XVIII
— Vi el vídeo de Rumlow besandote— Comenzó Toni cuando apagó el auto cerca de un parque — Cuadro por cuadro, buscando algo que me hiciera ver que tu te negabas, pero no pasó...
— La reali...
— Déjame hablar.— Me interrumpió haciéndome callar inmediatamente. — Estaba convencida que te gustaban las chicas, por la omega con la que salías antes de la guerra y luego con Sharon, por eso creí que tenía asegurado todo. — Habló sin verme. — Pero, luego aparece él y tu lo besas sin contemplaciones, además de que fuiste a su casa, cuando te dije que no lo hicieras, y luego ¿Qué pasó? Casi te... ¿Violan o fue consentido? Simplemente, no lo entiendo, ¿cómo es que él logra someterte? Es que... ¿Te gusta?
— Claro que no.
— ¿Entonces? — Preguntó extrañamente tranquila, su aura controladora se había ido, y yo no sabía que responder, la investigación sobre esas sospechosas violaciones a omegas estaba en curso, pero yo de primera mano había sentido el poder de esa nueva arma que usaban en nuestra contra. — Se que nunca podré competir contra un alfa macho y siempre creí que me terminaría casando con una beta, pero cuando tu nombre apareció en mi muñeca, todo el panorama cambió.
— No tengo nada con él, ni siquiera me agrada.
— Sigo sin poder creerte, solo piensa en las estadísticas, ¿A quienes prefieren las omegas hembra?
— Los alfa macho.
— ¿Y los omegas macho?
— Los alfa macho.
— Hasta las betas los prefieren, por eso dudo.
Toni estaba sospechosamente blanda, hablando sobre sus miedos, y mi omega interior quería ceder, deseaba consolar a la apesarada alfa, pero la parte razonable de mi mente me pedía que me quedara al margen, pues si me acercaba le daría a entender otra cosa y lo que yo debía hacer en cualquier momento era irme lo más lejos posible.
Estaba tan concentrado pensando mientras veía a la nada, que me sobresalté un poco cuando su fría mano se posó sobre la mía, volteé hacía ella y su rostro estaba demasiado cerca, no me dio tiempo a alejarme del beso. Su mano en mi nuca no me dejó moverme y soltó una ráfaga de feromonas, las que soltaban los alfas cuando querían aparearse e involuntariamente mis feromonas respondieron de igual forma y terminé mojandome.
Su mano bajó hacía mi entrepierna, buscando si había logrado excitarme y pude sentir que sonrió en medio del beso al notar que consiguió lo que quería. No sé como lo logró, pero me quitó la chaqueta y la lanzó al asiento trasero.
— Aquí no podemos. — Dije intentando evitar que sus manos fueran a mi pantalón.
— Nadie viene a esta hora y los vidrios son polarizados.
— Vamos a la Torre. — Pedí cuando comenzó a besar mi cuello.
— Ven aquí. — Mandó señalandose el regazo y afortunadamente mi teléfono comenzó a sonar. — ¿Quién es?
— Un número desconocido. — Respondí viendo la pantalla.
— No contestes.
— Podría ser importante.
— Si lo es volverán a llamar. — Manifestó quitándome el teléfono y lanzandolo a la parte de atrás después de unos toques a la pantalla.
— Ven.
Resoplé irritado, pero terminé obedeciendo, aunque estar así era muy incómodo, el volante estaba muy cerca de mi espalda, y mi cabeza chocaba contra el techo.
— Siéntate. — Ordenó pues yo estaba apoyado en mis rodillas. Cuando lo hice escuché mi teléfono vibrar y estuve apunto de inclinarme a buscarlo, pero las manos en mis hombros me detuvieron. — Olvídate de lo demás, concentrate en nosotros.
Acepté y con un gran esfuerzo logramos sacar mi pantalón junto con mi ropa interior. Exhalé aliviado cuando terminamos y por accidente me recosté en el claxon, y el sonido nos asusto a ambos.
— Quiero irme. — Pronuncié al pensar que alguien podría venir y vernos.
— Te llevaré a casa cuando disfrute de tu interior.
Sus dedos se movieron a mi entrada, seguía lubricada y dilatando para recibir a la alfa. Su primer dedo se deslizó con facilidad.
— Alguien está desesperado por recibirme.
Continuó moviendo ese dedo hasta el punto de que no fue suficiente para mi con el. Y ella lo percibió, a lo que agregó otros dos dedos haciéndome jadear al sentirme lleno.
— Dime, que fue lo que tocó ese alfa, voy a borrar cualquier rastro de ti. — Habló cerca de mi oreja mientras torturaba mi interior.
— No me tocó.
— ¿No? — Cuestionó y sus dedos alcanzaron mi próstata provocando que todo mi interior saltará de placer. — Estoy segura de que tocó algo.
— Mi cintura. — Respondí cuando siguió golpeando ese lugarcito.
— ¿Y qué más?
— Me besó.
— ¿Sólo eso?
— Me como los muslos.
— ¿Es todo? — Consultó dejando sus dedos quietos, provocando que gimiera necesitado por la falta de movimiento.
— Si...
— Te aseguro que no lo volverás a recordar, él jamás logrará lo que yo puedo hacerte sentir. — Dijo y sacó sus dedos.
Bruscamente reclinó su asiento provocando que estuviera a punto de caer sobre ella, me apoyé nuevamente en mis rodillas para que levantara su cadera y bajara un poco sus bragas, se subió el vestido para dejarme ver ese trozo de carne que mi omega pedía.
— Sube. — Decidió tomando su falo, pero yo dude.
— Yo... no sé como se hace.
— Te enseñaré, solo siéntate. — Expresó y yo seguía vacilante. — No hay otra forma de hacerlo.
Sus manos acariciaban desde mi cadera hacía abajo, ella sabía perfectamente que esos toques me provocaban así que terminé haciendo lo que pidió. Mientras ella sostenía su miembro, me moví para alinearme.
— ¡Espera! — Exclamó asustandome. — ¡Santa Mierda! Casi olvidamos el condón. — Habló mientras se sentaba para abrir la guantera y sacó una caja en la que estaba una ristra de condones. — Deberías comenzar a tomar anticonceptivos a no ser que quieras que formemos una familia.
Se puso el preservativo de forma rápido y cuando terminó ubiqué mi entrada sobre la punta y comencé a bajar lentamente abriendo mis piernas a medida lo hacía.
Un lejano deje de dolor se hizo presente cuando me senté completamente, pero sus feromonas crearon una bruma de placer haciéndome olvidarlo rápidamente. Toni abrió los botones de mi camisa para despojarme de la única prenda que me quedaba.
Su boca busco uno de mis pezones y mi mano fue a mi pene buscando darme placer, pero ella tomó mis dos manos para ponerlas sobre sus pechos, no estaba seguro de lo que debía hacer, pero sujeté suavemente la piel para hacer una leve presión.
— No necesitarás tocarte para correrte, yo puedo hacerlo mejor que cualquier otro alfa que conozcas.
Puso ambas manos en mi cadera para mostrarme como subir y bajar, era un ritmo lento, rápidamente me adapté a lo que debía hacer y comencé a moverme por cuenta propia, así le día oportunidad a Toni de acariciarme, deslizaba sus manos desde mis rodillas hasta mis omoplatos. Y luego de un rato levantaba sus caderas para hacer más fuertes las embestidas, me moví con más velocidad, provocando sonidos morbosos. Levanté la mirada y noté las ventanas empañadas.
El auto debía estar moviéndose por la fuerza con la que ambos estábamos haciéndolo. Me gustaba tener el control de lo que hacía, buscaba que su Clítoris tocara exactamente el punto que yo quería y Toni no parecía interesada en buscar otro punto de menor placer en mi.
— Llega para mi. — Comunicó con sus ojos fijos en los míos, no estaban tan brillantes como siempre, hasta pude ver cariño en ellos, así que hice lo que dijo, pues los músculos de la base del pene se contrajeron buscando su aprobación aunque no uso la voz.
Sentí una tensión muscular en todo el cuerpo, desde las manos hasta mis pies y mi cuerpo completo se arqueó y manché su vientre con mi semen, ese orgasmo había sido más fuerte que los anteriores que había experimentado. Casi instantáneamente ella hizo lo mismo, pero en el condón.
Me recosté sobre ella cuando su falo salió de mi y en seguida me rodeó con sus brazos, mi respiración se fue calmado al igual que la suya y sus dedos fríos comenzaron a trazar dibujos sin forma sobre la piel de mi espalda. Lentamente deslizó su mano hasta mi nuca para acariciar mi cuero cabelludo con sus uñas. Acomodé mi cara sobre su pecho y no me importó que su vientre y el mío se mancharan con semen. Toni había creado una burbuja dulce de feromonas, lo que me relajo más. Comenzaba a quedarme dormido cuando su mano, la que estaba sobre mi cintura bajó a mi trasero.
— ¿Te duele? — Preguntó en un susurro y yo negué, la realidad es que ya no sentía como si lo tuviera en llamas, el dolor era casi nulo. Su mano otra vez subió a mi espalda baja y su pulgar se movió logrando que me relajara nuevamente. — Lamento... — Comenzó, pero dejó la disculpa colgando en el aire. — No haber adorado más los lugares que tocó ese idiota. — Finalizó y sentí como si hubiera cambiado sus palabras en el último momento
— Deberíamos irnos. — Expresé sintiendo que ese cambio de palabras había arruinado mi tranquilidad.
De la guantera saco papel higiénico y se limpió el vientre, también se encargó de limpiarme ella misma. Un auto era el lugar más incómodo para cambiarse, pero logré hacerlo y cuando terminé Toni puso en marcha el vehículo.
Cuando llegamos a la Torre las luces estaban apagadas, pero se encendieron apenas salimos del ascensor, Toni subió directamente a su habitación y yo decidí ir por un vaso de agua. Noté una sombra frente a la barra y la luz se encendió, para dejarme ver a Natasha.
— ¿Qué haces en la oscuridad?
— Te espero.
— ¿Cómo sabías que iba a venir?
— Siempre tomas un vaso de agua antes de dormir.
— ¿Ocurrió algo?
— Yo debería preguntar eso. — Respondió siguiendome con la mirada. — Cuando llegué Toni estaba tirando todo en su taller y Jarvis dijo que te habías marchado, pero no quiso dar detalles, así que supuse que discutieron.
— No exactamente.
— Deberías irte. — Manifestó cuando estaba a la mitad de mi vaso de agua.
— Lo dices como si fuera muy fácil.
— No dije que lo fuera, más bien es algo necesario.
— Lo dices así de sencillo porque no has pasado por ello.
— Steve, eres un vengador, tienes un pasaporte para irte a cualquier país y quedarte ahí durante el tiempo que quieras.
— ¡¿Crees que no lo he pensado?! Pero antes de si quiera saber a donde me dirijo Toni ya lo sabrá, hoy me encontró en casa de Bucky, incluso antes de que entrara.
— Era un lugar muy obvio. — Contestó y yo suspiré. — Se que continúas pensado que ella era diferente, te has hecho creer que cambió por el extremis y soportas el maltrato con la esperanza de que aparezca una cura mágica, pero no pasará, porque ella la era así, incluso antes de conocerte, lo que estamos viendo es a Toni comportarse sin ninguna barrera, ahora tiene más confianza para mostrarse tal y como es. — Aclaró mientras yo lavaba el vaso que acababa de usar.
— Tenemos un lazo, no puedes decirme que me vaya sin mostrar ni un poco de empatía.
— Lo digo así para que no malinterpretes mis palabras, de esa manera no pensarás que tienes dos opciones, porque solo hay una y solo de esa forma detendrás el abuso que vives con ella.
— No todos funcionamos como tu crees. — Finalicé y pasé por su lado para subir a la habitación que compartía con Toni.
— No tienes que hacerlo hoy, comprendo que lleva tiempo, pero puedes estar tranquilo, siempre voy a estar ahí para acompañarte cuando decidas irte. — Pronunció cuando me estaba alejando.
Entré al dormitorio, Toni ya estaba en la cama con su pijama y su tableta en las manos, yo fui al closet y me vestí.
— Tu teléfono no ha dejado de sonar. — Dijo Toni haciendo un ademán hacía la mesita de noche, seguramente ella lo había puesto allí, pues yo olvidé sacarlo del vehículo.
Me senté en mi lado de la cama para revisarlo y vi una docena de llamadas perdidas del mismo número que había ignorado en el auto, también tenía un mensaje.
"Se fue mientras dormía"
Era lo único que decía, pero sabía exactamente a lo que se refería. Me quedé viendo la pantalla unos segundos, escuché la voz de Toni, pero no pude entender lo que decía, poco después estaba frente a mi y se arrodilló para abrazarme aún sin saber lo que pasaba.
3 de Febrero 2022
Me percaté del impacto que ha tenido en mi escribir a diario cuando mi mamá me dijo que en medio de nuestra plática había dicho: "coma" 🤣🤣 ¿Qué falta? ¿Qué diga: "Le respondí mientras me acomodaba la mascarilla"? Jajaja anécdotas locas
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