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Epílogo

Capítulo dedicado a Tomoe086, Amy02winehouse, BloomHargreeves, -LittleUniverse-, AdRiaannaPaaoLa, Luc_Rogers, LiloFras, anix10, EzperanzaRomero, @luna_mouto

—¿En serio te gusta Steve? — Preguntó casi con diversión mi alfa.

Yo estaba con la cara pegada al colchón, mis manos tenían bien apretada la sábana mientras la alfa dilatada mi entrada, pero me había dado un suave azote que me hizo jadear.

— ¿Te gusta? — Cuestionó sacando los dedos de mi interior y palmeó sobre esa zona.

Solo logré asentir, estaba demasiado caliente, recibí otra nalgada y no pude evitar frotarme contra la cama. Los ligeros golpes hacían vibrar mi orificio, haciendo que me desesperara por recibirla.

— Toni... — La llamé esperando que se hundiera en mi.

Sentí el movimiento a mi lado, la alfa se había acostado a mi lado esperando que yo mismo lo hiciera.

— Sabe que no puedo esforzarme. — Respondió y yo suspiré antes de comenzar a subirme, pero ella negó. — Hazlo de espalda.

Dude un momento, pues nunca lo habíamos hecho de esa forma, pero la necesidad de saciar esa lujuria me llevo a seguir sus deseos.

Estaba a punto de penetrarme cuando todo se volvió borroso y repentinamente estaba en mi oscura habitación, solo y con una erección entre mis piernas. Giré hacía un lado y vi a la pequeña Morgan dormida a unos metros de mi. La situación era tan impropia, estaba tendiendo sueños húmedos con mi difunta alfa y cerca de mi pequeña hija.

Las lágrimas fueron imposibles de detener, rodaron libremente por mis mejillas como todas las noches de los últimos meses, se había vuelto costumbre dormirme después de llorar, o hacerlo cuando despertaba en la madrugada.

Era incómodo llorar boca arriba, las lágrimas deslizaban hasta meterse en mis oídos, por lo que me giré. Mi borrosa visión cayó sobre Morgan, estaba agitando sus brazos, en breve comenzaría un estruendoso llanto. Me obligué a tranquilizarme para que mis feromonas no la siguieran perturbando. Me levanté, todo mi cuerpo dolía, no estaba seguro si era por todas las emociones que guardaba en mi interior o por el peso del bebé que estaba cargando en mi vientre.

Coloqué a la pequeña sobre mi pecho, instintivamente ella comenzó a buscar mi pecho, unos días después de perder a su madre comencé a lactar, al comienzo creí que mi cuerpo había tomado la labor para criar a la bebé, pero la realidad es que casi tenía un mes de embarazo. Los síntomas no me dejaron sufrir los padecimientos que conllevaba la pérdida de la pareja destinada. Afortunamente los otros integrantes no se vieron afectados por la muerte del dueño de la marca que portaban en su nuca, estaban demasiado ocupados intentando hacer sentir bien a la nueva cachorra.

Mantuve mis feromonas a raya, pero no pude dormir más, no podía dejar de pensar en todas las cosas que Toni se había perdido, no estaría en nuestra primera foto familiar para Navidad, nunca llevaría a sus hijos a casa, ni siquiera supo de la existencia de su segundo bebé y mucho menos tendría oportunidad de cargarlo por primera vez. Y ellos no tendrían la figura alfa que todo niño necesitaba en su vida, en la escuela nunca podrían invitarla a su primer recital o algo parecido. Sentía culpa por haberle arrebatado eso, aunque recordaba las palabras de Natasha: "Lo hizo por amor, Steve, no le debes nada". Pero, no podía evitar la culpa en las peores horas, la madrugada.

Estaba desayunando junto con Natasha cuando la puerta se abrió, instantes después Clint se hizo presente, venía de una misión y su alfa se levantó contenta para quitar la mochila de sus hombros. Parecía que todos habían avanzado, la pelirroja había logrado cambiarse a su verdadera casta, después de marcar a su pareja, la mordida en su cuello desapareció. Todo rastro que dejó Toni en ellos dos, se fue.

Luego fue el turno de Bruce, hace poco más de un mes Thor estampó su marca sobre la de Toni y lo convirtió oficialmente en su pareja, aún estaban disfrutando de su unión en Asgard. El único que mantenía la marca como nueva era yo, ni siquiera su nombre había comenzado a desvanecerse de mi muñeca y yo no deseaba que desapareciera nunca, quería que los dos recuerdos que mantenía sobre mi piel se mantuvieran frescos como hasta ahora.

— ¿Conseguiste algo? — Consulté al arquero cuando su alfa se fue a la cocina para servirle el desayuno.

— No pude entrar a la Torre, el hermano de Toni cambió todas las contraseñas, incluso apagó a Jarvis.

— Maldito. — Susurré, recordando que pasó todo a su nombre cuando obtuvo la presidencia de Stark Industries, incluso despidió a Virginia, pero el no lograría llenar ni la mitad del espacio que dejó Toni y menos cuando se le anunció al mundo que ella era Iron Woman.

— ¿Howard nunca respondió? — Consultó y no pude responder, pues Natasha entró al comedor.

— Steve, vas a sanar, porque tienes un corazón noble, pero por tu bien, debes dejar de recabar información que no te llevará a ningún lado.— Habló la pelirroja que seguramente había escuchado todo.

Clint había sido el único que me había creído cuando le mencioné que la muerte de Toni era un suceso demasiado extraño, comenzando con que ella tenía de frente al enemigo, tuvo tiempo para defenderse, pero parecía que ella simplemente se había ofrecido para morir, no había luchado. Otro aspecto determinante era que ninguna de las cámaras del lugar funcionaba, sabía que eran realmente pocas las disponibles, pero era que justo las de esa zona no funcionaran, incluso se lo planteé a Howard y él aceptó investigar más, pero Peggy había cortado nuestro contacto alegando que hablar conmigo ponía en peor estado a su omega y amablemente me pidió que los dejara vivir su duelo en paz. Incluso le comenté a la manada que en algunos momentos podía sentir viva la conexión entre Toni y yo, pero ellos decidieron atribuirlo a la reciente pérdida, decían que posiblemente lo estaba imaginado, sin embargo, yo sabía que no era así. Algo estaba pasando entre todo esto y no quería resignarme, una parte de mi la sigue esperando.

Escuché que tocaron la puerta, Natasha fue la primera en levantarse a revisar de quien se trataba, minutos después regreso con un ramo de rosas y margaritas, e inmediatamente pensé en Toni.

— Son para ti, pero tienen una tarjeta. — Avisó y rápidamente las tomé.

La tarjeta tenía su letra, la conocía perfectamente, pero lo único que decía era: Mira tu teléfono.

Clint y Natasha se leyeron la nota cada a uno a un lado de mi. Mis ojos buscaron el dispositivo, pero no lo encontraron, así que me dirigí directamente a mi habitación y cuando lo encontré salí silenciosamente para no despertar a Morgan.

Había un mensaje con un vídeo, no habían palabras, así que sin más rodeos di click en la pantalla.

— Hola Steve, justo ahora debo estar dormida junto a Morgan después de que nos mantuviera despiertos toda la madrugada, se que tu siempre te levantas temprano por eso busqué esta hora para programar el mensaje, espero lo estés viendo sin mi o moriré de vergüenza por ser tan cursi... Hoy, hace un año me diste un regalo que sólo tú con tus super genes podías darme y no quiero olvidarme de agradecerte ahora que estamos ocupados cambiando pañales, así que dejo este vídeo pregrabado... Bien, aquí vamos.

—Esto va para el hombre que me pone crema en las estrías, me pasa el agua para tomarme mis pastillas, me pone los calcetines y me amarra los zapatos ahora que ya no me puedo agachar, que me pregunta una infinidad de veces si estoy bien, que masajea mi espalda cuando duele por el peso de este bebé, el que acaricia mi cabeza para que pueda quedarme dormida, el que me acompaña a todos lados y se emociona más que cualquiera al ver la fotografía en blanco y negro de nuestra hija. — Se detuvo y sonrió viendo un punto detrás de la cámara y luego devolvió la vista al frente.

—Bueno, ahora comienzo la lista de cosas que seguramente no has pensado, gracias a ti, salí de ese pozo de dolor en que vivía, ahora me siento más plena y feliz de lo que jamás estuve. — Agregó y se sentó sobre una silla giratoria. —Recuperé a mi familia, ahora somos inseparables, aunque con Arno aún tenemos algunos roces. — Continuó mientras arreglaba su cabello. —Oh, Ya como un poco más verdura. — Contó sonriente como una niña que le cuenta a su padre lo que hizo bien. — Estoy viviendo con personas que me apoyan y me impulsan a mejorar, nuestra manada. — Para este momento mis ojos ya estaban llenos de lágrimas. — Hago más ejercicio, bueno, doy caminatas... he salido así y disfruto de hacerlo. — Dijo señalando su barriga. — Ya no pienso que todo el mundo querrá matarme junto a mi bebé por todos mi errores pasados. Además, ya no sufro ataques de ansiedad... Estoy dejando que todo fluya. — Comentó mientras acariciaba su vientre. — Me mudé a un lugar hermoso y vivo con la persona que amo, tú, y todo gracias a ti, me impulsaste a cambiar a ser mi mejor versión.

Sonrió en grande y nuevamente su mirada se fue hacía otro lugar, no al lente de la cámara y recordé que desde ese punto podía verme pintar en una terraza mientras ella estaba dentro de la casa.

— Es increíble cuando uno apuesta por una persona y se logra el resultado... Te amo tres millones, nunca lo olvides mi amado omega.

Mi vista estaba borrosa por más que parpadeara, mis ojos no se limpiaban, pues las lágrimas eran reemplazadas por unas nuevas.

Guardé el teléfono en mi bolsillo y no esperé palabras de consuelo, me fui al patio para pensar. No quería que mis esperanzas de que Toni estaba viva se esfumaran como en las madrugadas, no ahora que sus palabras me habían dejado el sentimiento de que ella estaba aquí acompañandome.

●●

El olor a óxido llenaba el edificio, pero eso no me molestaba en absoluto, estaba más interesada en limpiar mi cuerpo. Hoy era mi última misión con Hydra y las personas relacionadas a esa entidad, pues de ellos ya no quedaba nada. Ahora sólo faltaba hacer pagar a los que creí se volverían mi familia.

Cuando logré sacar todo rastro de asquerosa mugre de mi piel quité un poco el exceso de agua de mi cabello y eché un vistazo al omega que se desangraba lentamente frente a mi, estaba intentando alcanzar el arma que había quedado a menos de dos metros de distancia, caminé lentamente sin importarme qué estaba desnuda, ya me había visto bañandome, de modo que eso era lo de menos. En el camino tomé un puñal que quedó tirado en el suelo y luego tomé el arma.

— ¿Quieres tomar el arma para intentar matarme? Es patético, antes de que logres agarrarla, te cercenaré los dedos, pero... puedo ser benevolente contigo, tú me diste acceso a una computadora, podría darte una sola puñalada para detener tu sufrimiento.

— Por... favor.

— ¿Por favor qué? — Pregunté dejando las dos opciones frente a él, la daga y el revolver. — Tick tack... el tiempo corre.

— Alfa, por favor...

La mención a mi casta desde los labios de un omega removió algo en mi. ¿Qué tan desesperado estaba por vivir como para llamar de esa forma a una completa desconocida?

— ¿Cómo te llamas?

—Amadeus Hunter — Respondió precipitadamente.

— ¿Cómo se llama tu alfa? — Pregunté pasando mi mirada por su marca, se veía que no estaba para nada fresca.

— Bárbara.

— ¿Barbara que?

— Morse.

— Señor Morse, no suelo ser una persona compasiva, pero te dejaré vivir, puedes irte cuando quieras.

Me alejé a buscar ropa, escuchaba el llamado del omega pidiendo que no le dejara solo, pero yo había hecho bastante ya. Estaba dejando vivo a un agente de Hydra, la organización que le hizo creer a mi omega que estaba muerta para robarme el extremis de mi cuerpo. Pero al final había encontrado una enseñanza de todo esto, que no le importaba a esa gente. Los llamé a través del lazo y me ignoraron completamente, en lugar de recibir ayuda casi me envían al infierno cuando uno a uno se dedicaron a borrar mi marca. Merecían sufrir como yo lo hice durante casi cinco meses, mientras unos malvados realizaban cortes sobre cortes en mi cuerpo solo para ver como el extremis regeneraba mi piel, sin embargo, eso no lo hacía menos doloroso.

Me vestí con un uniforme nuevo y me harté cuando escuché los pedidos de ayuda el omega.

El extremis había sido drenado de mi cuerpo, pero antes de poderme liberar otra vez, me administré la réplica que ellos mismos habían diseñado. Sin embargo, sentía como si mi humanidad no se hubiera ido, no como la primera, sabía que está copia era defectuosa, pero una pizca de compasión aún vivía en mi corazón.

Regresé y tomé en brazos el cuerpo del omega, estaba llorando de agradecimiento y me permití desplegar un poco mi aroma para calmarlo. Me di cuenta que la herida en su costado no era tan profunda, pero su pie se veía hinchado, quizá no podría caminar para huir, pero yo no pensaba llevarlo conmigo.

Lo deposité en las gradas de salida del edificio, levanté su camisa y lamí la herida, esperaba que mi saliva funcionara como cicatrizante, tal y como sucedía cuando marcaba a un omega, sin embargo, si había una hemorragia interna, lo que hice era condenar al omega.

El sonido de un helicóptero a la distancia me hizo incorporarme de golpe, la sonrisa del tipo me comprobó que él estaba enterado.

— ¿Me tendiste una trampa? — Formulé poniendo una mano sobre su garganta, estaba dispuesta a matarlo ahí mismo.

— S.H.I.E.L.D. — Logró decir y a mi espalda aterrizó un quinjet.

El sonido era inconfundible para mi. Solté al omega y el extremis comenzó a salir de mi muñeca, cubriendo todo mi brazo, el componente era impreciso, así que no abarcaba todo mi cuerpo, pero eso era suficiente para darme la ventaja.

La primera en mi campo de visión fue Natasha, caminado como si estuviera en una pasarela de moda, a su lado su novio, pero quien más me sorprendió fue mi padre. Caminé para encontrarme con ellos, pero el omega se había quedado atrás, sin importarme que la pelirroja y el rubio me apuntaban con sus armas corrí hasta mi progenitor y me fundí en un abrazo con él.

— Creí que no te volvería a ver. — Susurró contra mi oreja.

— Mala hierba nunca muere.

— ¿No hay abrazos para nosotros? — Consultó Clint cuando solté a mi padre, pero no respondí. Pasé mi mirada al omega que iba en una camilla y me sonrió.

— Era un agente infiltrado de S.H.I.E.L.D.  — Dijo antes de ser llevado dentro de la nave. Ahora sabía porqué me había ayudado.

— Me buscaste. — Fue lo primero que dije cuando alzamos vuelo.

— Por petición de Steve.

— Él... a él todavía... ¿Le importo?

— No dejó de llorarte ni un día. — Informó Clint. — Él nos ha tenido ocupados buscándote desde que no encontró ningún vídeo con tu muerte.

Esa declaración deshizo todo rastro de rencor en mi ser. Aunque parecía imposible, pero la pizca de amor que quedaba en mi interior brotó con más fuerza.

— ¿Por qué tienes un ojo café y otro azul? — Cuestionó el arquero.

—  Me drenaron el extremis del cuerpo y tuve que usar una copia que encontré por ahí.

— Esa respuesta suena tan natural, pero no lo es. — Expresó el rubio.

— Adicción a las drogas diría Nat.

— Instinto de  supervivencia — Corrigió la alfa.

— Quiero ver a Steve.

— Primero tenemos que llevar a Hunter al hospital y luego tienes que presentar un informe de las tres instalaciones de Hydra que desmantelaste. — Respondió mi padre.

— Y tienes que contarnos como te libraste de Brainware. — Agregó Clint.

— El odio te lleva lejos.— Contesté y recordé como lo había colgado con los brazos extendidos en forma de cruz frente a él emblema de Hydra mientras continuaba moribundo. Disfruté hacerlo, cuando me contó con lujo de detalle como había entrado a sus mentes para hacerles ver mi cuerpo en el ataúd, me narró como lloraron y la desesperanza de sus corazón, fue lo que más deseé, en conclusión, no me arrepentí de nada, pero eso podría dañar a los que me rodeaban. — ¿Steve sabe algo de esto?

— No quisimos darle esperanzas... por si no lograbamos encontrarte cuerda.

— ¿Podemos ignorar los detalles... macabros?

— No creo que Steve esté en condiciones de escuchar esos detalles.

Llegamos al hospital y en poco tiempo estábamos en la agencia, en el momento que me dejaron sola hojeé la carpeta con la información sobre mi caso, Misión Arcano, era el título, lo que me pareció divertido, esa palabras describía muy bien mi vida.

En una mesa cercana vi las llaves del auto de mi padre. Imploré a alguna fuerza desconocida que no fuera vista por nadie y mis deseos se cumplieron, rápidamente estaba buscando la dirección de Steve mientras salía del lugar, no estaba tan alejado de lo que pensé, pero vivía en un barrio común, me entristecia que se hubiera ido de mi mansión o mi torre, pero debía tener buenas razones para hacerlo.

Después de un buen rato llegué, las casas eran modestas, pero bonitas, aunque todas eran iguales, algo que no me terminaba de agradar, como si el destino nos llamara, lo divisé a unas cuadras, empujando un carrito para bebé, decidí estacionarme ahí mismo y caminar a su encuentro.

— Yo te conozco. — le dijo un hombre mayor que estaba regando sus plantas, por lo que el omega se detuvo y yo también. —Te vi en mi antiguo departamento, presente una denuncia contra Iron Woman, le dije a la policía que había secuestrado a un omega en mi edificio, pero no me creyeron. Poco después escuché que pago muy bien por romper la ventana del lugar.

— Creo que recuerdo el momento. — Respondió con voz apagada. — Ella era mi alfa.

— Me alegra que digas era, no te merecía.  — Manifestó y Steve no respondió, solo se quedó viendo un punto a la nada. — Cuida de la bebé. — Dijo a modo de despedida.

— Lo haré. — Contestó y empujó el carrito, por lo que yo continué caminado y el hombre mayor se metió a su casa.

El viento cambió de dirección y con el se llevó mi esencia, noté el momento justo en el que él la captó y se giró cuando supo de donde venía. Sus ojos estaban desorbitados, así que acorté nuestra distancia.

— ¿Eres real?

— Perdón por aparecer así, sin avisar y sin arreglarme, pero no podía esperar más para verte...

Un abrazo me silencio y sus sollozos sobre mi hombro me partieron el corazón, pero cuando lo pegué más a mi cuerpo, me percaté de algo nuevo.

— Estas tan hermosa como el día que te fuiste. — Expresó y sonrió cuando mi mano acarició su abultado vientre. — Felicidades,  tendrás un segundo hijo.

Sus palabras me hicieron prometerme que jamás lo abandonaría, ni la muerte podría alejarme de mi fuente de felicidad, nunca dejaría mi polo a tierra, quien me volvía mejor persona, el único que podía convertir mi odio en amor. Haría todo por protegerlo junto con mis bebés y juraba jamás volverlo a hacer derramar lágrimas de tristeza. Esperaba que este fuera nuestro verdadero "Y vivieron felices para siempre".

10 de Mayo 2022

Con esta historia en ningún momento intento romántizar las relaciones tóxicas, mis escritos son meramente por diversión, no son consejos para ustedes sigan. No hay lecciones de vida, ni nada que puedan copiar, es ficción pura, que les pido que no apliquen en su día a día.

Si en algún momento tu pareja te golpea, no es ahí, ni siquiera si lo hace de la forma en se abordó en mi historia, si no es con consentimiento, tampoco.

Recordemos que mi historia es sobre destinados, algo que gracias al cielo, nosotros no vivimos, así que no estás obligad× a quedarte con alguien que te maltrate tanto física como emocionalmente. No te creas la idea de que el o ella son  únicos, nadie lo es, es posible que encuentra decenas de personas con los mismos gustos que tiene esa persona con la que te estás conformando, solo tienes que ser paciente y buscar más, hasta que encuentres a alguien que de verdad te valore.

Y si en algún momento sientes que la única solución con tu pareja es golpearle, mejor vete de ahí, cuando resuelvas tus asuntos puedes volver, pero no hagas cargar a alguien más con tus traumas.

En fin, trato de ser una buena persona, no crean que lo que escribo es un reflejo de mi personalidad... si estás sufriendo algún tipo de violencia, busca ayuda para alejarte de tu agresor.

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