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3. Los defectos de un hombre perfecto

Logan, aquel extraño a quien se había encontrado cerca de casa mientras realizaba un hechizo en búsqueda de buena salud para explorar todo Alynthi antes de morir, ese hombre no la dejaba dormir.

Ella se había quedado en su habitación mientras él se quedaba en la que había pertenecido a sus cuatro hermanos. Recordaba muy bien como había sido todo antes de que su madre los abandonara, sus padres dormían en la habitación donde en aquellos momentos se encontraba mientras que en un mismo cuarto dormía junto a sus cuatro hermanos. Poco antes de que su magia se hiciera evidente su padre decidió irse a vivir con su amante a la capital de Alynthi, aquello desequilibró sus sentimientos hasta el punto en que su magia provocó una gran explosión en la cocina mientras su madre lloraba desconsolada y les gritaba, culpándolos por el abandono de su padre. Tras quedar expuesta su madre trato de entregarla a los guardias del rey para que la ejecutaran por el crimen de poseer magia, sus hermanos fueron quienes la protegieron de su progenitora y fue en ese momento que descubrió que dos de sus hermanos eran brujos al igual que ella.

Luego de un fuerte enfrentamiento su madre huyo y los dejo viviendo rodeados de vecinos que esperaban ansiosos una equivocación de parte suya o de sus hermanos para tener las pruebas suficientes y denunciarlos ante el rey, sin embargo, eso nunca sucedió. Sus hermanos le enseñaron a controlar su magia para evitar dañar a los demás y la amaron con todo su corazón, incluso aquellos que eran mortales y no contaban con sus mismos dones.

Ella jamás se planteó la idea de traerlos de vuelta y, si se le ocurriera hacerlo, ellos jamás se lo perdonarían, estaba segura de que el regresar de la muerte debía dejar secuelas imborrables en aquellos que volvieran, no sería capaz de hacerles eso.

¿Por qué Logan estaba dispuesto a traer a Esmeray de vuelta aún sin saber las consecuencias que esto pudiera provocar?

No lo entendía, jamás lo haría y aun así se veía seducida ante la idea, quería ver lo que sucedería, lo complejo que sería traer a alguien de vuelta a la vida, los estragos que esto provocaría. Le atraía el caos que Logan desataría pues, si lo que decía ese hombre era verdad, Esmeray había muerto por culpa del nuevo rey y esa chica reviviría con una enorme sed de venganza, ¿quién no lo haría?

Pandora era una bruja ceremonial, de aquellas que siguen lo que dicte los libros al pie de la letra, perfeccionistas, sin salirse de los renglones ni darse el lujo de equivocarse. Un error arruinaba el hechizo que fuera hacer, lo creía ciegamente. La muerte era algo natural y aun así le excitaba la idea de ver los estragos que provocaría el ir contra ella y era esa emoción lo que no le permitía dormir, aquellas ideas junto con el recuerdo de un desnudo Logan paseándose por su casa.

Tras llevar a Logan dentro de la casa se dio cuenta de que sus ropas estaban manchadas de tierra y que lo mejor sería lavarlas y dejarlas relucientes, al dejarlo en la cama de su habitación comenzó a desabotonar la camisa que cubría su abdomen bien trabajado. Los sentimientos que le producía la confundían pues jamás había sentido aquello por otra persona, jamás tuvo amigos y mucho menos una pareja, vio a muchos hombres y mujeres que le parecían atractivos a simple vista, pero jamás se permitió intentar algo con ellos.

El amor romántico estaba sobrevalorado, se podía vivir sin él. No necesitaba amar a alguien que no fuera su familia, el hacerlo solo le produciría dolor innecesario.

Frustrada se acomodó en la cama y cerró los ojos, los muslos de Logan aparecieron en su mente, el recuerdo de sus manos desabrochando su pantalón y tocando sin querer sus genitales mientras los bajaba, aquello la hacía sentirse acalorada, pero no trato de detener la fluidez de aquellos recuerdos, al contrario, los alimento con ayuda de la fantasiosa idea de haber recorrido su pecho más allá de con la simple mirada.

El rostro del hombre la dejo sin aliento, el hombre poseía unos labios delgados y ligeramente abiertos, nariz grande y recta, barbilla cuadrada y unas cejas ligeramente pobladas y rubias al igual que su desordenado cabello.

¿Cómo se sentiría besarlo? Lo haría solo para saciar su curiosidad y no morir sin haberlo descubierto.

¿Cómo se sentiría tocarlo sin la angustia de despertarlo? Lo habría hecho si el miedo a ser descubierta no la hubiera gobernado.

¿Cómo sería quedarse sobre su pecho y sentir su cálido aliento sobre su piel, sobre sus hombros, sobre sus pechos, sobre su abdomen y por debajo de este, más y más abajo…?

Pandora despertó alarmada, miró a su alrededor tratando de borrar los imaginarios jadeos y gemidos que se habían hecho presentes en sus sueños en contra de su voluntad. Al mirar a su alrededor pudo ver que ya era de día y al oír con atención escucho como Logan se quejaba desde la otra habitación, se avergonzó al recordar sus estúpidos sueños fantasiosos. Tal vez se podía vivir sin amor romántico, pero no sin actos carnales.

«¡No necesitas saber cómo es el sexo!» se regañó mentalmente, molesta por siquiera pensar en acostarse con el hombre a quien no tenía ni siquiera veinticuatro horas de haber conocido.

«Además, ya tiene a alguien» se recordó mientras salía de la cama con dirección a su armario, al ver toda su ropa se preguntó con seriedad cómo debería vestirse, después de aquellos sueños le inquietaba vestirse de una manera que pudiera resultar provocadora, aunque así era ella, había peleado con sus hermanos muchas veces por su vestimenta, ellos le decían que era demasiado revelador lo que le gustaba usar, aunque a ella no le apenaba su cuerpo y tampoco se vestía para provocar deseo en los demás, usaba ropa que consideraba bonita y la hacía sentir hermosa, no la usaba pensando en los demás y aquel que buscara sobrepasarse con ella sufriría por no saber controlar sus manos y vocabulario, así como tampoco saber lo que era respetarla sin importar su vestimenta.

«¡Al diablo!, te vestirás como te plazca» decidió mientras comenzaba a desvestirse pendiente a algún sonido que le indicara que Logan ya se había levantado.

Más tarde se quemaría el cerebro tratando de olvidar sus primitivos deseos y pensamientos, ahora tenía que empacar lo indispensable para emprender el viaje hacia la arcana piedra capaz de revivir a las personas, antes de irse a dormir Logan le había dicho que quería partir lo más pronto posible.

Ahora que tenía tiempo para pensar las cosas con mayor detenimiento comenzaba a cuestionarse el acompañarlo en su viaje, sería peligroso pues él sería atacado por cualquier brujo que notara su naturaleza y ella sería juzgada por acompañarlo, la llamarían traidora y, además, lo más importante de todo, seguro tendrían que acampar en el bosque y ella odiaba las plantas y a los insectos, le producía una ansiedad incontrolable, ¿no sería mejor quedarse en casa?

«¡No! Por supuesto que no, lo que queremos es vivir antes de morir» le recordó la molesta voz en su cabeza y tenía razón, quería vivir y para hacerlo tenía que salir de ahí. Tal vez no estaría tan mal, si se apresuraba y se esforzaban a pasar desapercibidos podrían llegar a algún pueblo cercano y pasar la noche en algún hostal y quién sabe, tal vez podrían desviarse un poco e ir a visitar la Academia Royal a la cuál jamás pudo ingresar.

—Veo que ya empacaste, bruja —Escucho decir detrás suyo mientras doblaba una manta y la metía a la maleta.

—¿Sabes que no es necesario llamarme “bruja” todo el tiempo? El que lo hagas no va a cambiar mi naturaleza y solo te evidenciara ante los demás —se burló tratando de postergar el momento en el que tuviera que mirarlo, de solo pensarlo las imágenes de sus sueños comenzaban a torturarla.

—Eres una bruja, ¿por qué decirte de alguna otra manera? —pregunto sentándose en la cama, podía sentir su mirada clavada en su espalda mientras cerraba la mochila y se giraba a verlo.

—Llámame Pandora, ese es mi nombre.

El hombre asintió y aparto la mirada permitiendo que la castaña continuara alistando sus cosas, aunque ya no había nada más que alistar, ya todo estaba listo para partir pero debía admitir que la entristecía dejar su hogar sin importar que volvería una vez que encontraran la reliquia, aquella casa era su hogar, un lugar lleno de recuerdos tanto dulces como amargos, esas paredes la vieron llorar tantas veces ya fuera por el rechazo de su madre y del pueblo, la aparición de su enfermedad o la muerte de sus hermanos, siempre hubo una razón para sufrir y aquella casa fue testigo de su felicidad, dolor y la fortaleza para seguir adelante.

Pandora temía que el coraje que tanto la había ayudado a levantarse cada vez que se derrumbaba la abandonara una vez que cruzara los límites de su aldea y, si aquello sucedía, ¿cómo lograría encontrar el valor para volver a casa y no arrepentirse después?

—Te llamaré Strix. Tu canto, al igual que sus chillidos, son horripilantes —Escucho decir con aire decidido a Logan, aquella interrupción desvaneció a su tristeza transformándola en una enorme molestia. ¿Cómo se atrevía a llamarle así, sobre todo cuando estaba sumida en sus pensamientos de una manera tan profunda que incluso las lágrimas se habían comenzado a formar?

—¿Cómo te atreves a llamarme así? Para tu información yo canto muy bien, tu querida Esmeray ni siquiera sabía responder una pregunta sin que alguien se lo ordenara y aun así la amas, no creo que estés en posición para criticarme —respondió rápido y a la defensiva, no iba a dejar que la insultaran en su propia casa y mucho menos cuando estaba dispuesta a ayudarle, aunque no tuviera que hacerlo—. Yo no tengo que ayudarte y antes de que continúes insultándome escúchame bien, debemos ir al pueblo antes de partir, no tengo más comida y dudo que quieras morirte de hambre antes de traer de vuelta a tu amada doncella —termino de decir tratando de conservar la calma, no quería perder el control de sus emociones y que ocurriera un accidente por culpa de su magia que se había vuelto inestable conforme su enfermedad avanzaba.

En respuesta a su reacción explosiva ante el apodo Logan callo, tenía ganas de reírse, aunque sabía que de hacerlo ella posiblemente retirara su ayuda y lo dejara solo en su búsqueda, aun así, una pequeña y casi imperceptible sonrisa se adueñó de sus labios mientras bajaba la cabeza, supuestamente avergonzado por su comportamiento, estaba seguro de que la indignación de Strix no era a causa del apodo sino a las constantes burlas sobre su canto. Una vez más calmados su cerebro comenzó a procesar la larga contestación de la chica dándose cuenta del evidente insulto hacia Esmeray, aunque se le hacía tonto tratar de defenderla tan tardíamente.

—Ignorare lo que dijiste sobre Esmeray y te daré la razón en lo que respecta a ir al pueblo, sin embargo, debemos ser precavidos, si el rey se entera de mi presencia en estas aldeas me dará caza y apresurará a su gente para conseguir la reliquia.

Sin decir alguna palabra la muchacha tomo sus cosas y salió de la habitación, cualquier atracción que haya sentido hacia él fue calcinada por los sentimientos negativos que le causaban sus charlas, su excitante locura y buen parecido no se comparaban a la molesta actitud que siempre adoptaba.

Los sueños sobre ambos complaciéndose mutuamente y jadeando de placer ahora la avergonzaban más que nunca, él de verdad era un idiota, uno muy apuesto, grosero, egoísta y arrogante. Sería divertido sacarlo de quicio durante todo el viaje.

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