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Letálisis

El cielo estrellado, con nébulas de tonos más claros u oscuros del azul oscuro de la noche con rastros de puntos blancos como estrellas en todo su interior, tan hermoso como irreal. Más abajo, en la superficie de cemento existía un establecimiento de comida rápida, aquellos pequeños tonos rojos y amarillentos en líneas y triángulos adornando el blanco en todos lados.

Y a unos metros de su entrada se abría un portal, rectángulo y plano que medía sus límites con un brillo dorado idéntico a la explosión de un fuego artificial. Portal del que con pasos suaves y delicados salía un lobo antropomórfico buscando sigilo, dio varios pasos rápidos hacia la entrada, y cuando abrió la puerta asomándose el portal se cerró.

Asomándose esperando no ver a nadie en su camino asintió para sí mismo frunciendo su ceño y decidiéndose por terminar de entrar, cuando no estaba más pendiente de las afueras del lugar de detrás de donde estuvo el portal se asomó un ser con pantalones holgados rosados como el chicle y zapatillas blancas.

Dejó caer la punta de su bate con pegatinas de dibujos animados hacia el suelo dando aquel sonido característico del bate y luego soltó una risa maliciosa, sin que el lobo esté enterado de ello.

Ya dentro; el lobo seguía con sus pasos sigilosos y mirada atenta de un amarillo oscuro que brillaba en la oscuridad, pues era lo único que se veía entre la oscuridad del restaurante, además de una suave iluminación que provenía desde las ventanas por la luna que permitía ver al lobo y alguna de las decoraciones setenteras del lugar.

El lobo buscaba algo, miraba a los saleros anticuados de las mesas, en el suelo que parecía mesa de ajedrez, el techo del tal rojo vivo, parecían lugares inútiles por buscar, pero siendo una situación particular no era lo más extraño. Hasta que una flash de luz llegó a su ojo izquierda cegándolo unos segundos, de luz amarilla cálida.

Posó su mano sobre la luz para dejar de recibirla y parpadeó un par de veces para recomponerse, pero interrumpió aquello cuando cayó en cuenta de lo irregular de esa luz. Entrecerró sus ojos y le devolvió la mirada a la luz, provenía de una habitación con una puerta medio abierta que solo dejaba salir una línea de luz, luz a la que empezó a acercarse.

La luz le cegaba más de lo que cualquier ser común le haría, pues al estar más al contacto y más acostumbrado a la oscuridad y su luz las luces brillantes le aturdían, aún así se dio paso entre la luz, al rato se acostumbraría igualmente. Empezó a notar a alguien dentro, un conejo de pelaje blanco como la leche, tan puro sin ningún otro tono o patrón encima.

Lo reconoció, sabía quién era y así confirmaba que iba por el camino correcto en su misión de búsqueda, aunque sentía cierta fuerza proveniente de él, que ignoró hasta que se hizo lo suficientemente notoria para su cuerpo.

Se susurraba —¿Qué será es-? —Y antes de poder decir algo la fuerza retiró su vestimenta de su cuerpo tan rápido como una ráfaga de viento, su pelaje se fue de puntas habiendo sido tomado por sorpresa, volteando hacia donde el aire se llevó su ropa.

Y tan rápido como voló se deshizo en el aire dejando al lobo con su brazo levantado y con él congelado entre su sorpresa.

—Era mi mejor diseño —Emitió rechinando sus dientes por la frustración.

—¿Ah? —Se escuchó desde aquella habitación iluminada, el lobo se erizó volteando hacia allí, el conejo asomaba su cabeza. Debía esconderse.

Y el conejo ya estaba y reposando sus manos en la puerta para asomar su cabeza, abriendo la puerta, el lobo que estaba detrás de la puerta y sobre la pared sintió como la puerta se le acercaba lentamente, a lo que con una mueca de pánico empezó a arrastrar sus pies para alejarse y sin ser escuchado por el conejo.

El conejo entrecerró sus ojos para ver qué pudo haber hecho esos sonidos mientras peinaba su pelaje, la puerta ya estaba muy cerca del lobo, que hacía lo más posible para no recibir alguna clase de tacto y ser descubierto; pero en eso, mientras el conejo estaba muy cerca del lobo, de alguna forma otra vestimenta se formó encima del lobo.

El ruido de prendas de cuero chocando entre sí alertó al conejo y empezó a llenar de pánico al lobo nuevamente vestido que parecía ya haber sido descubierto, con sus ojos bien abiertos, temblando y sudando a mares.

Y con eso el de pijama amarilla con puntos rosados que era el conejo mostró una mueca de disgusto y miedo. Y con su juvenil y energética voz emitió —Mm, no, no iré a ver qué fue eso, pudo ser un asesino o algo yyyy... No, así no —Cerró la puerta tirándola.

El lobo soltó un suspiro aliviado, ya soltándose de las pegajosas paredes caminando un poco más lejos de la habitación —Dios... —Y después de respirar un par de segundos fue que empezó a detallar su vestimenta que se basaba en una chaqueta de cuero con tonos azules y patrones espaciales como el del cielo —Debo tener cuidado, esta mente parece tener sueños tan vívidos que pueden modificar hasta lo que viene de afuera.

"¡Crack!" La puerta de dónde venía el conejo se abrió de una patada, el lobo se erizó y miró a su espalda, la habitación donde salía el conejo en pijama y un cuchillo gigante y filoso de sus manos.

—Así sí —El conejo apretaba el mango de su cuchillo y enseriado como molesto miraba atentamente hacia todos lados, buscando al que generó aquel ruido —No se me ocurre un chiste ingenioso ahora... Solo te mataré y ya, así que sal y no jodas, quiero dormir.

El lobo estaba a unos metros de él, pero por su pelaje arándano se camuflaba con el entorno azulado de medianoche.

También entrecerró sus ojos preparándose para cualquier momento en el que deba luchar, pasando entre la oscuridad y por las espaldas del conejo.

—Tal vez lo mejor sea irme, ya lo alerté... Volveré en otro momento... —Se susurró.

Y el conejo dio un giro detrás de él, donde escuchó la voz, y tan rápido como se volteó el lobo había cerrado sus ojos, ya sin nada que pueda delatarlo en la oscuridad.

—Sé que estás ahí... Aunque no sé quién seas, pero me hago una idea... —Lanzó su cuchillo como proyectil a su lado derecho, rozando el cachete del lobo, que no terminó atravesando porque el lobo se detuvo a tiempo.

Volteó hacia el conejo y cuando este volteó hacia el cuchillo volvió a cerrar los ojos camuflándose entre la oscuridad, al el conejo ver que no chocó con nada apretó su mano con rabia.

—Argh... —Sus pasos ya no fueron tan sigilosos y atentos, fueron más veloces en ir a buscar el cuchillo —¿Viste eso? Bueno, borra la pared donde chocó de tu mente e imagina que es tu cuello, sí, eso te pasará en un rato.

Los ojos del lobo se iluminaron entre la oscuridad, detrás de él y llenos de pánico, miraba atentamente al conejo, pero asustado buscando una salida de allí, sin duda era mejor venir en otro momento.

Mientras el lobo caminaba sin causar un solo ruido hacia una ventana movediza del otro lado de la habitación el conejo se agachó para tomar su cuchillo con desilusión, pero al notar que este chorreaba algunas gotas de sangre mostró sorpresa, y luego emoción —Ju, ju... —Sí había dado en el blanco.

Mostró una sonrisa de punta a punta con una pequeña mirada maniática hacia su detrás ya sabiendo que estaba allí, abriendo la ventana. Mientras el lobo movía la ventana suavemente para que no sonase, el conejo se había levantado y le miraba fijamente, llevó su cuchillo a su boca y empezó a lamer la sangre de este.

Pero al momento de hacerlo se llevó una sorpresa, mostrando confusión —Un momento... —Y allí el lobo montado sobre la mesa logró abrir la ventana, mostrando ilusión, el conejo reconoció el sabor de la sangre y mostró desilusión junto a bastante enojo —Agh... —Su tono de voz se tornó más oscuro y furioso —Eres tú —El lobo mostró sorpresa por sus palabras y se volteó al conejo interesado.

Con eso el conejo lanzó su cuchillo hacia él, el lobo solo levantó su mano y logró atajar el mango del mismo sin otra expresión que seriedad. Y con su voz ronca y áspera empezó a hablar ahora con claridad—Mira... Me diste la otra vez solo porque estaba despistado, ahora estoy más atento. Y no estoy escapando porque sea débil o te tenga miedo, simplemente no quiero pelear con personas en sus propios sueños, podría matarlos en la vida rea-.

—¡Solo enciende la maldita luz! —Interrumpió dándole sorpresa al lobo, que volteó a su lado notando que el cuchillo que detuvo no era dirigido hacia él, sino hacia el interruptor más arriba de su hombro.

—Oh —Y encendió la luz —Como seguía-.

—¡Mira! Podía aceptar que fuera un asesino, violador o lo que sea, me divierto asesinando personas en mis sueños, ¿pero que sea una persona real invadiendo mi privacidad? Solo por eso no solo te voy a asesinar, te voy a torturar —El lobo que dejaba lentamente el cuchillo en la mesa en la que se sostenía mostraba confusión.

—¿Sabes quién soy? —El conejo alzó sus brazos enfadado.

—¡Claro que sé! ¡El guardián de la luna o una mamada así! ¿Quién más tendría el poder de entrar en sueños?

—Wond van Der Maan, ese es mi nombre, no guardián de la luna, sino protector de la Diosa Lunar —Corrigió empezando a sacar una pierna por la ventana, sin quitarle un ojo de encima al conejo.

Este que se llenaba de rabia por cada palabra del lobo empezó a caminar hacia él —Y yo soy Lem, pero ¡me importan un carajo tus dioses putos! ¡Estoy harto de que ellos manden a estos pendejos guardianes para controlar mi mente! —Y empezó a correr hacia el lobo, este bufó con pánico.

—Mierda —Terminó de salir de la ventana, pero antes de siquiera empezar a correr, el veloz conejo ya había tomado su cuchillo mientras se impulsaba de la mesa para saltar hacia él.

—¡AH! —Gritó de ira mientras alzaba su cuchillo para enterrarlo en su cara, el lobo que mostraba miedo llevó su brazo hacia su delante, pero rápidamente lo devolvió, liberando del aire una ráfaga de pequeñas estrellas que volaron hacia el conejo.

Aquellas estrellas a poca medida no eran mortales, pero se enterraron sobre el pecho del conejo psicótico, desconcentrándole y causándole dolor demostrándolo en su cabeza, el lobo cayó al suelo, pero se pudo arrastrar un poco más lejos y por la distracción el conejo terminó enterrando su cuchillo a un lado.

Rápidamente se levantó desenterrando su cuchillo de la arena del suelo para quitarse las estrellas del cuerpo, pero al ver su propio cuerpo las estrellas por sí mismas habían desaparecido, este mostró sorpresa, aunque sangraba un poco, el conejo empezó a apretar sus puños con furia —Ugh... —Miró al lobo —Poderes de luna pendejos —Y se volvió a lanzar para apuñalar al lobo.

—Mira —Con cada cuchillazo el lobo defendía con las estrellas repeliendo su ataque —No sé de qué hables —El conejo levantó su brazo buscando apuñalar desde arriba —¡Pero yo no vine a controlar tu mente! —El lobo justo materializó una estrella más grande de las comunes frente a él usándola como escudo, atorando el cuchillo en este.

El conejo mostró rabia, así que llevó su otra mano hacia el mango para que con ambas manos pudiera atravesar la estrella y atravesar la cabeza del lobo, la estrella empezó a fragmentarse, asustando al lobo. Este bajó su mirada y notando su estómago simplemente frunció su ceño y levantó su pierna dándole una patada allí.

—Agh —Dio unos pasos atrás adolorido, el lobo aprovechó para correr lo más lejos que podía de él, aunque el conejo fuese más rápido y ágil con solo tener que caminar.

—¡Yo solo vine a buscar una memoria! ¡Viste algo que me mandaron a investigar! —El conejo empezó a correr para alcanzarlo, le tiró su cuchillo. El lobo tiró una ráfaga de estrellas mandando a volar el proyectil.

El cuchillo se fue volando a varios metros, siendo visto por su dueño con fastidio —Argh —Escupió con rabia y frustración, para luego voltear al lobo que intentaba abrir un portal, pero por alguna razón no se abría —¡Sí, ¿cómo no?! ¡Ya deja de mentir, ustedes y sus dioses pretendan controlar a todos, pero los mortales se andan volteando y los matarán si siguen jodiendo! A mí me intentaron reclutar a la fuerza, me supe defender, al menos podré matar a uno de esos protectores.

Y saltó hacia el lobo, cayendo encima de él hacia el suelo, el conejo intentaba tomar ambas manos del lobo con una sola mano y con su otra mano ahorcarlo hasta matarlo, el lobo forcejeaba —No sé de qué carajos me estés hablando, pero tampoco permitiré que le hagas algo a mi Diosa.

Empezó a aparecer una estrella en su mano para usar como arma.

—Ya cállate, que suenas como idiota —El conejo le quitó la estrella y llevó su lado puntiagudo y filoso hacia la cara del lobo, evitando aquello por colocar su brazo sobre el antebrazo del conejo, entre una lucha de alejar y acercar tal arma a su cara.

Ambos forcejeaban pareciendo que el conejo acercaba cada vez más el arma que el lobo por alguna razón no podía desvanecer, entrando cada vez más en pánico viendo fijamente aquellos ojos rosados del conejo que le miraban con frenesí y deseo por su muerte.

Hasta que a un lado de ambos se escucharon pasos de alguien, mostrándose otra vez el ser de vestimenta rosada y blanca con un bate, el conejo sintió una sombra sobre él.

—¿Uh? —Y alzó su cabeza con confusión, viendo a un hombre de traje elegante, pero con gotas de sangre en toda su cara, el lobo al ver que el conejo aflojaba su ataque al notar al hombre también volteó a este. El conejo mostró desilusión —Ugh... Hola, Yamato...

El conejo soltaba cada vez más su agarre, luego llevó su mirada hacia el lobo con fastidio —Esa es la segunda personalidad de mi mente, ni siquiera es de aquí, viene de una maldición o algo así, fue el que me volvió loco e hábil y por eso todos los dioses me quieren en su equipo.

El lobo mostró confusión por su actitud irregular —Uh... Claro... Perdón —El conejo rodó los ojos y le miró con desinterés.

—Tranquilo, ya te mataré para enmendarlo.

—No, perdón por esto —Hizo énfasis en el "esto" dando confusión al conejo, al momento después el lobo pateó la entrepierna del conejo aturdiéndolo unos segundos.

El de traje rosado se alertó e intentó batearlo, pero el lobo lanzó al conejo al hombre evitando aquello, el conejo bastante adolorido se levantó como pudo —Eres un idiota, Yamato, te voy a matar a ti para enmendar que el lobo se me escapó por tu culpa.

El lobo se levantó como pudo y logró encender el portal frente a él, era el de traje rosado quién al estar consciente podía bloquear su salida, pero al tenerlos inconscientes podría escapar, se volteó para verlos una última vez y cuando el conejo se levantaba para saltar y atacarlo, el lobo solo entró cerrando el portal.

El conejo por el salto solo terminó cayendo de cara al suelo de arena —¡MIERDA!


Y el cuerpo sin consciencia del lobo que solo podía respirar como en estado vegetal de repente despertó ya que el lobo había regresado —AAAAH —Tomó aire como pudo, empezando a tocar su propio cuerpo con pánico —Dios... Dios... —Luego cayó en cuenta que su traje normal era ahora el traje setentero que el sueño le cambió —... Dios... —Para luego levantarse de aquella silla en las afueras de su casa sobre las montañas, donde la luna se podía ver de más cerca y alumbraba todo su hogar sin necesidad de luces.

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