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Capítulo 32- Años de vigilancia.

Capítulo dedicado a Sasi223
Importante: leer notas de autor.
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El tiempo, como la prueba más bizarra de lo insignificante que es la corta vida humana, pasa más rápido de lo que las personas registran. Una noche había estado delante de un Zaun destrozado, que lloraba la pérdida de vidas entre su gente, mientras cargaba una bebé llorona que las mantuvo despiertas noches enteras, les dio dolores de cabeza, las hizo discutir por el estrés que cargaban y las hizo hacer las paces cuando notaban lo estúpido de sus argumentos.

Todo eso había pasado, ahora estaba enfrente de la inauguración del último edificio reconstruido, habían pasado reconstruyendo el desastre causado por el ataque de Jinx y sus tropas de soldados manejados con shimmer trece meses, y Vi lo contaba de esa forma porque así llevaba el tiempo de Cassidy.

Al inicio había parecido una labor imposible, tenía que mantener a Caitlyn estable, porque si se alteraba afectaba la leche materna que Cassidy tomaba de único alimento, pero también lideraba la reconstrucción de la ciudad después de la explosión, y del bar, que había quedado devastado.

Contrario a las propias sugerencias de Vi, todos estuvieron de acuerdo en que se iniciara a reparar La última gota primero, para tener a donde ir después de largas jornadas de trabajo, así que ella y su nueva familia se vieron en casa en un lapso de tres meses, los problemas empezaron después.

Caitlyn estaba muy susceptible ante todo, Cassidy no las dejaba descansar y Vi se pasaba casi todo el día fuera, en frente de los voluntarios y trabajadores que habían reclutado para las obras. Había tenido que pasar dos semanas seguidas en las minas, donde conoció por primera vez a Sylas y Garren, los proveedores que se encargaban de la exportación del producto extraído de las minas por los mineros de Zaun; Vi no había querido demorarse tanto, pero su responsabilidad como líder era esa, apenas regresó recibió una advertencia de Sevika de nunca volver a irse tanto tiempo mientras su mujer todavía estuviera hormonal.

Ella y Caitlyn habían discutido severamente, al parecer, el encontrarse sola con Cassidy había borrado todo rastro de pensamiento coherente de Caitlyn, quien determinó que ninguna responsabilidad era mayor que acompañarlas a ellas, Vi no pensaba igual. Las cosas se habían ido de las manos cuando Vi explotó, diciendo que Zaun no tendría tantos problemas si Caitlyn no hubiera querido tener a la niña; Caitlyn se fue a dormir durante una semana al burdel junto con Cassidy, y prohibió toda entrada de Vi a este.

Habían sido tiempos difíciles, ajustarse al nuevo estilo de vida las había tomado desprevenidas, pero lo habían conseguido, de alguna forma. Vi empezó a llevar a Cassidy a las obras cuando no había que hacer trabajo pesado, llevando botellas de leche extraída de Caitlyn para que no pasara hambre, Caitlyn empezó a entrenar de nuevo, usando el centro de juegos para ejercitar su cuerpo hasta que recuperó su peso y masa muscular anterior al embarazo, entonces volvió a correr por los límites de Zaun con la escopeta, creándose poco a poco un campo de entrenamiento a gran escala.

Sevika no toleraba a los niños, y Katarina no tenía realmente madera de cuidadora, ante la irresponsabilidad de Lux, que veía a Cassidy como una bebé grande, fue sorprendente que Zeri fuera la más apta para cuidarla cuando Caitlyn y Vi debían de hacerse cargo de algún tema directivo de Zaun.

Caitlyn fue quien vino con la idea de un Casino, ya que las apuestas eran tan comunes en su población, así que parte de los materiales utilizados se desviaron a remodelar el burdel, creando un Casino grande que imitaba el alto estilo de Piltover, pero adaptado a los colores y vida decadente de Zaun, de forma que todos se sintieran en casa.

Las luciérnagas habían sido un gran apoyo, salieron de su escondite y les dieron refugio a todos los que habían perdido sus hogares durante la lucha, así que, cuando los edificios fueron reconstruidos, muchas personas estaban agradecidos con ellos, iniciando un nuevo nivel de tregua.

Sevika había creado un boulevard de la perdición, donde las sustancias nocivas y alucinógenas eran el festejo usual, pero todo bajo un control estricto que Katarina le había ayudado a establecer, más allá del miedo, las respetaban, haciendo del Este de Zaun un nuevo mundo, limitado del resto, cuyos colores violáceos eran señal y advertencia suficiente.

En medio de todo eso, Cait y Vi habían disfrutado de las primeras veces en aquella maternidad, sonriendo ampliamente la primera noche en que pudieron dormir sin ser interrumpidas por el estridente llanto usual, asustándose cada vez que Cassidy se ahogaba mientras tomaba leche, saltando del susto cuando la bebé se enojaba y algún que otro rayo azul salía de su cuerpo, quemando algo o haciéndolo estallar. Riéndose el día en que Cassidy decidió que la papilla no era de su agrado, y tiró el plato contra la cara de Cait, quien mantuvo una expresión seria algo extraña mientras Vi se desternillaba de la risa.

Había sido contradictorio el día en que Cassidy dijo sus primeras palabras, porque todos esperaban que fuera mamá, pero, en cambio, había sido Tita, que era el apodo cariñoso que Lux usaba para referirse a Zeri cuando esta estaba cuidando de Cassidy. Movieron a la niña por la habitación, hicieron a Zeri salir y entrar varias veces, en todo momento Cassidy balbuceó Tita cada que la veía, gritando por ella cuando desaparecía de su punto de vista y calmándose cuando volvía a verla; Vi se ofendió por eso, entendía que no era algo que pudieran controlar, pero había añorado que la primera palabra de su hija fuera para ella o Caitlyn, sin embargo, Cait lo encontró adorable, por lo que convenció a Vi de relajarse.

Aun con las buenas noticias, cosas malas seguían vigentes: Ekko todavía no aparecía, aun cuando habían extendido la búsqueda más allá de Zaun, en los límites de los terrenos que Katarina, Lux y Ezreal habitaban antes; Sylas y Garren se ofrecieron a realizar una búsqueda ellos, estableciendo un nuevo perímetro, pero nada resultó.

El hijo de Benzar, Benrir, se había vuelto un punto recurrente en el horario de Vi, quien se sentía responsable directamente por la muerte de su padre, por lo que lo visitaba casi diario, intentando hacer la vida del pequeño más fácil; de alguna forma, agradecía que la viuda de Benzar no la culpara, pero lo encontraba injusto también.

Zeri y Lux habían ayudado a sobrellevar esa culpa, porque Caitlyn estaba muy frágil cuando Vi empezó con ese sistema destructivo interno y no podían cargarla con ello, Vi les agradecía la ayuda, aun cuando ellas estaban pasando por un período difícil.

La falta de Ezreal se hizo presente pronto, Zeri y Lux lo habían intentado, todos eran testigos de ello, pero sin él, la relación se sentía incompleta, así que se habían dejado y habían terminado teniendo una amistad saludable y bonita, pese a los sentimientos que todavía albergaban una por la otra. En ese tiempo, Zeri había salido con otro chico que pertenecía a las luciérnagas, había funcionado durante meses, hasta que Lux tuvo una crisis cuando no pudo fingir más que le era indiferente su ruptura, entonces Zeri lo dejó, porque ella todavía amaba a Lux y no quería lastimarla, aun si no funcionaban juntas.

Para mantenerlas ocupadas, una petición especifica de Katarina, que dijo que Lux necesitaba distraer su mente hasta estar lista para enfrentar la realidad, Vi hizo que Lux fuera quien dirigiera el nuevo Casino, considerando que Zeri era la nueva líder de las luciérnagas.

De esa forma, la paz volvía a ser parte de sus vidas, pese a ser solo temporal, y Vi observaba como el último edificio destruido volvía a ser habitable para los zaunitas que todavía residían en la guarida de las luciérnagas. Un gorgoteo conocido la sacó de la visión magistral de ver a su gente regresar a sus casas, girando para encontrar la pequeña de morados cabellos caminando de forma tambaleante hacia ella, tomada de la mano de Zeri.

—Lo hiciste bien, Vi —afirmó Zeri, soltando la mano de la nena y dejándola avanzar sola hacia Vi.

—¿Cómo está mi pequeño bizcochito? —preguntó Vi con voz aniñada, levantando a Cassidy del suelo y sosteniéndola a la altura de su torso, pegando sus narices pecosas en un movimiento de lado a lado que usaban como saludo, haciendo a la niña reír—. Todo ha salido mejor de lo esperado.

—Eso es cierto —concedió Zeri, metiéndose un chicle en la boca, costumbre que había adquirido hacía unos meses, cuando Lux había insistido en proveerles chicles a todas ellas de forma diaria—. Lux va a dar una fiesta esta noche en el Casino, celebrando el final de la reconstrucción.

—No podemos ir, nadie puede cuidar a Cassidy —negó Vi de inmediato, alejando uno de sus mechones de pelo de las manos juguetonas de la niña.

—Lo sé, pero si estuvieran allí aunque sea en la apertura de la noche, yo les cuido a Cassidy durante la primera hora y después ustedes se retiran —propuso Zeri, que había accedido a las suplicas de Lux para que consiguiera que Vi y Caitlyn asistieran.

—Le preguntaré a Cait —prometió Vi, volteando los ojos en blanco ante la insistencia que obviamente tenía la marca de Lux detrás.

—Si acceden a ir, Lux encargó algo para ustedes en el taller de costura —informó Zeri con una sonrisa ladina que erizó la piel de Vi.

—Como que algo de lo que yo vaya a usar tenga brillos o lentejuelas, te juro que le exploto el Casino yo misma —amenazó Vi, haciendo a Zeri levantar las manos delante de su pecho en un gesto de paz que fue rápidamente imitado por Cassidy, lo que causó que ambas rieran—. Voy a casa, cualquier evento importante, avísame.

—Sí, jefa —bromeó la rubia, sonriendo ante el gesto amargado de Vi cuando escuchó esas palabras, últimamente muchos la llamaban así.

Tomó a Cassidy entre los brazos, sentándola en un arnés especial diseñado en su aerodeslizador para que pudiera transportarla, montándose ella y acelerando rumbo al bar, sonriendo con la risa traviesa que su hija soltaba mientras sobrevolaban Zaun. Llegaron en diez minutos, Vi encontrando todo cerrado, lo que significaba que Cait debía de estar en el centro de juegos.

Dejó el aerodeslizador aparcado dentro del bar, cargando a la niña y avanzando con ella, saltando por momentos para verla reír de esa forma alegre que solo los niños tenían, hasta que llegaron al centro. Desde afuera podía escuchar el inconfundible sonido de los disparos del juego de tiro al blanco, tapándole los oídos a Cassidy antes de entrar, viendo a Cait concentrada en acertarle el centro a cada objetivo que se movía o levantaba.

—A ese paso, no quedarán paneles a fin de mes —comentó burlesca cuando Cait paró para recargar el arma, haciéndola girar en su dirección y sintiéndose más tranquila al ver la sonrisa suave de la peliazul cuando las vio.

—Esa es la idea —repuso Cait, acercandose a ellas mientras se limpiaba el sudor con una toalla pequeña, dándole un suave beso en la frente a Cassidy y luego otro en los labios a Vi, quien sonrió por el efusivo recibimiento.

—Pues sale de tu bolsillo, Pastelito —dijo Vi, bajando a Cassidy para que caminara por el lugar mientras Cait alcanzaba una botella de agua y la vertía sobre su rostro, mojando su camiseta blanca, que rápidamente transparentó su corpiño negro, haciendo que la mirada de Vi se perdiera un instante.

—Ojos arriba, zaunita —espetó Caitlyn en tono jocoso, haciendo que Vi la mirara de forma traviesa.

—Te recuerdo que tú ahora también eres una zaunita —remarcó Vi, acercándose a Cait por detrás y dejando un beso en su hombro, apartando el pelo con los dedos en una caricia suave, para depositar otro beso en su cuello—. ¿Qué es eso?

La mirada de Vi se quedó fija en algo que ella consideraba imposible. Cait tenía una magdalena tatuada en el omóplato derecho, justo por encima de la escápula; eran trazos finos de líneas negras que resaltaban en su blanca piel, y que habían conseguido embobar a Vi en cuestión de segundos. Cait se giró con una sonrisa triunfal, pasando sus brazos por encima de los hombros de Vi, dejando que viera el nombre de Cassandra tatuado en la cara interna de su brazo izquierdo, donde el bíceps se marcaba más.

—¿No te gustan? —preguntó Cait, en un provocativo tono sugerente que envió un escalofrío por la piel de Vi.

—No lo esperaba —admitió Vi, dando un suave beso en el tatuaje del brazo que hizo a Cait sentir una sensación cálida y suave extenderse por dentro.

—¿Pero te gustan? —insistió Cait, mostrándole la verdadera inseguridad que se escondía detrás de su broma inicial.

—Son perfectos, Pastelito. Tú eres perfecta —afirmó Vi, inclinándose hacia adelante y capturando los labios de Cait en un beso suave, sin pretensiones, donde le transmitía toda la seguridad necesaria.

El sonido de Cassidy riendo e imitando el ruido de los golpes que Vi producía cuando entrenaba en la máquina de lucha con balbuceos extraños atrajo la atención de ambas, viendo a la pequeña hacer gestos que imitaban las posiciones de Vi cuando le pegaba a las almohadillas del equipo.

—Parece que le va a gustar mucho más tu estilo —comentó Cait, riendo al ver a Cassidy caerse de nalgas al intentar imitar una patada, riéndose de su propia torpeza. «Otro niño estaría llorando»

—Lo dices como si su juguete favorito no fuera una pistola falsa que lanza proyectiles de goma —rebatió Vi, acercándose a Cassidy y levantándola del suelo, poniéndola en la posición idónea para que golpeara con los puños, viendo como la nena rápidamente movía ambos brazos de forma descoordinada en lo que, para ella, serían golpes.

—Hay que enseñarla a luchar, ¿no es cierto? —de repente, la voz de Cait había adquirido un matiz triste y oscuro, haciendo notar a Vi su cambio, quien rápidamente sintió su propio ánimo desplomarse.

—Pero no todavía, además, podemos hacerlo parecer un juego al inicio, que no sepa el riesgo en el que vive sino hasta más grande —propuso Vi, calmando la ansiedad creciente en Caitlyn; cada día que Cassidy vivía, era uno donde ambas miraban todas las ranuras posibles por las que Jinx podía colarse para raptarla de nuevo.

—Es una buena idea —admitió Caitlyn, dándole a Vi un beso en el hombro antes de pasar la mano por el morado cabello de Cassidy.

—Por cierto, esta noche tenemos una hora de baile en el Casino, petición de Lux, Zeri se ofreció a cuidar al Bizcochito una hora para darnos una salida fácil —informó Vi, viendo la mirada dubitativa de Caitlyn ante la idea de dejar a Cassidy sola, pero relajándose al saber que Zeri la cuidaría durante ese corto período de tiempo.

—Supongo que no es una pregunta —comentó, dejando escapar un suspiro que se transformó en una risa cuando Vi alzó la ceja y le sonrió, confirmando sus sospechas—. Está bien, pero solo una hora.

—Solo una hora —accedió Vi, dándole un suave beso en los labios.

                              ◇

Los dos toques en la puerta llamaron su atención, había estado tranquilamente bebiendo un té caliente después de una agotadora mañana de trabajo, relajándose un poco en su soledad, no esperaba visitas. Dejó la taza encima del plato en la mesa, alisando su chaleco de botones antes de avanzar hacia la puerta, mirando por la ventana a los dos vigilantes de turno que lo custodiaban; abrió la puerta, encontrando a la persona más inesperada.

—Concejal Talis —saludó cordialmente, abriendo la puerta para permitirle el paso.

—Señor Kiramman —correspondió Jayce, dando una mirada apreciativa a la impoluta casa.

—Estaba tomando una taza de té en el estudio, ¿desea acompañarme? —ofreció Tobías, señalando con la mano la dirección, como si Jayce no la conociera de memoria. Por un momento, una expresión contemplativa se mostró en el rostro de Jayce, que fue cubierta por una cara inexpresiva de forma rápida.

—Claro, será un placer —accedió Jayce, siguiendo a Tobías hacia el estudio, tomando asiento cuando le fue indicado y observándolo servir otra taza de té, antes de sentarse frente a él y retomar la suya propia.

—Dígame, por favor, ¿a qué debo el honor? —cuestionó Tobías, dándole un suave sorbo a su té.

—Señor Kiramman, siempre he tenido la mejor opinión de usted, lo considero un hombre íntegro, preocupado y lo tengo en la más alta estima —inició Jayce, dejando la taza en la mesa y uniendo ambas manos frente suyo con preocupación—. Necesitamos que colabore, por favor.

—No sé qué decirle, Concejal Talis, les he dicho la verdad todo el tiempo —aseguró Tobías, una calma ceremoniosa siendo un atributo bien portado en su presencia—. Mi hija no ha contactado conmigo de ninguna forma desde que se fue, desconozco las razones de peso que haya tenido para irse, pero ya le dije mi mejor suposición.

—Sigo sin creer que Caitlyn se fuera solo por estar enamorada de esa zaunita —rebatió Jayce, un gruñido bajo escapando de su garganta en una mezcla de frustración e incredulidad.

—Subestima usted el poder del amor, Concejal Talis —comentó Tobías, dejando su taza a un lado y acomodándose reclinado en el sillón—. Cassandra no era la mejor de las mujeres, y su moral y ética se doblaban ante sus deseos y aspiraciones, sin embargo, yo la amé hasta el último momento, dejé mi trabajo por estar a su lado, permití que el mundo me viera como un mero adorno de su poder, por enaltecer su presencia, consentí que Cait fuera criada bajo un régimen que ella obviamente no quería, porque creí en su palabra cuando dijo que era lo mejor. No, mi Cassandra no fue la mejor de las mujeres, pero la amé hasta las últimas consecuencias, dejé de ser quien era por estar con ella, y no me arrepiento de ni una sola de esas decisiones, independientemente de su resultado. Los Kiramman amamos con todo lo que somos, Caitlyn no es la excepción.

—Entiendo —suspiró Jayce, notando que no obtendría nada de Tobías—. Por favor, si ella llega a contactarlo, háganos saber.

—Tiene a sus guardias afuera vigilándome por ese motivo, Concejal Talis, dudo que haya algo que yo haga que usted no sepa —puntualizó Tobías con una sonrisa inocente que envió un escalofrío por la columna de Jayce. Sí, los Kiramman eran raros y peligrosos, hasta el más noble de todos ellos tenía dos caras. Jayce se fue.

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Este era el capítulo que me faltaba por editar, aprecio la espera y espero sinceramente que les haya gustado. Déjeme sus opiniones, por favor.

El motivo de pedir que revisaran las N/A, es porque les tengo una sorpresa. Le dediqué el capítulo a esta lectora especial, ya que ella hizo un dibujo precioso de nuestra pequeña Cassidy de un año de edad, y aquí se los traigo. Créditos a Sasi223

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