#10
Al despertar.me golpeo la cabeza con un tablón, ¿De dónde ah salido?.
La cabeza me duele como los mil demonios, hago esfuerzo por no caerme al mismo tiempo en que miro hacía arriba.
Por supuesto, esto no iba a quedarse así. Chasqueo la lengua y me pongo las pantuflas de patito (un villano tiene sus propios recursos un poco...un poco agradables y bonitos). ¡AAARGH, NO TE ATREVAS A LLAMARME PATÉTICO!.
<<Toc, toc>> oigo a unos cuantos metros de la casa, alguien golpea la puerta de la habitación para huéspedes. Me sobo las sienes y al ver el techo, de este pende una soga con el tablón que me golpeó al despertar. No recuerdo hacer puesto eso ahí, pero como sea, estoy en constantes experimentos y soy completamente extraño.
Mi gato Wallace ronronea pegándose a mi pierna, haciéndome caricias. <<Prrr>>, y es agradable.
—¡Hola mi querido y bonito amigo. Estás tan gordo que creo que tendría que comprar dos heladeras nuevas!,¡Lárgate de aquí!.
Y sacudo la pierna para deslizarme escaleras abajo, vestido con una túnica para dormir y un gorro con un pompón. Me lavo la cara en el retrete, mirándome fijo en el espejo. Dos grandes ojeras me surcan los ojos y me siento mejor que nunca, en apariencia y sentido.
—¡AAAAAHH!.
Un grito, muy agudo y grave en la sala. Salgo disparado golpeando la puerta.
"Arieth".
En cuanto aquella cosa me aprieta el pie y parece atravesarme con sus dientes afilados, suelto el grito más desgarrador que soy capaz de hacer.
Entro en pánico al instante y un dolor me atraviesa fuertemente. Veo sangre emanar de mi pierna, y no soy capaz de detenerme a media caída al suelo cuando oigo unos pasos y corridas del sujeto extraño que me secuestro.
Aparenta una imagen enfermiza con aquellos ojos negros y la boca entreabierta. Está jadeando y no me quita los malditos ojos de encima. Se queda petrificado al ver lo sucedido, momentos después esboza una pequeña sonrisa en camara lenta.
—Con que has pisado una trampa de oso, que ingenuo–, musita—Te ayudaré sino te mueves.
Dió un par de pasos hacía mi y por instinto me arrastre queriendo alejarme lo más posible de él.
—No necesito tu ayuda, es más–, dije —Quisiera salir de aquí e irme a mi casa, no entiendo cual es tu propósito.
Me sujetaba la pierna con ambos brazos y mis dedos ya estaban manchados de sangre y el olor al hierro estaba impregnado en mis fosas nasales. Estaba empezando a marearme. No iba a caer inconsciente una vez más y despertar encerrado en quien sabe dónde. Hago un esfuerzo por no quitarle ojo a ese sujeto.
—Bien bien, quédate quieto–dijo, lo decía enserio.
Deje que se acercará y manipulara aquel artefacto a su antojo, parecía que al ser el que lo había activado sabía también como dejar de hacerlo andar. Al desprenderlo de mi piel, está dejo algunas profundas cicatrices en forma de dientes. La hemorragia era inevitable, y con una rasgadura de su prenda me envolvió la zona afectada. Apretó el nudo lo suficiente fuerte como para que ahogara un jodido grito. Me ayudó a incorporarme y sentarme en un sillón. Mi vista iba a cada rincón de la casa sin punto fijo.
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