Prólogo
Los cazadores se movieron rápido hacia las afueras del pueblo Nayra tras ser alertados por la presencia de animal fuera de lo común: un Le'Haviazar. El Wrecker más joven se subió al vehículo acomodando las armas, y el cazador experimentado preparó el vehículo en el volante.
"¿Un Le'Haviazar? Es imposible, son criaturas que habitan principalmente el agua y las costas ¿Por qué habría uno tan lejos de la costa, a tanta altura?" Su voz sonaba incrédula, temblando.
El Cazador puso en marcha el automóvil, acelerando con el cinturón de seguridad apenas puesto. El terreno era algo escarpado pero el vehículo estaba bien preparado. Los árboles imponentes se alzaban por lo alto, con sus gruesos troncos que evocaban el aire magnífico de peligro, con lo que venía detrás: el sonido de la bestia.
"Podría ser un Le'Haviazar Ocaso, son raros porque habitan zonas boscosas muy profundas, pero al igual que el Le'Haviazar Albar, encontraron la forma de adaptarse a un nuevo tipo de ambiente." Él observó hacia adelante, intentando controlar la firmeza de sus manos que se desvanecía en sus pensamientos.
"Señor ¿Qué hacemos?"
"¿Te enseñaron en la Asociación como enfrentar un animal de ese calibre?"
"Para nada, lo poco que sé de los Le'Haviazar es por los libros de estudio que me enviaban a investigar para los informes."
El hombre suspiro, con el corazón en la mano.
"Mierda." Susitó, apretando los dientes.
"¿Vamos a morir?" Preguntó, el joven aferrándose a su arma.
"Esperemos que no, niño. Lecciones rápida. Son capaces de almacenar grandes cantidades de calor y humedad en su cuerpo, debido a su tejido graso y su piel porosa hidrófila puede absorber humedad del ambiente y masas de agua. Pueden liberar agua acumulada a bajas temperaturas, junto a su líquido corporal pueden inclusive solidificarla. Ten cuidado con el hielo, las estacas son afiladas y perforan profundo la piel. Aun así, tengo entendido que el Ocaso tiene mayor índice de explotar sus cualidades calóricas, por lo cual es probable que no lance hielo sino agua hirviendo." Habló el Wrecker, tragando saliva.
"¿Qué armas son más efectivas para enfrentarlo?" Preguntó el Cazador novato, rebuscando entre las armas.
"Intentemos usar algo que tenga electricidad. Algunos choques eléctricos de media intensidad podrían asustarlo, con eso podríamos lograr que vuelva a lo profundo del bosque."
"¿Media? ¿No es demasiada?"
"El Le'Haviazar es un animal bastante grande, la electricidad solo tiene la finalidad de asustarlo, no dañarlo. Pese a ello, prepara munición de descargas de alta potencia por si las cosas se nos salen de control y no tenemos más opción." El hombre detuvo el vehículo, era hora de continuar a pie.
Ambos se bajaron, cargando sus rifles de munición eléctrica. Hicieron una revisión rápida y después miraron los árboles a su alrededor. Escuchaban el rugido de la criatura, no demasiado lejos.
Un sonido de otro animal resonó, similar a un pájaro.
"¿Qué fue eso?"
"No lo sé, pero no es el Le'Haviazar. No hay muchas aves capaces de enfrentarse a uno, por ahora, no debería ser una preocupación." Contestó el Cazador veterano.
Al adentrarse al bosque, después de unos cuantos minutos de caminata lograron ver a la bestia. Un animal enorme de un hocico alargado, a cuatro patas y membranas bajo ellas. Las patas traseras poseían una membrana corta unida a la cola, un vestigio de como estaba evolucionando y perdiendo sus propiedades acuáticas para adaptarse a un nuevo entorno.
El Cazador joven pisó, y las hojas crujieron dejándolos al descubierto. El Le'Haviazar los observó, y sus ojos se clavaron en ellos. El Cazador veterano lo miró, y levantó su arma. La criatura emitió un sonido estridente levantándose en sus dos patas traseras, y al abrir sus membranas extendió una ominosa aura seguido de una ventisca calórica. Los cazadores sintieron la presión mirando su altura, un tamaño que consideraban enorme.
La criatura entonces soltó de su hocico un chorro de agua que los Cazadores evitaron. El Wrecker veterano corrió. Observaba a la bestia mientras la rodeaba. Sus ojos miraron su alrededor, levantaron su arma y dispararon un dardo eléctrico que chocó contra su cuerpo. El choque zarandeó sutilmente al animal.
El Cazador joven corrió, escondiéndose detrás de un árbol. Escuchó el disparo, y miró. Vio a la criatura dirigirse hacia el Wrecker veterano y levantó su arma. Disparó, golpeando su cuello y produciéndole una descarga.
Su respiración se agitó. Miró al animal.
"Puede funcionar. No hay que amenazarla demasiado, sino presionarla para que se retire. Mostrarle que este lugar es molesto para que no vuelva. No queremos hacerte daño, solo vete por donde viniste."
La bestia mostró su pecho, levantándose, y bajó su hocico. El Wrecker veterano sabía que vendría algo.
"¡Corre!" Gritó, reaccionando.
Ambos Cazadores retrocedieron. Corrieron con todas sus fuerzas. Se pusieron a cubierto, detrás de los árboles, alejados. El Cazador joven lo vio, el aire alrededor del Le'Haviazar se distorsionó ¿Era una onda de calor?
La criatura entonces expulsó una gran cantidad de calor a su alrededor, quemando la corteza de los árboles y el suelo. Tras ello, levantó la cabeza y expulsó chorros cortos a presión. El agua hirviendo quemaba las cortezas de los árboles a su alrededor. Intentaba alcanzar a los Cazadores.
El Cazador más joven vio una oportunidad, notando que la criatura apuntaba hacia otra direcció y corrió hacia ella para mejorar su posición apuntando. Se detuvo, se agachó y teniéndolo en la mira disparó.
El Wrecker veterano lo miró, y gritó.
"¡No todavía! ¡Es demasiado pronto!"
La bala impactó el cuerpo del Le'Haviazar y este desvió su cabeza hacia el Cazador joven, quien recibió uno de los chorros de agua hirviendo directo, lanzándolo hacia el piso. El Wrecker veterano avanzó por el lado contrario, y disparó hacia la cabeza. El proyectil eléctrico detuvo su ataque, y él procedió a esconderse.
Miró a su alrededor, debía alcanzar a su compañero que no se movía. La imprudencia era un error entendible, pero no podía ser permitido en una caza de este nivel.
"Mierda, no podemos solos contra esta cosa. Necesitamos un escuadrón, solo un Wrecker de nivel Taroth podría enfrentarse a un Le'Haviazar solo. Ni un Capitán podría hacerle frente sin un escuadrón." Susurró para sí mismo, intentando controlar sus nervios. Sus pies temblaban, y apenas podía contener su corazón disparado por la tensión.
Tomó una piedra, y la lanzó para hacer ruido en la dirección opuesta. Miró, oculto y observó que la atención del Le'Haviazar se dirigió en la dirección que esperaba. Avanzó rápido a cuclillas, intentando mantenerse oculto.
Pronto llegó hasta su compañero que yacía en el suelo. Se acercó, notó que el traje de caza estaba destrozado y la piel de su pecho totalmente hervida y deformada. Lo había matado al instante.
Cerró los ojos, juntando sus manos cerca de su compañero en el piso y pidió por él.
"Bestia Celestial, por favor, honra a un cazador caído en la cacería. Dale descanso en tu regazo, Dios de la Cacería."
Escuchó el sonido, miró hacia atrás y vio como el Le'Haviazar se acercaba a toda velocidad. Intentó tomar su munición de descarga mortal, pero no podría evadirlo si se quedaba recargando. Se echó para atrás, intentando cubrirse con los árboles, y se tropezó, dejando caer la munición frente a él.
El Le'Haviazar pisó la munición, destruyéndola. Su cabeza se desvió hacia el Cazador veterano, quien levantó su arma con la valentía que le quedaba cayéndose a pedazos. Pronto, escuchó el graznido otra vez, el mismo sonido que habían escuchado al entrar al bosque. A su alrededor el lugar comenzó a oscurecerse.
"¿Se había vuelto de noche ya? ¿Tan rápido?" Pensó notando como la luz se atenuaba de forma sutil, pero continuada.
El graznido se repitió. Detrás de él, fue acompañado con unos destellos brillantes cuya luz se intensificaba, a medida que se oscurecía. El Le'Haviazar levantó la cabeza, asombrado y el Cazador quedó atónito.
Lo siguiente que vieron fue lo que parecía una larga noche. Ambos, bajo el velo nocturno, parecían confundidos ¿Cómo era posible?
Las estrellas se veían en la noche más oscura. Brillaban, y de fondo una luz tenue se desplegó. Poco a poco, la intensidad aumentó y lo que inició como un espectáculo maravilloso para la bestia y el cazador, fue seguido de algo más.
Una chispa saltó, y una ardiente estrella deslumbraba frente a ellos. Parecía que el sol había caído desde el espacio, y ahora se había mostrado frente a ellos. Su portento imperial no dejó indiferentes a ninguno de los dos, quienes notaron lo que se avecinaba.
El Cazador reconoció al animal, un Azilf, un Covragón. Era uno enorme, muchísimo más grande uno común.
El Covragón entonces graznó, doblando la cabeza. Soltó, seguido de ello, una descarga eléctrica que viajó entre los destellos que caían del cielo. La luz viajó entre las estrellas golpeando al Le'Haviazar, quien retrocedió.
La bestia se echó hacia atrás debido a la potente descarga eléctrica, y también golpeó al Cazador lanzándolo por el aire. Su cuerpo cayó, inmóvil, sin vida.
El Le'Haviazar disparó un chorro de agua que el Covragón evitó emprendiendo el vuelo, y dejó que la electricidad cayera desde el cielo, imbuyendo su chorro de agua. La electricidad golpeó al Le'Haviazar, dejándolo caer al suelo, y el Covragón lo miró con atención. La cacería había llegado a su fin.
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