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Capítulo 18- Un nuevo plan.

Se desplomó contra la pared en un gruñido de dolor que rasgó su garganta, respiraba pesadamente, su cuerpo apenas respondía sin hacerla sentir mareada del dolor, un sudor profuso se deslizaba por su piel, haciendo una mezcla de sangre, polvo y sudor que le dificultaba los movimientos contra la tela.

Había sobrevivido al deslizamiento de piedras y la explosión, aunque ni ella misma entendía bien cómo, pero se lo agradecía a Vi y su descontrol. Por la rapidez con la que la quiso correr hacia Caitlyn, no midió la fuerza con la que lanzó a Ahri, haciéndola aterrizar en un doloroso golpe contra el suelo en un área segura cuando la explosión ocurrió.

Una risa nerviosa brotó de su pecho, transformándose lentamente en una carcajada que la hizo respingar de dolor, pero que no lograba controlar. Se había arrastrado fuera del sitio en una bruma mental, pero había alcanzado a percibir la conversación entre Caitlyn y Vi. El bebé dentro de la piltie era el problema, esa cosa, fuera lo que fuera, no era normal.

—¿Qué cojones te ha pasado? —bramó Lux al abrir la puerta, encontrándose a Ahri en esas deplorables condiciones.

—No me lo creerás —comentó Ahri aun riéndose sin control —. Vi fue a rescatar a su noviecita y la loca esa...

—¿Secuestraste a la novia de Vi? —interrumpió Lux abruptamente, agachándose frente a Ahri para quitarle el cabello sucio y sudado de la frente —¿Qué coño está mal contigo? ¿Cómo se te ocurre? ¡Y para de reírte, carajo! —la desesperación empezaba a envolver a Lux, ella no le había dicho lo de Vi a Ahri para que la mujer zorro causase semejante caos.

—No lo entiendes —negó Ahri, la risa volviéndose cada vez más frenética —El bebé tiene poderes, lanzó una explosión eléctrica y causó un derrumbe, mató a Thunrak y casi me mata a mí —la risa de Ahri resonaba con fuerza en el lugar. La noche la había alcanzado para cuando logró llegar a donde Lux, después de usar sus poderes con dos hombres para que la trajeran parte del camino, por lo que el silencio de la noche se veía abruptamente roto por sus carcajadas.

—¿Te golpeaste muy duro o qué? Ya ni sabes lo que dices —reprochó Lux, intentando revisar el cuerpo de Ahri para saber en qué condiciones estaba y qué tan seguro era cargarla adentro de la casa.

—No, no, escúchame —exigió Ahri, deteniendo con su única mano útil el brazo de Lux y demandando su atención —. Ese bebé tiene poderes de la Arcana, lo vi con mis propios ojos.

—Eso no es posible —rebatió Lux, pensando en que su amiga tal vez se había vuelto loca, e ignorando el escalofrío que corrió por su cuerpo ante la intensidad con la que Ahri hablaba.

—Permítanme diferir —una voz risueña interrumpió la conversación, una figura de estatura pequeña y tapada con una capa se dejó iluminar por la luz de la luna mientras Lux se ponía delante de Ahri, un gesto protector que no pasó desapercibido para la invitada —. Tranquila, vengo en son de paz. Escuché el comentario curioso de un bebé con poderes de Arcana y un nombre que me es muy familiar.

—¿Conoces a Vi? —preguntó Ahri, su voz rasposa y algo temblorosa para esos momentos.

—Digamos que... —inició la chica, retirando la capucha de la capa y sacando de dentro de esta sus largas trenzas azules que parecían brillar bajo la luz lunar, sus ojos violetas fijos en la mirada de Ahri, haciendo que un escalofrío la recorriera entera ante esa penetrante mirada —, tenemos lazos familiares en común.

                            ♧

El caos reinaba en la guarida de las luciérnagas, Ekko y Vi habían regresado con el cuerpo de Thunrak, lo que había desatado una reacción masiva entre todos ellos. Ekko exigió su palabra, contando la historia y remarcando varias veces como Thunrak había violado sus órdenes y labrado su propio camino, apelando a que cualquiera de ellos hubiera atacado igual que Vi si alguien secuestraba e intentaba asesinara a la persona que amaban, pero también dejando saber su decisión de expulsar a Vi y Caitlyn de la guarida, puesto que consideraba que era lo mejor para la paz de todos.

Vi soportó la mirada de los presentes, algunos la juzgaban, otros la despreciaban, pero habían unos pocos, sobre todo las mujeres, que parecían mirarla con comprensión e incluso alivio, una combinación que Vi pocas veces veía en su dirección. Ella no habló, aceptó que Ekko fuera el intermediario absoluto y lo mantuvo de esa manera hasta que el sol cruzó el su punto más alto y luego fue cediendo ante la tarde. Cuando la reunión acabó, Vi se sentía extremadamente agotada, parecía que le habían pasado por encima con alguna de las excavadoras de las minas y su mente funcionaba en automático.

Cruzó el patio hacia los dormitorios, subiendo las escaleras pesadamente y entrando a su habitación, encontrándose con Caitlyn sentada al borde de la cama, vestida con unos pantalones verdes oscuros y una camiseta blanca por encima, terminando de atar sus botas y con todas sus cosas recogidas nuevamente, como el día en que habían llegado. Vi caminó hacia ella, arrodillándose en el suelo delante de Caitlyn, en el espacio entre sus piernas, y dejando su cabeza apoyarse en el abdomen de esta, sintiendo los delicados dedos de la piltoviana viajar por sus rosados cabellos.

—Esto es un desastre —lamentó Vi, su voz saliendo suave y cansada.

—Lo resolveremos, poco a poco —alentó Caitlyn, sintiendo como Vi empezaba a relajarse.

—Ekko dijo que me dejaría quedarme el aerodeslizador, podemos usarlo para llegar al bar pronto —comentó Vi, decidiendo ignorar el tema más importante entre ellos.

—Heimerdinger fue a hablar con la Madame poco después de que yo me despertara en la mañana, le dejé la llave del bar y le encargué que me prestara dinero para comprar un colchón, lo pagaremos luego —informó Cait, recordando la pasividad de la conversación que había tenido en la mañana, donde Heimerdinger se había disculpado por su intensidad al inicio del embarazo, ella había llorado creyendo que se había equivocado y él la había consolado, explicándole que ya no podían hacer nada y que debían trabajar con lo que tenían.

—Mereces más que un colchón en el suelo de un sótano/casa de un bar —repuso Vi, lamentando el desenlace de las cosas con un suspiro marcado de dolor.

—No es lo que merezco o no, Vi, es lo que escojo. Te escogí a ti y a este bebé, pasara lo que pasara, y no me retracto por nada —corrigió Caitlyn, doblándose hacia abajo y dejando un beso sobre el cabello de Vi —. No siempre será bueno, pero lo que pase, lo enfrentaremos juntas.

Los brazos de Vi subieron hasta rodear las caderas de Caitlyn, cerrándose en un abrazo apretado, sintiendo como su mente finalmente colapsaba ante la realidad de las cosas. Lloró, Caitlyn nunca la había visto romperse así, pero finalmente el peso de todo la hizo bajar la cabeza.

Lloró por como su pasado afectaba su presente y futuro, por la manera en que sus palabras habían causado que Ahri perdiera el control de esa forma, por no haber regresado a tiempo para proteger a Caitlyn, por no haber notado que Thunrak era una amenaza, por no haber podido detener a Thunrak antes de que la explosión ocurriera, por haber puesto a Ekko en semejante posición con las luciérnagas, por no poder proteger a su familia cuando aún ni siquiera eran tres totalmente y por sentir que toda esa responsabilidad la consumía.

Caitlyn no la apuró, no dijo nada, se limitó a tararear bajito una canción de cuna de su infancia mientras sus dedos seguían deslizándose por los cabellos rosados, dejando que Vi tuviera ese momento, esa ruptura emocional tan necesaria para poder dejar salir todo nuestro dolor. Ella sabía lo dañino de no hacerlo, llevaba cuatro meses sin poder llorar la muerte de su madre, sabía que estaba muerta, pero simplemente ese sentimiento no acababa de llegar a ella, agradecía que Vi pudiera sentirlo, sabía que eso la ayudaría.

Pasó mucho tiempo para que Vi se controlara, pero finalmente el llanto se detuvo y su respiración se normalizó. Su mente se sentía despejada, clara como si nada pudiera herirla. Respiró profundamente, sintiendo el aire llenar sus pulmones e inflar su pecho, y luego se incorporó. Su rostro estaba inflamado, tenía rastros de lágrimas y no se veía exactamente bien después de una noche entera sin dormir, una lucha extenuante y un día devastador, pero sus energías parecían haberse repuesto.

—Vamos a casa —dijo, su mano entrelazándose con la Caitlyn y ayudándola a incorporarse. Ambas se miraron unos instantes, Caitlyn acortó suavemente la distancia, su mano libre aferrándose a la cadera de Vi mientras la mano de Vi acunaba su mejilla, sus labios encontrándose en un beso suave, delicado y lento, transmitiendo todo el apoyo que ambas necesitaban.

—Vamos —concordó, sonriendo suavemente.

Tomaron las mochilas y los bolsos, mirando que nada se quedara en la habitación y saliendo de esta, con Vi ajustando sus guanteletes nuevamente. Bajaron las escaleras y salieron al patio, Ekko y Heimerdinger las esperaban, las demás personas parecían haber desaparecido de la zona, probablemente habían ido a pasar su luto a sus habitaciones.

Heimerdinger se disculpó con ambas una vez más, asegurando que las visitaría seguido junto con Ekko para revisar la evolución del embarazo, debían de cuidarlo apropiadamente para prevenir eventos como el de la mañana de forma accidental. Ekko les deseó suerte y aseguró que las vería en unos días, primero tenía que calmar los ánimos entre su gente.

Caitlyn y Vi les agradecieron con toda sinceridad, de ellos no haberlas ayudado, todo hubiera sido el triple de difícil para ambas. Subieron al aerodeslizador, saliendo por uno de los túneles y dirigiéndose a toda velocidad posible hacia el bar bajo la conducción de Caitlyn. Vi realmente necesitaba descansar, cada segundo su consciencia parecía más lejos de sostenerse y si se desmayaba Caitlyn estaría por su cuenta; para su fortuna, lograron llegar a tiempo antes de que ella simplemente ya no pudiera ponerse en pie.

Su cuerpo cayó desplomado al suelo apenas el aerodeslizador se detuvo, Caitlyn reaccionó a tiempo para caer sobre sus pies y no perder el equilibrio, viendo con alivio como la Madame abría la puerta del bar, acompañada de una de las muchachas del burdel.
La chica se apresuró en ayudar a Caitlyn a soportar el peso de Vi mientras la Madame empujaba el aerodeslizador con las manos, llevándolo dentro del bar antes de que nadie pudiera presenciar la escena. La vida en Zaun seguía siendo, para su fortuna, mayormente nocturna.

Lograron llevar a Vi hacia la casa debajo, sujetándose con fuerza al bajar las escaleras y entrando a la habitación que la Madame indicaba, donde una cama las esperaba. Caitlyn y la chica dejaron a Vi en esta, con Cait acomodándola lo mejor que podía y luego saliendo seguida de la Madame y la joven.

—Gracias por la ayuda —agradeció la peliazul suavemente —, Aunque no creo poder pagar la cama entera todavía —agregó, preocupada de la deuda que aumentaba.

—Tranquila, la cama es un regalo para las dos, no te cobraré nada por ella — aseguró la Madame, acercándose a Cait y sosteniendo las manos de la joven —. Debes cuidarte, ella no soportará que nada te pase.

—Lo sé —concedió Caitlyn, consciente de lo que su vida significaba para Vi.

—¿Necesitarás ayuda en el bar esta noche? Porque no creo que ella se despierte pronto —preguntó la señora, dispuesta a ayudarlas como siempre.

—Estaré bien yo sola, practiqué con Vi todo este tiempo y no me dan miedo los zaunitas. Tendrán que acostumbrarse a mí de cualquier manera —aseguró Cait, dejándose caer en una de las sillas y estirando sus brazos, haciendo que sus articulaciones traquearan.

—Te veré en la noche entonces, vendré un rato —dijo la Madame, alejándose junto con la joven.

Caitlyn la siguió hasta la puerta, cerrando con llave cuando estas se fueron y regresando a la silla que antes ocupaba, desplomando todo su peso sobre esta y observando en silencio el bar. Su mano se fue hacia su abdomen ligeramente abultado, deslizándose por toda la curva, sintiendo bajo sus dedos esa sensación eléctrica, como si el bebé la reconociera. Las cosas estaban fuera de control, pero vivir nunca había sido fácil, a partir de ese momento, ambas tendrían que ser más asertivas. « Una guerra se avecina »

                             ♡

Jinx estaba feliz, podía decir más que eso, estaba eufórica en todo su sentido. Sus bombas estallaban en el vacío, sus gritos llenaban el aire y su cuerpo se desplazaba danzarín por toda la estancia. El sonido de la puerta siendo tocada detuvo su baile sin sentido, pero no su algarabía.

—Adelante —gritó alegremente, viendo la puerta ceder y el Doctor entrar en la habitación lentamente —. ¡Doc! ¿Cómo está nuestra nueva paciente?

—Sus heridas sanaron, hay que esperar a que despierte en unas horas —informó el Doctor, manteniendo su voz serena ante la visión de una Jinx pletórica de felicidad —. ¿Me puede explicar ahora qué sucedió?

—Oh, Singed —dijo Jinx en tono dramático, acercándose a él dando pequeños saltitos —, ¿Te puedo llamar Singed? Como sea —negó, restándole importancia con un gesto vago de su mano —. Venía de regreso de las minas de restantes del límite, la entrada de shimmer es importante para nosotros y pensé que nuestros socios necesitaban un incentivo —la sonrisa retorcida y feliz de Jinx le dejó claro al Doctor lo que eso podía significar —, pero en el camino de regreso escuché a esa chica hablando con otra sobre Vi, me detuve al escuchar ese nombre y la mejor noticia de todas llegó a mí —aseguró Jinx, aplaudiendo justo delante de Signed y abrazándolo por el cuello, parándose en puntas de pie para llegar a esa altura.

—Debió ser muy buena noticia si terminó trayendo a la chica para que yo la curase —comentó él, manteniéndose impasible con ese tono lento y ajeno.

—El —Jinx se acercó y dejó un beso en el borde de la barbilla del Doctor —bebé —el borde de la mandíbula —ya —subiendo por ángulo externo de esta —tuvo —siguiendo el camino por el límite de su rostro —su —llegando al lóbulo de la oreja —primera —siguiendo por la hélix —explosión —cerró los dientes en el límite de la oreja del Doctor, mordiendo con fuerza y disfrutando del gruñido de dolor de este, deteniéndose cuando la sangre llegó a su lengua, alejándose en un salto divertido y dando un giro sobre sus pies mientras se reía frenéticamente.

—¡Eso es imposible! —rebatió Singed, su mano aferrándose a la mordida de Jinx en su oreja, por un instante él pensó que le iba a llevar el pedazo con los dientes —. Tiene solo diecisiete semanas.

—¿No es maravilloso? —preguntó Jinx, alegremente subiéndose sobre su mesa de trabajo y continuando su baile con una melodía que solo existía en su cabeza —. Esto va mejor de lo pensado, sabía que mis cambios serían buenos, pero esto es magnífico —ante ese comentario, el Doctor se puso muy serio, notando las palabras de Jinx.

—¿Qué cambios? —preguntó, manteniendo la distancia e intentando mostrarse impasible. Una sonrisa traviesa se extendió por el rostro de Jinx.

—No usé todas las runas que tú pusiste en ese diario, puse algunas nuevas, adaptándolas para mayor potencia. No tenía certeza de que funcionaran, pero sí lo hicieron —explicó Jinx, dejándose caer en el sofá y alcanzando un sándwich que había preparado después de haber llegado, dándole dos grandes mordidas sin reparos.

—No sabemos lo que esas runas pueden haberle hecho —protestó Singed, sabiendo el daño que semejante decisión pudo haber causado.

—Ya lo averiguaremos —repuso Jinx relajada —. ¡Ahora vete! —exigió, su expresión transformándose en una amenaza segura. Singed no dijo nada, se limitó a asentir, caminando fuera de la habitación y cerrando la puerta.

Las ideas de Jinx iban de felices a ansiosas, realmente quería tener ese bebé en sus manos ya, poder extraer toda la Arcana dentro, crear el arma definitiva.

« Ellas no te dejarán »

El pensamiento con la voz de Mylo llegó a ella, arruinando su felicidad, su humor cambió drásticamente mientras el estrés la llevaba a incorporarse abruptamente, tirando el sándwich.

—No tienen cómo detenerme —repuso, intentando sonar más segura de lo que estaba.

« Tienes los guanteletes de Atlas y a la tiradora »

Sus dedos se enredaron en sus mechones, la ira domando su mente mientras negaba con la cabeza.

—Viktor puede equivocarse respecto a los guanteletes, y la novia no será problema —rebatió, un vago intento de aferrarse a su seguridad casi inexistente.

« Ella te matará para protegerles »

Un grito de exasperación salió de la garganta de Jinx, arrojando nuevas bombas al vacío mientras se precipitaba con rapidez contra la pared, sus manos impactando en el cristal del espejo que allí colgaba, el sonido del cristal rompiéndose camuflado entre explosiones, el rojo sangre corriendo en hilos hacia abajo por el frío material.

—¡Cállate ya! —gritó ella firmemente, sus puños apretados contra las grietas del vidrio —. Yo sé lo que hago, todo saldrá bien —sus palabras se repetían como un mantra, mientras su respiración, antes errática, empezaba a normalizarse.

—Jinx —la suave voz de Silco llevó a Jinx de regreso a su control, lentamente ella alzó la mirada, retirando sus cortados brazos del espejo y viendo el reflejo de Silco parado al lado suyo.

—Funcionará, estoy segura —le aseguró, sus ojos suplicando algo de reconocimiento.

—Lo sé, Jinx —afirmó Silco, sus ojos fijos en los de Jinx en todo momento, una sonrisa suave en sus labios -Eres perfecta y tus planes también lo son.

—Les mostraremos —afirmó Jinx, la frase que se seguía repitiendo en su mente, ese primer vínculo entre Silco y ella, regresándola hacia un lugar más calmado.

—Les mostraremos a todos —concordó Silco, su mirada orgullosa haciendo que el pecho de Jinx se inflase de felicidad mientras una sonrisa tierna adornaba sus labios. Todo no hacía más que empezar.

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Y con esto nos ponemos al día con las actualizaciones.

¿Qué les pareció el capítulo? ¿Hipótesis, comentarios, opiniones? Me alegraré de leer lo que sea.

En fin, esta persona tiene sueño 😅, se va a dormir, espero que les gustase y si a alguien le gusta mi otro fanfic de Vi x Caitlyn, pues nos leemos por allá luego. Besitos♥️♥️♥️

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