CARTA
He estado intentado escribir esta carta muchas veces y siempre pasa lo mismo, arrugó la hoja y la desecho sin encontrar las palabras correctas, escribo esto con la esperanza de que puedas encontrar consuelo en esta carta, en mis últimas palabras. Lucifer, mi amado ángel, el único y más real amor que he tenido en la vida, te quise, te quiero y te querré siempre.
Cuando empecé a escribir esto no sabía muy bien qué poner aquí que ya no supieras de mí. Desde mi nacimiento hasta el día de hoy haz estado conmigo consciente o inconscientemente. Te quería decir de mi miedo a las arañas, pero ya lo sabías, también quería escribir de mi odio a la oscuridad, de mi miedo al silencio o de mi gran obsesión a la soledad, pero cariño, todo eso ya lo sabes. Así que voy hablarte de mi amor por ti, es lo único que en mi vida que no dimensionas.
Nací por ti, amor mío. Me diste un soplo de vida aquel 8 de Enero de 1997, me diste vida, incluso sin llegar a imaginarte lo que pasaría después. Nací para amarte, acompañarte y venerarte, nací por ti. Desde el instante en el que empecé a tener conocimiento supe que estabas ahí, como una sombra en la oscuridad. No puedo recordar muy bien desde cuando empezaste a visitarme siendo una niña, tampoco recuerdo muy bien nuestras conversaciones, solo sé que me hacías sentir amada, tan amada que no puedo recordar a nadie que me hiciera sentir así. Ahora entiendo que nadie me amará como me has amado tú en esta vida.
En los cuatro años en los que no estuviste no te olvidé, aunque te haya olvidado. ¿Me explico? sentí un gran vacío inexplicable en mi pecho, un vacío que no podía ser llenado con nada, tenía la sensación de que algo no encajaba. Ahora agradezco que te hayas llevado mis recuerdos, eso hizo que realmente jamás te olvidará y ahora, solo te amo con más intensidad. Por años te dibujé, te ame en lo más profundo de mi alma, muy adentro en nuestros corazones yo sabía que existías, no tenías ninguna prueba, pero tampoco había espacio para dudas.
Nuestras almas ya habían coincidido, aunque no lo sabíamos. Por años hice retratos de ti, de tu hermosa sonrisa, de tus ojos azules, de la inmensa misericordia y amor infinitos que reflejabas en ellos. Cada uno de los dibujos que te hice podrás encontrarlos en cuadernos que guardé en la casa en la que vivía con Horacio y Silvana.
Ahora hablemos de nuestra situación actual, he tenido una extraña sensación muy adentro de mí, esa sensación que supongo, sienten todas las personas que van a morir. Como te decía al principio, quiero que encuentres consuelo aquí, amor mío, sé que por años intentaste protegerme, por años renunciaste a ti y a tú felicidad para que yo pudiera vivir. Te juro mi vida, que no puedo estar más agradecida contigo por el amor inmenso que me has brindado. Me iré feliz cuando fallezca, por que sí, no debemos mentirnos, ni evadir una realidad me estoy muriendo.
Que escriba esto no quiere decir que ya no tenga miedo, al contrario, tengo mucho miedo de morir. Si estas leyendo esto es porque nuestros planes de amarnos eternamente fracasaron, si estas leyendo esto, amor mío, es por que he muerto.
Sé cómo reaccionarás, sé que harás cosas malas tras mi muerte, pero mi ángel, tú no eres un monstruo, no eres el villano de esta historia. No te sientas culpable de lo que me haya sucedido, aquí la única víctima, aunque el mundo crea lo contrario eres tú. Nunca te cansaste de repetirme que amándome a mí, habías podido reencontrarte con el ángel que un día fuiste. Abrázalo, abraza ese ángel, siéntelo, súfreme, llórame si así lo quieres, pero te pido que jamás te abandones, por que esto no fue tu culpa. Yo jamás te abandonaré y aunque no este, mi amor infinito siempre estará contigo.
Te ama con vehemente locura y eternamente tuya, Annia.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro