Extra- Cassidy: una invitación.
Este es el extra prometido de Cassidy. Espero que les guste. Sasi223
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El ardor familiar en su piel la calmaba, para muchos los tatuajes eran algo doloroso, para otros ese dolor se volvía casi inexistente, dejando una placentera adicción de por medio. Cassidy era del segundo tipo de personas.
Sintió los últimos cortes de la aguja sobre su piel, la tinta blanca detallando los rasgos finales del diseño: un tatuaje en tres dimensiones que daba la impresión de que su piel se abría desde mediados del muslo, ascendiendo por la cara externa por toda su nalga hasta llegar a sus caderas, descubriendo los engranajes mecánicos debajo, de los cuales partían las estrías azules que eran imborrables de su piel.
Cassidy pagó el trabajo, era de los mejores que le habían hecho, y salió del estudio rumbo al bar más cercano, preferiblemente uno que tuviera servicio de hostal.
Llevaba dos años de viaje. Había regresado a Jonia hacía dos días; no era de sus regiones favoritas, la guerra los había dejado divididos e inestables, su propia población disputándose el control en busca de mejorar su estilo de vida. Unos querían la paz y regresar a viejos tiempos, otros buscaban hacer de la magia un arma y vengarse de Noxus.
El imperio conquistador no se había recuperado totalmente de la batalla contra Piltover y Zaun, para los jonios eso significaba que era el momento perfecto para atacar, pero mientras no todos estuvieran de acuerdo, no harían nada.
Cassidy entró al bar, acercándose al barista y solicitando una habitación para pasar la noche y una pinta de cerveza negra; no se quedaría allí mucho más, tomaría el primer barco lejos en la mañana. Mantuvo su rostro oculto tras la capucha de su camiseta negra sin mangas, vendajes oscuros cubriendo sus brazos, la chaqueta en su mano, tenía mucho calor para traerla puesta.
Ocupó una mesa en una esquina poco concurrida, donde le fue llevaba su cerveza, buscando mantener un perfil bajo; estaba cansada de las peleas por esa noche. Iba por su tercera cerveza cuando su paz fue interrumpida por dos hombres fornidos que decidieron que la chica extrajera y misteriosa sería una presa interesante.
—Bueno, ¿qué tenemos aquí? Una pequeña sin rumbo —comentó el rubio de cabello corto, sonriéndole lascivamente hacia su amigo, un moreno alto con rizos rojizos.
—Parece perdida, Vaux, deberíamos ayudarla a encontrar un mejor sitio —dijo el moreno, apoyando su mano en el espaldar de la silla de Cassidy.
—¿Qué pasa pequeña? ¿No puedes hablar? Al parecer la chica no tiene lengua, Carrel —preguntó Vaux, inclinándose sobre la mesa e intentando ver el rostro de Cassidy.
—Vamos, mira hacia arriba, prometo que no somos tan feos como otros aquí. Estoy seguro de que puedes pasar un buen rato con nosotros —afirmó él, su mano deslizándose hacia el hombro de Cassidy—. De paso comprobamos si tienes lengua y cómo puedes usarla.
Cassidy dejó escapar un suspiro pesado, dándole el último trago a su cerveza y chocando la jarra contra la madera de la mesa. Sus ojos se desviaron hacia la mano apoyada en su hombro, hizo una pequeña mueca con sus labios que demostraba su asco y molestia. Esos tipos no se iban a ir fácilmente.
Su cuerpo se movió incluso sin pensarlo, un segundo había estado sentada y al siguiente sus manos tiraron del brazo de Carrel, haciendo que su cuerpo impactara contra la mesa mientras ella se ponía de pie. Apoyó su peso en él para impulsarse hacia arriba y asestarle una patada a Vaux en su rostro, haciendo que cayera hacia el suelo, y luego tomó a Carrel del cabello y lo empujó al lado de su compañero.
Ambos hombres se pusieron de pie con rabia mal contenida, sus manos sacando sus cuchillos mientras los ojos del rubio adquirían un brillo dorado. Cassidy sonrió ladinamente, adoraba pelear con seres que poseían habilidades mágicas, le encantaba ver la expresión en sus rostros al notar que ella era inmune a la magia.
Las cicatrices de aquel día no fueron solo visibles, algo bueno se había quedado en ella también: no importaba que hechizo o poder fuera, a ella no la afectaría. Cassidy cuadró sus hombros y subió sus puños, lista para luchar; si esto iba a pasar, bien podía disfrutarlo.
—¡Basta ya! —la voz ronca que resonó en el silencio del bar hizo que los hombres deformaran sus rostros en expresiones de disgusto y gruñeran por lo bajo.
—Esto no es tu problema, Axel —espetó Carrel, girándose hacia la mujer que avanzaba hacia ellos a paso firme.
—Lo hacéis mi problema cuando interrumpís mi tiempo de descanso con peleas estúpidas que obviamente vais a perder —rebatió ella, su mano saliendo de debajo de la capa de cuero sobre sus hombros y desviándose hacia el mango del arma que colgaba del cinturón.
—¿Perder? —cuestionó Vaux con incredulidad y diversión—. La chica ya es nuestra.
—La chica acaba de patearos el culo en tres segundo y no se ha movido de su posición de defensa pese a que activaste tus ojos. Es inmune a la magia y os va a reventar el cráneo, algo que no me molesta, excepto que hoy no estoy para tolerar vuestras estupideces —repuso Axel, sus ojos adquiriendo un brillo verdoso que hizo que ambos hombres dieran un paso atrás.
—Como sea, tampoco era tan bonita —comentó Carrel, tocando el hombro de Vaux y caminando hacia fuera del bar.
Solo entonces Cassidy se permitió relajar su postura, sus ojos detallando a la mujer que había intervenido. Axel, como la habían llamado, era bastante alta, con la piel oscura y, a juzgar por el ancho de sus hombros y la definición del brazo visible fuera de la capa, con músculos bien desarrollados. Su rostro era normal, no tenía ningún rasgo que la hiciera destacar, más allá de la cicatriz que iba de su frente, cortando parte de su ceja, y seguía hasta unos centímetros por debajo del ojo.
Cassidy no la describiría como bonita, sino como llamativa; el aura imponente que la rodeaba y la expresión seria le daban algo con lo que trabajar. Tenía el cabello castaño, rapado en la base y lo suficientemente largo como para recogérselo en un moño pequeño en la parte superior. De cierta forma a Cassidy le recordaba un poco a Sevika, especialmente cuando sus ojos volvieron a ser oscuros, tanto que Cassidy diría que eran negros.
—No necesitaba ayuda —reclamó Cassidy, girando para volver a sentarse en la silla y pidiendo otra pinta de cerveza negra.
—No pensé que la necesitaras —aseguró Axel, pidiendo una cerveza para sí misma y sentándose junto con ella.
—No recuerdo haberte dicho que podías compartir mi mesa —reprochó Cassidy, sin darle una mirada al mesero cuando colocó las cervezas delante de ellas.
—Es lo que obtienes por hacerme perder mi mesa al venir a espantar a esas cucarachas —respondió la morena, dándole un largo trago a su bebida.
—Repito: no necesitaba tu ayuda —reafirmó Cassidy en un tono feroz, sus ojos enfrentándose a los de Axel. Había tenido razón, el iris era negro, no se podía distinguir la pupila.
—Simplemente pensé en ahorrarle a mi tío un par de destrozos y evitarme yo la molestia de tener que arrojar sus cuerpos inconscientes a la calle cuando los terminaras de reventar —explicó Axel, sonriendo de lado hacia Cassidy al ver la sorpresa brillar en sus ojos.
—¿Cómo sabías que soy inmune a la magia? —cuestionó la de cabellos violetas, dándole un trago a su cerveza y mirando a Axel.
—He visto los ojos de Vaux en acción antes, las personas que podemos resistirlos igual nos vemos afectados de alguna forma. Tú ni siquiera parpadeaste —contestó ella, acomodándose hacia el espaldar, relajando su cuerpo como si hablara con un viejo amigo—. Una escucha muchas cosas cuando viaja, especialmente si Noxus es el centro de sus visitas recurrentes. Me contaron la historia de la chica de cabello morado con estrías azules en su cuerpo, la marca eterna de un poder extinto.
—No son más que mitos —aseguró Cassidy, bajando su mirada hacia su bebida antes de tragar un poco más.
—Cuando has visto tanto como yo, aprendes a creer en los mitos —comentó Axel, sus dedos girando la taza en su lugar, sus ojos devorando los de Cassidy.
La tensión entre ambas podía cortarse con un cuchillo. Cassidy presionó los dedos contra la taza hasta que sus nudillos se pusieron blancos, sintió su propia respiración pesada y caliente, su saliva espesándose hasta dificultarle tragar. Deseaba poder atribuirlo al uso de alguna magia, tener una excusa para el obvio deseo que se incrementaba entre ambas, pero no podía. La querría, añoraba tenerla y descubrir que podían hacer esas manos sobre ella.
—¿Me respondes una pregunta? —dijo Axel, su voz arrastrándose de forma pastosa, enviando escalofríos por la piel de Cassidy. No era novata en esto, era de las primeras cosas que había probado apenas dejó Zaun, pero por la forma en que su cuerpo reaccionaba, parecía serlo y eso la molestaba y excitaba a la vez.
—Solo si me respondes tú una a mí —repuso, alzando su cabeza en un aire retador que hizo sonreír a Axel, quien asintió hacia ella, dándole la palabra primero—. ¿Por qué Axel? Dudo que alguien nombre así a su hija.
—Hace mucho que olvidé mi nombre de nacimiento —respondió Axel, empujando su capa hacia atrás y mostrándole a Cassidy las armas que colgaban de su cinturón. Inicialmente había creído que serían espadas, ahora podía ver que eran hachas—. Después de las primeras muertes, la gente me dio ese nombre y es el que he usado desde entonces.
—Parece que te gustó —comentó Cassidy, alzando una ceja y bajando la capucha, mostrando su cabello largo trenzado en espigas que dejaban algunos flecos sueltos.
—Muy bien, mi turno —Axel se inclinó hacia delante, ambos brazos cruzados sobre la mesa, sus ojos detenidos en el gris azulado de Cassidy—. ¿Por qué se te dilatan las pupilas mientras me miras?
Cassidy contuvo una sonrisa engreída. Estaba complacida ante la capacidad de Axel de notar el cambio en ella, le gustaba lo directa y distante que era a la vez, la forma en que ambas se hallaban visiblemente afectadas por la otra, pero lo encubrían con tanta maestría que nadie que las observara desde fuera podría verlo.
Acercó la jarra a su boca y bebió el contenido que quedaba, incorporándose lento y retirándose por las escaleras al fondo del bar, que llevaban a las habitaciones superiores rentadas para los huéspedes.
El agua de la ducha fría limpió el sudor del día y alivió el dolor en los moretones de las peleas anteriores, ayudando también a despejar su cabeza de la bebida.
Salía del baño envuelta en una toalla, su cabello goteando agua hasta mojar el suelo, cuando escuchó los dos golpes en la puerta. No preguntó quién era, no necesitaba hacerlo, avanzó hacia la puerta y la abrió sin pudor ninguno, encontrándose a Axel apoyada contra el marco con una sonrisa de suficiencia que combinaba con la de Cassidy.
No intercambiaron palabras esa noche, las ropas de Axel adornaron un camino hacia la cama, sus cuerpos desnudos se fundieron con furia, fuerza y hambre. Parecían vagabundos que no habían comido en días y que de repente se hallaban delante de un festín. La habitación se llenó de gemidos, gruñidos, jadeos, el sonido de las carnes golpeando juntas, el rechinar de los muelles de la cama.
Ambas perdieron la cuenta de cuántas veces lograron llevar sus cuerpos a la cúspide, deteniéndose solo cuando les fue imposible físicamente moverse, sintiendo sus músculos doloridos quejarse. Sabían que a la mañana sería todo un reto caminar, pero estaban de acuerdo con que había valido la pena.
Los rayos del sol despertaron a Axel ya entrada la mañana, haciéndola gruñir ante la molestia en su descanso y el dolor en su cuerpo. Su mano buscó a tientas en la cama, pero la encontró vacía. Sus ojos se abrieron, mirando por la habitación; en efecto, se hallaba sola. Axel se sentó en la cama, sosteniendo su cabeza entre sus manos y dejando escapar un suspiro.
No había esperado algo distinto, sabía que aquello era una aventura de una noche. Había tenido muchas mientras viajaba, formaban parte de su estilo de vida, pero no había contado con la forma en que su cuerpo sería compatible con el de la joven, hasta el punto en que había sentido su mente derretirse. Al menos apreciaría el recuerdo.
Se levantó y recogió su ropa del suelo, entrando al baño para darse una ducha rápida y vestirse, tenía asuntos que terminar antes de partir a su siguiente rumbo. Observó la cama desecha y los muelles que habían atravesado el colchón después del encuentro de la noche; sonrió con suficiencia, había sido increíble, tenía que admitir eso.
Giró, dispuesta a salir de la habitación, cuando vio el pedazo de papel encima de sus hachas. Lo tomó con cuidado, leyendo la letra inclinada y alargada que le transmitía un mensaje capaz de hacerla sonreír abiertamente. Esa chica sabía sorprenderla.
“Para esta fecha el año que viene estaré en Zaun, mis madres tienen un bar allí. Si ese entra entre tus destinos de viaje, pásate por La última gota, la cerveza va por cuenta de la casa.
Cassidy”
—Te tomaré la palabra —susurró Axel, doblado el papel y guardándolo en el bolsillo de su pantalón, recogiendo sus hachas y saliendo de la habitación mientras meditaba qué cambios tendría que hacer en su agenda de viaje para estar en Zaun el año entrante.
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Las risas de los borrachos sobresalían por encima de las notas de música de la rockola, las conversaciones llenaban el aire y La última gota parecía más vivo que nunca antes para Cassidy, aunque eso podía tener mucho que ver con que antes de su viaje no la dejaban estar en el bar cuando llegaban los clientes.
Cait y Vi estaban sentadas con Katarina y Garen, que esperaban que Sylas trajera sus cervezas mientras Lux organizaba la noche en el casino/burdel. Cassidy había pasado el inicio de la noche sentada con ellos, narrándole más historias de sus viajes, explicando que su regreso a casa se debía a que extrañaba a su familia, pero que volvería a partir en algún momento, y escuchando las historias de ellos. En algún punto, ella decidió apartarse e ir a tomar a la barra, riéndose con el barista de las actitudes alcoholizadas de algunos clientes.
El sonido de la puerta abriéndose atrajo la atención de todos. Cassidy tomaba el contenido de su vaso, un whiskey caro que Caitlyn había incorporado a las ofertas durante la ausencia de Cassidy, cuando notó el silencio reinante en el bar. Podía escuchar la canción que sonaba en la rockola, eso solo significaba una cosa: quien había entrado era un extranjero. Aun cuando los peligros ya no eran los de antes, si alguien nuevo llegaba a Zaun, los zaunitas seguían reaccionando de esa manera.
Cassidy dejó el vaso en la barra y giró hacia la puerta, movida por la curiosidad de ver qué tipo de persona había causado semejante mutismo. Sintió su respiración espesarse cuando sus ojos encontraron aquella mirada oscura y arrogante, viéndola avanzar dentro del bar con aire imponente, sin amedrentarse por la forma en que todos la miraban.
Cassidy vio a su madre pararse con la intención de recibir a la nueva clienta, como siempre que era un extraño quien entraba, pero su propio cuerpo se adelantó a ella, incorporándose y quedando delante de la barra; sus ojos fijos en Axel, desafiándola con la mirada, hasta que la mujer se detuvo delante de ella.
—No te esperaba —afirmó Cassidy, colocando sus manos en los bolsillos delanteros de su pantalón con aire casual.
—Creo que alguien me hizo una invitación demasiado tentadora para ser rechazada —respondió Axel, alzando su barbilla con arrogancia y sonriendo ladinamente al ver a Cassidy arquear una ceja.
—En ese caso… —comentó ella, dando un paso más cerca hacia Axel, sintiendo el calor del otro cuerpo golpear el de ella aun cuando no se estaban tocando—, te tardaste en llegar.
A posteriori, Cassidy sabía que tendría mucho que explicar a sus madres por lo que estaban viendo, aun cuando les había escrito al respecto en sus cartas, pero en esos momentos no le importaba. En ese instante, el universo se había detenido en aquellos ojos negros capaces de absorber todo a su alrededor, y Cassidy había saltado dispuesta a hundirse en ese vacío.
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Y ahora sí, mis pequeponkypitufibolas, este libro pasa oficialmente a CONCLUIDOS. (Lloremos todos juntos de emoción)
Me hicieron en un comentario la propuesta de más extras hablando sobre Axel y Cassidy, su relación y el pasado de Axel, cosas así. Si a alguien más le interesa, por favor deje un comentario en este párrafo y prometo hacerlo. Añadiría también más extras de los viajes de Cassidy y probablemente también de ellas dos ya en Zaun con Cait y Vi. Ustedes deciden.
Para los que no sepan, tengo otro libro de Vi y Cait que es una adaptación de Divergente, y tengo uno de Sevika por Jinx (adulta). Más adelante iniciaré otros proyectos Vi y Cait también, así que estén atentos, actualizaré un capítulo aquí donde pondré todos esos para que los puedan ir viendo.
Espero que este viaje haya sido tan emocionante para ustedes como para mí. Y que aquellos que decidieron seguirme les guste lo demás que escribo. Un beso grande a todos💙💜💖.
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