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Capítulo 12- Distracción.

—Me alegra ver que estás viva —comentó Ekko como saludo matutino, cargando dos platos con buñuelos rojos que dentro tenían algún tipo de relleno amarillo cremoso.

—Sí, todo fue mejor de lo esperado —dijo ella, quitándole importancia mientras tomaba el plato que Ekko le ofrecía; habían dos raciones en el suyo y supo que la segunda era para Cait. Ambos se sentaron en una de las raíces del gran árbol, Vi había decidido evitar más conflictos por el momento y eso incluía al resto de luciérnagas.

—Tu rostro lo demuestra —afirmó bromista el chico, apreciando el color negruzco que empezaba a apoderarse de ciertas áreas del rostro de Vi.

—Dije mejor, no dije que tuvimos una charla amistosa donde hablamos de lo que hacíamos los domingos —repuso Vi, ambos rieron por el comentario y luego ella engulló totalmente uno de los buñuelos, algo del relleno escapando por la comisura de su labio.

—Heimerdinger me dijo lo que está pasando, pero tú y yo todavía no hemos hablado —dijo Ekko, iniciando la conversación evitada y dejando salir un suspiro mientras observaba el día alzarse en su escondite, con su gente disponiendo sus actividades.

—No hay mucho qué hablar —comentó Vi en tono cansado—. Caitlyn está embarazada, Jinx es la culpable, el bebé también es mío, Zaun es una nación independiente y ahora es probable que la termine liderando yo mientras espero pacientemente a que la versión desquiciada de mi hermana ataque —resumió ella de forma desinteresada, queriendo simular la ansiedad que todo le provocaba.

—Supongo que eso significa que abortarlo no es siquiera un planteamiento —comentó Ekko, no había segundas intenciones, él no juzgaría a Vi por lo que escogieran ella y Cait.

—Creo que nunca lo fue —aseguró Vi, recordando que no habían usado esas palabras exactas, pero que todo estaba claro de cualquier forma.

—¿Qué piensas hacer? —preguntó Ekko, dispuesto a ayudarla en todo lo que pudiera. Heimerdinger podía tener razón y el bebé ser un peligro, pero eso sería algo a averiguar más adelante.

—Empezaré por reparar el bar, el salón de entrenamientos y la casa abajo para mudarnos —explicó Vi, el plan llegaba tan lejos como eso por el momento y Ekko asintió, terminando el contenido de su plato.

—¿Sabes que puedes quedarte aquí? —aclaró interrogativamente, Vi negó con una sonrisa ligera.

—Causaría problemas entre las luciérnagas y el pequeño enano peludo que se dedica a mirarnos como si estuviéramos lanzando una bomba o algo —manifestó, encogiéndose de hombros para remarcar su punto.

—Entiendo eso —concordó Ekko, riendo tranquilo—, pero quiero que sepas que te estaremos apoyando, sin importar nada —aseguró, mirándola fijamente, con sinceridad en sus ojos. Vi pudo ver el hombre en el que se había vuelto, aun cuando todavía era un niño en comparación con ella, sintiéndose orgullosa y triste a la vez.

—Igualmente nos quedaremos hasta que logre reparar todo —confirmó Vi, levantándose con el plato que contenía el buñuelo rojo para Caitlyn—. Iré a llevarle esto, quiero que conozca Zaun desde otra perspectiva y necesito ir organizando algunas zonas.

—Adelante —accedió Ekko, viendo como Vi se alejaba hacia el edificio que tenía su habitación, donde por la ventana se podía ver a Caitlyn ya despierta cepillándose el cabello; Vi también la vio y una sonrisa se dibujó en sus labios. Ekko negó con la cabeza, su amiga estaba más allá de la salvación en esas circunstancias.

                              ♤

Caitlyn había despertado sin Vi a su lado, lo cual causó un instante de ansiedad, creyendo que había soñado lo de la noche anterior y que Vi nunca había regresado; pero los vendajes manchados con sangre estaban en una esquina de la habitación, los guanteles a su lado y era obvio que faltaba ropa que Vi no traía puesta ayer, así que Caitlyn se forzó a sí misma a pensar con calma y se levantó, observando a Vi hablando tranquilamente con Ekko a través del balcón.

Sintiéndose más tranquila, tomó sus cosas y fue a darse una ducha, sintiendo el agua fría despejar sus pensamientos, vistiéndose con unos pantalones verdes y una blusa negra de tirantes ajustada a su cuerpo y saliendo del baño, encerrándose nuevamente en la habitación. Terminaba de cepillar su cabello cuando la puerta se abrió abruptamente.

—Pastelito, traje tu desayuno —anunció Vi enérgicamente.

—Puedo verlo —comentó Cait sonriente, la ansiedad había desaparecido en lo absoluto—. ¿Pregunto qué es? —añadió dubitativamente, Vi hizo un gesto con el labio que simulaba una mueca y negó con la cabeza—. Vale, mejor no entonces —afirmó Cait, tomando el buñuelo rojo del plato y dándole una mordida, lo que causó que su amarillo contenido mojara sus dedos y cayera al plato.

—Nunca pensé verte comer de forma desastrosa —comentó Vi con diversión, acomodando el cinturón que mantenía su pantalón beige ajustado a su cuerpo. Cait no pudo evitar desviar la mirada, vagando por las anchas caderas marcadas y subiendo, admirando la forma en que aquella camisa desmangada negra acentuaba los músculos de los brazos de Vi.

—Para todo hay una primera vez —repuso Caitlyn, lamiendo el contenido de sus dedos e ignorando la mirada hambrienta de Vi, quien disfrutó de ver la lengua de Caitlyn vagar por sus propios dedos elegante, porque incluso para eso ella tenía un estilo único—. ¿Qué planes tienes para hoy? —preguntó Cait, trayendo a Vi de regreso a la realidad mientras engullía lo que quedaba del buñuelo. Vi carraspeó un poco antes de hablar.

—Estaba pensando en que fuéramos al bar, te mostraré todo y podemos empezar limpiando —propuso Vi, notando que era posible que Caitlyn se negara; ella probablemente no había limpiado nada en su vida.

—Eso suena bien —afirmó la peliazul, dejando el plato sobre la mesa y ajustándose las botas—. ¿Supongo que salir sin armas no es una opción? —preguntó sugestivamente, mirando en dirección a los cintos que usaba para sostener su pistola.

—Yo voy sin los guanteletes, pero sí, mejor no salir sin protección ninguna —concordó Vi, tomando la llave de la mesita de noche y caminando hacia la puerta mientras Caitlyn guardaba el arma en la funda de su pierna derecha y se colocaba una camisa grande de color oscuro que tapaba la visión de esta.

Caminando por las rutas cortas que Vi conocía y que no incluían saltos mortales por las azoteas, a la luz del poco sol que llegaba a Zaun, Caitlyn podía ver mejor el desarrollo de la vida allí. Todos eran cautelosos y estaban acostumbrados al peligro, algo poco común en Piltover.

Vi registró un par de miradas desagradables de los ciudadanos hacia Caitlyn, por lo que rápidamente entrelazó su mano a la de ella, mirando con fiereza en dirección a los desconocidos, que al ver la furia en su mirada se fijaban en algo más con rapidez.

Luego de una larga caminata, se detuvieron delante del local, actualmente dañado en varias partes por causa de las peleas con Sevika y el abandono por meses. Caitlyn recordaba haberlo visto el primer día que Vi la trajo a Los Carriles. En ese entonces hizo un comentario dañino desde la ignorancia y se arrepentía por ello. Pasó una noche entera disculpándose cuando Vi le contó sobre Vander y el bar, para ese momento Vi ya ni recordaba aquella conversación.

—Es esto —anunció Vi, dando un paso al frente y abriendo la puerta, revelando el desastre del interior. Caitlyn entró en el lugar, repasando con la mirada cada destrozo.

—No está tan grave como esperaba —comentó, mirando hacia Vi con una sonrisa y la mirada determinada. Vi no pudo evitar sonreírle de vuelta.

—¿Empezamos? —preguntó, sabiendo que la parte más difícil de todo trabajo era reunir las fuerzas para iniciarlo.

—Inmediatamente —aseguró Caitlyn, dejando en la barra del bar su camisa grande y el cinto con el arma—. Ayúdame a poner los muebles de forma apropiada y podremos ver qué tan dañados están.

Vi obedeció y ambas empezaron a mover mesas, sillones, sillas, con Vi sacando hacia la calle todo aquello que debido a las peleas había quedado inutilizable, que no era poco. «Esta mierda va a costar mucho dinero» pensó Vi, notando que habían cosas que no podrían reponer solo con un martillo y clavos.

Después de apilar los muebles en una esquina, Caitlyn hizo que Vi cargara varios cubos de agua y empezaron a limpiar el lugar, desprendiendo la suciedad de las paredes, sacudiendo los muebles utilizables, cepillando el suelo con una escoba y sacando lo que para Vi fueron toneladas de agua mugrosa.

En algún punto Caitlyn recogió su cabello en un moño despeinado y dobló el borde de su blusa sobre sus senos, descubriendo su abdomen. Vi se encontró a sí misma pensando cómo podía haber un bebé de tres meses allí y no haber marca ninguna, pero la verdad era obvia, así que lo atribuyó a su falta de conocimiento.

El sudor corría por sus cuerpos, el calor era casi abrumador y el trabajo recién empezaba. Caitlyn limpiaba las ventanas mientras Vi había ido corriendo a comprar algo de comer, regresando con aquellas cosas que había devorado el primer día.

Caitlyn debió de reclamar algo sobre no comer asquerosidades, pero su boca salivó ante la imagen y se golpeó mentalmente; ya entendía porque en el último mes había comido en Piltover todo tipo de cosas babosas que nunca le habían atraído: esos eran sus antojos.

Vi se rio al ver a Caitlyn devorar la comida entre maldiciones sobre lo malo que era encontrar aquella cosa deliciosa. Luego de un corto reposo, la limpieza continuó con Vi cargando a Caitlyn sobre sus hombros para que ella alcanzara a limpiar encima de los estantes y a raspar partes de las paredes que estaban casi desprendidas. El sol empezaba a ocultarse cuando pudieron considerar el bar limpio, acomodando los muebles y Vi terminando de reparar una de las mesas.

—Mejor mañana continuamos —comentó Caitlyn, con marcas de suciedad en ciertas partes del rostro y sudada. Vi se sintió extrañamente atraída hacia esa imagen desordenada de la chica de alta sociedad.

—Pues entonces vamos —apuró Vi, desechando los pensamientos de empujar a Caitlyn sobre la mesa que acaba de arreglar y hacer un desastre aún más grande de ella.

Vi se puso de pie, soltando el martillo en el suelo y tronándose el cuello con un gesto ladeado, llevando una de sus manos a masajearlo firmemente para aliviar la tensión. Caitlyn reparó en la venda del brazo derecho de Vi, que estaba algo suelta, por lo que se acercó y llevó sus manos a tocarla, sintiendo como Vi brincaba ante su tacto.

—¿Qué? —preguntó confundida la pelirrosa, tragando en seco al ver a Caitlyn tan cerca.

—Quédate quieta —ordenó la mayor.

Deshizo el vendaje hasta la mitad del brazo para poder rehacerlo, pero la piel de Vi se erizó ante el contacto, sus mejillas sonrojándose de tenerla tan cerca y su mente volviendo a traerle las imágenes hacía segundos desechadas. Caitlyn notó como la respiración de Vi se volvía más marcada y profunda mientras sus dedos se deslizaban por la piel de sus brazos.

—¿Sucede algo? —preguntó, sin comprender del todo.

—¿Tienes idea de lo apetecible que te ves ahora mismo? —preguntó Vi sugerentemente, su tono bajando hasta tomar una forma ronca.

—Estoy sucia, sudada y despeinada. Eso no puede ser sexy —protestó Caitlyn, un rubor intenso extendiéndose por sus mejillas.

—Oh, Pastelito, sí que puede —aseguró Vi, cerrando el espacio entre ellas.

Caitlyn se vio envuelta en los firmes brazos de Vi, el vendaje del brazo derecho totalmente olvidado mientras sentía en la parte alta de su espalda los firmes dedos callosos encajarse con presión.

Los labios de Vi se cernieron sobre los suyos, la cicatriz sintiéndose de forma excitante con cada movimiento voraz que Caitlyn intentaba seguir, sus lenguas encontrándose y creando una competencia pasional por el control. Se besaban con hambre y fiereza, como si lucharan en lugar de amarse.

Las manos de Vi viajaron por la espalda de Caitlyn, disfrutando del respingo que dio cuando pasaron por encima de sus nalgas y apretaron con fuerza, para luego deslizarse hacia sus muslos y sujetar, haciendo que Caitlyn se apoyara en sus hombros cuando Vi la levantó, enredando las piernas en sus caderas.

La pelirrosa caminó dos pasos, depositando a Caitlyn sobre la mesa, sus piernas abiertas a cada lado del cuerpo de Vi, su rostro sonrojado hasta el pecho y las orejas, su respiración jadeante y ligeros temblores recorriendo su cuerpo.

—¡Jodida mierda, Pastelito! —exclamó Vi roncamente—. Estás demasiado buena.

Caitlyn quiso protestar, pero las manos de Vi en sus muslos tiraron de ella haciendo que la parte inferior golpeara justo en su abdomen. Con una desesperación latente, Vi tiró de las botas de Caitlyn, sacándoselas para luego luchar momentáneamente contra el cierre del pantalón, tirando hacia abajo de estos y de la ropa interior, dejándola expuesta ante ella.

La sensación de vulnerabilidad hizo a Caitlyn excitarse. Le encantaba que Vi tomara de ella lo que quisiera, era una sensación plena que la cubría entera al ver el hambre reflejada en ese rostro marcado por las cicatrices físicas y emocionales.

Las manos de Vi vagaron errantes por las piernas de Caitlyn, haciéndola sentir la sensación rasposa de las vendas en la pierna derecha y el calor ardiente de la palma desnuda en la izquierda. Vi subió sus piernas, dejando un beso en la parte posterior de la rodilla y Caitlyn abrió la boca en un gemido mudo. Vi no permitiría eso, la quería escuchar.

Siguió el camino ascendente por el muslo con sus labios, subiendo por la otra pierna con sus dedos en un agarre firme hasta que su rostro estuvo delante de la intimidad de Caitlyn, que ya mojaba la mesa debajo por la excitación.

—Estás tan mojada —comentó Vi, depositando un beso en la parte superior y soplando tentativamente en la humedecida entrada; una provocación activa que hizo a Caitlyn mover las caderas hacia ella, sin llegar a rozarse con nada.

—Vi… no… —se quejó la peliazul, pero Vi no la dejó decir nada; subió su rostro hacia la ingle derecha, donde pasó su lengua y luego disfrutó del gemido fuerte de Caitlyn cuando sus dientes se hundieron en la piel, marcando con fuerza hasta que tuvo la certeza de que el morado duraría días, deleitándose en la sensación de las manos de Caitlyn tirando de su cabello.

Su boca ascendió por el firme abdomen, disfrutando de como el cuerpo de Cait se retorcía debajo de ella cada vez que sus labios depositaban un beso o su lengua dejaba un rastro de saliva. Su mano subió la blusa y el sujetador de Caitlyn, revelando ante ella una de sus mayores obsesiones: los senos increíblemente atractivos, coronados por los pezones rozados duros solo para ella. Vi alzó la mirada, sus ojos grisáceos enfocándose en los azules de Caitlyn, cuyas pupilas estaban dilatas por el deseo.

Una sonrisa arrogante se dibujó en sus labios antes de succionar son fuerza uno de los pezones, su mano vendada apretando el seno contrario, sintiendo como la espalda de Cait se arqueaba y presionaba sus pechos más hacia la boca y mano de Vi mientras soltaba un gemido lastimero.

Sus dedos recorrieron la mojada entrada, disfrutando de provocar a la muchacha mientras podía percibir las contracciones en la punta. Las uñas de Caitlyn rastrillaron su espalda por encima de la tela de su camisa, haciendo presión hasta que Vi sintió como si tocara su piel.

—Estás tan mojada para mí —dijo, dándole una lamida a la areola antes de volver a succionar, haciendo que cualquier respuesta consciente de Caitlyn muriera en un gemido.

—Vi… deja de… jugar… conmigo —protestó Caitlyn entre jadeos, tirando con fuerza del cabello rosa para que la menor la mirase.

—¿Eso quieres? ¿Qué me meta dentro de ti y te folle hasta joderte? —preguntó arrogante, pasando sus dedos en círculos tentativos sobre el clítoris de Cait, sintiendo sus piernas alzarse hasta cruzar por detrás de su espalda, exponiéndose más a sus dedos— Dilo, Pastelito, y será todo tuyo.

—Vi… —protestó Caitlyn, recibiendo varios círculos presionados contra su clítoris que hicieron que sus palabras cayeran en un instante, su cuerpo tensándose de deseo y frustración.

Sus ojos conectaron con los de la pelirrosa, su coherencia escapando al ver como esta repasaba su pezón con la lengua mientras sus dedos torturaban su otro pezón, un gruñido bajo escapando de su garganta.

—Maldit..a sea. Solo fóllame.

No sabría decir si era una orden o una petición, pero a Vi no le importaba, escuchar a su educada Pastelito hablar de esa manera siempre la hacía sentir como si corriente recorriera su cuerpo. Sus dientes se apretaron alrededor del pezón y tiraron de este mientras tres dedos entraban completamente en Caitlyn, sintiendo como se contraía y apretaba a su alrededor. Cait enterró sus uñas en el cuello de Vi, soltando un gemido a medio camino de un grito y sintiendo la tensión acumularse en su bajo vientre.

Vi no le dio descanso, ya no era momento, sus dedos empezaron a embestirla a una velocidad salvaje, clavándose hasta los nudillos dentro de Caitlyn; que solo podía dejar salir palabras inconexas mientras sentía a Vi chupar ávidamente sus senos, morder su piel hasta marcarla y su mano libre sujetarl fuerte, pasando por debajo del arco mantenido de su espalda para que Caitlyn dejara de retorcerse tanto y absorbiera todo el placer.

Los gemidos de Caitlyn se mezclaron con un vago intento del nombre de Vi, sus piernas se cerraron más alrededor del musculoso cuerpo, presionando a Vi más contra sí misma. Sus ojos no podían mantenerse abiertos y lo único que lograba percibir era la electrizante sensación de los dedos de Vi penetrándola y curveándose dentro contra ese punto donde Caitlyn perdía todo control.

El sonido de chapoteo y succión se acompañaba con los gemidos. Vi podía sentir la humedad de Caitlyn deslizarse por su mano, la tensión en sus paredes que la succionaba dentro cada vez que sus dedos salían casi por completo. Su pulgar presionó contra el clítoris de Cait, haciendo círculos mientras sus cuatro dedos entraban y salían con más fuerza, girando dentro contra la pared anterior del interior suave que los envolvía.

Caitlyn sintió los temblores en su cuerpo, la forma en que su abdomen se tensionaba, la corriente que la recorría y se acumulaba más allá de su control en su parte baja, donde Vi seguía penetrándola de forma animal.

—Córrete para mí, Pastelito —ordenó Vi, y eso fue todo lo que Caitlyn pudo hacer.

El grito salió de su garganta con fuerza, sus piernas temblando sin control, sus caderas moviéndose contra los dedos de Vi que seguían entrando y saliendo, torturándola por dentro y contra su clítoris; alargando las sensaciones a lo largo del orgasmo mientras las uñas de Caitlyn se encajaban en los brazos de Vi, allí donde los tatuajes se marcaban por los músculos, haciendo que la pelirrosa gruñera de placer.

Vi la siguió acariciando, decreciendo en intensidad a medida que veía el orgasmo pasar, hasta que el cuerpo de Caitlyn quedó flácido y relajado sobre la mesa; por lo que Vi se incorporó, disfrutando de la imagen: Caitlyn abierta de piernas, todavía con los dedos de Vi en su interior sintiendo todas sus contracciones involuntarias, marcas cubriendo sus senos, sudor perlando su piel, el atrayente color rojo que cubría su rostro y su pecho, la humedad que había llegado hasta mojar el suelo en el momento en que Caitlyn se corrió.

Una sonrisa hambrienta acompañó la erótica expresión de Vi, que no dejaba de mirar a Caitlyn, quien le devolvía la mirada con expresión ida. Lentamente Vi retiró sus dedos del interior de Cait, sintiéndola contraerse como si no quisiera que se fuera, viéndola mover las caderas y tragando fuerte.

Su lengua pasó entre sus dientes al ver como del interior de Caitlyn salía más líquido en el momento en que sus dedos se retiraron, haciendo que durante unos instantes una gota se extendiera en un hilo pegajoso, hasta que la gravedad la hizo caer al suelo.

—Joder, Pastelito, estás hermosamente destrozada —comentó Vi, su voz ronca y un tono oscuro excitante plagándola.

—¿De quién es la culpa? —respondió Caitlyn entre jadeos, sintiendo las palabras fraccionarse por el ardor en su garganta.

—Mía —aseguró Vi, apretando sus dedos mojados en el muslo de Cait hasta marcar su agarre, haciéndola gemir—. Por más que me gustaría seguir viendo cuánto resistes sobre esa mesa, la noche ya ha caído y tenemos que regresar —avisó Vi, jadeando y moviendo ligeramente sus caderas, sintiendo su propia humedad que había mojado su ropa interior y sus pantalones.

—Estoy de acuerdo —afirmó Caitlyn, quien se apoyó en la mesa para permanecer sentada un momento, sonrojándose violentamente al ver el desastre entre sus piernas que había alcanzado el suelo. A Vi le encantaba esa vergüenza por parte de Cait, viéndose tan inocente cuando podía llegar a correrse de esa forma.

Fingiendo no saber nada, Vi ayudó a Caitlyn a vestirse, cargándola para bajarla de la mesa. Se demoró unos instantes limpiando la mesa y secando el suelo, riendo por lo bajo al ver el rojo color en la piel de Cait mientras miraba hacia cualquier parte menos a Vi.

Cuando todo estuvo recogido, Vi pasó un brazo sobre los hombros de Caitlyn; que había vuelto a ponerse la camisa por encima para tapar el arma; depositando un suave beso en sus labios antes de iniciar una caminata que incluiría una parada para comer y una charla amena. Quizás la vida no iba a ser tan mala allí para las dos.

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Fuego en este capítulo 🔥🚒🔥

¿Qué les pareció? Me dicen, por fis.

Ah, les tengo una pregunta.
Estuve viendo Arcane doblada al español en un doblaje distinto al primero que vi. En esta, Vi llama a Caitlyn bombón, honestamente, me gustó más como se escucha el bombón entre ellas en español, que el pastelito, pero quería saber qué pensaban ustedes, porque por ahora solo tiene 12 capítulos publicados y si les gusta más bombón que pastelito para una dinámica de parejas, puedo cambiarlo.
Leo vuestras respuestas, y pues, si no responden, ya haré entonces lo que me dé la gana, ni modo😅.

Besitos, pequepinkypitufibolas, hasta la próxima semana, o hasta mañana si quieren leer mi otro fic de VixCait.

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