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9._Navidad


Aquella mañana Bills despertó temprano. Whiss no estaba para recibirlo, pero no le importó descendiendo de su cama suavemente para dirigirse a la cocina. Tenía un poco de hambre y posiblemente su asistente estaría allí. Poco antes de llegar un aroma totalmente nuevo para él acabó por quitarle el letargo. Con mucho entusiasmo se apresuro para descubrir de que preparación se trataba, encontrándose con un inusual banquete además de unas decoraciones con un motivo totalmente desconocido para él. Claro que el menú sobre la mesa se llevó toda la atención del dios y no solo por su extravagancia, también por los aromas que desprendía que eran bastante suculentos.

-¿Qué es todo esto, Whiss?- le preguntó juguetonamente a su asistente mientras acercaba una de sus garras al dorado pavo que estaba en medio de todo.

-Una cena navideña al estilo del mundo de Mary- contestó el ángel y golpeó el dorso de la mano de su señor con una cuchara de madera- No toque eso...

-¿Te atreves a prohibirme algo a mí? ¿Te has olvidado de quién soy yo o qué?

-¿No me escuchó? Dije que está es una cena navideña al estilo del mundo de Mary ¿Olvidó quien es Mary, señor Bills?

-Por supuesto que no- respondió el dios sacudiendo su mano lastimada- Por cierto ¿Dónde se metió esa mujer? ¿Todavía está molesta?

-Esta en la patrulla galáctica. Fue llamada para participar del desmantelamiento de una organización de contrabando-le explicó Whiss- Está ganando bastante prestigio en esa área.

-Y también un montón de problemas, pero es necia y no quiere abandonar esa ocupación- comentó Bills dando un vistazo a la decoración del lugar. Las luces de colores que parpadeaban le eran un poco hipnóticas- Estaba muy emocionada con esta festividad, aunque no entendí muy bien de que se trataba.

-En realidad el concepto es bastante sencillo- le dijo Whiss- Pero es curioso que una persona como ella se aferre a una tradición como esta. Aunque tengo que decir que las recetas navideñas me gustan mucho- agregó el ángel con cierto entusiasmo.

Los tres años que Bills estuvo dormido, Mary y Whiss estuvieron celebrando aquella festividad y también el cumpleaños de la muchacha. El ángel le contó al dios que se lo pasaron bastante bien, pese a que en ella siempre había una cuota de nostalgia. Para su cumpleaños, Mary preparaba su comida favorita y hacía un pastel de chocolate blanco con frambuesas y moras, pese a lo que el chocolate le causaba. Y en navidad hacia un ponche además de un pastel con frutos secos que se lo obsequiaba a él porque a ella solo le gustaba respirar su aroma. Mary también le había contado de esas cosas a Bills y le había preguntado si estaba bien festejará la navidad ese año también. Él no se opuso, pues probar nueva comida siempre le era agradable, aunque no se intereso demasiado en lo demás.

-¿Y qué le obsequiará a Mary?- le preguntó el ángel mientras terminaba de ordenar la mesa.

-¿Obsequio?- repitió el dios cruzando los brazos y haciéndose a la idea de que esa mujer volvería pronto- Le di un regalo hace una semana.

-Ese fue por su cumpleaños. Tiene que darle uno por navidad también.

-Pero si lo que le di fue bastante costoso y muy bonito- protestó Bills tomando una galleta pese a la mirada de reclamo del ángel.

-¿Se refiere al conjunto de ropa interior? Si, fue un obsequio muy lindo...para usted- señaló Whiss.

Bills le dio una de esas miradas asesinas que le salían tan bién, pero guardo silencio dando una mordida a la galleta cuyo sabor le cambio el semblante.

-Espero que está vez le tenga un presente menos egoísta- comentó Whiss.

-¿Por qué no vas por una planta exótica a al algún planeta cercano? A Mary le encantan las plantas- le respondió Bills como si aquello no tuviera importancia.

-Yo la cuide por tres años, yo fui por su regalo de cumpleaños hace una semana, yo puse la decoración e hice está cena y ahora debo ir por su obsequio de navidad- exclamó Whiss viendo a Bills de una forma que puso a este un poco incómodo- ¿Si deciden tener hijos esos los hará usted o también va a querer que yo me involucre en el asunto?

-¡Ya deja de estar molestando!- le gritó el dios y agregó otro par de cosas. Acabó bastante molesto con las palabras de su asistente que después de dejarlo vociferar un rato le sugirió fuera a cambiarse, pues Mary estaba por llegar.

-¿No esperará recibirla en pijama o sí?- agregó Whiss.

-No...- murmuró rascándose tras la cabeza y viendo hacia esas luces parpadeantes- Whiss...

-Digame señor Bills.

-Quiero que me dejes solo con Mary esta noche. Toma la mitad de la comida si quieres y llévate al pez oráculo- le dijo el dios mientras desaparecía por el corredor.

Su voz se oyó tranquila y él parecía bastante serio. Whiss acededio sin ninguna protesta diciendo que Mary estaría ahí en menos de dos horas y no se equivocó. Una hora y veinte minutos después Bills advirtió una pequeña nave acercándose. Recordando lo que pasó la última vez decidió salir a recibir a esa atolondrada mujer que posiblemente acabaría haciendo un aterrizaje desastroso y devastando buena parte del jardín. Pero eso no ocurrió. Aunque el descenso fue brusco no causó grandes daños. Al bajar de la nave, encontrarse con el dios fue una sorpresa no precisamente agradable para ella, pues habían tenido una de sus típicas peleas por lo que no quería verlo. Sin embargo, no tenía demasiadas opciones para eludir un encuentro con él. Lo saludo y paso por su lado para ir hacia el castillo. A su espalda puso una bolsa de tamaño mediano que llamó la atención de Bills.

-¿Piensas caminar todo el trayecto?- le cuestionó el dios y se echo a andar a su lado preguntándose qué llevaba en esa bolsa.

-¿Me llevarás volando?- le preguntó Mary girandose a él y caminando de espaldas para seguir viéndole.

Era de noche y las estrellas salpicaban el cielo como azúcar arrojada a un biscocho. Los planetas parecían lunas pálidas en la distancia y el campo olía a flores.

-Whiss dejó tu cena de navidad servida y se está enfriando- le respondió Bills con una voz serena.

-¿En serio?- exclamó Mary que detuvo su marcha para quedarsele viendo como preguntándose si en serio la cargaría hasta allá.

Bills lo hizo. No tenía ganas de discutir esa jornada. Cierto era que se le había olvidado un poco lo de la navidad, pero no era algo que tuviera pensado ignorar. Incluso y pese a lo que le dijo a Whiss si tenía un regalo para la mujer que medio paso de él para enfocarse en lo bonito que estaba el comedor. Su asistente tenía razón. Era un poco extraño que ella se aferrara a una festividad de su mundo. En especial por una tan chillona.

-¿Dónde está Whiss?- le preguntó Mary súbitamente.

-Le di la noche libre- respondió Bills- Estamos solos- agregó con una pícara sonrisa.

-Sí, que bien- respondió Mary de forma apática.

-¿Vas a seguir con esa actitud de niña caprichosa insatisfecha? Si es así puedes quedarte sola con tus luces y comida aromática- le dijo el dios en un tono bastante brusco, pero no tuvo efecto en ella que solo se echo a reír.

-La navidad nunca fue especial para mí- le dijo Mary- Muchas de ellas fueron muy tristes, sin embargo, había algo que me gustaba de esas fechas...

-Supongo que no me lo vas a decir- se quejó Bills después de un rato de silencio entre los dos.

-Tú no eres el único que guarda enigmas- le contestó Mary- ¿Tienes hambre? Yo sí...

Quedarse intrigado no era algo que Bills tolerara. Casi siempre buscaba indagar en todo lo que le generaba curiosidad o algún interés. Pero conocía a Mary lo suficiente para saber que cuando ella se cerraba era demasiado trabajoso hacer que abriera una ventana a la revelación de sus secretos. Claro que en realidad no había mucho que él no pudiera llegar a saber.

Se sentaron a la mesa. El resentimiento de su discusión había parecido esfumarse por arte de magia. Casi siempre era así. Rara vez resentida demasiado ese tipo de cosas, pero nunca las olvidaban. En especial Bills que era capaz de mencionar algo que le molesto, pero sucedió cien o mil años atrás.

Los sabores de esa comida fueron del agrado del dios. La comida del mundo de Mary tenía una variedad muy diferente a la de ese lugar. Charlaron un poco. Mary le contó de dónde provenian esos platos y porque se preparaban en esas fechas mencionando otras festividades donde había comida exclusiva. A Bills se le hacia un poco tonto eso de privarse de un alimento delicioso solo porque estaba destinado a un evento en específico.

-Eso los hace especiales, supongo - respondió Mary a lo que Bills no refutó, pues era obvio. Sin embargo, le seguía pareciendo un desperdicio.

La comida terminó en medio de algunas risas que al acabar pusieron en evidencia ese silencio abismal que había en aquel mundo. Un vacío de sonidos que por mucho tiempo Mary detesto, pero que en ese momento le generó un agradable sentimiento.

-Ten- le dijo a Bills al darle la bolsa que mantuvo con ella todo ese tiempo- Es tu regalo.

Era raro que Mary le diera un obsequio a él. No porque fuera tacaña o no lo considerara un acto de afecto darle un regalo. Sucedía que no había mucho que Bills realmente quisiera tener y no pudiera conseguir fácilmente. El dios tomó la bolsa con una curiosidad cautelosa y la abrió sin muchas expectativas, pero cuando vio el contenido su cara cambio por completo. Era el número de un manga que leía que fue una edición limitada por tratarse de una historia alterna. Ni Whiss había podido encontrar un ejemplar de esos y por supuesto quiso saber como era posible que ella lo hubiera logrado.

-Fue confiscado a un criminal durante su arresto- contestó Mary medio encogiéndose de hombros.

-¿Te lo robaste de la Patrulla Galáctica?

-No...- contestó Mary medio encogiéndose de hombros otra vez- Fue una contribución a mi estado anímico que debe siempre ser el mejor para poder desarrollar mi trabajo...

Bills la quedó viendo con cara de que no lo convenció en nada.

-Hay que ver las cosas que te inventas mujer- le dijo un tanto receloso de esa capacidad de Mary para voltear las cosas, pero rápido volvió a sonreír feliz de al fin poder leer ese manga.

Mary levantó la bolsa y miró hacia el árbolito en busca de su obsequio, pero no había nada ahí. Suspiro y aprovechando la posición de Bills se recostó sobre él pasando entre sus brazos, por debajo del libro de manga que sostenía. A él no le molestó. Se le quedó viendo hasta que ella terminó de acomodarse.

-¿Terminaste? ¿Te vas a quedar quieta ahora?

-Hmm... sí- respondió Mary metiendo su rostro en el cuello de él- Ya está. No me vuelvo a mover...

Y no lo hizo. Se quedó tendida ahí dormitando mientras Bills se sumergía en su lectura y le acariciaba la espalda. En la habitación que a veces compartían, sobre la cama había un estuche de lápices profesionales y cuadernos de papel de dibujo que Bills fue a buscar al hogar de ella. Apoderarse de esas cosas fue bastante sencillo. Él podía ir y volver en poco más de un día y Mary estuvo afuera el tiempo suficiente para que Bills hiciera ese viaje sin que ella se enterara.

Ella nunca le dijo que le gustaba tanto de esa festividad. Pero Bills que conocía a Mary más de lo que ella podía imaginar sabía que lo que tanto le agradaba se ese día, era que le quitaba las ganas de pelear a la mayoría de la gente para regalarles un poco de paz como la que ellos tenían en ese instante...

-No revisaste bien la bolsa, Bills- le dijo Mary levantando aquel paquete del que no se desprendió para acostarsele encima y mantuvo colgando de su mano.

-¿Qué más me trajiste?- le preguntó Bills con bastante interés al tomar la bolsa- ¿Qué es esto?- preguntó cuando descubrió las prendas al interior.

Aprovechando su posición Mary le susurro al oído la respuesta haciendo que la sangre del díos se le fuera a la cabeza de golpe.

-Quiero mi noche buena, Bills- le exigió Mary sentandose sobre el de forma traviesa- Y mi feliz navidad también...

Fin.




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