Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

#6

Archie se encontraba sentado sobre la mesa con las piernas cruzadas comiendo el pastel de nuez recordando aquel apuesto señor de la galera que había adivinado su nombre en una rápida indagación de preguntas. Había sido algo sencillo para él. ¿Quién era?. Se vestía de forma un poco rara y extravagante y esa tez morena no se veía mucho por los lados, así que era o parecía ser un extranjero.

Masticaba lentamente hasta que su lengua estuviese saciada. La Doña Belladonna le ofreció darle la receta del pastel pero, que podría hacer con aquello cuando le faltaban los ingredientes. Sería una nota inútil.
Comía con las manos ensuciandose con glaseado, era divertido y lo satisfacía a tal grado que no había nada más felíz que comer pastel solo, después de una jornada de algunas compras.

Al final llenó su baúl con ropa y quedó satisfecho. La bandeja ya amenazaba con quedarse vacía y tan solo las migajas quedarían en ella. Era una bandeja bonita con motivos de flores en el borde redondeado.

Podría guardarla en la alacena de la cocina. Chupándose los dedos de un salto bajo de la mesa y se calzó las pantuflas que tenía, y eran muy cómodas. Archie tenía el pelo cano el cual brillaba a la luz del sol, era un pelo albino y hermoso. Este había perdido su color al cumplir los 12 años de edad, fue por el estrés de haber perdido a su familia y desde ese momento se las arreglaba solo. No sabía nada de ella desde hacía mucho tiempo.

Desde que se mudo de aquel remoto pueblito con una maleta bajo el brazo. Se ganó la vida lustrando zapatos y haciendo vasijas de barro, las cuales pintaba y vendía en la feria de carnaval. Eran tiempos desesperados, pero aquí está él y está mejor que nunca. Es un muchacho fuerte, bastante independiente de por si.

—Quisiera llevar aquella vasija de la derecha–, mencionó una anciana de pelo verdaderamente cano y túnica.

—¡Que bárbaro!–exclamó a su vez Archie, sonriendo extensamente.

Por aquella vasija la anciana le había dado unas 3 monedas de más como propina, eso alcanzaba para el pan y queso de cabra, y algún que otro hongo comestible. Al lado de él estaba el puesto de frutas de una señora que lo animaba todos los días y lo recibía con un "¡Ánimo!".

Así fue como progresaba y armaba su mesa con algún toldo y vendía sus vasijas a precios razonables. Para llegar a casa y saltar el portón de un brinco como de mala costumbre, a contar las monedas que había hecho en el día. Dormía contento, porque no le faltaba nada que él mismo no pudiera darse.

Gustos, ropa o comida. Todo estaba allí, en la pequeña casa que habitaba y que se pintaba de a poco con rosedales y musgo. Era sencilla pero bonita. Al acostarse y acomodarse sobre las sábanas de lana, un duendecillo le mordió el pie.

—¡Auch!–, exclamó y se incorporó, para ver al pequeño impostor corriendo cama abajo y cruzar la puerta emitiendo sonidos parecidos a los de una rata.

—Se temporada de duendes ladrones- se recordó—, ¡No, el pan!–exclamó h bajó como un rayo las escaleras para traerse consigo la ogaza generosa de pan. Dando un mordisco maldijo y se interno de nuevo en su habitación.

—Temporada de duendes ladrones– repitió, y cayó dormido como una pluma sobre el colchón.

Muy bien, volviendo a la actualidad..
Archie termina de comer el pastel y se chupa los dedos, bajo la canilla enjuaga con jabón la bandeja y la guarda en las puertas de la alacena. Por si en algún momento copiaría aquella receta. Tararea una canción y se interna en el jardín en busca del periódico que dejó el chico de la bicicleta el día de ayer, y que olvidó por completo.

Las noticias auguraban buena temporada de cosecha en el pueblo bajo y en las tierras vecinas, harían un concurso de calabazas y la más grande se llevaría el premio de 100 monedas. ¡Oh, que sorpresa!.
Dió un brinco y podría ser que está era una buena oportunidad para plantar o empezar a hacerlo.
El concurso sería el mes que viene y tendría bastante tiempo.

Fenrir.
Aquel muchacho se le antojo divertido, bastante. Y un poco raro y solitario. Así que Archie eh. Un nombre poco común. Camino por las solitarias calles de las ferias y doy con el puestero de sombreros:

—Hola, muy buenas tardes–, saluda amablemente—Quisiera uno nuevo.

Señala con cuidado un sombrero bonito colorido y el señor del puesto ríe con sorna.

—Tenemos de todo aquí, revuelve con cautela. Estamos siempre a las órdenes Fenrir–, dijo el señor.

Se conocían, por supuesto que sí.

—Oh, si Wallace, sin preocupaciones– contestó este dibujando una media sonrisa y acarició el ala de un sombrero color marrón, dió un suspiro pausado y se acomodó el anteojo. Murmuró unas cosas por lo bajo y se probó unos cuantos en su cabezahasta que quedó despeinado y cómico.

—Esto es divertido.–rió.

Jamás se cansaría y así estuvo unas cuantas horas hasta que la noche cayó. Una media luna se dibujó en el estrellado cielo, y el frío comenzaba a hacerse  notable.

—Iría a por ti, mi amigo Archie.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro