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Capítulo 6

Mayckel no volvió a dirigirme la palabra durante el resto del día, al principio pensé que estaba molesto por mi falta de tacto, cosa que me tenía sin cuidado, pero entonces él se ruborizaba cuando lo descubría mirándome.

Y yo estaba asustado al respecto, un poco caliente también pero principalmente asustado, porque ¿Por qué me mira tanto?

Aunque debía admitir que me gustaba que me mirase, principalmente porque me gustaban sus ojos completamente negros y, si, su apariencia inocente me hacía querer corromper su alma y su cuerpo.

Pero tenía que concentrarme en otros asuntos, así que por lo general empujaba esos lascivos pensamientos al fondo de mi mente. En algunas pocas ocasiones me dejaba llevar un poco, pero solo un poco, por ejemplo, le sostenía la mirada hasta que uno de los dos se rindiera, la mayoría de las veces él cedía primero, pero en pocas ocasiones me hacía flaquear, en este punto probablemente yo tendría una erección impresionante, así que fingía ir a hacer cualquier cosa y terminaba masturbándome detrás de un frondoso árbol.

Al menos sucedió por tres días desde que Kai lo acogió. Y no creía que lo hiciera perder nuevamente porque justo ahora, él me estaba mirando fijamente y yo lo miraba a él, llevabamos más de una hora en esta posición.

Había anochecido hace un buen rato y los cuatro estábamos sentados al rededor del fuego, este último era alimentado constantemente por Kai, quien se negaba a irse a dormir sin saber quien había ganado. Era completamente absurdo y, sin embargo, aquí estábamos.

Friedhelm se dejo caer de espaldas después de aburrirse y se puso a contar las constelaciones.

—Ese grupo de estrellas forman una flor —dijo.

Sentí a Kai haciendo movimientos a mi lado.

—Nah —dijo él—. Parece más una copa.

—¿Qué? No, parece una flor, solo pon atención.

Hubo silencio, por tres segundos.

—Uhm, no. Sigue pareciendo una copa —insistió Kai.

—No, hay una estrella más arriba. No parece una copa —replicó el príncipe.

—Esa estrella está muy alejada, sólo debes ignorarla y verás una copa.

Mayckel sonrió de pronto, no me quitó nunca la mirada de encima mientras se apoyaba en los antebrazos y se recostaba ligeramente, provocándome. Ya no me parecía tan inocente. Meneó levemente las caderas, un movimiento sútil e imperceptible para alguien que no estuviera poniendo especial atención, claramente yo estaba poniendo especial atención.

—¿Cuando van a empezar a follar? —Kai le susurró a Friedhelm.

Todos lo oímos.

Finalmente, Mayckel apartó la mirada. Recorrió mi cuerpo con sus oscuros ojos lentamente hasta detenerse en mi entrepierna —visiblemente dura— y regresó la vista a mis ojos y sonrió aún más. Después me ignoró, echó la cabeza hacia atrás y miró el cielo nocturno, dándome una buena vista de su garganta y fuerte mandíbula.

—Parece una llave —les dijo a mis amigos.

Miré la constelación también. Mi mente no le podía dar una forma coherente porque estaba muy ocupada en idear una excusa para ir a masturbarme.

La luna estaba bastante alta en el cielo, lo que indicaba que ya era tarde.

—Deberíamos dormir —dije.

—El alma de la fiesta —dijo Kai.

—Sí, porque yo soy el que se la vive diciendo que está cansado —me burlé.

—Es verdad, debemos descansar —intervino Friedhelm.

Así que mientras ellos arreglaban su lecho, yo me perdí entre los arboles para liberar un poco de tensión.

•••

Un grito me despertó.

La luna bajaba por el oeste, demasiado cerca del horizonte. Estaba por esclarecer.

Miré a mi alrededor para descubrir a Friedhelm y Kai profundamente dormidos. Mayckel no estaba, sin embargo, sabía que no se podía encontrar muy lejos ya que escuchaba lo que claramente eran ramas siendo pisadas. No significaba que estuviera completamente a salvo.

Me levanté y caminé hacia el ruido. Era la dirección opuesta en la que la luna descendía. Las ramas siendo destrozadas seguían llenando el silencio que reinaba la noche. Aproximadamente diez metros dentro del oscuro bosque, miré una silueta, alta e imponente, supe de inmediato que se trataba de Mayckel.

Estaba de espaldas a mí, no llevaba camisa, sus hombros rectos y rígidos, sus pantalones colgaban flojos de sus caderas, su pelo negro aplastado por las mantas era acariciando por el aire helado de la madrugada. Parecía casi poderoso.

Y si...

Pensé en lo que me dijo Hansel antes de partir, pero ese pensamiento se esfumó por completo cuando vi al chico frente a mí llevar su mano derecha a su costado y soltar un sonoro quejido adolorido. Aterrado. Fue entonces que me apresuré a llegar a su lado.

—¡Mayckel! —dije en un susurro cuando llegué a su lado.

—Arven —susurró aliviado—. Esto...

Su atractivo rostro estaba distorsionado por el innegable dolor y sus cejas negras estaban fruncidas, sus labios ligeramente abiertos exhalaban con rapidez. Su torso y brazos eran tonificados y llenos de hermosos músculos, él era como un dios de la antigua mitología griega y aún así, lograba parecer increíblemente delicado. Él era un poco más alto que yo, por lo que me costó cerciorarme de que no estuviera herido.

Miré entonces lo que tenía en el costado: un corte en la parte baja de las costillas, no parecía muy profundo, sin embargo, no podía estar seguro.

—¿Qué te pasó? —le pregunté apenas conteniendo mi grito.

—No lo sé —dijo sonando vulnerable—. Yo sólo... sólo vine a orinar y cuando me di cuenta esto ya estaba ahí.

—Dejame revisarlo —le dije intentando quitar su mano de la herida.

—No —dijo—, no es muy profunda, tal vez fue una rama.

Pero entonces miré su mano y su costado y supe que mentía. Una herida así no puede aparecer de la nada y no ser percibida enseguida, una herida poco profunda no sangraba así.

Mayckel se estaba desangrando.

—¡Mayckel! ¿Qué mierda te pasó? —pregunté horrorizado—. ¡Vamos! Hay que regresar, debo revisar esa herida.

Asintió apresurado, pero no se movió. Hizo una mueca adolorida y tembló. Después de lo que me pareció una eternidad, intentó mover su pie derecho, se tambaleó y tuve que sostenerlo por la cintura, justo debajo de su propia mano.

Su piel estaba fría. Él no llevaba poco tiempo fuera del campamento y la herida era bastante reciente, él también estaba demasiado lejos de nosotros como para orinar. Algo tuvo que pasar, algo que lo llevó hasta este lugar, para alejarlo de nosotros.

—¿Quién fue? —le pregunté mientras lo ayudaba a volver—. Y no me digas que no lo sabes. Sé que esa herida no puede ser hecha por una rama ni mucho menos.

La palma de mi mano estaba presionada firmemente contra su estómago y mi brazo se sentía resbaloso a causa de toda la sangre.

—Apareció de repente —dijo después de meditarlo, pensé que hablaba de la herida, pero continuó—. Era alto y caminaba muy despacio, se detuvo frente a ti —casi me detuve a causa de la impresión—. Yo lo miré cuando volví. Él sólo te estaba mirando, después se arrodilló a tu lado y puso su mano en tu pecho, me aterroricé cuando ví como extraía una luz de ti, solo un poco, porque me vio entonces y corrió.

—Mayckel, lo que hiciste fue estúpido —no pude evitar reprenderlo—. No lo vuelvas a hacer, sin importar qué ¡Pudo haberte matado!

—¿Qué quería él? —preguntó bajando la voz cuando salimos al claro.

—No tengo ni idea —confesé—. Pero no vuelvas a irte así, completamente sólo, pudiste despertarnos.

—¿Que habría cambiado? —preguntó molesto de repente—. Creo que te salvé de algo muy grande, Arven.

—¿Y lo vale? —pregunté a cambio—. ¿Tu propia seguridad lo vale?

Sabía que muy probablemente él estaba delirando a causa del dolor y yo tenía que detener la hemorragia antes de que se convirtiera en un problema.

—Si tan sólo me explicaras qué es lo que pasa —murmuró.

Lo ayudé a tumbarse sobre su manta y fui por mis cosas, busqué lo necesario para suturar y vendar y volví a él.

—No les digas —me dijo al borde de la inconciencia—. No quiero que se preocupen por mí.

Esterilice la aguja mientras él se aferraba al dobladillo de mi camisa.

—Solo si prometes que no volverás a hacer algo como esto —contesté.

—Muy bien, señor mago —murmuró cerrando los ojos.

Era mejor para mí y para él que se quedará inconciente, evitaríamos la tensión de los gritos y el dolor de la aguja. Mientras respirara estaría bien.

Mi horror creció aún más cuando quite su mano de la herida. Era más grande de lo que originalmente pensé, media cerca de diez centímetros y era completamente recta y perpendicular a la línea de las costillas. Tuvo que ser hecha con una navaja bastante filosa.

La cuestión era quién lo hizo. Si lo que el chico decía era verdad, pudo ser el mago oscuro, pero ¿por qué atacar a un humano común? ¿Y por qué usar navajas si era claramente más poderoso que eso?

La herida en sí no era tan profunda como temía, pero aún era lo suficiente como para provocar la hemorragia. Suturé la piel con cuidado clínico y limpié la sangre constantemente hasta que termine.

El sol había empezado a salir cuando terminé con la herida de Mayckel.

•••••

⟨NOTA DEL AUTOR

Parece que alguien está acechando.
¿Quieren dejar sus teorías en los comentarios?

¡Besos abrasivos de fuego!⟩

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