Capítulo 21- Visita de forasteros.
Caitlyn dormía profundamente después de una larga sesión de sexo que se había desatado a raíz de una excitación sin control que se había apoderado de ella, no es que Vi se quejara al respecto, pero Cait no solía ser quien le saltaba al cuello apenas ella atravesaba la puerta, así que cuando horas más tarde la Madame había ido para avisarle que los equipos que habían encargado venían en camino, Vi le había preguntado por pura curiosidad, sabiendo que si alguien sabía algo de partos en Zaun, era definitivamente la Madame.
Luego de varios minutos riéndose sin explicar nada, finalmente la Madame informó a Vi sobre los cambios hormonales que empezaban cuando se acercaba el quinto mes de embarazo, haciendo que aumentara el deseo sexual que quedaba reprimido durante el cuarto mes.
Mientras Vi entraba los nuevos equipos necesarios, no podía parar de reír sobre su propia estupidez, hasta que despidió a los muchachos de la carga, dándoles una propina, entonces la preocupación llegó a ella. Si apenas sabía algo del embarazo, sabía menos aun de un parto o el cuidado de un bebé, no estaba para nada preparada para todo eso y el tiempo seguían avanzando.
Decidió calmar su mente mientras acomodaba la mini nevera, no habiendo podido permitirse una grande, e instalaba la calefacción. Había estado tentada a comprar un ventilador, pero el invierno se acercaba y Madame había dicho que las embarazadas podían sentir mayor frío en las extremidades, por lo que Vi cambió de prioridades.
Lo otro que había obtenido era una percha grande hecha con la madera restante de las mesas insalvables, para poder cambiar la ropa hacia esta y no usar más la mesa. No había podido comprar mucho, tenía que tener en cuenta la inversión que debía de rehacer en el bar, las ganancias los primeros meses no eran muchas debido a las compras de nuevos productos cada mes, Vander se lo había explicado hacía muchos años, ahora ella lo experimentaba por su cuenta y comprendía lo difícil que debió de ser para él criarlos a los cuatro.
Su mente procesaba su falta de preparación y disposición ante el embarazo mientras iba abotonándose la camisa blanca y por encima el chaleco negro, el turno de la noche empezaría en una hora y no tenía apuro, pero le gustaba estar lista desde antes aunque ya hubiera preparado las mesas y acomodado las bebidas.
Sus ojos se fijaron en Caitlyn plenamente dormida, con sus manos aferradas a las almohadas nuevas que habían comprado el día anterior, su cuerpo enredado entre las sábanas rojizas que habían conseguido del burdel y su rostro con la expresión más pacífica que Vi le había visto desde que habían llegado.
La resolución fue abriéndose paso en su mente, sus pies moviéndose casi por cuenta propia mientras salía de la casa y el bar, usando el aerodeslizador para llegar más rápidamente hacia su destino, una de las pocas tiendas el límite del área más sana de Zaun, la única que vendía ropas y utensilios de bebé. Entró rápidamente, haciendo un gesto de incomodidad ante la campanilla que sonaba cuando abrías la puerta, cerrándola suavemente para evitar tener que escuchar ese sonido de nuevo.
—Bienvenida —saludó la muchacha de la tienda, una joven de cabellos celestes y una cicatriz que le cruzaba parte del rostro. Eso era normal en Zaun, nada que alarmara a Vi en lo absoluto, aunque el contraste con la suave expresión risueña sí era algo desconcertante —¿En qué puedo servirle? —preguntó la joven con toda disposición.
—Estoy buscando algo para un bebé, todavía no ha nacido, es más bien un regalo ceremonial —explicó Vi, sus palabras saliendo torpes ante lo inusual que era verse a sí misma en esa situación. La muchacha le sonrió dulcemente, como si comprendiera su incomodidad.
—¿Está buscando algo que la madre pueda usar o algo que sea para el bebé? —preguntó la chica, saliendo de detrás del mostrador y avanzando a través de los estantes.
—Supongo que lo segundo —respondió insegura, recibiendo un leve asentimiento de la peli celeste antes de que ella se acercara a los cajones repletos de pequeños objetos que Vi no lograba asociar del todo y empezara a rebuscar en ellos.
—¿Qué le parece este? —dijo la muchacha, girándose con lo que parecía ser un pequeño peluche de conejo en las manos, pero tenía un agujero en el centro y las orejas eran de algún material gomoso —El agujero es para que el bebé pase la mano por este y ajustarlo a su muñeca, para que no se le caiga o lo pierda, y las orejas son de un material que es útil para cuando empiezan a morder, así alivian el dolor de encías, de forma que es un regalo a largo plazo.
—Sí, ese me parece bien —aseguró Vi mientras la imagen de Cait sosteniendo un bebé en sus manos que movía la manita con ese conejo grisáceo en todas direcciones llegaba a su mente.
—Lo empaquetaré —anunció la joven, regresando detrás del mostrador.
Después de un agradecimiento y una despedida rápida, pagando lo adecuado, Vi aceleró el aerodeslizador para regresar al bar, sabiendo que le quedaba poco tiempo antes de tener que abrir. De alguna manera sentía cierta presión, considerando que casi todo Zaun iba al bar todas las noches a despejar sus penas y estrés, o a hacer negocios de forma segura, siendo este tierra neutral para todos, así que quería mantener esa seguridad tanto como pudiera.
Llegó a tiempo, con quince minutos restantes que usó para bajar a la casa, escuchando el agua de la ducha que avisaba que Cait ya se había levantado y estaba bañándose, por lo que Vi se apresuró de esconder el regalo para dárselo en un momento en el que tuviera más tiempo, colocándolo debajo de la cama. Corrió escaleras arriba, escuchando la ducha siendo cerrada y sabiendo que Caitlyn se uniría a ella en veinte minutos.
Ya no era necesario esconder su embarazo de otros, su barriga había crecido lo suficiente como para que eso no fuera posible de cualquier forma y mientras más rápido todos se hicieran a la idea de que Vi iba a tener un bebé con una piltie, mejor. Aunque nadie llegaba a preguntarle de quién era verdaderamente el bebé, pues considerando los antecedentes de Vander de adoptar a todos, no esperaban menos de Vi, por lo que nadie lo cuestionaba.
Doblando las mangas de su camisa hacia arriba, exponiendo parte de sus brazos vendados, Vi abrió la puerta, encendiendo las luces para anunciar que ya estaban abiertos. No había llegado todavía a la barra cuando las personas empezaron a entrar, venían en grupos de a cuatro o más integrantes, con pedidos cada vez más exigentes. Sería por lo buena que era Vi haciéndolos o por la calidad de las bebidas, pero cuando Vi subió el precio, nadie llegó a quejarse.
El bullicio llenó el ambiente mientras Vi realizaba las bebidas y las llevaba hacia las mesas, sirviendo también a los escasos solitarios que se sentaban en la barra a esperar al resto de sus acompañantes para entonces apoderarse de una mesa. Pegó un pequeño respingo cuando sintió las manos de Caitlyn abrazándola por detrás, su avanzada barriga pegándose a su espalda y su aliento caliente chocando en su nuca.
—Provocar a la barista es riesgoso, Pastelito —comentó Vi en broma, terminando una bebida y alcanzándosela al muchacho de la esquina de la barra.
—No cuando la barista tiene tanto talento —se burló Caitlyn, Vi girando entre sus brazos para darle un suave besos en los labios.
—¿Ya comiste algo? —preguntó preocupada, atendiendo el pedido de dos pintas de cerveza que acababan de hacerle.
—Por eso me demoré de más —aseguró Caitlyn, asintiendo con la cabeza —¿Te ayudo en algo?
—En sentarte y dejarme trabajar, luego tienes los pies inflamados y andas queriendo asfixiarme con la almohada por el dolor de espalda, y la culpa entonces es mía —repuso Vi, sirviendo las cervezas y sonriendo ante el puchero adorable que Cait ponía, el cual desapareció mientras saludaba a uno de los clientes habituales.
—Pero si me vestí con ropa cómoda y todo —protestó Caitlyn, alcanzándole a Vi uno de los endulzantes mientras preparaba otra bebida de esas exóticas que Cait había traído desde Piltover y que se estaban volviendo famosas en Zaun.
—Pantalones de tela elástica y una camisa grande hasta los muslos no van a evitar que tus piernas se pongan como dos lechones de matadero —rebatió Vi, viendo al expresión impresionada y enojada en partes iguales de Cait.
Quizás se había excedido, sobre todo sabiendo que las hormonas ya estaban haciendo de las suyas en el estado anímico de Caitlyn, pero lo que fuera que la piltoviana iba a contestar murió en sus labios cuando la puerta del bar abriéndose nuevamente llamó su atención. El silencio se expandió rápidamente por el local, todos atentos al extraño trío que acaba de hacer entrada.
La pareja de rubios y la chica pelirroja que iba al frente mantenían sus miradas serias y expresiones ausentes mientras avanzaban hacia la barra, sentándose en los asientos justo frente de Vi, una mirada del hombre fue suficiente para que el muchacho de la esquina se retirara hacia una mesa, todos expectantes ante los forasteros.
—¿Qué se les ofrece? —preguntó Vi, una de sus manos tomando la de Cait, tirando de ella hasta posicionarla detrás de su cuerpo.
—Tres pintas de cerveza negra y un poco de vuestro tiempo cuando el bar cierre —habló la mujer pelirroja con seguridad, una sonrisa suave extendiéndose por sus labios —No tienes que esconderla, ya sabemos de ella, por eso estamos aquí.
—¿Qué? —la pregunta de Vi salió en un ronco tono amenazante, la tensión volviéndose palpable mientras todos esperaban a la mínima señal de ella para atacar a los forasteros, defendiendo a su nueva líder.
—No por nada malo, puedes bajar las armas —aseguró ella, señalando hacia donde Caitlyn ya sostenía una pistola en sus manos, lista para disparar de ser necesario —Mi nombre es Katarina, ellos son Luz y Ezreal, venimos por intereses mutuos.
—¿Qué tipo de intereses? —preguntó Cait, saliendo de detrás de Vi y quedándose a su lado, su instinto curioso innato como vigilante tomando el control.
—Tenemos unas conocidas en común que se han juntado recientemente, y yo no sé ustedes, pero a mí la idea de una ex despechada y una psicópata que anda disparando misiles juntas, preparando una guerra, no me hace ninguna gracia —comentó tranquilamente Katarina, su expresión relajándose hasta parecer casi divertida mientras un escalofrío recorría la piel de Vi al entender la implicación de sus palabras.
—Tardaremos en cerrar —respondió Vi, soltando a Caitlyn y sirviendo la cerveza en las tres pintas, poniéndola delante de ellos.
—Tenemos tiempo —aseguró Katarina, sosteniendo la mirada cautelosa de Vi, que los estudió a los tres durante unos instantes, finalmente reconociendo a la chica rubia como la muchacha que hacía tratos con ella sobre el material de las minas. Lux le sonrió en reconocimiento, alzando su propia cerveza y bebiendo hasta casi vaciarla.
—Que así sea.
Ante las palabras de Vi, todos volvieron a sus asuntos, continuando con sus conversaciones y ordenando más bebidas, siempre atentos a cualquier altercado que pudieses causar los extraños, pero el trío se limitaba a hablar entre ellos de cualquier cosa y beber las cervezas de Vi, todo bajo la atenta mirada de Caitlyn, que no soltaba la pistola por ningún motivo. Cuando tenías un bebé con poderes peligrosos en tu vientre, que era deseado por varias personas ya fuera para matarlo o aprovecharse de él, nunca bajabas la guardia.
La noche se extendió en el bar entre clientes y bebidas de diferentes tipos, la tensión disipándose a medida que la calma se sostenía entre los forasteros, Caitlyn bebiendo leche con pequeñas dosis de café, porque simplemente renunciar a este totalmente le era imposible, mientras seguía observando cada movimiento del trío extraño.
Cuando finalmente el reloj marcó las cuatro de la mañana, el último de los clientes dejó el luchar, por lo que Vi se dedicó a limpiar las mesas y recoger, siendo ayudada por Caitlyn, que ya parecía haber decidido que los extraños no eran un peligro inmediato. Curiosamente, Lux se unió a ellas en la limpieza de las mesas, aun en silencio, Vi no protestó, si la chica quería ayudar, bien podía hacerlo. Veinte minutos después, todo estuvo listo y organizado, así que los cinco tomaron asiento en una de las mesas más grandes, Vi y Caitlyn en una parte y los otros tres de frente a ellas.
—Ustedes dirán —exhortó Vi, su brazo cayendo casualmente en el espaldar de la silla de Caitlyn, pasando por encima de su hombro.
—Ahri quedó viva después de la explosión de Arcana que hubo en las afueras de Zaun, sé que fue de esa forma porque ella vino para que la cuidaramos —inició Lux, su mirada preocupada mostrándose más seria de lo que se había visto en toda la noche —Mientras me explicaba de forma casi incoherente sobre un bebé que ya tenía manifestaciones de ese poder, yo pensaba que estaba loca, pero entonces Jinx apareció, diciendo que le creía y que le ofrecía su ayuda, a cambio de que ella se uniera en su plan. Le daría la oportunidad de vengarse de ustedes.
—¿Cómo conoces a Jinx? —preguntó Caitlyn, su voz seria y su expresión inescrutable, la misma que usaba en los interrogatorios cuando todavía era vigilante.
—Silco dominó estás tierras por mucho tiempo, Jinx venía en el paquete —respondió Lux casualmente, siendo esa toda la explicación.
—¿Qué tiene que ver eso con que ustedes estén aquí hoy? —preguntó Vi, no siendo tan ilusa como para creer que de verdad vendrían a advertirla solo por la bondad en sus corazones.
—Jinx está loca, no es algo que nosotros debamos decirte —dijo Katarina, sus manos entrelazándose por encima de la mensa —Un lunático con poder es peligroso para todos, nunca sabes qué día te verá como enemigo y acabará contigo. Si Jinx dice que ese bebé tiene el poder de la Arcana y eso es cierto, todos estamos muertos si ella gana. Eso es lo que queremos evitar —explicó con firmeza, manteniendo la mirada chocando contra la de Vi.
—¿Por qué confiaríamos en ustedes? —preguntó Cait, todavía dudosa del trío que había aparecido de la nada.
—¿Qué coño haríamos aquí si fuera una trampa? —espetó Ezreal, desesperándose con la conversación.
—Ustedes son los que Ahri consideró lo suficientemente cercanos como llegar a tocarles la puerta estando totalmente herida, no tengo por qué creer nada de lo que digan —rebatió Cait, el arma apuntando directamente hacia la frente de Ezreal, su brazo había hecho un movimiento tan rápido que ninguno de los presentes lo había percibido sino hasta que el cañón se presionó contra la piel del rubio —Así que te aconsejo que moderes tu lenguaje conmigo.
—Vamos a tranquilizarnos un poco —interino Lux suavemente, atrayendo la atención de Vi, pues Caitlyn permanecía fija en Ezreal —Fue a mí a quien Ahri buscó, nos conocemos de hace años, teníamos negocios juntas desde hace mucho, todos nosotros.
—¿Qué tipo de negocios? —preguntó Vi esta vez, sin incitar a Caitlyn a bajar el arma en ningún momento.
—Vendíamos ciertas mercancías, uniéndonos a Silco durante una temporada para aumentar su fortuna y la nuestra. Su tiempo en Stillwater fue precisamente por eso —explicó Lux, sus palabras impactando en Vi y Caitlyn, quien de inmediato desvió la mirada hacia Lux, bajando el arma.
—¿A qué te refieres con que fue por eso? —insistió Vi, su voz bajando a un nivel de ultratumba que erizó la piel de Lux, sintiéndose como si estuviera delante de un animal salvaje.
—Ella entró a Stillwater a propósito, buscábamos llegar a uno de los presos y hacer negocios con este, ganarnos sus rutas para la salida del material de las minas e incluso de shimmer. Ahri se demoró dos años y unos meses en su misión porque el recluso se resistía a sus juegos mentales, así que tuvo que buscar otras formas de convencerle, salió cuando pudo planear todo para sacarle también —reveló Lux, su voz asegurando un asco interno en Vi, desprecio hacia ella misma al no haber podido darse cuenta de cosas como esas cuando pasaron justo frente a ella.
—¿Qué recluso? —cuestionó Vi, su mirada devorando al de Lux, haciendo que la chica se sintiera intimidada —¿Qué recluso? —insistió, una amenaza latente bajo sus palabras.
—Yo —confesó Katarina, atrayendo la atención de Vi y Caitlyn hacia ella —Recluso 211, llegué dos años antes que tú a Stillwater, escuché muchas historias sobre tus hazañas en la superficie y tus habilidades para enfrentar a los guardias dentro de la cárcel, parecía algo casi surrealista. Cuando Ahri vino a verme, yo ya tenía experiencia con juegos mentales, por lo que no pudo usar su truco en mí, así que tuvo que buscar otras formas de convencerme, porque abrirse de piernas no iba a motivarme.
—Les ayudaste en ese tiempo y ahora quienes ayudarnos a nosotros —comentó Vi en tono dubitativo.
—Cada uno hace lo que tiene que hacer para sobrevivir, en ese entonces me aferré a lo que pude y en este también. Si Jinx gana, todos perdemos, por eso estoy aquí hoy —afirmó Katarina, sin una pizca de vacilación en su persona. Caitlyn suspiró profundamente, recostándose contra el brazo de Vi.
—¿Saben trabajar en un bar? —preguntó, sorprendiendo a los presentes por el cambio de tema tan brusco.
—Eh, yo trabajé en uno antes —contestó Lux con cierta timidez.
—La paga será la mínima, empiezas mañana —anunció Caitlyn, poniéndose de pie en un gesto incómodo, sus piernas se habían inflamado —Imagino que Katarina puede irse adaptando al ritmo y Ezreal hará de portero. Hay un local de habitaciones de renta a tres cuadras de aquí, queda al lado del burdel, aunque igual si prefieren el burdel, pueden ir a hablar con la Madame.
—¿Cait? —preguntó Vi sin comprender.
—Si van a quedarse, porque nadie hace semejante recorrido por una mera charla, necesitan trabajo y un lugar para dormir, llevarlos con las luciérnagas ya no es una opción después de lo que pasó. Solo queda afrontar que se deben quedar y puestos a aceptar su ayuda, mejor que permanezcan cerca —explicó Cait, ante la atónita mirada de todos, pues ni siquiera Katarina había previsto ese desenlace —Ahora es tarde, o más bien, demasiado temprano, pero estoy muy cansada y nada va a cambiar en las próximas seis horas de sueño, por ende es mejor que se retiren. Hablaremos cuando esté nuevamente despierta.
Sin decir más nada, Caitlyn inició una caminata cansada hacia la puerta que la llevaba a las escaleras para la casa debajo del bar, dejando la pistola tirada en la barra como si no importase. Todos permanecieron en silencio, intentando interiorizar lo que acababa de pasar, hasta que Lux rompió a reír ante la inevitabilidad de todo aquello y la franqueza de la muchacha piltoviana, contagiando de su risa a todos, incluso a Vi, quien había decidido darles un voto de confianza al trío. Tiempos tormentosos se avecinaban, cualquier aliado digno era bienvenido.
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Ya llegaron los aliados, esto pinta un poco mejor para nuestras chicas. Honestamente, me encantó la imagen de Cait embarazadota de Vi (ya sé, me pongo ñoña con este tipo de cosas)
En fin, ¿qué opinan del capítulo y se su avance? ¿Les va gustando? Acción se avecina pronto, no queda mucho del embarazo de Caitlyn a nivel de escritura, así que se acerca el babyshower prometido.
En fin, pronto nos leemos también por Divergencia, que es lo siguiente que actualizaré hoy.
Ah, como nota, si alguien que lee esto vio Encanto y quedó enamorado del personaje de Luisa tanto como yo, subí un fanfic de ella, empajerándola con una chica creada por mí. Puede que les guste, la temática va profunda y toca temas sensibles, incluyendo la homofobia de la época, el machismo y abuso del hombre sobre la mujer y demás temas. Se llama "Tus sentimientos en mí", por si quieren darle una oportunidad.
Dicho eso, besitos pequepinkypitufibolas 💖
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