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Capítulo 10

-Que difícil eres de rastrear- Le dije a la cazadora, ella giró su mirada a mí, sus ojos gritaba la molestia que sentía a verme. Detrás de ella venía una adolescente de 14 o 15 años. Salí de la oscuridad y las recibí en el vestíbulo.

-Por lo visto no imposible- Contestó. Trate de descubrir que era lo que pensaba pero me fue imposible entrar en su mente- Aradia, que gusto verte.

-Siempre es un placer, Anais- Me senté una silla de la sala de estar- Vengo a cobrarte el favor.

-Estoy retirada- Agregó- No sé si lo sepas.

-Ya lo sé, te busque durante muchos días antes de lograr rastrearte, eres buena.

-Sube a la habitación- Le dijo a la chica, ella asintió y subió a la segunda plata de la casa- ¿Qué necesitas Aradia?- Me preguntó, le extendí una carpeta con fotos de Annia, la puse en la mesa de centro.

-Su nombre es Annia Wilson, está padeciendo lo que unos llamarían un corpus animae. Necesito que me ayudes a encontrar su alma.

-No quiero nada que ver con el mundo de las sombras, Aradia.

-¿Qué ocurrió en la gran guerra?- Pregunté.

-Sí hubieras estado ahí lo sabrías- Nos quedamos en silenció, uno muy incómodo por unos minutos- Está bien, te ayudaré- Fue la primera en hablar- Pero quiero a mi hija fuera de esto.

-Te lo juro.

-Deja que me preparé- Hice un ademán con las manos para que se tomará todo el tiempo del mundo.

Asintió, se puso de pie y camino hacia arriba. Aproveche para darle un vistazo a la casa. Era medianamente pequeña, arriba quizá dos habitaciones y abajo la sala, el comedor y la cocina. Tenía algunas fotos de la chica más que nada, era muy hermosa, su cabello negro hasta abajo de los hombros, sus ojos café oscuros y unas sonrisa pegajosa. Hice cuentas en mi mente ella no podía ser hija de Anais ¿O sí? Al menos que fuera una híbrida. Camine haciendo resonar mis tacones. Todo estaba perfectamente bien limpio. Debo confesar que había sido muy díficil encontrarla, la rastree prácticamente al otro lado del mundo, estaba en Vigo España y yo tengo una carrera contra el reloj. Seguí mirando la casa y una de los retratos me llamo la atención. Era una foto de Anais vestida de novia, un hermoso vestido corte princesa y un hombre la abrazaba por la espalda. Ella de veía feliz, muy feliz. Pero... ¿Qué habrá sucedido ese día para que decidiera alejarse? Escuché pasos arriba y luego bajaron las dos. Las miré con un ceja arqueada, la niña tenía una mochila y Ana también. Había viajado aquí entre un portal y por lo visto ella también tenía intención de abrir uno, sacó su estaca, grabó sobre el aire una runa de Tele-transportación y de inmediato se abrió dejando ver las luces que cegaban la vista. Me hizo un ademán insinuando que pasará primero y así lo hice. Llegué al otro lado un poco mareada y me quedé mirando a mi alrededor, parecía que habíamos llegado a un casa y tuve un extraño Dejá Vu, creo que ya había estado aquí. Ellas llegaron poco después de mí, me ignoraron, Anais bajo unas escaleras y la chica simplemente entro a una de las habitaciones y se encerró, fruncí ligeramente el ceño, parecía enojada. Decidí seguir a Ana y baje junto con ella, la espere aunque mi paciencia estaba al borde del colapsó, ella buscaba entre gavetas y sacaba frascos extraños en podía en un bolso negro. Había decidido buscarla a ella por dos razones, la primera, era una cazadora de demonios, conocía el ritual a la perfección y sabía que no fallaría. La segunda, ya la había visto hacerlo antes, en esa ocasión por poco falló, pero no lo hizo. En ésta tendría mi ayuda y la magia de Anaciel, nada podría salir mal. Ella termino de guardar todo, tomó una llaves del perchero y me indico que nos fuéramos, me sentí tentada a preguntar si iba a dejar a su hija sola, pero decidí no preguntar nada. Ella entró a la cochera de la casa, abrió la puerta del auto y entro al piloto, le di la vuelta al vehículo y entre al copiloto, ella abrió automáticamente la gran puerta de hierro y salimos. El silencio empezaba a incomodarme, antes de irnos ella marco en su teléfono lo que parecía un código de seguridad y en la casa sonó una alarma. Ella estaba muy cambiada, más calmada, más silenciosa, no tan ella y más taciturna. Los años no le habían pasado, de hecho, quizá seguía siendo la misma físicamente. La vi marcar el número de alguien por el tablero del auto. Su ceño estaba ligeramente fruncido, espero uno segundos hasta que una voz al otro lado contesto.

-Hola, Tessa- Habló ella.

-¿Anais?.

-Sí, estoy en Blacksburg.

-¿En serio? ¿Por qué no me avisaste?.

-Vine solamente a pagar un favor qué debo, la niña quedó en la casa a las afueras de la ciudad, la que me dio Derek. Active la alarme de seguridad. Por favor vigila las cámaras.

-¿Quieres que vaya a cuidarla?.

-No, ella se sabe cuidar sola. Solo quizá necesite una compañía, no ha querido hablar conmigo y se enojó por que tuvimos que venir.

-¿El favor que debes tiene que ver con el mundo oculto?.

-Sí, nos vemos después- Colgó sin más.

-¿De verdad te afecta volver?- Pregunté.

-Como no tienes idea.

Pov's Lucifer.

Sus ojos permanecían cerrados, mientras su cuerpo inerte estaba en la cama, estaba calmada la cadena que le había dado hace cinco años estaba en su cuello. Su pecho subía y bajaba en un movimiento de sincronización, sus manos estaban pálidas y por su cuello y rostro se le marcaba las venas negras. Su vida se iba poco a poco, su corazón no iba a soportar y sus pulmones se llenaban de sangre. La enfermedad la hacia aparentar más años de los que realmente tenía, su cabello rubio castaño estaba seco y enredado y su piel adquiría una tonalidad verde. Escuchaba su respiración en la máquina que le daba oxígeno y el pitido del cardiólogo. Aradia pudo encontrar a la chica y estaban de camino aquí, lo cual me daba mucha esperanza, de hecho, ella era mi única esperanza para recuperar el alma de Annia. Los seres celestiales no podíamos sacar almas del purgatorio, el cielo o infierno. Cada alma atrapada allí tenía una sentencia y no podía ser liberada hasta cumplirla. Por eso yo no podía liberar su alma, pero... Si lo hacía otra persona mediante un ritual, quizá surtiera efecto. Lo único que yo podía hacer por ahora era viajar al infierno y mantener los demonios a raya para que no las atacarán y para que no cruzarán al mundo terrenal. Le pedí a mi hermana que buscará otra persona que hiciera el trabajo, pero ella insistió en que tenía que ser está mujer, ella dijo que era muy buena en lo que hacía y que además, por ser cazadora debía conocer muy bien el procedimiento y los riesgos que implicaba viajar algunos de estos tres lugares. Su amigo entro a la habitación y se quedó junto a ella mientras leída un libro, sentía un pinchazo de celos con él. Él la tenía cerca, la podía abrazar, podía pasar tiempo con ella, la tocaba, la miraba los ojos, había pasado los últimos cinco años con ella. Sentía celos por que yo no podía vivir nada de eso con ella, porque sabía que él tenía el privilegio de quererla sin límites, ni a escondidas, sentía celos, celos de que él si pudiera a tenerla y yo no. Por un segundo me preocupe, sus ojos se conectaron con los míos, pero solo fue un reflejo, no podía verme. Decidí irme, le di un beso en la sien y salí de la habitación, me volví visible al ojo humano en el ascensor y al salir del hospital me subí al auto y prendí el motor. Iría por Katrinia, la llevaría conmigo fuera de este mundo. Avancé por las calles repletas de autos y me desvíe hacia la mansión. Empecé a pensar cómo sacar a Annia del allí, no podía hacerle nada con esa manada de bichos humanos rondandola, debía llevármela a la casa. El problema aquí es cómo convencer a su madre de dejarla ir, no podía dejar que nos acompañará y sabía que contrario a lo que le dijo a Aradia ella no dejaría ir jamás a su hija. Llegué a la mansión, estacione al frente y subí los grandes escalones de concreto. Seguí por el pasillo y baje al sótano, Katrina estaba de pie mirando por una ventana subterránea que daba vista al jardín. Ella me miró, sus ojos estaban hinchados de llorar, me dolía verla así, tenerla así y por eso la devolvería a su hogar. El infierno era su lugar, no aquí.

-Hola, Katrinia- La saludé, no me contestó nada- ¿Ahora me ignoras?- Pregunté, no dijo nada- Quería decirte que... Te llevaré al infierno de nuevo- Frunció el ceño- Yo mismo.

-No quiero volver- Ahora yo era quien fruncía el ceño- ¿Puede dejarme aquí, amo? Juro que me quedaré encerrada. Pero no quiero volver.

-Katrinia, el Infierno es tú hogar, debes seguir cumpliendo tu trabajo como ángel de la muerte- Contesté.

-Pero no quiero volver. Mire amo, me quedaré aquí, encerrada. A mí no se me da nada, como me ha mantenido siempre.

-Eso no es cierto, siempre has sido libre, más libre que cualquiera de mis creaciones.

-¿A qué le llama usted libertad?- Me preguntó- Encerrada en el infierno toda la eternidad, aguantando humillaciones de los príncipes infernales, sin poder conocer, salir o amar. Ha dicho usted que yo no podía amar, pero nací de una de sus plumas y antes de ser un demonio fue un ángel- La miré a los ojos- Eso no es libertad y sin darse cuenta de volvió igual que su padre, un tirano y dictador- Me acerque a ella hecho una furia, ¿Cómo se atrevía a compararme con él?.

-¿¡Cómo te atreves!?- Exclamé con furia- ¡Tú me debes la vida, te cree, te hice quién eres!- Volví a exclamar- Te cree para que me obedecieras, para que me siguieras. Soy el rey del infierno y como tu rey te ordenó que vengas conmigo- Mis ojos se volvieron negros completamente, ella empezó a sollozar y agachó su mirada.

-Sí, amo- Contestó sumisa y cabizbaja.

-Hermano- Escuché la voz de Aradia en la entrada del sótano, le di una última mirada a Katrinia y subí las escaleras. Mi hermana me miró a los ojos negros y frunció el ceño- ¿Discutiste de nuevo con ella?- Preguntó, no dije nada- Sigues gritándola, obligándola hacer cosas que no desea ¿Cuándo le darás su libertad?- Preguntó de nuevo.

-Es el arcángel del infierno con más libertad que todos, ¿no se da cuenta acaso?.

-Te teme hermano- Me dijo- Te teme igual que todos, Katrina lo único que ha hecho es seguirte, seguirte incondicionalmente. Ten un poco de misericordia con ella.

-¿Misericordia?- Pregunté- Escapó del infierno poniendo en peligro las almas, me obligó arrancarle un ala, llegó a la tierra a plena luz del día, cualquiera pudo verla, te mintió, me desafío. No merece misericordia.

-Trátala como te hubiera gustado que te tratará nuestro padre- Me detuve en seco y lo pensé- Traje a Anais, en este momento está con el padre Constantino.

-¿Por qué no la has llevado directamente al hospital?- Pregunté.

-Por que debemos primero investigar más de lo que le sucede y segundo, por que allá no podemos hacer mucho por ella. Debemos sacarla de allí y traerla aquí- Asentí.

Pov's Aradia.

-Venas negras- Habló Anais observando Annia- Una ataqué demoníaco sin duda alguna- Ella le abrió los párpados y pudimos ver sus ojos, éstos se movían de un lado a otro sin detenerse, sus pupilas mantenían dilatadas- Le dio miedo- Me dijo- Un demonio del miedo quizá. La tonalidad verde representa la falta de vida, de alma ¿Lista?- Me preguntó, asentí.

Nos íbamos a meter en los recuerdos de Annia, así, podríamos vivir el momento en el que empezó todo. Ella dibujo un cruz invertida en su cien me tomó de la mano y con la suelta sostuvo la cabeza de Anni. "Στον κόσμο των ονείρωv" Dijo en griego y en español significaba "Al mundo de los sueños" Al frente de ella estaba el gran almacén, era una tienda de antigüedades, habían dos grandes puertas de cristal. Entro y la campana de inmediato sonó, las vitrinas estaban llenas de objetos raros y en su mayoría parecían demoníacos. Habían muchas pinturas famosas, en un estante de vidrio estaba una muy famosa pintura de Francisco de Goya de 1819 aproximadamente hasta 1823. Era una ilustración muy sangrienta y perturbadora del dios Saturno devorándose su propio hijo. Una voz gruesa y demandante la hizo estremecer, el escalofrío que recorrió su cuerpo me le hizo poner los bellos de punta. Se giró para mirarlo. Tenía los ojos rojos y no me refería a cuando alguien se drogaba, no, parecía que tuviera pupilentes. Trague saliva pesadamente. Ella empezaba a tener miedo. Su respiración era medianamente acelerada, su ritmo cardíaco aumentaba. Lo siguió hasta adentro del local y llegaron a una habitación completamente vacía, en la que sólo se encontraba una pintura demasiado gastada colgada en la pared- Fue pintado en 1847 por Alexandre Cabanel y su título original fue "L'Ange Déchu" y en español El Ángel Caído. Es la representación máxima de la expresión del Arcángel del Infierno Luzbel, al ser desterrado de vergel celestial. Cabanel lo pinta lleno de ira, derrotado, mientras se libran los últimos golpes de la batalla en los cielos- En uno de los extremos de la pintura se podía ver algunas palabras, dice: "¡Cómo has caído de los cielos, Lucero, hijo de la Aurora! ¡Has sido abatido a la tierra dominador de naciones! Tú que dijiste en tu corazón: Al cielo subiré, por encima de las estrellas de Dios alzaré mi trono, y me sentaré en el Monte de la Reunión en el extremo Norte. Subiré a las alturas del nublado, y seré como el Altísimo"
Is. 14, 12-14- Simplemente se fue dejándola sola. Empezó a sacar las cosas del bolso. Comenzó a sentirse mareada, así que parpadeo varias veces aunque no fue de ayuda. Tuvo que sostenerse de las paredes para no caer. Luego, sintió el golpe de la cabeza caer contra el suelo, después, todo fue oscuridad absoluta. Ella se desmayó y luego vino el nombre cerrando una válvula oculta con un gas tóxico. La tomó en sus brazos y la llevo cargada hasta una pequeña sala de estar en la biblioteca. Puso sus ojos en blanco y con palabras en otro idioma empezó a absorber su alma, su cuerpo empezó a convulsionar y su boca a expulsar una especie de baba negra. No puso seguir con el proceso, algo lo interfirió, no dejo que siguiera con su tarea. Sus ojos me miraron directamente y luego vino a mí corriendo tirándome contra una de las paredes, caí de espaldas y en el reflejo de Ana nos despertó y me saco del mundo onírico. Ambas quedamos sin poder respirar, yo quedé mareada y sosteniéndome fuerte de la baranda de la cama me senté en el suelo.

-Nos vió- Le dije jadeando- ¿Cómo es posible eso?- Pregunté.

-Por que es un demonio, ellos pueden caminar entre los dos mundos. La que me preocupa es ella- Contesto señalando a Annia- Su cuerpo está muy débil, no creo que soporte el ritual, puede morir.


















Hoooooola chicos ¿Cómo están? Espero que se encuentren muy bien, mi amores. Hace días no les dejaba notas por aquí.

Bueno, quisiera saber que les parece la historia, cómo vamos y que les gustaría para el siguiente capítulo. Bueno, fue algo complicado escribir este capítulo porque no quiero darles spoilers del libro de “ENCUENTROS” hasta ahora no se me ha safado nada que no sepan.

Sin más nos leemos próximamente.

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