XI
A mi mente llegó una imagen, Killian sin vida en una cama. Inmediatamente apreté los ojos para borrarlo de mi mente. Eso no podía haber sucedido, yo había pasado la noche abrazanda a Steve. Debía ser una recreación de mi cerebro ante la inesperada noticia.
Subí rápidamente a mi cuarto a vestirme un poco más decente para buscar a mi hermano en las instalaciones de S.H.I.E.L.D. el quería haberme algunas preguntas y había aceptado ya que no tenía una empresa que manejar. Sin embargo, ahora la situación había cambiado, quizá debía ir más tarde.
Estaba poniéndome algo de maquillaje cuando llegó otra imagen a mi mente, se sintió tan propia que por unos segundos me quedé en shock y salí corriendo hacia mi tableta, puse la mano izquierda sobre ella para que me identificara y en la pantalla se mostró el peor anuncio: "Usuario no identificado".
Lo que acababa de ver no era una imagen fabricada por el miedo, era una realidad, anoche yo me mutilé la mano izquierda para perder totalmente mis anteriores huellas digitales.
Yo lo había asesinado, lo sabía, nadie necesitaba decírmelo y aunque no recordaba como lo hice, tenía suficientes pruebas para asegurarlo. Ahora solo me quedaba saber porque había perdido una parte de mi memoria.
Llegué hasta la sala intentando mostrarme segura, como una persona normal que no ha cometido ningún crimen, pero la mirada escrutadora de Natasha me hacía el trabajo más difícil.
Iba conduciendo más relajada cuando Steve que estaba a mi lado puso las noticias.
— ...Se encontraron varias huellas dactilares en la escena...
— ¿Es que no hay más noticias o sólo se quieren centrar en ese idiota?
— Es normal, era un reconocido empresario. — Comentó la pelirroja.
Decidí centrarme en el camino y no en la radio, no prestaría atención en esas habladurías hasta que alguien intentará culparme.
Otra memoria apareció en mi mente, pude divisar mis manos cubiertas por una especie de manto azul brillante, yo estaba colocando carpetas y páginas sueltas en el suelo y en la mesa de un cuarto que no conocía, hasta que mis ojos se detuvieron en un gran espejo, así pude ver que era una especie de armadura lo que me cubría y en el fondo estaba el cuerpo de Killian, la escena era macabra, había sangre por todos lados incluso sobre mi.
— ¡Toni!
— ¿Qué ocurre? — Pregunté después de que Jarvis frenará cuando me encontré frente a él gran portón de S.H.I.E.L.D.
— No estabas bajando la velocidad. — Expresó Steve y retome la marcha cuando me dejaron entrar.
— Y tus ojos estaban brillando. — Acotó Natasha.
Eche un vistazo al retrovisor y no lo noté, solo vi el color azul que ahora tenía permanentemente.
Cuando entramos nos separamos, yo fui al área de laboratorio y Steve se fue por otra parte con Natasha.
— Toni, hasta que decides aparecerte. — Saludo Arno, estaba solo, lo que me pareció extraño, ya que mi madre me había dicho que se estaba llevando con varios omegas que trabajaban ahí.
— ¿Y tus compañeros?
— Me dejaron solo, ya que saben como puedes ser cuando te molestas.
— ¿Por qué me iba a molestar?
— Nunca se sabe. — Dijo girandose hacía su mesa de trabajo. — Primero, necesito una muestra de tu sangre.
— Eso no se va a poder.
— ¿Por qué no?
— Tienes que borrar todo sobre el Extremis.
— ¿Por qué lo haría? Es la investigación de mi vida.
— Solo hazlo, nadie más tiene que saber sobre ese compuesto.
— Dime la razón al menos.
— Solo haz lo que te digo. — Demande sintiendo que el control de mi alfa estaba comenzado a ganar contra mi razón.
— No puedo simplemente hacerlo.
— Lo harás y el tema se acaba. — Dije usando la voz y noté como apretó las manos por el enfado ante mi decisión unilateral. — Necesito que me entregues todos tus avances, tengo que leerlos.
— No te daré nada. — Exclamó y sentí como esa fuerza luchaba por controlarme.
— Escucha, esa investigación es mía. Yo fui quien te dio el primer empujón y dejé que te llevaras el crédito porque eres mi hermano. — Manifesté y el se cruzó de brazos en desacuerdo. — Y las siguientes variantes, ¿Crees que se te ocurrieron a ti? Solo has memoria, todas las veces que te llame estaba tomando sopa de letras, era mi excusa para mencionarte los cálculos que te faltaban, pero eres tan lento que estuviste meses para notarlo.
— No, no lo dices en serio. — Expresó con tristeza y eso me obligó a bajar mi tono duro.
— Me sentí mal por no ayudarte cuando estabas aquí y orillarte a buscar apoyo en otro lado.
— No importa como sucedió, no voy a borrar mi fórmula, es algo que ayudará al mundo... yo creí que tu también lo querías.
— No ayudará, nos consumirá a todos. — Dije sin poder evitar que un ligero temor se colara por mi voz.
— Dime que te está ocurriendo. — Habló mientras se acercaba a mi.
— No puedo. — Respondí y me alejé de él.
Caminé hacia el baño y afortunadamente estaban vacíos. Fui directamente al lavabo y tiré mi cabello hacía delante para humedecerme la nuca con unas gotitas de agua. Me refresque un poco y me vi en el espejo, mi vista estaba fija en el, estudiando mi nuevo aspecto, hasta que vi como yo misma me sonreía de forma maquiavélica, di un paso hacia atrás sobresaltada y el reflejo cambio, ahora podía ver mi rostro cubierto por una fina capa de azul. Nuevamente me acerqué a la superficie e intente tocar ese brillo que desprendía mi cara, pero desapareció.
Asustada me recorrí el cuerpo con las manos y no sentí nada diferente. Centre mi vista en mis dedos, buscando indicios de eso que salía de mis extremidades y como si lo llamara un brillo salió de entre mis huellas dactilares, no dolía cuando salían, pero era como un líquido viscoso que iba desplazándose lentamente hasta que llegó a mi codo y fue ahí cuando me asusté y todo se retrajo a mi interior.
Sentí como si comenzará a sudar frío, me desconocía, repentinas ganas de vomitar me inundaron y sentí repulsión hacía mi. De ahora en adelante era un adefesio sin memoria. Repentinamente el aire de mis pulmones empezó a faltar, como cuando recordaba lo cerca de morir que estuve en ese agujero de gusano. Aún sintiéndome aturdida salí del edificio y mi traje detuvo mi caída. Solo ahí logré tomar aire con tranquilidad, en mi lugar seguro.
En este mismo momento debía investigar que había salido mal con el Extremis. En cuanto llegué me tomé una muestra de sangre, debía estar segura de si algo en la fórmula estaba alterando mi estabilidad emocional.
Saqué una muestra de mi sangre y dejé a Jarvis analizandola mientras yo veía las grabaciones de la noche anterior. En el video mis movimientos parecían robóticos, como si fuera controlada por alguien más y me sentí asqueada cuando me vi poner el brazo sobre una mesa y con una de mis herramientas cercené sin ningún miedo un poco más arriba del codo. Quité la mirada sintiendo miedo de mi misma, ¿Sería capaz de lastimar a alguno de mis compañeros de equipo mientras estaba en esos lapsos de inconsciencia?
Nuevamente vi la grabación para estudiarme detalle a detalle. Podía notar que mis ojos brillaban más de lo normal y mi piel estaba cubierta por ese destello azul. También debía estudiarla y luego de muchos intentos, logré hacerla desplazar por mi dedo para ponerla en un vidrio de reloj para analizarlo bajo el microscopio.
— Tiene una llamada entrante del Capitán Rogers.
— ¡Mierda! Olvidé que nos fuimos juntos. — Dije y me metí corriendo en mi armadura. — Llámalo de vuelta.
— Como ordene, señorita.
— ¡Hola Steve! — Saludé apenas contestó.
— ¿Qué es ese ruido? — Pregunto refiriéndose al aire chocando contra mi armadura.
— Estoy en el ala de entrenamiento, son muy ruidosos.
— ¿En dónde estás? Yo también estoy aquí.
— Ese es el ruido, voy corriendo hacia la salida.
— Me dijeron que te habías ido en tu traje, solo quería saber hasta donde eras capaz de mentir.
— Pudiste ahorrarme las excusas. — Respondí bajando un poco la velocidad, pues ya no importaba que llegara rápido. — No acostumbro a ir acompañada, por eso te olvidé.
— Natasha también se fue.
— No te preocupes, llegó en un par de minutos. — Expresé cuando divisé la agencia y la llamada se cortó. — Yo también te quiero. — Dije a la nada.
Mi traje se mantuvo a unos centímetros del suelo y yo salté alegremente para encontrarme con Steve. Sin embargo, segundos después esa emoción fue desplazada por una ferviente ira. Justo sobre el lugar que había marcado a mi omega estaba el malnacido de Rumlow, pero no sólo estaba parado ahí, él estaba besando lo que era mío, movía descaradamente sus labios sobre los de Steve y este no hacía nada, no se apartaba, simplemente estaba ahí parado.
Vi todo en rojo cuando tomé del brazo al alfa para separarlo de mi rubio, él no se lo esperaba, así que se tropezó un poco y aproveché para encajarle un doloroso puñetazo en la nariz, lo que lo terminó de desestabilizar. Me lancé sobre él en el piso, está vez lo golpeé en el ojo.
Mi interior pedía venganza y yo estaba ansiosa por otorgarla, quería destrozarle el rostro ahí mismo para que ningún omega lo volteara a ver. El intento defenderse pero era imposible, sus golpes no eran nada comparados a los míos, así que se rindió y prefirió cubrirse. El suero en mi cuerpo era más poderoso y mi sed de sangre me llevaba al límite, así que cumpliría mi cometido, ya no me importaba si con eso me robaba su último aliento.
11 de Enero 2021
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro