Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 17

-Annia- La llamé de otro lado de la puerta, adentro la escuchaba vomitar. Abrí la puerta y entre a la habitación, ella estaba en el baño- Annia, ¿Estás bien?- Le pregunté- Annia, ábreme- Giré el pomo y abrí, ella estaba hincada frente al inodoro, con sus brazos se sostenía y en ese momento me di cuenta de algo que no había visto, tenía dos arañazos en la espalda, venían una forma casi horizontal y estaban hinchados y de un color morado casi rojizo- ¡Carajo, qué te pasó!- Exclamé. Me acerque a ella y tomé su cabello para que no se le manchara de comida. Annia realmente estaba muy enferma y acabada, tenía razón estaba muy delgada, se le marcaba sus costillas, su cabello estaba más opaco, su piel era pálida casi enfermiza y algunos moretones sobresalían por diferentes partes de su cuerpo- ¿Qué pasó?- Le pregunté cuando terminó, se quedó arrodillada mientras sostenía su sien.

-Me siento muy mal- Dijo casi en un susurró- De verdad estoy muy mal- Sollozó- Llévame a un hospital, me cuesta demasiado respirar- Se desplomó, cayó en mis brazos como si la hubieran noqueado.

-Annia- La llamé, tomé sus piernas y enredé sus brazos en mi cuello. La dejé en la cama y corrí hacia afuera- ¡ARADIA!- La llamé- Aradia ven aquí- Le dije, la ví subir los escalones de mármol- Annia se desmayó, dijo que se sentía muy mal.

Ambos corrimos hacia la habitación, en la cama estaba ella, completamente calmada y respirando con algo de dificultad. Los ojos de Aradia se pusieron verdes, de sus dedos salió el magnetismo del mismo color de sus ojos, un verde florecente, su poder se extendió hacia todo el cuerpo de Annia. La magia la recorrió de pies a cabeza y luego mi hermana volvió a recogerla y me miró negando brevemente, esto era muy malo. Solté un suspiro, Annia estaba perdiendo la batalla, el pedazo de alma que había quedado en el limbo estaba jalando el alma que ella tenía en su cuerpo, es como si dos imanes se atrayeran. Aradia me informó que iría a buscar a Anaciel, ambas haría una pócima para contrarrestar los efectos, por lo menos para prevenir las convulsiones y desmayos, eso nos daría un poco de tiempo. Me quedé a su lado, acariciando su cabello, de vez en cuando ella se retorcía un poco y escuchaba su respiración acelerada. De un momento a otro el ambiente se volvió pesado, muy pesado, estábamos en pleno verano el cielo se volvió gris y el viento soplo con potente furia. Me asomé por la ventana y parecía que caería una gran tempestad, no era una tormenta normal, algo estaba mal, algo había cambiado. Mire a Annia aún dormida, no quería dejarla sola, pero tampoco podría dejar pasar lo que estaba sucediendo. Solté un suspiro, sólo sería unos minutos, salí por la ventana y abrí mi alas negras, ascendí hasta lo alto. Algo estaba mal, di un vuelta por la ciudad y me detuve en la punta de la catedral. Guardé mis alas y entré a la oficina del padre, a esta hora estaba en misa así que bajé las escaleras rápidamente, salí por el pequeño túnel y me detuve en plena ceremonia, silenciosamente caminé hasta las primeras filas y me senté, Constantino me vio mientras alzaba lo que era el “cuerpo” de Cristo. Mire atentamente a cada una de las personas que se encontraban en la reunión, memorice cada rostro, cada gesto, cada hombre, mujer y niño. En la tercera fila, al lado derecho había un rostro conocido, Alexandra, la madre de Annia. La misa estaba por terminar, aquí no había nada, miré al reverendo, sus oraciones se alzaba por encima de la hipocresía del lugar, malditos todos, creen que así se ganan su entrada al cielo. Finalmente el padre me dió la despedida a la acumulación de personas y cada uno empezó a marcharse. Seguí a Alexander sin que se percatará, ella de quedó en la entrada de la iglesia hablando con otra mujer, un escalofrío me recorrió al verla, su mirada era la de una mujer confundida, se acercaba buscando a su madre, por un segundo yo no supe que hacer, me quedé en shock, aunque me recuperé en un instante, corrí rápidamente, la tomé de los hombros y antes de que la vieran la arrastré a otro lugar.

-¡SUÉLTAME!- Exclamó, mientras se sacudía con brusquedad- ¿Quién es usted?- Preguntó- DÉJEME.

-Cálmate- Le dije- Ariana cálmate, cálmate. Conozco a tu madre y también a tu hermana, cálmate.

-Mi madre está ahí, quiero ir con ella- Aradia apareció y le soplo en la cara un polvo que la desmayó de inmediato.

-¿Qué carajos, Aradia?- Le pregunté.

-¿También lo sentiste?- Me devolvió la pregunta, asentí- Algo anda muy mal, debemos llevarnosla antes de que su mamá la vea, ella cree que sus dos hijas están muertas.

-De hecho, ella si debería estar muerta. Llámame a Katrinia.

...

-¿Qué esta ocurriendo, Katrinia?- Le pregunté al arcángel del infierno, cuando entro a la habitación.

-No lo sé, son retornados, Lucifer- Contestó- Yo tampoco sé porqué los muerto están volviendo, esto va a crear un desorden completo entre el Infierno, el cielo y la tierra.

-No están muertos pero tampoco están vivos- Dijo Miguel- Algunos ni siquiera saben que murieron, como es el caso de Ariana.

-Así como las almas buenas retornan, también lo hacen las malas- Agregó Katrinia- Ese es el verdadero problema.

-¿Cómo los devolvemos?- Preguntó Aradia.

-Buena pregunta, no lo sé. Primero debemos descubrir qué los está haciendo volver.

-Lo que me faltaba- Dije mientras me acariciaba el tabique de la nariz- Annia no puede ver a Ariana, así que mantengan a Annia en la habitación, si no ha despertado no demora en hacerlo. Iré al Infierno, Katrinia tú me acompañas- Ella asintió- Miguel, ¿Puedes encontrar a los retornados? a los malos, que no causen más daño, por favor.

Solté un suspiro de pesadez y cansancio, esto era malo, muy malo, los retornados era espíritus de personas muertas, que parecían vivos, eran tangibles y podían incluso morir de nuevo. Cuál era el problema, así como retornaban buenos, también lo hacía malos. Incluso, algunos ni sabía que estaban muertos, y cuando se enteraban su reacción no era muy buena. Ariana llevaba 9 años muerta y no lo sabía, su primera reacción fue buscar a su madre y a su hermana. Aunque Annia tampoco podía verla, su reacción viéndola, podía afectar su salud. Era de suma importancia encontrar a las almas malignas que deambulaban por ahí, sin rumbo fijo, y retenerlas para que no causaron estragos, lo importante era descubrir qué era lo que estaba produciendo que las almas retornarán del más allá, si descubrimos el epicentro del problema, podríamos solucionar sus demás conflictos. Todo estaba produciéndose en el infierno, así que yo debía viajar y poner en orden todo. Luego volveríamos y Katrinia como el arcángel de los muertos guiaría las almas a un nuevo renacer, mientras eso ocurría debíamos ganar tiempo para, no sólo encontrar una cura para Annia, sino también, descubrir quién era el causante de lo que estaba sucediendo. Miguel y yo teníamos dos teorías, una era que Agramón el demonio del miedo que atacó a Annia, había actuado solo con intención de desterrarme de mi trono. La segunda, que había actuado como mandadero de alguien mucho más poderoso, podría ser uno de los siete grandes reyes del infierno, incluso, de Belcebú. Había muchas teorías, un sinfín de posibles traidores y muy poco tiempo para salvar su vida, ni siquiera la magia podía retrasar lo que se le avecinada. El alma de Annia era como sí, algo en el limbo la retuviera, la mantuviera en ese lugar completamente enganchada. Antes de irnos escuchó un desgarrador grito de la parte de arriba de la mansión, fruncía el ceño y sin perder tiempo, salí corriendo subiendo las escaleras de mármol y yendo a la habitación de Annia, ella se encontraba dormida, así que me acordé de su hermana, me devolví en mis pasos y bajé a una de las habitaciones que teníamos en la primera planta. Abrí la puerta, y ahí estaba ella, completamente sumida en el dolor, llorando desconsoladamente, llena de miedo y angustia. Yo no comprendía lo que estaba ocurriendo, Ariana estaba dormida y no entendía porque se había despertado tan alterada. Me acerque a ella, me senté a su lado, hice que me mirará a los ojos y usando mis habilidades hipnotizantes, la dormí, ella cayó de nuevo a la cama, como si nada hubiera ocurrido. Esté día iba a ser muy largo.

Pov's Annia

-Hola, Gabriel- Lo saludé cuando entro a mi habitación, se acercó y me dió un beso en la sien.

-¿Cómo te encuentras?- Preguntó con dulzura.

-Bien... Estaba mirando que el día está tan nublado que sol no se asoma por ninguna nube, ni siquiera me quema- Le dije- Podríamos ir al jardín, porque parece que Lucifer tampoco se aparecerá hoy por aquí.

-Lucifer está un poco ocupado, en este momento está en el Infierno, han habido algunos problemas con los muertos.

-No me digas que ahora se están volviendo zombies- Bromeé, él rio sutilmente, me estiró la mano y la tomé, salimos juntos por el pasillo.

-Vamos al jardín internó, por si el sol sube- Asentí, nos desvíamos por el lado derecho de la casa, hasta llegar a un patio interno, dónde entraba la luz natural de afuera. Me quite las sandalias y toque el césped con mis pies, se sentía delicioso, me acerque al centro a dejar que la poca luz del cielo, que no me quemaba, acariciará mi piel. Hacia mucho tiempo no tenía esta sensación. Abrí mis ojos y me encontré con Gabriel que me miraba de una forma extraña, pero no incómoda, no sabría cómo explicarlo- Perdóname, es que me pareces un ser fascinante.

-¿Perdona?- Pregunté.

-Cuando padre nos creo, nos privó de sentir muchas emociones. Me parece interesante que te sientas complacida de recibir los rayos del sol.

-Bueno, siempre me queje del sol, debía caminar de mi casa a la universidad y era horrible para mí. Creo que ahora que he estado en las sombras y escondida por casi dos meses puedo apreciar mejor esto- Él pareció satisfecho con mi respuesta- ¿Qué puedes sentir, Gabriel?.

-Compasión, amor por mi padre y odio- Contestó mirando hacia otro lugar.

-¿Odio?.

-Bueno, si llegase a sentirlo por alguien.

-Entiendo- Me quedé un segundo observándolo, cuando a lo lejos ví la silueta de una mujer, tenía el cabello rubio castaño y era de la misma estatura de Aradia, aunque no era ella- ¿Hay alguien aquí?- Le pregunté.

-No lo sé- Él dirigió su mirada hacia donde apuntaba la mía, ambos empezamos a caminar hacia donde habíamos visto caminar la mujer- Hola- Le dijo él, ella se giró para mirarnos. Abrí mi boca con sorpresa, su mirada chocó con la mía, me lleve la mano al pecho.

-¿Ariana?.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro