Capitulo 23
-Aléjate de ella- Aradia lo tiró contra la pared con su telequinesis. Gabriel tenía mi apariencia y estaba junto a Annia, nosotros acabábamos de llegar al hospital- ¿Qué carajos?
-Sabía que era cuestión de tiempo para que la encontrarán, la chica salió muy astuta y se escapo arriesgando su vida- Habló.
-¿Qué le hiciste?- Preguntó Aradia.
-No le hice nada- Contestó de forma abrupta- Se escapo y la alcanzo el sol.
-No me refiero a eso Gabriel, cómo te llevaste su alma, con qué la anclaste al limbo.
-Lucifer no la merece- Me quedé mirándolo-Ella merece algo mejor que un demonio de su lado y la mataré antes de que pueda estar con él- No pude contener mi rabia y me le avance encima, pero Aradia me detuvo a medio camino.
-¡BASTA!- Exclamó- Hay humanos en este hospital y lo último que quieren ver es a dos arcanos peleando a muerte.
-Tú no sabes amarla Gabriel- Le dije- La forma en la que la amas es enfermiza y obsesiva. Jamás la he lastimado, al menos no a propósito. La he cuidado y puesto su felicidad muy por encima de todo lo que yo mismo siento.
-¡TU LA ABANDONASTE!- Exclamó- La vi llorar por ti largas noches, yo la consolé ella me ama- Empuñe mis dedos con furia.
-Gabriel vete de aquí- Sugirió Aradia haciendo una fuerza sobrehumana para contenerme.
-Si te la llevas ten en cuenta que la encontraré de nuevo, aún tengo su alma, su vida depende de mí- Mis ojos se volvieron negros completamente, saco sus alas y se fue. Corrí hasta ella y la miré, sus ojos estaban cerrados y tenía una calma que me calmaba a mí también. Su rostro tenía quemaduras severas y un moretón en la mejilla, sus labios estaba resecos, le acaricie la mejilla, el labio inferior y el contorno del mentón.
-Sigues aquí- Susurró, abrió sus ojos y me miró, cuando poco a poco fue despertando.
-Mi amor- Le dije- Claro que sí, no me moveré de aquí.
-Gracias- Le di un beso en la sien con mucho cuidado- Me duele todo el cuerpo.
-Que bueno que ya estas con nosotros Annia- Dijo Aradia- Te quemaste mucho, pero eso no importa yo te aplicaré una pomada especial para que no te vayan a quedar cicatrices, que valiente y que astuta- Ella sonrió.
-Cariño... Hablamos con el doctor, tienes quemaduras en primer grado en todo el cuerpo, estas deshidratada y te descompusiste un pie. Puedes quedarte aquí a recuperarte, nosotros te vigilaremos, te vamos a cuidar. Pero sino, y confías en los tratamientos de Aradia puedes venir a tu casa, a nuestra hogar- Sus ojos se encharcaron de lágrimas y una lagrimilla se deslizó por su mejilla.
-Quiero ir a nuestra casa, en donde Gabriel no pueda volver a encontrarme- Sollozó y comprendí la magnitud del daño que le había hecho.
-Shu, shu, shu, shu- le di un beso en los labios- Gabriel no volverá la ponerte una mano encima, primero se las corto.
...
Le pregunté a Annia si estaba lista para marcharse, a lo que ella asintió, se encontraba sentada a la orilla de la camilla, tenía su pie izquierdo vendado, su rostro estaba enrojecido, un moretón en la mejilla, también hematomas en todo el cuerpo, traía puesto un vestido rosa corte campana que le había traído Aradia. La ayude a levantarse y sentarse de nuevo en una silla de ruedas que nos había dado el hospital. Acomode sus piernas bien, le di un beso la frente y luego uno fugaz en los labios y empecé a avanzar con ella, salí de la habitación y seguí por el pasillo. Había pasado dos días, no habíamos vuelto a ver a Gabriel y a Anaciel no podíamos localizarla, aunque sabíamos que estaba con él. Annia estuvo aquí por dos días más, en contra de su voluntad, pero debía mantenerla en revisión por su estado. A pesar de que estaba débil, ella es fuerte y muy valiente. Le habían dado de alta justo al medio día, así que el sol estaba en su mejor esplendor. Ella se levantó y yo cubrí su cuerpo con una lona gruesa negra, la envolví desde la cabeza, hasta los piel. Las personas se quedaron mirándonos raro, pero a mí realmente me importaba una mierda. Constantino salió del auto, se paró al lado de la puerta del copiloto y abrió una sombrilla. Levanté sus piernas y la cargue, ella cerró sus ojos y pude sentir como se estremecía un poco. La lleve al vehículo y la acomodé lo más rápido que pude. Entre al piloto y el padre se hizo atrás, cerré todas las ventanas y arranque el motor. Los vidrios eran polarizados. No pensaba correr ningún riesgo. Annia se quitó la gran manta de encima y soltó un suspiro. Era un poco gracioso, aunque cruel que tuviera que pasar por todo esto para darnos cuenta de las intenciones de mi hermano, aunque si no la hubiera secuestrado, jamás habríamos sospechado de él, al menos yo. Annia saludo al padre y ambos empezaron una charla emocionante. Ambos hablaban más emocionados y a ella se le veía un poco más rozagante. Venían hablando de lo ocurrido, de cómo se estaba sintiendo, también hablaron de Alexandra, la madre de Annia, Constantino le dijo que estaba bien y eso quizá la pudo calmar un poco, hace muchos meses no se veían y era normal que la extrañará. Había decidido no llevarla a la mansión de nuevo, Gabriel podría irrumpir en ella en cualquier momento, además, la casa era muy grande para que mi hermana pudiera salvaguardarla y eso sería desgaste de magia muy grande para ella. Maneje lento y con cuidado, no fuera a ser que se me atravesará alguien o algo en cualquier momento. La llevaría a una cabaña a tres horas de aquí, en la ciudad vecina, Aradia le iba a grabar runas para que no pudieran localizarla, lo iba a reforzar alzando salvaguardas de seguridad y nos iba a poner un bloqueo a cada uno de nosotros, no queríamos que pudieran usarnos para encontrarla. Adicional a todo esto, también iba a hechizar la cabaña para que solo pudiéramos entrar nosotros, si alguien más quisiera entrar no lo lograría. Confiaba en las capacidades de mi hermana, sabía que todo lo que había mostrado hasta el día de hoy, no era ni siquiera el 20 porciento de lo que podría llegar a lograr si realmente lo quisiera.
Pov's Aradia
La casa era grande, aunque no tanto como la mansión, estaba a la mitad de un bosque. Tenía todas las comodidades para poder mantener aquí a Annia, las cortinas negras, las ventanas polarizadas y un gran jardín. La cabaña hecha completamente de madera, de dos pisos, cuatro habitaciones, dos salones grandes, baños, cocina y una pequeña biblioteca. Un pórtico al que se llegaba subiendo unos pequeños escalones, luz en todo el lugar y un pequeño mirador en el balcón de la alcoba principal. Me había encargado de todo, traer la ropa de ella, decorar el lugar y por supuesto protegerlo al máximo. Gabriel no podía encontrarla y de eso me había encargado muy bien. Al rededor de la casa lance un hechizo de invisibilidad para que no pudieran ver la cabaña, alce salvaguardas de seguridad y en las ventanas y puertas hice un tercer encantamiento para que solo nosotros pudiéramos entrar a la casa. Por supuesto mi hermano no escatimaba en gastos o prevenciones para mantener a salvó a Annia y eso, era realmente asombroso, había pagado una fortuna en el hospital para que le dieran atenciones adecuadas y se aseguró que el sol no le diera en ningún momento. Ya sabíamos quiénes eran los culpables de esto, solo me faltaba una pieza en el rompecabezas, ¿Cómo habían anclado el alma de Annia? Debía ser con algo muy fuerte, ni mis hechizos, ni el ritual que hizo Anais pudo traerla de vuelta. Para traer su alma de nuevo solo había una opción, Το βιβλίο των νεκρών El libro había desaparecido hace años, sí, pero... Yo había encontrado la mayoría de las hojas regadas por todo el mundo, aún no encontraba todo el libro, pero quizá con las que tenía me eran suficientes. Me cruce de piernas en el suelo y dibuje un pentagrama en la biblioteca, empecé a leer las hojas, requería de mucha concentración y suma atención, el libro era tan poderoso que se podía decir tenía vida propia, su energía y su esencia venían de lo más demoníaco que existía en los tres reinos. Un grimorio de ritos satánicos, de saberes arcaicos, en esta época, de magia inexistente, eones de años contenidos, escritos y leídos en páginas desgastadas. Hechizos, runas, encantamientos, criaturas místicas que habitaron la tierra, seres misteriosos, ángeles, anatomía de algunos monstruos y seres del mundo de las sombras. Todo en unas cuantas páginas que había puesto a disposición de los humanos, haber escrito el libro, quizá era algo de lo que me arrepentiría toda la vida. Pero era necesario, era la prueba irrefutable y la mayor muestra de que existimos, que hay un Dios, que vivimos entre humanos, sin interferir. Que somos omnipotentes, omniscientes y omnipresentes. En cualquier momento podíamos existigirlos sin dejar rastro alguno de su existencia.
-Aradia- Me llamó Miguel, abrí los ojos, saliendo de mi trance.
-¡Wow!- Exclamó- ¿Encontraste algo?- Me preguntó, volví todo a su sitió y guarde las hojas.
-No... Pero se me ocurrió una idea.
-¿Si?- Dudó.
-Después lo hablaremos, tengo que seguir trabajando.
-Aradia, quiero pedirte un favor- Lo miré un poco sorprendida. Soltó un suspiro- Pase lo vaya a pasar, por favor no hieras a Anaciel.
-¿Qué?- Pregunté frunciendo el ceño.
-Por favor.
-No- Lo interrumpí- Anaciel está matando a Annia, jugó con nosotros, es la mente brillante detrás de todo esto.
-No Aradia, la mente brillante detrás de esto es Gabriel. Anaciel es una niña, no sabemos con qué la este manipulando, si Gabriel la este obligando. Todos merecemos una segunda oportunidad.
-¿Una segunda oportunidad? ¿Cómo me la diste a mí o a Lucifer? No seas hipócrita Miguel. ¿Eso mismo le dijiste a Rafael cuando lo mandaste a que me matará?
-Escúchame muy bien Aradia, soy culpable de muchas cosas y eso no lo voy a negar, pero jamás de haberte herido. Quería que le mandarán un ultimátum a Lucifer. Pero le pedí expresamente a Rafael que no te involucrará en esto. Cuando me di cuenta de lo que hizo, lo pago con sangre. Es que Aradia, a mí no me dolió que te fueras del cielo, me dolió que pensarás que Lucifer era el único de nuestros hermanos que realmente te amaba. Yo te amaba y simplemente decidiste marcharte- Lo miré a los ojos y sentí que quería llorar.
-Eso no importa, ¿o si? En cuanto puse un pie fuera padre me reemplazó- Le di una última mirada y me dispuse a irme.
-Fue mentira- Lo escuché, me detuve de forma abrupta- Anaciel nunca fue tu reemplazo en el cielo- Lo miré- Padre la creo como un regalo hacía ti, no como un reemplazo, allí sigue tu trono al lado del altísimo, sigue como lo dejaste- Solté un suspiro, le sonreí.
Pov's Annia
Desperté después de un rato, habíamos llegado a la cabaña al anochecer y decidí dormir un rato más. La casa era más que encantadora, era hermosa y lo mejor de todo es que me sentía segura aquí con ellos, al menos no sabían donde me encontraba. La verdad es que siempre desconfié de Anaciel, pero tampoco me había imaginado que pudiera llegar a tanto. Me levanté de la cama y cuando quise salir de la habitación, algo me detuvo, en el nochero de la mesa de noche doblado había un vestido, encima de éste una pequeña nota que decía; "Está noche pienso recompensarte por los malos días que haz pasado, serás mi reina, ponte este hermoso vestido y te espero para una noche romántica. Te amo" Sonreí como una idiota, el vestido era largo hasta los tobillos, de color rojo carmesí, escote corazón y un hermoso cinturón plateado. Entre al baño de la habitación y me despoje de mi ropa para bañarme, pero antes de eso me miré al espejo. Mi apariencia había mejorado un poco, pero las cicatrices, moretones y mi delgadez aún eran visibles. Decidí bañarme el cabello que tenía pequeños destellos plateados como si estuviera envejeciendo, aparté todo tipo de pensamientos de mi mente y procedí a meterme en la tina con agua caliente, me tomé el tiempo de saborearlo y sentirla, hacía mucho no me sentí así de tranquila. Al terminar me seque bien el cabello, también el cuerpo, decidí maquillarme un poco para tapar algunas ojeras y quemaduras en el rostro. Me había descompuesto el pie, así que estaba coja, ayudándome con una muleta. Me puse el vestido, me deje el cabello suelto para que se secará con el aire y me dispuse a salir. No era una laberinto lleno de pasillos como la mansión, era parcialmente pequeña. Baje las escaleras lentamente, todo estaba un poco oscuro iluminado con velas blancas que formaban un camino, me guíe hasta llegar al comedor y ahí estaba, más hermoso y esplendoroso que nunca, me sentí tan patética en ese momento, sus azul cielo brillaban con intensidad, su magnificencia no podía ser de este planeta, por supuesto que no. Le sonreí, la mesa estaba llena de todo tipo de aperitivos, comida y vino, decorado con flores y todo minuciosamente cuidado. Se acercó a mí con una lentitud casi torturosa y me acaricio el rostro tan suave y delicado que me sentí embelesada, su aroma llegó a mis fosas nasales, era una mezcla dulce y fuerte, era hermoso, más que hermoso, magnífico. Me ayudó a ir a la mesa, corrió la silla como todo un caballero y me acomode, el se sentó justo al frente de mí, tomó mi mano por encima de la mesa y beso mis nudillos. Esto era increíble, tanto, que por un momento sentí que era una trampa, pero luego ví sus ojos y todo ratros de duda desaparecido.
-¿Cómo te sientes, Annia?- Preguntó, le sonreí- ¡Ay, por poco lo olvido!- Exclamó, se puso de pie de nuevo y vino hasta mí, de su bolsillo saco una cadena muy familiar, solté un sollozó.
-Creí que la había perdido- Contesté.
-Gabriel la dejo caer cuando te secuestró, la encontré y la guarde. Sé perfectamente bien lo importante que es para ti- De fondo empezó a sonar la melodía de un vals, me dió una sonrisa que me invitaba hacer de todo. Me tomo me las manos y me llevo a la sala, puso sus manos en mis caderas y yo le rodeé el cuello con mis brazos, recosté mi cabeza en su pecho- Estamos construyendo recuerdos juntos- Mis ojos se llenaron de lágrimas- ¡Hey, Hey, mírame! ¿Qué pasa?.
-¿Has contemplado la posibilidad de que quizá pueda morir?- Frunció el ceño.
-No, no Annia. No vas a morir- Sostuvo mi rostro- Aradia es la bruja más poderosa que existe, Miguel el arcángel más fuerte del cielo y yo te amo. Imposible que entre los tres no encontramos una cura para ti- Trague saliva.
-Si la encuentran, de todos modos tendré que conformarme con vivir una vida sin ti.
-Yo siendo el ser más necio, terminé doblegado a ti ¿No lo ves? Yo no era de nadie, pero me muero por ser de ti. Annia, puede que tengas que vivir una vida entera sin mí, pero cariño, yo siempre estaré contigo y cuando llegue el momento nuestras almas destinadas a estar juntas volverán a encontrarse- Acercó sus labios a mí y me besó, un tierno y apasionado beso que me volvió el alma al cuerpo.
-Te amo- Le susurré.
Esa noche fue especial, más especial que cualquier otra en la hubiésemos dormido juntos y despertado al amanecer.
Amo tu desnudez porque desnuda me bebes con los poros, como hace el agua cuando entre sus paredes me sumerjo.
Tu desnudez derriba con su calor los límites, me abre todas las puertas para que te adivine, me toma de la mano como a un niño perdido que en ti dejara quieta su edad y sus preguntas.
Tu piel dulce y salobre que respiro y que sorbo pasa a ser mi universo, el credo que se nutre; La aromática lámpara que alzo estando ciego, cuando junto a la sombras los deseos me ladran.
Cuando te me desnudas con los ojos cerrados cabes en una copa vecina de mi lengua, cabes entre mis manos como el pan necesario, cabes bajo mi cuerpo más cabal que su sombra.
El día en que te mueras te enterraré desnuda.
Para que limpio sea tu reparto en la tierra, para poder besarte la piel en los caminos, trenzarte en cada río los cabellos dispersos.
El día en que te mueras te enterraré desnuda, como cuando naciste de nuevo entre mis piernas.
Roque Dalton
Te vi follar y fallar y no sé cuándo me gustaste más: Cuando te contemple proclamándote una diosa o cuando te observé confesándote humana.
Bueno, les había prometido que en este capítulo sería el enfrentamiento entre Anaciel y Aradia, pero... Me quedaba muy largo el capítulo así que lo dejaremos para el próximo.
No había actualizado en estos dos meses por qué... Estaba terminando mi último año de colegio y estaba entregando trabajos finales, muy estresada, lo cual me provocó un bloqueo de escritor tenaz.
La buena noticia es que empezaré a actualizar más seguido.
Les quiero compartir algunas fotos de mi graduación, ¡ME LES GRADUÉ! 🧑🎓🥳🎊.
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