora entendía que ya no quería dejarlo pasar más.

El ojifucsia suspiro suavemente cruzándose de brazos, por su mente pasaron recuerdos de sus otras tres contrapartes, Yuya, Yugo y Yuto, más aún, recordó a las chicas que alguna vez había capturado para los fines del profesor Akaba Leo, Rin y Ruri, también se permitió recordar a Yuzu, la chica escurridiza a la que jamás pudo atrapar; cada uno de los otros Yu's parecían tener una conexión especial con la chica que formaba parte de su vida, pero él... era consciente de que no había tenido esa suerte con Serena, sus otras contrapartes se habían enamorado del fragmento de Ray con el que les había tocado vivir, pero él solo recordaba convivir y competir con Serena para ver quién era el mejor y aparte de eso nada, a ellos no los habían dejado tener una historia, porque para el profesor ellos no eran simples personas, para el profesor solo eran fragmentos y como tales solo se esperaba el momento en el que desaparecieran, no se les había permitido tratarse como las personas que eran, pero ahora que por fin había terminado toda la locura dimensional, las cosas pintaban diferentes "Quizás sea momento de cambiar un poco las cosas" pensó Yuri decidido a hablarle.

Él era un chico solitario, era como un árbol de cerezo, hermoso a la vista, pero imposible de acercarte a él por sus espinas. Sí, era una verdad que los cerezos no tenían espinas, pero él era la excepción. Yuri no tenía amigos, más bien, él no sabía lo que era un amigo, pero quería que alguien se lo mostrara, por primera vez en su vida sentía que tenía un motivo que lo moviera por él mismo y que no solo fuera la marioneta de alguien más, por una vez quiso que las cosas fueran diferentes, ya no volver a sentirse solo y solo tal vez...

Sus dientes carraspearon y trastabillo un poco mientras se encaminaba hasta ella, por primera vez por su cuerpo recorrió el miedo, se imaginó a él de niño y se imaginó el rechazo, temía que ella no quisiera entablar ningún tipo de relación con él, que ella lo odiara por todo lo que había hecho, por todo lo que había logrado llevar a cabo para el profesor, por haber sido tan cruel para secuestrar a las otras chicas y por haber convertido a tantas personas en carta, pero peor aún, temía que ella le fuera indiferente, porque Yuri sabía perfectamente que si existía algo peor que el odio esa era la indiferencia.

—Serena -Pronunció con voz apenas audible encimando las silabas de su nombre logrando que se escuchara terriblemente mal -Eres un idiota -Se regañó mentalmente avergonzado, no quería que ella pensara que era un tonto.

Los segundos pasaron sin que ella le respondiera o le prestara atención, su mirada seguía perdida, poco a poco comenzaba a oscurecer y la luna comenzaba a reinar paulatinamente en la bóveda celeste.

Yuri sintió que un punzón le atravesó el pecho. Tristeza. Ese era un sentimiento nuevo que lo embargó rápidamente, nunca antes había sentido algo como eso, por un momento sintió como si un color le iluminara el alma, miró el cielo dándose cuenta de la tonalidad que este había adquirido, azul marino, ese era el color que podía darle a ese sentimiento, sin mucho valor colocó su mano en el hombro de la ojijade para que esta notara por fin su presencia,

—Y-Yuri -Pronunció ella extrañada al voltear a verlo, sus ojos se encontraban dilatados y un extraño brillo se encontraba implantado en ellos.

—¿Qué es lo que te pasa? -La cuestión de Yuri la hizo quitarle la mirada de encima para volver a mirar el punto muerto en el horizonte, de fondo solo podía escucharse las olas del mar rompiéndose entra las rocas del acantilado a unos cuantos metros de ellos.

—Nada -Su respuesta fue básica, monótona y era la más esperada, por qué no lo pensó antes, era obvio que ella no le iba a soltar, así como así lo que le pasaba ella nunca lo hacía, con nadie y menos con él su no eran ni siquiera amigos, era una tontería preguntar algo, Yuri sintió eso como un muro, pero como tal quería derrumbarlo.

—Claro, nada -Repitió las palabras de la ojijade algo contrariado -¿Qué me hizo pensar que me confiarías lo que te pasaba? -Sonrió con ironía y melancolía, de alguna forma Serena solía hacerlo sentir así esa tarde.

—No es que sea tu problema -Musitó la chica ahogando un suspiro.

—Eso puede ser verdad -Yuri se acomodó junto a ella recargando sus brazos y sus codos en la yerba fresca, estirando su pierna izquierda mientras flexionaba la derecha, ahora fue él quien fijó su mirada en el horizonte, Serena se incorporó sentándose con las piernas flexionadas abrazando sus rodillas.

Serena tenía años sin tener contacto directo con Yuri, así que no entendía porque ahora la cercanía, miró al chico que estaba sentado a su lado por primera vez en mucho tiempo, lo miró como no lo había mirado antes, por primera vez notó esos cambios que había tenido, tal vez no eran tantos ni tan notorios, pero era seguro que Yuri ya no era un niño, era un adolescentes y como tal, sus facciones habían comenzado a cambiar, había comenzado a volverse más atractivo, al parecer Serena nunca había notado lo curiosamente atractivo que le resultaba el ojifucsia.

Su corazón la traicionó por un momento sintiéndose contrariada, por unos segundos recordó a Yuzu con Yuya y a las otras dos chicas con sus Yu's, por un momento imaginó algo así con Yuri, pero Yuri no era como los otros Yu's y ella no era como las otras chicas, ella lo sabía, sabía bastantemente bien, ella era orgullosa, era excesivamente sentimentalmente independiente, ella jamás sería capaz de depender de Yuri, y aun así su mayor miedo era tal vez no tener la capacidad de quererlo, tal vez su forma de ser jamás le permitiría querer a nadie.

—Sería una pérdida de tiempo -Pensó afligida, ellos eran los dos únicos fragmentos sin derecho a ser felices, la sola idea de taladró el corazón provocándole dolor, ¿por qué ellos?, ¿por qué habían tenido que pagar todo lo malo?, Serena sabía que no lo merecían o tal vez no del todo.

—¿Qué es lo que tanto me miras? -Cuestionó Yuri despreocupado volteando a verla, por alguna extraña razón su corazón se sentía en calma y podía hablar más claramente, por fin había comenzado a pensar correctamente, Serena sintió como su rostro se calentó considerablemente al darse cuenta de aquello, sin más volteó su rostro hacia el lado contrario, Yuri al verla actuar de esa manera sonrió.

—No estaba mirándote tanto, solo pensaba -Refutó ella haciendo un tierno puchero, Yuri recordó haberlo visto antes, en sus pensamientos pasó la imagen de uno de sus duelos de entrenamiento, en este él había salido victorioso, sus monstruos predator habían vencido a los monstruos lunares de la chica, fue después de eso que tuvieron que darse la mano para aceptar el resultado del duelo, ahí fue cuando por primera vez los labios de Serena se torcieron haciendo ese bonito gesto junto a sus mejillas coloreadas de un gracioso tono cereza, Yuri no pudo evitar sonreír y reír un poco más, su risa resonó en el viento, se llevó una mano a la boca para cubrirla, por primera vez en mucho tiempo sintió una verdadera alegría emanar desde lo más profundo de su corazón, desde ese órgano que había olvidado que poseía, una vez más Serena le estaba regalando un nuevo sentimiento. Rojo, fue como si el arcoíris de su alma se hubiera pigmentado del color de los labios de la chica, sus extraños y dulces gestos, y el suave color de sus mejillas.

—¿¡Qué es lo que te parece tan gracioso!? -Reclamó Serena con las mejillas brillando por el sonrojo en ellas sintiéndose algo torpe por haber pensado e cosas tontas con el burlón que tenía enfrente.

—No, no es nada, realmente lo siento Serena, reírme no fue mi intención -Respondió Yuri sentándose correctamente negando con sus manos -Solo que recordé aquel duelo en el que te gané e hiciste ese mismo gesto, por un momento me sentí feliz de saber que si tengo uno que otro recuerdo contigo -Las palabras del ojifucsia brotaron como una cascada, ni siquiera pensó en sus palabras, solo lo hizo al mirar las gemas verdes de la chica centellando sorprendidas como un par de jades a la luz de la luna.

—No pensé que recordaras esos detalles -Musitó ella avergonzada, en ese instante se dio cuenta que no era la única tonta que pensaba cosas tontas, Yuri había estado haciendo memoria, recordando los momentos que habían compartido.

Yuri sonrió asintiendo, los ojos de Serena le parecían embriagantes, nunca una mirada le había dicho nada y a la vez tanto, y de la mano de estos conoció un nuevo color, el arcoíris de su alma se iluminó de verde jade pigmentado por los ojos de la chica que le estaba robando la razón.

—Por supuesto que si, quién podría olvidar esa actitud tuya y los gestos que los acompañan -reveló mostrando en sus labios una sonrisa, Serena guardó silencio por unos segundos antes de hablar.

—Nunca había pensado en tal cosa -Confesó finalmente -Nunca me había importado qe nadie me recordara por cosas tan triviales y pequeñas, no antes de tener amigos -Musitó finalmente recargando su cabeza en sus piernas.

—¿Así que lo que te pasa es que extrañas a Yuya y al resto? -Cuestionó entendiendo la situación, Serena se cohibió un poco al escuchar el nombre de Yuya, eso lo hizo pensar que tal vez ella gustaba de él. Rabia, por un segundo esa extraña emoción recorrió sus sentidos, Yuya había tenido la oportunidad de pasar tiempo junto a Serena, cosa que él no había podido y peor aún, había ayudado a salvarla en distintas ocasiones, en las cuales a él no le había importado nada más que acatar las órdenes del profesor.

—Sí, yo... no sabía lo que era tener un amigo hasta que los conocí a ellos, hasta que conocí a Yuya y a Yuzu, y al resto -Una suave sonrisa se dibujó en sus labios, a Yuri el verla sonreír por primera vez en la noche le pareció encantador, sin embargó el imaginar que lo hacía por Yuya le carcomió el corazón -Sora tuvo suerte en poder quedarse en su dimensión...

—Si tú lo hubieras querido también hubieras podido quedarte con ellos -Decir aquello fue duro, imaginarse una vida donde no estuviera ella le pareció absurdo, nunca había imaginado algo como eso y ahora que lo hacía le parecía un futuro sin sentido, al escucharlo ella negó con la cabeza.

—Por mucho que lo quisiera yo no pertenecía a ese lugar, yo pertenezco aquí y así será por siempre -El rostro de Yuri se relajó y su corazón se sintió menos pesado, Serena se había acostado nuevamente en el pasto para mirar el recorrido de la luna.

—Es cierto perteneces a nosotros -Mencionó Yuri mirándola fijamente, Serena regresó su mirada para verlo -Es decir, creciste aquí, no te imagino en otro lugar -La ojijade asintió.

—Sea cual sea el futuro, mi destino era estar aquí -Sonrió melancólica, el fresco viento de la noche corrió moviendo suavemente las hojas del cerezo haciendo que las flores perdieran poco a poco sus pétalos.

La primavera era una estación que no solían disfrutar, siempre se la habían pasado estudiando, tratando de ser unos duelistas guerreros, era la primera vez que podían disfrutar de ver ese maravilloso momento en el que la luna iluminaba de noche y los suaves pétalos del cerezo inundaban el lugar como si se tratara de confeti.

—El futuro pinta a ser mejor -Mencionó Yuri sonriéndole después de unos minutos, Serena le regresó la sonrisa mirando como este se acostaba a su lado para contemplar el mismo paisaje de ella.

Un futuro juntos tal vez no parezca tan descabellado -Pensaron al unísono sin saberlo, se miraron, sonrieron y volvieron a adoptar la pose que tenían admirando la noche que estaba pasando.

Ahí en medio de la noche en el acantilado se encontraban unos pétalos de flor de cerezo siendo iluminado por la luz de la luna, Yuri era el cerezo y Serena era la luna, al final ambos lo habían entendido, ellos también eran esa combinación perfecta, fucsia con luz de luna inundándolo todo convirtiendo el momento en uno mágico.

Les fue increíble el darse cuenta que la noche se les había ido, habían hablado de todo, de detalles que ninguno había tenido la oportunidad de conocer del otro, por primera vez la luna estaba mostrándole su cara oculta a una persona y las espinas de cerezo en Yuri se habían extinguido dejando que la luz lunar de Serena le abrazara y le brindara su cálida caricia.

Cuando el sol comenzó a iluminarles el inicio de un nuevo día ambos se dieron cuenta que habían pasado toda la noche en vela hablando de tonterías, ninguno se había dado cuenta del momento en el que la ojijade había decidido descansar su cabeza en el pecho del ojifucsia, ni el momento en el que este había decidido pasar su brazo izquierdo rodeando la cintura de esta en un cálido abrazo.

Amarillo y anaranjado, esos eran los colores que les brindaba la paleta del nuevo día, ante los ojos de ambos un amanecer nunca había sido tan hermoso, Yuri sintió como ambos colores le iluminaron dos fragmentos más en su corazón, ambos eran colores que les regalaba el sol, pero que él no necesitaba ver ni prescindir de su calor puesto que el mejor calor existente para él se encontraba al tener entre sus brazos a la ojijade.

—Debemos volver, hoy estaremos muertos de sueño -Mencionó la ojijade acurrucándose soñolienta en el pecho de Yuri, no entendía que era exactamente lo que estaba sintiendo, pero a su lado dejaba de sentiré sola, dejaba de sentir que no había nadie que la entendiera, ya el ojifucsia le había demostrado lo contrario durante toda la noche y madrugada.

—Habrá valido la pena -Reconoció Yuri sonriéndole, Serena le devolvió el gesto, ambos sentían que algo nuevo había nacido dentro de ellos, tal vez era cierta la frase que decían sobre que «Nunca falta un roto para un descosido» , ellos así lo sentían, tal vez la felicidad no les era un imposible, solo tal vez las cosas serían mejores y podrían escribir su propia historia como sus demás contrapartes.

Sin mucho ánimo ambos se levantaron del que ahora sería su lugar secreto, un lugar solo para ellos y en que había nacido una nueva historia.

El camino de regreso a la academia era corto, pero ellos trataban de aplazarlo lo más que podían, ninguno de los dos había dicho nada, pero ambos se miraban y sonreían, ninguno había sonreído antes con tanta facilidad y ahora lo hacían, sentían sus corazones libres, como si la jaula que los hubiera estado apresando hubiera sido rota y los hubiera dejado al fin volar, surcando con sus pequeñas alas el cielo azul.

Mientras caminaban Serena pensó en Yuzu, la chica que le había demostrado un poco de lo que era el querer a alguien, la que había elegido como su mejor amiga, en esos momentos no la había entendido, no sabía cómo era que la pelirosa había sido tan valiente para enfrentar a diversas situaciones por Yuya y mayor aún, como había podido ser tan valiente para haberlo besado en el momento en el que se volvieron a reencontrar, y ella admiraba a las personas que hacían esas cosas valientes, Yuri también lo había sido al acercarse a ella y al haber entablado esa conversación, esa que tal vez había sido aplazada mucho tiempo, pero que había llegado en el momento adecuado.

—Yuri... -Los labios de Serena se entre abrieron un poco para pronunciar su nombre, si él había sido tan valiente para dar el primer paso, nada le costaba a ella dar un segundo.

—¿Qué es lo qu...? -Una frase que no fue terminada por sus labios ya que estos se encontraban atrapados entre los de la ojijade, Yuri abrió sus ojos sorprendido mirando a la chica que había cerrado sus ojos mientras mantenía un intenso color cereza en las mejillas, solo atinó acariciarle el cabello correspondiendo aquella caricia.

Sus dedos viajaban a través del suave cabello color mora que despedía un suave aroma al mismo fruto, después de unos breves minutos los labios de ambos se separaron, Yuri miro el cielo, la tonalidad le pareció perfecta, un nuevo par de colores se habían iluminado en su alma dándole una nueva sensación, algo le opresó fuertemente el pecho y parecía quitarle la respiración, no podía imaginar que se tratara de otra cosa que no fuera la primera vez que estaba reconociendo en su vida el amor, un arcoíris es lo que Serena le había dibujado con sus colores en el alma, Yuri sonrió, cuando Serena trató de huir de su lado muerta de la vergüenza al darse cuenta de lo que había hecho este la apresó entre sus brazos.

—Has dado el segundo paso y no voy a dejarte escapar -Serena bajo su rostro avergonzada.

—Realmente espero que no lo hagas -Musitó recargando su cabeza en el hombro de Yuri.

—Por supuesto que no -Al escucharlo Serena sonrió y se incorporó para mirarlo, ahora fue Yuri quien la sujetó suavemente del rostro con su mano derecha para regalarle un nuevo beso.

Sí el destino de ambos era estar juntos como los demás fragmentos, ellos no tenían nada que refutar ante eso.

----Fin----

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Hoy mientras estaba en la uni escribí este fic en mi libreta de borradores, desde que llegué de ahí me puse a pasarlo, hasta ahorita que terminé, jamás imaginé escribir un fic Predator, amo a la pareja, pero nunca pensé escribir de ellos, pero me encantó :'D realmente me gustaría que Yuri y Serena se quedaran juntos así como los demás Yu's se quedarán con su respectiva chica brazalete :') lo sé, se vale soñar :') Nos leemos, cya♥

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