Capítulo 1
-Señorita Wilson- Me llamó el profesor, gire en mis talones y me devolví en mis pasos hasta llegar a su pupitre.
-Si, dígame- Contesté, el salón empezaba a quedar vacío.
-Todos sabemos el excelente trabajo que hace restaurando pinturas, hace unos días un coleccionista de antigüedades vino preguntando por alguien que hicieras ese tiempo de trabajos, te recomendé a ti, aquí está el número- Saco un pequeño papel de su bolsillo trasero- Es la dirección también, espero no me quedes mal.
-No, claro que no. Muchas gracias profesor de verdad que me ayuda muchísimo, en serio se lo agradezco, iré está misma tarde- El asintió.
Salí corriendo del salón por que debía pasar la mitad de la universidad para llegar a mi próxima clase, lo bueno es que era la última de la mañana. Odiaba con todo mi corazón que me hicieran madrugar solamente para venir tres horas en la mañana, en serio que era lo peor del mundo. Me tocaba la clase de Pentateucos- Libros históricos, la carrera que estaba estudiando era Ciencias Religiosas no era muy conocida y hasta el día de hoy me seguía preguntando porqué había decidido estudiarla, yo había llegado a la facultad con la intensión de estudiar Literatura o Filosofía pero cuando me puse a leer los folletos y la diferentes carreras está en especial me llamo muchísimo la atención, no era adoctrinamiento religioso como todos creen al principio. Las ciencias de la religión o estudios religiosos se refieren al estudio científico, neutral y multidisciplinar de las religiones; abarcando sus mitos, ritos, valores, actitudes, comportamientos, doctrinas, creencias e instituciones. Se persigue como la descripción y la interpretación de los fenómenos que se consideran religiosos <<El hecho religioso>> especialmente desde una perspectiva comparativa, poniendo sobre todo el acento en el carácter sistemático de su estudio y su fundamentación en hechos históricos y con otros datos verificables analizados. Incluye la filosofía, la filología, la historia, la arqueología, la antropología, la psicología y la sociología. Más adelante también se incluyen ramas tan importantes como la neurobiología. Básicamente por eso había decidido estudiarla, además que incluía asignaturas muy interesante como la Metafísica, los Pentateucos, Antropología Filosófica, Fenomenología Religiosa, Historia de la Iglesia: Edades Antiguas y Medieval, Libros Proféticos, Historia de Dios, Cristología y ETC. No sabía para que me serviría en un futuro pero... Realmente vivía feliz con lo que había decidido estudiar, caminé por el campus casi vacío mientras le echaba un vistazo al papel, era una tarjeta con un nombre de teléfono y una dirección, “Demonios, Casa de antigüedades” No había escuchado nunca de ese lugar, así que posiblemente fuera nuevo. Subí las escaleras del edificio, gire a la izquierda y entre al auditorio, el profesor ya había iniciado su clase así que avancé en mucho silencio y cautela, escribía un tipo de mapa conceptual y explicaba al mismo tiempo. Me senté adelante y preste suma atención, aunque mis pensamientos se perdieron al instante. Hace cinco años tuve un accidente en el que perdí la memoria de la gran mayoría de las cosas que pasaron en cuatro meses de mi vida, olvidé mi graduación, la muerte de mi mejor amiga y el sufrimiento que esto me produjo. Mamá dice que yo fui a un pueblo a cuatro horas de la ciudad solamente para tirarme al mar y suicidarme, lo cual, si me ponía a pensar era una reverenda estupidez. Jamás tuve pensamientos suicidas y entre más lo pensaba menos sentido tenía. Apreté el dije de mi collar entre mis dedos, no recordaba nunca haberlo tenido puesto, pero ese día, el hombre con el que me choque dijo que era mío. Tenía dos iníciales “A~L” y no sabía que significado tenía. No tenía ni idea de lo que había sucedido pero sentía que había olvidado muhas cosas, sentía que había olvidado a alguien, era un vacío que tenía en el pecho y a pesar de los años no pudo llenarse con nada.
...
-Hola, Anni- Habló Horacio, le sonreí, acababa de salir de la clase y ya podría irme a casa. A él aún le faltaba dos clases más- ¿Adónde vas?
-Hola- Contesté- Voy a casa. Estoy algo agotada y en la tarde iré hacer la restauración de una pintura, les tendré almuerzo ¿Has visto a Silvana?- Pregunté, nos iríamos juntas y no la veía.
-No, no la he visto. Pero si quieres te llevo, de todos modos no me gusta mucho la clase que tengo- Negué.
-No Horacio, no te preocupes me iré sola. Quizá Silvana se fue con su novio- Busque en mi bolso las llaves de la casa y no las encontré- Me lleva el Diablo, no traje mi llaves- Él sacó su llavero del bolsillo trasero de sus jeans.
-No las pierdas otra vez, cuídate mucho- Asentí, me dió un beso en la mejilla y se fue.
Horacio, Silvana y yo habíamos alquilado una casa los tres y vivíamos juntos. Horacio consiguió un trabajo como chef en un restaurante de comidas rápidas y Silvana y yo trabajábamos como editoras para la editorial Vince, nos enviaban cuatro manuscritos a la semana y debíamos editarlos, dar una crítica y reenviar el elegido. No era un trabajo duro realmente, hacía dos de las cosas que más me gustaban escribir y leer. Además, que la gran mayoría del dinero que ganábamos mi amiga y yo nos quedaba porque Horacio era quien prácticamente pagaba todo. Después de que Karina murió abandoné el apartamento y viví un tiempo con mi mamá, después entre a la universidad y me fui de nuevo. Samirah estaba realmente grande, ya tenía 12 años y era una adolescente muy cariñosa, atenta, muy servicial y bondadoso. Por otro lado mi madre tiene una nueva pareja con la cual está hace un año, es un hombre bueno, la respeta, la quiere y sobre todo no la maltrata. Ella estuvo soltera durante casi tres años y luego conoció a Justin, la veía muy feliz y eso me alegraba muchísimo. Por que por fin había conseguido su media naranja. Fui a la parada del autobús y me detuve a esperar, tomé mi teléfono, conecte mis audífonos y los puse en mis oídos. Debía ir con el doctor a revición cada dos meses, me hacían terapia para que mis recuerdos volvieran, pero ya llevaba cuatro años en esto y mis recuerdos simplemente permanecía bloqueados. Me esforcé en recordar pero solo conseguía que me doliera la cabeza y fuertes mareados hicieran casi desmayarme. Así que simplemente dejé de hacerlo, después de mucho simplemente perdí la esperanza, he conocido casos de personas que jamás recuerdan absolutamente nada y deben vivir con la ausencia de esos recuerdos. Aquí el problema era que... Yo sentía que había olvidado algo muy importante, algo que me había marcado. Esto era un sentimiento que constantemente me invadía, esa angustia y esa pena, ese dolor. No entendía que había sucedido, ojalá alguien pudiera darme respuestas concretas, pero ni la ciencia, ni la medicina y mucho me la yo podía hacerlo. Subí al auto y me hice en los asientos de atrás, el urbano venía vacío por fortuna, aunque el tráfico era pésimo. Así que como iba terminaría llegando en la noche a la casa, bueno, quizá exageraba un poco, pero realmente me hubiera gustado tomar un taxi aunque cobrará el triple. Poco a poco el vehículo se fue llenando de personas y en un abrir y cerrar de ojos ya todos estábamos apretados y aquí ya no podía caber un alma más, hacía un calor de los infiernos y a mi lado había un hombre realmente sudoroso y mal oliente. Después de unos cuántos minutos más llegué a mi destino, me puse de pie inmediatamente, me abrí paso hasta la puerta y finalmente respire aire puro. Estaba irritada, caminé las dos cuadras que faltaban para llegar a casa y finalmente llegue, metí las llaves en la cerradura y abrí la puerta, cerré de nuevo y puse el llavero en el perchero. Subí las escaleras, abrí mi habitación, tiré el bolso y me tumbe a la casa boca abajo, no había estado durmiendo bien estos días así que estaba algo alcanzada de sueño. Me quite los zapatos, las medias, me desabroche el sostén y me acosté entre mis almohadas de terciopelo. Poco a poco mis ojos se cerraron, el sueño me estaba ganando y luego me deje llevar por los brazos de Morfeo, transportandome al país de los sueños.
...
-Muchas gracias- Le dije al taxista mientras sacaba el billete y le pagaba. Al frente de mi estaba el gran almacén, era una tienda de antigüedades, habían dos grandes puertas de cristal. Entre y la campana de inmediato sonó, las vitrinas estaban llenas de objetos raros y en su mayoría parecían demoníacos. Habían muchas pinturas famosas, en un estante de vidrio estaba una muy famosa pintura de Francisco de Goya de 1819 aproximadamente hasta 1823. Era una ilustración muy sangrienta y perturbadora del dios Saturno devorándose su propio hijo. Parecía muy real, aunque según tenía entendido la real se encontraba en el Museo del Prado en Madrid.
-Buenas tardes, señorita- Una voz gruesa y demandante me hizo estremecer, el escalofrío que recorrió mi cuerpo me hizo poner los bellos de punta, me gire para mirarlo- ¿Es usted quién viene a restaurar mi tintura?- Tenía los ojos rojos y no me refería a cuando alguien se drogaba, no, parecía que tuviera pupilentes. Trague saliva pesadamente.
-Si... Si- Balbucee- Mí nombre es Annia Wilson, estudiante de Ciencias Religiosas de la Universidad Javeriana.
-¿Le gusta la pintura?- Preguntó, era afrodescendiente, con los ojos rojos, un traje de corbata y unos grandes brazos. No sé porque me estaba empezando a dar miedo.
-Parece muy original.
-Y lo es... Venga conmigo, le mostraré que pintura debe restaurar- Asentí. Lo seguí hasta adentro del local y llegamos a una habitación completamente vacía, en la que sólo se encontraba una pintura demasiado gastada colgada en la pared- Fue pintado en 1847 por Alexandre Cabanel y su título original fue “L'Ange Déchu” y en español El Ángel Caído. Es la representación máxima de la expresión del Arcángel del Infierno Luzbel, al ser desterrado de versel celestial. Cabanel lo pinta lleno de ira, derrotado, mientras se libran los últimos golpes de la batalla en los cielos- En uno de los extremos de la pintura se podía ver algunas palabras, pero yo no sabía francés así que no tenía ni idea de lo que decía- Dice: “¡Cómo has caído de los cielos, Lucero, hijo de la Aurora! ¡Has sido abatido a la tierra dominador de naciones! Tú que dijiste en tu corazón: Al cielo subiré, por encima de las estrellas de Dios alzaré mi trono, y me sentaré en el Monte de la Reunión en el extremo Norte. Subiré a las alturas del nublado, y seré como el Altísimo”
Is. 14, 12–14- Lo dijo como si hubiera leído mi mente- La dejo para pueda trabajar, asentí.
-¡Carajo!- Exclamé para mí misma, no sabía porque sentía miedo y por alguna extraña razón pude respirar con más facilidad cuando se fue. Trague saliva y empecé a sacar las cosas de mi bolso. Comencé a sentirme mareada, así que parpadee varias voces aunque no fue de ayuda. Todo me daba vueltas, así que tuve que sostenerme de las paredes para no caer, muchas vives empezaron a resonar en mi cabeza y luego, sentí el golpe de mi cabeza caer contra el suelo, después, todo fue oscuridad absoluta.
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