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Capítulo 26- Bruma mental.

El agua corría por su cuerpo después de un largo día de búsqueda; habían organizado grupos para ir más allá de Zaun y localizar a Ekko, todo era infructífero por el momento, y las personas también tenían que dividirse para restaurar la guarida de las luciérnagas. Vi estaba agotada, Cait era quien se encargaba del negocio con Katarina, después de una amplia discusión sobre como Vi no podía llevar tanta carga encima, al final obviamente Vi había perdido; por eso ahora se encontraba en la ducha, dejando su cabeza en blanco y deleitándose en como sus músculos se relajaban con el agua caliente después de haber estado expuesta al frío del invierno de Zaun.

Escuchó la puerta abriéndose y cerrándose, los pasos calmados que ya reconocía con tanta facilidad, el sonido inconfundible de la ropa siendo retirada del cuerpo y cayendo al suelo, la cortina de baño siendo corrida hacia un lado y, en ese momento, para Vi era casi palpable la mirada que la recorría de pies a cabeza. Sus pasos húmedos cuando entró totalmente se hicieron más audibles, hasta que el calor de su cuerpo envolvió el de Vi.

—Tuve miedo aquel día —confesó Cait en voz baja, sus manos posándose en los hombros de Vi, masajeando suavemente para ayudarla a relajarse —. Solo vi el fuego y pensé que algo malo pasaba, solo podía pensar en que te habías ido sin los guanteletes y estabas vulnerable —susurró; no habían hablado del tema, habían preferido dejarlo porque Cait se alteraba demasiado cuando lo tocaban.

—Pasé toda mi vida sin ellos, sé defenderme sin objetos extra, Pastelito —comentó Vi suavemente, buscando restarle importancia al tema —. Pero si tanto te preocupa, te seré sincera, lo que más te ha de hacer sentir segura sobre que, pase lo que pase, siempre regresaré, es que ahora los tengo a ustedes dos y no voy a dejarles solos —afirmó, sus manos alcanzando los dedos de Cait, mirándola por encima del hombro mientras esta se acercaba y dejaba que el agua empapara su cabello azul.

—¿Lo prometes? —murmuró Cait, Vi dándose la vuelta para encararla mientras sus manos delicadamente recorrían los brazos de Cait, sus costados, sus caderas y luego subían hasta depositarse a cada lado de aquel vientre prominente que tenía al bebé de ambas.

—Lo prometo, Caitlyn —sentenció, dejando que el gris y el azul se fundieran en una guerra de miradas.

Caitlyn se inclinó hacia adelante, encontrándose suavemente con Vi a medio camino, recibiendo sus labios en un beso lento que les permitía sentir los movimientos nada apresurados, sus cuerpos uniéndose, el calor aumentando, sus pieles erizándose en el momento en que Cait dejó que sus dientes perfilaran el labio inferior de Vi. Sus pechos subían y bajaban a ritmos pausados y profundos, respirando pesadamente, la calma de saberse una en los brazos de la otra alimentando el fuego que yacía dentro, quemándolas.

—Vi, necesito sentirte —la voz de Cait era apenas un susurro ronco y pastoso, Vi sintió un escalofrío recorrer su cuerpo cuando escuchó esas palabras, el placer nublando su consciencia.

—Vamos a la cama —dijo, dejando un beso húmedo en la base del cuello de Cait, disfrutando del jadeo que se extendió ante las palabras de la peliazul.

—No, te necesito aquí… ahora —afirmó ella, sus manos empujando suavemente a Vi contra la pared, apartándola de su cuerpo y dejándola ligeramente descolocada unos instantes, hasta que captó la mirada ardiente de deseo que Cait le dedicaba mientras recorría toda su desnudez con sus ojos de mar.

—Toma lo que necesites, Pastelito, soy toda tuya —declaró Vi, observando el negro de la pupila consumir el azul del iris en el momento en que Cait asimiló sus palabras.

La peliazul avanzó, depositando un beso ligero, casi fantasmal, en los labios de Vi, una mera provocación que abrió su hambre aún más, para luego apartarse, descendiendo en un camino de besos suaves por todo el borde de la mandíbula de Vi, bajando por su cuello en un trazo lento de su lengua, hasta perfilar con sus dientes la clavícula visible, deleitándose en el jadeo entrecortado de su nombre que escapó de los labios de Vi. Sus ojos se encontraron con el gris oscurecido de los de la zaunita; Caitlyn disfrutó la manera en que Vi parecía consumirla con la mirada, una súplica muda y a la vez una orden total, no pudo contener la sonrisa ladina que apareció en sus labios, Vi le estaba cediendo el control voluntariamente.

Sus manos se aferraron con fuerza al firme cuerpo de Vi, usándola como agarre mientras ella descendía totalmente, quedando de rodillas ante la pelirrosa y admirando el rastro rosado que sus uñas habían dejado cuando sus manos bajaron con ella. Sus mejillas acariciaron suavemente los muslos de Vi mientras sus dedos se deslizaban por la cara interna de sus piernas, empezando desde los tobillos, haciendo que lentamente fuera abriéndose para ella mientras ambas se miraban, retándose en todo momento y a la vez embebiéndose en la imagen de la otra.

Vi dejó que la mano de Cait la guiaran a abrir las piernas hasta que la izquierda quedó apoyada en el muro de la bañadera, dándole a Cait una vista de su intimidad absolutamente expuesta ante ella, mojada por dentro ante la excitación que se había apoderado de su cuerpo. Los ojos de Cait la miraban con hambre explícita y una detallada intención, y cuando Vi sintió su lengua, fría por el agua de la ducha, pasar por la entrada de su caliente vagina en un gesto tentativo, no pudo controlar el gemido que escapó de su garganta mientras sus ojos se entrecerraban.

Cait agradeció estar de rodillar, escuchar a Vi gemir de esa forma era tan raro, pero siempre lograba que sus piernas temblaran, repitió el gesto lento con la lengua, degustando el sabor entre agridulce y metálico de los jugos de Vi; sus dedos abrieron los labios menores, dejando a su vista cada contracción excitante del interior de la pelirrosa, haciendo que Cait tragara grueso por el deseo. No esperó, ya no quería demorarse más, su lengua se adentró en la calidez apretada de Vi, dejando que sus fluidos bajaran hacia su boca mientras Cait movía el húmedo músculo contra la pared anterior de la vagina de Vi, sintiendo como esta se movía sobre su rostro, presionando hacia abajo y buscando más de Cait.

Vi se mantenía consciente de no dejarse caer, tenía que proteger a Cait, pero sus piernas temblaron en el segundo en que Cait salió de su interior y cerró sus labios sobre su rosado y latente clítoris; Vi se vio a sí misma sosteniéndose del tubo del que colgaba la cortina, tensando todos sus músculos para sostener su peso, sintiendo la forma en que Cait chupaba de forma implacable, observando el orgullo hambriento de sus ojos azules cuando Vi pudo mirarla nuevamente.

Disfrutó de la mirada perdida de Vi, de la manera en que su rostro se contraía de placer cuando su lengua empezó a fustigar su clítoris sin descanso, pero el ver su piel erizada, sus músculos marcarse por la tensión y la forma en que la pelirrosa echó la cabeza hacia atrás hasta tocar la pared cuando Cait enterró tres dedos en su interior sin previa preparación, abriéndola totalmente y aprovechando su humedad, eso por sí solo pudo haberla hecho venir. Le fue imposible evitar tocarse mientras su boca y dedos continuaban tumbando cada resistencia de Vi, todas sus reacciones eran un monumento a la lujuria.

Los dedos de Cait se movieron más rápido dentro de Vi, disfrutando de cada contracción de esta, de la forma en que sus fluidos se mezclaban con el agua y descendían por su mano, junto con aquellos que se unían a su saliva y bajaban por su barbilla. Podía sentir como las piernas de Vi temblaban y en el segundo en que su mano dejó la pared para aferrarse a los cabellos de Caitlyn, presionándola más contra sí misma a la par que se restregaba totalmente en su boca, Cait supo que quedaba poco.

Sintió como los dedos de Cait se curveaban en su interior, golpeando rítmicamente a una velocidad casi salvaje mientras su lengua fustigaba sin descanso su clítoris, haciéndola pegar la parte alta de la espalda a la pared con tal de conseguir más fricción contra su boca. Podía sentir la tensión acumularse en la parte baja de su abdomen, descendiendo hasta esa zona que Cait estimulaba, la forma en que todo su cuerpo se tensó como una cuerda, los temblores que la recorrieron cuando todos sus músculos se contrajeron, los gruñidos que se mezclaban con jadeos y gemidos mientras su mano hacía un esfuerzo por sostenerse del tubo y no dejarse caer, hasta que Cait golpeó cuatro veces más ese punto en su interior  y dio una fuerte succión a su clítoris, haciendo que su visión se desvaneciera totalmente en un gruñido de su nombre, con su mano sujetando el cabello azul hasta un punto casi doloroso.

Jadeaba erráticamente mientras se apoyaba del todo en la pared mojada y descendía hasta el suelo, quedando abierta de piernas, con Cait en el medio, todavía arrodillada, sacando su mano mojada de su interior, prueba de que se había corrido junto con Vi en el momento exacto, excitada solo de chuparla hasta dejarla desmadejada. Se miraron fijamente unos instantes, antes de que Vi tuviera fuerzas para inclinarse hacia adelante y encontrar los labios de Cait, degustando su propio sabor en ella, hasta que se separaron lentamente, Vi apoyando su frente en la de Cait y sus dedos temblorosos acariciando sus mejillas.

—Estoy aquí, Pastelito, no me iré a ningún lado —susurró, consciente de que las gotas que corrían por el rostro de Cait no eran solo agua, pero aliviada de ver esa sonrisa que tanto amaba adornar sus labios solo para ella.

—Lo sé —aseguró Cait, colocando sus manos encima de las de Vi, quedándose ambas muy quietas bajo el agua caliente, sintiéndose una a la otra, dándose paz. 

                            ♧

Cait había terminado de organizar el armario del bebé, comprando ropas pequeñas para diferentes edades que les dieran tiempo y así ya no buscar todo apurado, considerando que en Zaun esos detalles no eran tan fáciles de conseguir; luego de tener todo listo para almorzar, una vez más una serie de ingredientes que creaban un resultado viscoso que Cait se negaba a saber qué era, sentía que sería peor si, una vez terminado el embarazo, se enfrentaba al hecho de que había comido esas cosas solo por sus antojos.

Vi, por su parte, ya se había vestido, en la tarde iban a retomar la reconstrucción de la guarida de las luciérnagas y eso significaba que, una vez más, todo del bar quedaba en manos de Cait y Katarina, porque Lux era muy alegre y sabía trabajar, pero se distraía, y Ezreal podía espantar a todos los clientes si lo dejaban. La puerta se abrió justo cuando Vi empezaba a servir los platos, dejando que tres cabezas rubias atravesaran hacia adentro en un bullicio de voces femeninas, acompañadas de la expresión perpetuamente seria del chico.

—Rubio, reír no va a matarte —comentó Vi hacia Ezreal, ganándose un ceño fruncido más notable que hizo que Lux y Zeri se rieran.

—Déjalo, perdió una apuesta en el camino hacia acá y anda de malas —comentó Zeri, avanzando hacia los platos y tomando otros tres, de alguna forma se había vuelto algo rutinario que ellos anduvieran por el local como si vivieran allí; Cait solía decir que pertenecían todos a una gran familia ahora, Vi no podía contradecirla.

—No lo justifiques, él siempre anda de malas —rebatió Vi, pasándole el cucharón a Lux para que sirviera.

—Vi, no provoques a Ezreal, luego nadie quiere entrar al bar en la noche porque él tiene mala cara —intervino Cait, uniéndose al grupo y sentándose en la silla que Vi le había movido para facilitarle el proceso.

—Ya, no me molesten al niño —dijo Lux, dándole un rápido beso a Ezreal en la mejilla, que no le quitó la expresión molesta, pero lo hizo sonrojar, para deleite y diversión de las mujeres presentes.

—No sé cómo ustedes dos pueden andar con él, literalmente es todo lo opuesto a ambas —comentó Vi, dándole la primera cucharada a la sopa púrpura que tenía delante.

—Porque de alguna forma funciona gracias a Lux, él y yo solos nos despedazaríamos —respondió Zeri, sonriendo cuando Vi alzó su jarra de cerveza a modo de brindis, otorgándole la razón.

—Soy el pegamento de la relación —afirmó Lux sonriente, dando una palmada con sus manos.

—Por cierto, ¿alguien sabe algo de Katarina? —preguntó Cait, evitando la mirada divertida de Vi cuando percibió que ya había devorado la mitad de su plato en lo que los demás conversaba —. Salió esta mañana y no ha regresado, considerando la noche que tuvimos en el bar, esperaba que estuviera cansada, pero más bien parecía enérgica.

—Consiguió que Sevika accediera a verla en plan privado y pasó a verme para decir que no regresaría sino hasta la hora de abrir el bar —contestó Lux con una sonrisa pícara, haciendo que Vi se atragantara con su sopa y empezara a toser mientras su rostro se tornaba rojo, con Cait dándole palmaditas en la espalda y los demás riéndose, incluso Ezreal, que esbozó una sonrisa.

—¿¡Qué Sevika le concediera qué!? —espetó fuertemente cuando pudo volver a hablar, haciendo a todos reír ante su reacción.

Después de unos minutos de explicaciones sobre la relación-no relación de Sevika y Katarina, Vi se calmó y pudieron terminar el almuerzo tardío, con Lux ayudando a Cait a organizar cosas del bar mientras Ezreal iba a buscar nuevos suministros y Zeri y Vi yéndose hacia la guarida de las luciérnagas, luego de despedirse de Lux y de Ezreal con un beso que a Vi le dejó descolocada unos instantes, no porque fueran una relación de tres, sino por los tres qué eran. Iban en los aerodeslizadores, avanzando a un ritmo constante y cada una sumida en sus pensamientos, porque entre Zeri y Vi podía prevalecer el silencio de forma cómoda sin problemas.

—¿Crees que encontraremos a Ekko? —preguntó Zeri repentinamente, justo cuando iban por encima de los límites del Este.

—No —afirmó Vi; hacía mucho lo había pensado, Jinx había logrado llevarse a Ekko sin problemas, por los motivos que tuviera, ella no permitiría que nadie los encontrara a no ser que quisiera ser encontrada, hasta entonces, Ekko estaría en su poder.

—¿Crees que lo mate? —continuó Zeri, dándole voz a la preocupación que todos tenían respecto al secuestro de Ekko.

—No lo sé —admitió Vi, incapaz de adivinar qué podía estar pasando por la cabeza de Jinx.

Por un instante, Vi se encontró a sí misma sorprendida ante la idea de que no había pensado en Jinx como su hermana, luego se sintió aliviada, si al fin había logrado interiorizar que Powder y Jinx eran diferentes, significaba que podría proteger a Cait cuando esta llegara. Le dio una mirada profunda y significativa a Zeri, entendiéndose mutuamente, sin importar qué pasara, ellos no se rendirían y seguirían buscando; y luego ambas aceleraron, visualizando los muros de la guarida de las luciérnagas. Sus caminos estaban decididos, pero el control no era solo de ellas, por eso debían de estar preparados para lo que fuera, y el tiempo ya se acababa.

                           ♡

Su cabeza estaba mareada, su vista era borrosa y podía distinguir solo bultos y colores, escuchaba voces a su alrededor, la risa estridente inconfundible de Jinx, dos hombres hablaban también, unos ojos violáceos mirándolo, luego todo oscuro. Había eco, las voces resonaban con fuerza, pero se escuchaban lejos, sentía su cuerpo rígido y sostenido por algo que lo mantenía quieto, le hablaban a él, o quizás a alguien más, no lograba distinguirlo. Le dolía la cabeza, parecía tener un martillo retumbando dentro, una voz femenina persistía hablando, él podía oírla, pero no sabía más de sí mismo, y luego, nuevamente todo fue oscuridad.

—Venga, despierta —sintió la fuerte sacudida y esa voz suave, ligeramente ronca y masculina, Ekko se incorporó asustado —. Cálmate, será peor si lo fuerzas —habló el hombre de castaños cabellos.

—¿Quién eres? —preguntó Ekko, alejándose de este en un arrastre pobre por el suelo, su cuerpo se sentía pesado.

—Soy Viktor, ahora come —le indicó, incorporándose en toda su altura y empujando hacia él un plato con arroz y carne con su bastón.

—¿Qué me ha pasado? —insistió Ekko, mirando confundido a su alrededor, notando la misma celda que había habitado por incontables días ya.

—No hagas preguntas, come —le regañó Viktor, mirándolo por encima del hombro y dándole la espalda, alejándose a paso lento hacia la puerta.

—¡Necesito respuestas de algo! —exigió Ekko, intentando levantarse y fracasando, no tenía fuerzas.

—No lo intentes, te lastimarás —comentó Viktor, cerrando la puerta y caminando hasta que su figura fue nuevamente visible a través del cristal.

—Por favor, solo dime qué pasó —pidió Ekko, mirándolo confundido y ligeramente asustado, detestaba sentirse así; Viktor se quedó callado, mirándolo unos segundos, que para Ekko fueron una eternidad.

—Regresaré más tarde a recoger el plato, morir de hambre no será una opción, come —dijo Viktor, dándose la vuelta y alejándose, ignorando los gritos de protesta de Ekko, quien todavía no entendía qué había pasado.

Se quedó en el suelo, mirando el plato de comida y la puerta, intentando recuperar de la bruma de su mente cualquier recuerdo posible, pero no encontraba nada, todos eran fragmentos inentendibles de algo que había vivido y a la vez no. Maldijo mil veces para sus adentros, gritó de frustración y rabia y finalmente lloró, por todo lo que no sabía, por la infinidad de posibilidades de lo que pudo haber pasado, por fallarle a su gente, a Vi y a sí mismo.

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Pobre Ekko, me parte el corazón 😣😣😣.

Opiniones sobre el capítulo, por fis???? Estaré leyendo, dicho esto, pasen al siguiente.

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