XVIII
Toni me había pedido que la acompañara a un evento de la empresa y aunque no tenía ganas lo hice, con la excusa de que no podía aislarme después de la muerte de Gail. Aún pensaba que debí visitarla más, o insistir ese día en que quería verla. No pude pedirle un consejo, se fue sin saber el martirio que estaba pasando, además de que no le agradecí por las ocasiones anteriores que me recibió en su casa.
La alfa me tomó de la cintura para acercarme a ella cuando subimos al ascensor de regreso a la Torre. No le había dicho a nadie sobre nuestra relación, a peticion mía, para todos sólo fui su bonito acompañante, aunque estaba seguro de que si continuabamos yendo juntos todos lo sabrían, pero prefería que se enteraran de forma gradual.
Aprovechando que estaba cerca de mi me besó la coronilla, pude percibir que estaba a punto de pedir algo, siempre que se ponía así de cariñosa había una razón detrás de ello.
— Hoy arrebastaste suspiros a todos y no solo a alfas. — Pronunció cerca de mi oreja. — Tenía ganas de llevarte al baño y... — Agregó y besó mi cuello. — Bajarte ese ajustado pantalón para empotrarte contra el lavabo.
Continuó besando mi cuello y luego me empujó hacía una pared para tomar mis labios, el ascensor sonó haciéndonos saber que ya habíamos llegado, no nos detuvimos, continuaríamos tocándonos hasta que llegáramos a la habitación, pero escuchamos voces, lo que nos obligó a separarnos.
— Tienen algo... En toda la cara. — Dijo Natasha y yo volteé hacía Toni, su lip gloss estaba al rededor de su boca junto con el lipstick de color rojo que se había colocado antes, yo debía estar igual.
— ¿Pepper? — Llamó Toni a la omega que estaba en una esquina de la sala, aún sin limpiarse la boca se acercó a ella.
Yo intente quitarme el color de los labios, pero el líquido era bastante pegajoso. La asistente de Toni se lanzó a sus brazos cuando la alfa estuvo frente a ella y yo fruncí las cejas confundido.
— ¿Qué le pasó? — Preguntó la castaña hacía la pelirroja cuando la omega comenzó a sollozar.
— Hay que contarle. — Me dijo Natasha.
— ¿Contarme que? — Preguntó mientras acariciaba la espalda de la omega.
— Sobre... — Comencé pero la amiga de Toni habló antes.
— Fue horrible, era como si pudiera manipularme sin la voz. — Comunicó y supe a lo que se refería.
— ¿Quién? — Cuestionó y percibí que su tono se había vuelto más sombrío.
— Un alfa. — Respondió separándose de Toni mientras se limpiaba las lágrimas. — Me despedí de ti y fui al baño antes de irme, sentí que alguien me veía desde lejos, pero no preste atención y cuando salí ahí estaba, nunca lo había visto, estaba a punto de decirle que el baño era sólo para omegas, cuando me sentí paralizada... — Pausó intentando entender lo que le hicieron.
— Debiste decírmelo inmediatamente.
— No quería arruinarles la noche. — Expresó viéndome de reojo.
— Continúa. — Pidió la castaña.
— Quería alejarme, pero no podía, es como si algo alrededor de él me detuviera, puso sus manos en mis hombros para meternos en un cubículo e instantáneamente mi cuerpo obedeció... — Nuevamente comenzó a sollozar y la alfa apretó sus puños antes de abrazarla otra vez.
— ¿Él la...? — Interrogó a Natasha.
— Por suerte una beta entró al baño y notó que algo no andaba bien, así que sacó al alfa. — Explicó la pelirroja. — Revisaré la lista de personas que asistieron y también las cámaras de seguridad.
Ella asintió y comenzó a dejar salir feromonas para tranquilizar a la omega que estaba en un estado lamentable y yo la comprendía completamente, pero di unos pasos hacia atrás para alejarme, no quería que me afectara. Unos minutos después ella se quedó dormida en sus brazos, lo que me hizo pensar que Toni tenía más poder que otros alfas para controlar a los omegas.
— ¿Qué es lo que no me contaron? — objetó acomodandola en el largo sofá, yo la seguía viendo con compasión al pensar en la impotencia que debió sentir al no poder hacer nada por protegerse.
— A Steve le pasó lo mismo.
— ¿Te pasó a ti también? — Se alteró. — ¿Cuándo? ¿Quién fue? — Formuló y Natasha guardo silencio esperando que yo hablara.
— Rumlow. — Contesté en voz baja.
— No puede ser. — Expresó poniéndose una mano en el rostro. — Entonces no fue tu culpa, ¿Por qué no me dijiste?
— No estaba seguro.
— No puedo creer que no me lo dijeras. — Manifestó frotándose los párpados olvidando que los llevaba maquillados. — ¿Y aun así te ateviste a ir a su casa?
— ¿Fuiste a su casa? — Se exaltó Natasha.
— Todo estaba bajo control. — Me defendí pues no quería que dos alfas me regañaran.
— Claro. — Ironizó la castaña. — Tenías tanto control que no podías levantarte del suelo cuando llegué.
Natasha se volteó sorprendida hacia mi y yo bajé la mirada, tal vez había sido un poco imprudente, pero me las arreglaba, logré alejarlo de mi a tiempo.
— Pude acompañarte. — mencionó la pelirroja.
— O yo. — Habló la otra alfa, lo que era una total mentira, jamás me hubiera dejado volverlo a ver.
— Soy un soldado, estoy entrenado para sobrevivir sólo.
— O en equipo y nosotros somos el tuyo, siempre te vamos a respaldar cuando no puedas con algo. — precisó Natasha con una media sonrisa.
— Invariablemente te vamos a cubrir la espalda, soldado. — Acotó Toni. — Ahora a revisar esas cámaras.
Nos dirigimos al taller, Natasha accedió a las cámaras y nos dividimos los vídeos entre los tres, pues habían diferentes baños y no sabíamos a cual había entrado.
— Lo tengo. — se alegró la pelirroja.
Ambos nos acercamos a ella y Toni busco la lista de invitados en su tableta y tachó varios nombres, aunque habían algunos que ella no conocía, pero los sospechosos de reducían, pues había eliminado las mujeres, los betas y los omegas.
— Sólo quedan diez. — Informó y Natasha comenzó a buscar los nombres en Google de los que sobraban, hasta que dio con él.
— Lo tenemos. — Gozó Toni.
— Lo vamos a procesar con S.H.I.E.L.D.
— ¿Cuándo?
— Primero tenemos que revisar su casa para encontrarlo en procesión de ese compuesto que aún no sabemos que es y con suficientes pruebas estará suficiente tiempo en prisión.
—¿Y por qué no han hecho nada con Rumlow?
— Cuando conseguimos la orden para inspeccionar su casa él ya se había ido.
— ¿Y con todos los sistemas de S.H.I.E.L.D. no lo han encontrado?
— Al parecer no es una misión importante, así que nos dieron menos recursos.
— ¿No es importante? ¿Y qué esperan? ¿Qué todos los alfas hagan lo que quieran con los omegas? ¿Y por qué no usan a Jarvis?
— No podemos usarlo porque el accede de forma ilegal a las cámaras de seguridad y nosotros tenemos un protocolo. Toni, pero vamos a cumplir, lograremos llegar al fondo de esa red. — Dije intentando calmarla.
La alfa frunció los labios, casi en un puchero y con molestia se fue. Natasha se rió al ver la forma en que se fue y yo negué, para seguirla un rato después. Virginia ya no estaba en la sala, así que supuse que Toni se la había llevado a alguna habitación y lo confirmé cuando no la encontré en nuestro dormitorio.
Ya estaba en la cama cuando ella entró silenciosamente, supe que aún seguía inconforme por la forma en que se estaba desmaquillarme, así que no volví a despegar la mirada de mi libro. Un rato después se acostó dándome la espalda y yo apagué las luces para no molestarla.
●●
— ¿Vas a continuar sin hablarme? — Pregunté cuando subí después del desayuno y me encontré a Toni vistiendose para irse a trabajar, otro día sin despedirse.
— Tú no me cuentas tus problemas, así que...
— Es muy diferente a ignorarme. — Contesté y ella pasó por mi lado para sentarse frente al espejo y comenzar a maquillarse. —No te lo dije porque eres muy impulsiva, si lo sabías serías capaz de ir a matarlo a su casa.
— No lo hice. — Respondió y suspiré cansado mientras me ponía mi mano en la cintura. — ¿Quieres que deje de estar molesta? — Consultó y yo asentí. — Colocate boca abajo sobre el escritorio. — Mandó mientras terminaba de ponerse máscara para pestañas.
— No, no lo haré, no quiero que me castigues.
— ¿No quieres que te castigue o no quieres unas nalgadas?
— ¿No es lo mismo?
— Oh, Steve, hay muchas formas de castigar sin dar azotes. — Expresó levantándose de frente el tocador. — Has lo que te digo.
— No me pegues. — Pronuncié sin moverme.
— No lo haré. — Concluyó con malicia y dudoso me ubiqué frente al escritorio viendo por la ventana que desde el nivel en el que estabamos todos los edificios eran más bajos que la Torre. Su mano empujó mi espalda y termine con la cara contra la fría madera.
— Dijiste que no... — Hablé cuando sus manos comenzaron a abrir el botón de mi pantalón.
— Te di mi palabra. — Decretó y suspiré por milésima vez en el día.
Mi pantalón cayó hasta mis tobillos y ella puso ambas manos sobre mis nalgas aún cubiertas por mi holgada ropa interior. Magreo mi piel de forma tosca y luego solo la apretaba, dos de sus dedos se colocaron repentinamente sobre mi entrada haciendo pegar mi pelvis al escritorio por la sorpresa. Bajó mi ropa interior y su mano fue a mi miembro, solo con que ella lo tocará comenzó a endurecerse. ¿Cómo esto podría ser un castigo? Me pregunté cuando su mano me comenzó a dar placer.
Mi pene ya estaba completamente duro cuando ella dejó de masturbarme y continuaba anhelando sus toques. Un rato después me quitó completamente la ropa de la parte interior. De alguna forma logró meterse debajo del escritorio para tomar mi miembro con sus labios, me sorprendió su acción.
Sus labios absorbieron la punta y yo jadeé ante la nueva sensación. Poco a poco fue metiendo mi falo en su húmeda cavidad, afortunadamente yo estaba apoyado sobre el escritorio, pues repentinamente mis piernas habían perdido fuerza.
Su mano fue a mis testículos y jugueteó con ellos al mismo tiempo que movía su cabeza para meter y sacar mi pene. Lo sacó y su aliento sobre la piel húmeda me causó un placentero escalofrío. Con su lengua recorrió el tronco como si estuviera tomando un helado y nuevamente tomó con su boca mi miembro, finalmente hizo algo con su garganta, que apretó mi glande y estuve a punto de correrme, pero su boca se alejó rápidamente robandome la oportunidad.
Se incorporó detrás de mi y besó cerca de mi oreja, noté que subía su falda lápiz y abrió una gaveta del escritorio para sacar un condón, bajó su ropa interior y se lo colocó con rapidez.
— ¿Listo? — Cuestionó pasando sus dos manos por debajo de mi abdomen y pegando su longitud entre mis nalgas.
Hice un sonido de aceptación y en seguida una dolor invasión comenzó a aparecer en mi cuerpo, mi canal era bastante estrecho, por eso Toni siempre se encargaba de dilatarme, por lo que está vez era mi cuerpo sólo el que tendría que adaptarse.
Apreté los puños soportando el dolor como el soldado que era, aunque mi cuerpo trataba de resistirse debido a que aún no estaba totalmente preparado, me había dilatado un poco gracias a las caricias de Toni, debajo del escritorio, pero no era suficiente. Sollocé bajo cuando mi cuerpo aceptó toda la punta y esperé que no empeorara.
—Me encanta que seas tan estrecho. — Habló cuando iba casi a la mitad.
Me obligué a relajarme ante la invasión y busqué masajear mi miembro, pero había quedado atrapado debajo del escritorio y mi abdomen estaba totalmente pegado a la tabla, así que no podía alcanzarlo.
Mi visión se volvió borrosa cuando ella entró totalmente, su duro falo estaba tocando hasta el fondo y ahullé levantándome para quedar apoyado en mis palmas.
— Es difícil contenerme cuando estás completamente a mi merced. — Expresó al notar que me había dolido más de lo esperado y besó mi espalda para darme unos segundos de tiempo fuera, y quizá esperar a que lubricara un poco más. — ¿Vas a continuar desobedeciendo? — Preguntó ahora sí embistiendome con rudeza.
— No... — Contesté cuando logré llenar mis pulmones de aire.
— ¿Me contarás todo lo que te pase, incluso lo malo? — Continuó y llevo mis manos hacía mi espalda para que no tuviera forma de aminorar ni un poco sus estocadas.
— Si. — Lloriqueé apretado mis unas contra mis palmas. Todo mi interior estaba revuelto por las bruscas penetraciones.
El dolor ya no se sentía tan mal, porque estaba mezclado con placer y Toni gopeó directamente mi próstata, nunca me sentí con tanta rapidez cerca del orgasmo, pero ella cambio el lugar de las embestidas.
Seguí sintiendo placer, pero no era tan intenso, así que continué esperando que tocará ese punto que me desbordaba de locura. Me confundió sentir que Toni estaba a punto de correrse y yo estaba muy lejos de hacerlo. Ahí comprendí que ese era el castigo, no me dejaría llegar.
Finalmente las embestidas cesaron, no podía creer que ella hubiera alcanzado el clímax y yo no, así que continué moviéndose contra ella, pero me detuvo poniendo sus manos en mi cintura y soltando mis muñecas. Inesperadamente sus dientes se hundieron en mi cuello y eso me despojó totalmente del placer que pude sentir. La mordida dolía, no entendía como la soporte en S.H.I.E.L.D. y otras veces mientras ella me hacía suyo.
Y por si fuera poco el nudo comenzó a crecer, nunca había experimentado uno, pero había escuchado que en algunos casos era imposible de soportar. Estaba seguro que este castigo era mucho peor, pues me dolía el cuello y ahora me dolería la unión entre mi cuerpo y el de la alfa. Intenté tirar lejos el miedo para no tensarme, pero las palabras de Toni no me reconfortaron.
— La próxima vez te podré contra el suelo y me detendré hasta que me supliques clemencia. — Sentenció y afortunamente Jarvis la interrumpió.
— Los señores Stark están en la sala de estar. — Anunció. — La señora dice que si no bajan en unos minutos, ella subirá sin importan como se encuentren.
Toni gruñó y sacó el nudo que escasamente había comenzado a hincharse, pero aún así me ardió un poco cuando salió.
5 de Febrero 2020
Yo cuando estoy a un segundo de publicar después de haberlo corregido: El capítulo está perfecto, me lucí de tan bien que quedó.
Yo releyendo el capítulo que acabo de publicar: ¿Cómo es que escribiste mal esa palabra? La has escrito mil veces. ¿Cómo pudiste equivocarte en algo tan simple?... ¿El autocorrector cambió está palabra o yo la escribí mal?, ¿Por qué no borraste esa palabra si cambiaste toda la oración? Ahora no tiene sentido y hasta lo releíste antes de publicarlo, pero no lo viste, estas más ciega que un arroz y escribiste dos "y" seguidas, quedaste como idiota. Espero que a la próxima lo hagas mejor o todos van a creer que tenes dislexia.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro