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Capítulo 14

-Con está crema se le pasarán las quemaduras en el cuerpo- Escuché la voz de Aradia mientras poco a poco iba despertando- Que bueno que la cubriste del sol- Abrí mis ojos y me encontré con sus ojos verdes mirándome fijamente, sonreí, al otro extremo se encontraba Miguel. En ese momento caí en cuenta que lo recordaba todo... Absolutamente todo y también recordé que el quería matarme.

-Miguel- Susurré.

-Annia, ¿Lo conoces?- Preguntó ella.

-Lo recuerdo todo- Le dije, ella abrió brevemente su boca- Todo- Derramé una lágrima. Todo llegó a mí como cascada, la separación con Lucifer, el enfrentamiento con Miguel, la muerte de Karina y el motivó por el cual me lancé del risco. Aradia abrió con sus dedos mi ojos, quería ver mis pupilas.

-Tus pupilas están dilatadas y las venas negras aún son muy visibles. Escuchá, Annia- Yo sólo podía ver a Miguel- Miguel nos está ayudando a buscarte una cura.

-¿Por qué haría eso?- Pregunté- Quería matarme.

-Por que no voy a permitir que ensucien mi nombre- Contestó él- Quieren culparme y no lo permitiré. Lucifer cumplió el trato y yo te deje en paz.

-¿Dónde está él?.

-Viajo al Infierno, pronto vendrá- Contestó Aradia.

Me quedé allí sentada mirándola fijamente mientras ella me esparcía una crema por los brazos. No me había visto en el espejo en mucho tiempo, debía ser un desastre me dolía un poco el rostro y la garganta, también me ardía todo el cuerpo. Ella lo hizo con mucho cuidado, no quería lastimarme y realmente lo agradecía mucho, sentía que cualquier movimiento brusco haría que me echará a llorar como una niña pequeña. Al terminar ella me dijo que descansará un poco y también me indicó que había ropa limpia en el armario por si quería cambiarme. Estaba en una habitación diferente a la que estaba antes, está era mucho más grande, con tres ventanas que mantenía cerradas y con persianas de color negro, la habitación se veía muy oscura. Tragué saliva, sentía algo de miedo al quedarme sola. Me puse de pie, por poco mis rodillas fallaron así que me sostuve fuertemente de las barandas de la cama, me quedé allí unos minutos, luego tomé valentía y me dirigí a una puerta a mi costado, no estaba segura pero... Si no me equivocaba era el baño. El baño era de color blanco con azulejos pegados en la pared. La ducha tenía una puerta de cristal transparente y una tina. El espejo de cuerpo entero abarcaba toda la pared frontal y me sentí, al mirarme en el reflejo por primera vez en no sé cuánto, acomplejada por mi aspecto. Estaba muy delgada, demasiado, mis mejillas estaban hundidas, mis dedos eran huesudos y mis labios resecos y agrietados. Tenía horribles ojeras en las bolsas de los ojos y mis venas estaban brotadas, de color negro que me daba el aspecto de una película de terror. Fruncí el ceño, mis brazos tenían morados y en la garganta se me marcaban perfectamente bien las marcas de las garras del demonio. Trate de masajearme un poco la zona afectada, pero me dolía horriblemente. Me gire para mirar mi espalda, tenía un horrible arañazo que me cruzaba en forma horizontal, ahogué un sollozo, ¿qué carajos? Mi cuerpo estaba realmente maltratado, solo pude llorar, sentía tanta frustración, tanto miedo he impotencia. ¿Por qué me estaba ocurriendo esto a mí? Limpié mis lágrimas. No podía quedarme a llorar, empezaría por darme una buena ducha. Me despoje de mi ropa y entre a la ducha, abrí con agua fría y dejé que me cayera encima. Solté un grito ahogado, el líquido me lástima brevemente mis quemaduras, me aguante el dolor y al terminar pase la toalla suavemente por todo mi cuerpo, no quería lastimarme más de lo que ya estaba. Le volví a mirar al espejo y me empecé a cepillar el cabello. Me lo peine con cuidado, aunque, a pesar de mis esfuerzos por no maltratarlo el cabello se me caía a montones. Salí del baño y fuí al armario. Aradia tenía razón, estaba lleno de ropa, aunque en su mayoría vestidos de todo tipo, colores cálidos y fuertes. Saque uno corte campana de color rojo, las tiras me caían por los hombros, dejando al descubierto mis hombros. Me llegaba abajo de las rodillas. Al menos mi aspecto había cambiado un poco, ya no me sentía tan mal. Salí del cuarto y me aventure sola por la casa, baje las escaleras de mármol. Todo estaba muy oscuro, tuve un impulso casi animal de abrir todo para que entrará un poco más de luz, pero sabía que no podría por más que me incómodase. Sentía que la cabeza iba a estallarme, de un pasillo a mi izquierda ví venir a Katrina. Ella me miró frunciendo ligeramente el ceño.

-Annia ¿Cómo te sientes?- Preguntó, asentí.

-Eres el ángel de la muerte, ¿no?- Ella asintió- ¿Qué se siente haber nacido en el Infierno?- Pregunté.

-El Infierno es un lugar horrendo, incluso para alguien como yo. Nosotros nacemos sin alma, lo cual es bueno. Soy uno de los 7 Arcángeles del Infierno, el amo Lucifer es el mayor de nosotros. Soy la primera y única en nacer de las plumas de las alas de un ángel. El ángel Luzbel- Katrina me parecía suprema mente interesante, su aspecto a como lo recordaba era diferente. Su cabello antes blanco ahora era negro, sus ojos azules ahora eran verdes.

-Tu aspecto es diferente- Le dije.

-Así es, antes quería parecer un ángel del cielo. Cuándo Lucifer me devolvió mi ala tomé mi aspecto verdadero, un Arcángel de la muerte- Asentí.

-Annia- Escuchamos una tercera voz, la conocía perfectamente. Giré en mi eje y lo miré, no sabría describir que sentí en ese momento al verlo después de cinco años y recordarlo. Tragué saliva, sentía un enojo casi incontrolable, una ira por todo, todo, por haberme abandonado, por borrarme los recuerdos, ¡Por todo!- Katrinia ¿podrías dejarnos solos?- Ella asintió, me sonrió y se fue- ¿Podríamos hablar en la biblioteca?- Él bajo las escaleras hasta llegar a mi lugar, me puso la mano en mi espalda y me guío a una puerta a la derecha abajo de los escalones- Sé que no te gusta la oscuridad, perdón, pero no quiero arriesgarme a que te quemes.

-Lo recuerdo todo- Él se detuvo de forma abrupta y me miró- No sé cómo, pero mis recuerdos volvieron- Me sonrió, en sus ojos ví un brillo diferente, se quiso acercar a mí pero retrocedí- Me abandonaste- Le dije con los dientes apretados.

-Yo jamás te abandoné, sólo quería protegerte, tampoco fue fácil para mí- Me explicó- Fue un sacrificio que tuve que hacer, la culpa no te dejaba vivir, incluso te lanzaste del risco.

-Sí, me lancé. Me lancé con la esperanza de que me rescatarás- Mis lágrimas cayeron- Yo no quería que me te fueras.

-¿Por qué no lo entiendes?- Preguntó, él se pasó las manos por el cabello frustrado- Miguel quería hacerte daño, y tú mismo lo dijiste, soy un monstruo, te quería lejos de mí para no lastimarte- Contuve un sollozó.

-Y no sabes como me arrepiento de haberte llamado así, no eres un monstruo- Nos miramos unos segundos que se transformaron en minutos-Te fuiste, me dejaste- Lo acuse- Tomaste una decisión sólo, no me lo preguntaste y simplemente te fuiste, ni dejaste que estuviera lo suficientemente lúcida para decidir si te quería lejos.

-Lo hice por que te amo- Contesto, mientras miraba hacia otro lado.

-¿Hubieras vuelto si esto no hubiera pasado?- pregunté.

-No- Contesto con firmeza.

-Pues fue la decisión más egoísta que pudiste haber tomado, entiéndelo Lucifer, yo no quería que me protegieras, te quería a tí.

-Pues lo siento, pero tuve que hacerlo. Por años tuve que amarte en silencio, besarte en sueños, conformarme con el recuerdo de tu aroma. Tuve que abrazarte con una mirada, con una sonrisa, tuve que amarte en silencio. Lo siento; tuve hacerlo, me ví obligado- Se me partió el alma en ese momento, ambos habíamos derramado algunas lágrimas- Sólo quería protegerte.

-¿Y cómo te salió eso?- Pregunté con frialdad- Por tu culpa casi muero.











Chicooooos ¿Cómo están? Espero que se encuentren muy bien, este cap fue muy cortó, quería que vieran el encuentro de Lucifer y Annia.

Quiero que me den sus opiniones, ¿Qué tal voy? ¿Cómo les ha parecido la trama? Toda crítica es bienvenida.

Sin más nos leemos pronto.,

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