v. los hermanos kamski y el nuevo equipo
LA REVOLUCIÓN,
capitulo cinco: los hermanos kamski y el nuevo equipo!
KATERINA SOLTÓ UN GRUÑIDO AL ESCUCHAR EL INCESANTE RUIDO DE SU ALARMA. Teniendo en cuenta que se encontraba completamente enredada entre sus sábanas y el sueño pesado en el que se encontraba. Hacía días que no dormía de esa forma, como si fuese un bebé – era un gran y mejor cambio, cosa que realmente agradeció. La castaña apagó su alarma con un golpe y se removió en la cama, intentando volver a conciliar el sueño. Pero, como para la gran fortuna de la muchacha Kamski, alguien decidió irrumpir su (aclamado por ella misma) sueño de belleza. La joven escuchó dos golpes en su puerta y se tapó con la almohada. Los golpes fueron insistentes y la muchacha se levantó pesadamente para dirigirse al pasillo. Cruzó la cocina y la sala de estar mientras se frotaba los ojos, para luego dirigirse a la puerta – intentando en pensar algún insulto para la persona que perturbó su paz en la casa de Katerina. Al abrir la puerta, la muchacha juró creer que se trataba de Connor – pero se encontró a una persona muy diferente y demasiado familiar como para insultarla.
Ojos azules, piel pálida, cabello negro y sin nada de barba. Katerina observó al mismísimo creador de androides y hermano mayor por completa conveniencia (además de compartir sangre y peleas): Elijah Kamski. Incluso Katerina no sabía qué decir, cómo reaccionar. Habían pasado cuatro años desde la última vez que se vieron, cuando ambos terminaron en una pelea absurda y cómo ambos decidieron separar sus caminos en temas completamente distintos. En aquellos cuatro años, ambos habían cambiado y claramente se podía ver el cambio en los dos. Katerina observó a Elijah y lo veía un poco más viejo, más maduro y no tan imbécil como era cuando ambos eran jóvenes. Era algo completamente revelador y la cólera que sintió la muchacha era algo tan íntimo que recordar todos aquellos momentos fue conmovedor. Elijah, por otra parte, también estaba sorprendido. Diablos, habían pasado cuatro años sin verse y su hermana menor ya era toda una mujer.
Elijah no comprendió cómo pudo haberse separado de ella durante tanto tiempo, recordando que la unión y el lazo que tenían era demasiado fuerte como para romperlo. Ahora Katerina ya no era una niña como antes y ahora mismo era una de las agentes más calificadas de todo el FBI.
—¿Me extrañaste, paloma?—preguntó él esbozando una sonrisa.
Katerina no esperaba sonreír y lanzarse a sus brazos, pero aquella conmoción de los años y de recordar cómo eran felices junto a sus padres, le hizo sentir blanda. Elijah se sorprendió ante aquel gesto pero luego de varios segundos envolvió a su hermana menor entre sus brazos – apretándola fuerte contra su cuerpo. Katerina no esperaba ver a su hermano mayor por mucho tiempo, pero el destino siempre le jugó en contra muchísimas veces y por algo le sucedían las cosas: una lección que aprendía desde que sus padres murieron. Elijah se separó un poco y miró sus facciones: definitivamente había cambiado y realmente la veía hermosa. El tiempo la hizo madurar y provocó que ella floreciese tal como una rosa en el medio de una tormenta. Verla junto a él en aquel momento le hizo...feliz – a pesar de lo que ocurrió hace cuatro años.
—Creo que la idiota de mi hermana menor sí me extrañó—recalcó Elijah y Katerina rodó los ojos antes de separarlo de un empujón. La muchacha se enderezó y su hermano le miró mejor—. Ve a vestirte, iremos a dar un paseo.
Katerina lo dejó pasar y ella caminó tranquilamente hacia su habitación para vestirse, cerrando la puerta en el proceso. Elijah sacó su teléfono y envió un mensaje a Chloe, indicándole que viniese a la locación después de que ellos se fueran para estructurar un par de remodelaciones del apartamento. Obviamente, a modo de sorpresa por el vigesimocuarto cumpleaños de la muchacha. Katerina salió de su habitación y se acercó a Elijah, él guardó su teléfono para enfrentar a su hermana menor – ella esbozó una sonrisa y señaló la puerta.
—¿Nos vamos?
Elijah no tuvo que hacer nada para dirigirse a la puerta, observando que su hermana se colocaba el cinturón con el arma y su placa. Ambos saliendo al pasillo y dirigiéndose al ascensor.
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Katerina miró por la ventana y observó las calles de Detroit detenidamente, sintiéndose dentro de un trance infernal que amenazaba con dejarla hipnotizada para siempre. Elijah, por otra parte, se mostraba completamente intrigado: realmente tenía curiosidad de saber qué era lo que mantenía a Katerina tan...pensativa. El mayor de los hermanos Kamski aceleró un poco en la autopista y chasqueó sus dedos frente a la muchacha—Planeta Tierra llamando a Katerina. ¿Qué te sucede?
La menor de los hermanos Kamski giró su cabeza súbitamente y salió de su trance, sintiendo la mirada azul de su hermano en ella. La joven sacudió su cabeza y tomó su vaso cerrado con café para llevárselo a los labios, dándole un sorbo y respondió—Estoy bien. En realidad, hace bastante tiempo que no estaba así.
—¿La vida en Maryland no era tan buena?—replicó Elijah intentando no reírse de ella y miró al frente—. Me sorprende que te enteres eso cuatro malditos años después.
—¡Oye! Vivir en Maryland es bueno—dijo Katerina entrecerrando la mirada—. Haber entrado al FBI también es bueno y eso me condujo aquí, de alguna forma.
—Tú sabes cómo el destino le gusta jugar con la vida de los mortales, hermanita—aclaró Elijah mirándola de reojo, ambas manos posadas en el volante—. Las cosas pasan por que tienen que pasar.
Claramente, pensó Katerina, el destino siempre intenta arruinarme los planes.
—Así que estoy aquí—concluyó Katerina sin antes encogerse de hombros—. Una agente del FBI disfrazada de cadete de policía en una misión para evaluar casos sobre la divergencia en tus androides con un teniente que tiene problemas personales y un androide increíblemente atractivo.
—Sabes que ya no formo parte de Cyberlife, ¿verdad?—preguntó Elijah con tono de desinterés y miró a su hermana con una ceja alzada—. Espera, ¿dijiste "y un androide increíblemente atractivo"?
Las mejillas de Katerina se tiñeron de rojo—Cállate.
—Así que mi hermana está aquí, en una misión, ¿y ahora es una cazadora de divergentes?
Katerina no tuvo más opción que rodar los ojos y recostarse en el asiento del copiloto. Elijah podía ver ahora un brillo diferente en ella y que, a pesar de los años, le sentaba bastante bien a su compañera de vida. Ambos dieron un sorbo y Katerina se irguió para poder mirar a Elijah—¿Cómo supiste que estaba en una misión del FBI?—la sonrisa de lado que emergió de los labios de Elijah era demasiado evidente como para no hacer algo al respecto. Katerina miró a su hermano de forma acusatoria—. No puedo creerlo. ¿Usaste un androide para ver mis movimientos?
—Chloe es capaz de entrar a la interfaz de Seguridad Nacional y ver lo que la presidenta Warren está escribiendo en sus notas en este mismo momento—respondió Elijah mirando al frente otra vez y eso, lamentablemente, enfureció a su hermana menor—. ¿Acaso crees que estuve haciendo androides durante todos estos años?¿Acaso no pensaste que yo no te vigilaría, paloma? Lamento decepcionarte, cielo, pero vengo observando cada uno de tus movimientos desde que entraste a la academia del FBI.
—Eso es violación a la privacidad, hermano—declaró la muchacha de ojos azules con molestia y se giró para señalar a Elijah con un dedo—. ¡Podría arrestarte ahora mismo!
—Sé que quieres hacerlo, pero no son tus verdaderas órdenes aquí—replicó el mayor de los Kamski girando el volante—. Tus órdenes son ver casos de divergencia y eso significa que estarás bajo un riesgo demasiado alto. Ahora mismo, mientras hablamos, Chloe está acoplando un panel con armas para que sean de uso mientras estés aquí. Oh, ese es mi regalo de cumpleaños, por cierto.
Ambos entraron a una avenida que Katerina reconoció en cuestión de segundos y la castaña supo que se estaban acercando a su destino: el Departamento de Policía de Detroit. Katerina se mordió el labio, sabiendo que tendría que volver allí y enfrentarse de nuevo a Connor, averiguar el siguiente movimiento y continuar con la investigación – pero que su hermano sepa el verdadero propósito de porqué ella está aquí era algo de lo más aterrador e inesperado de lo que ella había pensado. Elijah se detuvo en la entrada y Katerina observó la entrada, donde un androide de cabello castaño y uniforme de RK800 estaba entrando por la puerta principal.
—Él se dará cuenta de que estás escondiendo algo, paloma—dijo Elijah mientras enfocaba sus ojos azules en Katerina—. Lo sabes, ¿verdad?
Luego de saber que Chloe, la androide de Elijah, lo sabía – diablos, Katerina ya había llegado a la conclusión de que Connor ya lo sabía.
(Eso, damas y caballeros, no era nada bueno.)
Katerina miró a Elijah—Tendré que averiguarlo.
La muchacha castaña abrió la puerta e hizo un amago de salir, pero Elijah la detuvo tocando su mano. Ella se giró y observó a su hermano—Nunca quise alejarme de ti, Katerina, por esa misma razón estuve vigilándote todo este tiempo.
—Hablaremos de eso después, idiota—masculló la muchacha antes de esbozar una sonrisa y cerrar la puerta. Katerina subió las escaleras y observó como el auto de su hermano se alejaba de la avenida, ella suspiró y cruzó el umbral de vidrio, así entrando en la recepción. Encontró a Connor en la fila y ella rodó los ojos antes de acercarse a él. Katerina tocó su hombro y Connor le miró fijamente, ella simplemente sonrió y señaló su tarjeta de acceso – tirando del androide hacia las puertas que se utilizaban para acceder al recinto. Connor realmente sintió una grata sorpresa de ver a Katerina junto a él en ese mismo momento y se dejó llevar por Katerina para llegar al escritorio de Hank. La muchacha de cabellos castaños no se sorprendió de la ausencia del teniente en el recino. Ambos se sentaron y Connor miró a uno de los colegas de Hank—Disculpe. ¿Sabe a qué hora llega el teniente Anderson normalmente?
—Depende de dónde haya estado anoche—respondió un colega de piel morena mirando a la pareja—. Si tenemos suerte, llegará antes de mediodía...
—Gracias—replicó Connor y miró a Katerina, ella solamente permaneció en su silla, mirando un panel con cosas pegadas de Hank. Él se levantó para ir a ella y debatió si disculparse o recorrer su oficina. Sin embargo, optó por mejorar su relación con la joven—. Katerina, yo...lamento haberme comportado de esa manera anoche en el interrogatorio.
(Katerina pudo jurar haberse atragantado con su propia saliva al escuchar a Connor disculparse.)
¿Por qué el androide se estaba disculpando? Katerina comprendió que presionar al acusado era algo que se debía hacer y tal cual lo hizo Connor fue algo que se pasó de la raya – pero después de todo: ese era su trabajo y él lo había hecho mejor que ella. Increíblemente mejor que ella y por un momento, Katerina se sintió completamente inútil – sin embargo, recordar a Gavin Reed saliendo de la sala de interrogatorios enfurruñado con él mismo fue algo muy divertido. Katerina miró a Connor—¿Por qué pides disculpas? No me has hecho nada, Con.
Eso dejó a Connor mudo, no solo porque su compañera declaró que no necesitaba una disculpa, si no que él realmente no se esperaba esa respuesta. Estaba algo desconcertado y vio que Katerina le tendió la mano y él la tomó, sintiendo el fuerte apretón que ella sostuvo. Connor miró con curiosidad aquel gesto y luego a Katerina—¿Qué estamos haciendo?
—Es un apretón de manos, ya que presiento que seremos compañeros durante un tiempo—dijo ella sonriendo y se giró para ver los elementos de trabajo de Hank—. De acuerdo, ¿Qué nos estará escondiendo este anciano?
—Hay pelo en su silla—declaró Connor y Katerina le miró con una ceja alzada—. Son pelos de San Bernardo.
Katerina sonrió ante la idea de Hank siendo acompañado por una gran bola de pelos como un San Bernardo – ella realmente esperaba conocer a ese perro. La joven se giró y miró hacia la pared, justo como Connor lo hacía y observó varios trozos de noticias y fotos. "POLICÍA DE DETROIT DESMANTELA RED DE TRAFICANTES DE RED ICE" decía una noticia y al leerla, supo que Hank había comenzado siendo detective muy joven, casi incluso a la edad de Katerina. Eso era algo alentador, teniendo en cuenta que la siguiente noticia era más asombrosa que la otra: Hank siendo promovido al rango de Teniente. De alguna forma, la muchacha sabía que Anderson fue realmente devoto en sus investigaciones y agradeció mentalmente al teniente Mayen por haberla asignado a Hank y no a un idiota como Gavin Reed.
—Hank fue un policía condecorado...—murmuró Katerina antes de mirar a Connor—. ¿No es asombroso?
Repentinamente, escucharon un gruñido y ambos fijaron su mirada en el hombre de cabello largo que llegaba a su escritorio – Katerina iba a saludar pero Connor se le adelantó, haciéndolo de forma cordial—Que gusto volver a verlo, teniente.
Hank rodó los ojos—Ay, Jesús...
—¡Hank!¡Katerina!—llamó Fowler desde las pequeñas escaleras y señaló hacia atrás—. ¡A mi oficina!
Hank y Katerina se miraron entre ellos, ambos caminando hacia la escalera para ingresar a la oficina (claramente siendo seguidos por Connor) y los dos humanos se sentaron en las sillas frente al capital. Jeffrey tomó un sorbo de su café antes de mirar a los dos y Connor cerró la puerta para darles privacidad, parándose detrás de ellos. El capitán miró a los dos humanos—Cada día me llegan diez casos nuevos relacionados con androides—miró su computadora—. Antes, teníamos incidentes aislados, como ancianas que perdían a su criada androide y mierda así...
Y por eso existe algo llamado geriátrico, respondió Katerina en su mente.
—Pero ahora, tenemos reportes de ataques y hasta homicidios, como el del tipo de anoche—continuó Fowler alternando su mirada en Hank y Katerina—. Ya dejó de ser un problema solo de Cyberlife. Ahora es una investigación criminal y tenemos que encargarnos antes de que esto explote—Katerina frunció el ceño. ¿Acaso...?¿Acaso Jeffrey Fowler estaba haciéndolo oficial?¿Katerina Kamski estaría investigando a los divergentes? La muchacha no podía sentirse más emocionada, pero Hank era todo lo contrario—. Quiero que ambos investiguen estos casos y vean si existe algún vínculo.
—¿Por qué a mí?—preguntó Hank fastidiado—. ¿Por qué me toca encargarme de esta mierda?¡Soy el policía menos calificado del país para este caso!
—O no—murmuró Katerina y Hank le fulminó con la mirada.
—¡No entiendo un carajo de androides, Jeffrey!—continuó el teniente mientras miraba fijamente al capitán—. Apenas puedo cambiar la configuración de mi teléfono.
—Todo el mundo está sobrecargado—anunció Fowler perdiendo la paciencia—. Y Katerina tiene razón, tú estás totalmente calificado para este tipo de investigación.
Hank se levantó súbitamente—¡Pura mierda! La verdad es que a nadie quiere investigar a esos malditos androides y a mi me cae toda la basura.
—Hank, cálmate—dijo Katerina intentando de aligerar la tensión creada.
Jeffrey señaló a Hank—Tienes una compañera y Cyberlife envió un androide para que ayude con la investigación. Un prototipo de última tecnología. Será tu compañero junto con Katerina.
—¡No salgas con eso! Sabías que no necesito un compañero, me has dado uno, ¡y ahora me das una basura plástica!—replicó Hank ya enfadado y Katerina se cruzó de brazos, sintiendo que el teniente debía trabajar varias de sus actitudes.
Katerina llegó a la conclusión de que al capitán Jeffrey Fowler estaba empezando a fastidiarse por el comportamiento de su teniente. Ambos discutieron y ella miró a Connor por el rabillo del ojo, para sonreírle – asegurándole que todo saldría bien. La discusión escaló hasta el punto que Fowler tuvo que echar a Hank de su oficina y él salió con humo alrededor de sus orejas. Katerina soltó un suspiro y se levantó, dispuesta a salir de la oficina con Connor pero Jeffrey le detuvo—Habla con él, Kamski. Te escuchará más a ti que a mí.
—Por supuesto, capitán—declaró ella antes de sonreír y salió de allí junto a Connor.
Ambos se acercaron hacia el escritorio de Hank y las pocas palabras que intercambiaron Connor y él fueron demasiado estúpidas como para sacarlo de ese estado tan tenso. Katerina fue al escritorio que estaba frente a él y se acomodó para dejarle espacio al androide. Al acomodarse, Katerina entró a la interfaz de archivos para ver los últimos reportes sobre los androides. Connor hizo al menos dos preguntas a Hank, preguntas personales, que al mayor no le cayeron tan bien. La castaña sabía que Connor realmente estaba intentando ablandar al teniente (fallando en el intento, otra vez) y Katerina tocó su hombro antes de seguir con su trabajo: hasta que Connor volvió a hablar—Tiene un perro, ¿cierto?
Hank, enfurruñado, miró con confusión a Connor—¿Cómo lo sabes?
—Hay pelos en su silla—replicó el androide y Hank bajó la mirada, Connor siguió sin más—. A mí me gustan. ¿Cómo se llama el suyo?
—No te interesa—dijo el teniente.
—¡Hank!—Katerina lo reprendió, fulminándolo con la mirada—. Deja de ser grosero.
El mencionado suspiró—Sumo. Se llama Sumo.
(Por supuesto, Katerina se encargaría de conocer a Sumo antes de irse.)
En aquel momento, cuando volvió a la realidad, Katerina observó que Connor mantenía su dedo en la pantalla – analizando y archivando todos los reportes en menos de cinco segundos. La muchacha de ojos azules alzó una ceja cuando el androide apartó su dedo de la pantalla—243 archivos. El primero es desde hace nueve meses. Todo comenzó en Detroit y escaló rápidamente a toda la nación...
Eso era toda una novedad. ¿Cómo harían para ver 243 casos de divergencia? Katerina se estaba sintiendo mareada con la plena idea de ir caso a caso. Connor, por otra parte, continuó—Informaron que un AX400 asesinó a un humano anoche. Podría ser un buen inicio para la investigación.
Connor no recibió respuesta de los dos humanos y fue el único en levantarse, pero luego Katerina también lo hizo – ambos fueron hacia Hank, de alguna forma invadiendo su espacio personal y él les dio la espalda por mero capricho de niño pequeño. Katerina tocó el hombro del teniente—Hank, vamos, esto no puede ser lo peor que has hecho.
—Creo que lo es, maldita sea.
—Deja de ser un niño caprichoso, Anderson—replicó Katerina con tono autoritario y supo que estaba caminando por hielo fino al contestarle así a un superior.
Connor decidió ser la gota que colmó el vaso de paciencia de Hank—Me asignaron a esta misión, teniente. No vinimos a esperar a que a usted le den ganas de trabajar.
Katerina lamentó eso profundamente, ya que Hank, en un movimiento rápido, los agarró a ambos de sus chaquetas y los empujó contra la pared de vidrio. Ambos sintieron la tensión y la furia del teniente en cuanto los presionó contra la pared, enfrentándolos a ambos—Escúchenme, idiotas. Si fuera por mí, te tiraría completo a la basura y te prendería fuego—le habló primero a Connor y luego miró a Katerina—. Y tú aprende a respetar a tus superiores, niña, o lo lamentarás. Así que dejen de joderme la vida...si no quieren empeorar todo.
—Huh...¿teniente?—habló un oficial de policía, Chris Miller, quien hizo una seña de disculpa—. Eh...disculpe por interrumpir. Tengo información sobre el AX400 que mató al tipo anoche.
Katerina miró a Miller—¿Qué clase de información?
—Lo vieron en el distrito Ravendale, cadete Kamski.
—En eso estaremos—gruñó Hank y se alejó de ellos, caminando hacia la segunda salida, donde se encontraba el estacionamiento.
Katerina soltó aire y se acomodó su chaqueta mientras que Connor hacía lo mismo con su corbata. Ambos se miraron y siguieron sin hablar al teniente, para poder dirigirse a su segundo caso – dejando el recinto con demasiada tensión en el aire.
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