ii. el primer crimen
LA REVOLUCIÓN,
capitulo dos: el primer crimen!
DECIR QUE AQUEL ANDROIDE NO LUCÍA REALMENTE ATRACTIVO ERA UN EUFEMISMO, el cual Katerina Kamski no estaba atrevida a decir en voz alta pero por un momento lo pensó. Le resultó bastante raro escuchar su nombre desde un androide, sin embargo, eso le trajo más curiosidad que miedo y por eso su mirada se encontraba fija en el rostro del androide. Analizó sus facciones, las cuales eran demasiado perfectas para su gusto (y maldijo a Elijah en voz baja al hacer androides tan atractivos a la vista) y cómo un mechón de su cabello caía libremente por su sien izquierda. Su rostro estaba con un par de gotas de agua – al menos eso fue lo que ella asumió – y por un minuto se preguntó si afuera se estaba desatando una tormenta. Sus ojos azules siguieron escaneando al sujeto, el cual vestía un traje que a Katerina le resulto extrañamente familiar: similar al androide que rescató a la rehén meses antes – ¿acaso era realmente él?
Que alguien se la tragase al infierno y que alguien también lo lleve el teniente Mayen por dar aquella idea. Pero, como todo resulta ser un caos en el mundo terrestre, Katerina debía permanecer con vida para terminar la misión y cómo si volviese de un trance – ella le sonrió al androide.
—Mi nombre es Connor, soy el androide enviado por Cyberlife—se introdujo el androide mirándolos a ambos y Katerina supo que estaba metiendo la pata hasta el fondo, sin embargo, el androide prosiguió—. Los busqué en la estación, pero nadie sabía dónde estaban. Dijeron que tal vez habría salido a tomar algo con su compañera—declaró esta vez dirigiéndose a Hank y Katerina tomó un sorbo de su bebida—. Tuve suerte de encontrarlos en el quinto bar.
La castaña sonrió—Pues, es un placer, Connor—le tendió la mano en forma cordial y el aceptó para que la joven le de un firme apretón—. Cadete Katerina Kamski.
En realidad, Cadete Infiltrada del FBI Katerina Kamski – según sus pensamientos. Pero supo que Connor no tenía sospecha alguna, al menos no por ahora. Hank, en cambio, parecía un viejo gruñón al cual le quitaron su bebida (en un sentido no figurado) y permaneció con su mirada en el vaso a medio terminar. Katerina le codeó suavemente y él suspiró antes de gruñir—¿Qué quieres?
—Fue asignado a un caso, hace un momento—declaró Connor mirándolos a ambos—. Un homicidio, que involucra a un androide de Cyberlife.
Katerina miró al androide—¿Por eso te han enviado a ti?
—Como dicta el procedimiento, la compañía designó a un modelo especializado para ayudar a los investigadores, cadete Kamski.
—Yo no necesito ayuda, ya es suficiente con la niña que tengo aquí—señaló el hombre mayor a la joven, quien le miró con una ceja alzada.
—Tengo veinticuatro.
—Sigues siendo una niña—replicó Hank agarrando su vaso para luego dirigirse a Connor—. Y mucho menos de un imbécil de plástico como tú. Así que sé un buen robotito y vete a la mierda.
—¡Hank!—le reprendió su compañera—. ¡No seas grosero!
A pesar de haberlo reprendido por su mala actitud, el teniente volvió a poner su atención en su bebida mientras que Katerina soltaba un suspiro de frustración. Ahora ella comprendía un poco más a su compañero – quien realmente le molestaba algo en el androide y eso no era algo bueno, o no sería en algún futuro cercano. La castaña estuvo a punto de decir algo pero Connor decidió interrumpir—Entiendo que algunas personas se sienten incómodas en presencia de androides, pero yo...
—Estoy bastante cómodo—declaró Hank haciendo ademán con sus manos y Katerina se sorprendió por su respuesta tan inmediata—. Ahora vete, antes de que te aplaste como a una lata de cerveza.
Y después de dar dos pasos adelante, Hank dio quinientos para atrás. Katerina se palmeó la cara mentalmente y le sonrió a Connor en forma de disculpa, sabiendo que sería complicado ver a Hank ceder. Sin embargo, el androide tenía otro as bajo la manga—¿Le digo algo? Le compraré uno para el camino, ¿qué dice?—miró al cantinero y sacó un billete—. Cantinero, ¡otro igual, por favor!
Katerina soltó una risotada al ver el cambio de humor de Hank y decidió aplaudirle silenciosamente al androide por su astucia. Hank, en cambio, sonrió de lado en forma socarrona y observó cómo Connor posaba el billete en la mesa—¿Ves, Jim? Las maravillas de la tecnología. Que sea doble—El mencionado le sirvió a él y luego a Katerina, quien chocó su vaso contra el del teniente y ambos se bebieron todo el contenido en menos de cinco segundos. Los ojos de Katerina comenzaron a picar ante el sabor rasposo de su bebida pero tragó sin problemas. Hank dejó su vaso mientras se giraba para ver a Connor—. ¿Dijiste homicidio?
Connor le miró con intriga antes de asentir y Katerina se levantó de su asiento para mirar a los dos hombres—¿Qué es lo que estamos esperando?
Hank levantó una ceja ante el entusiasmo de la joven, el cual era enmarcado como una pantalla de humo para evitar su nerviosismo – así que él accedió y se levantó de su silla. Los dos humanos se despidieron y Connor les siguió hasta la salida. Fueron sorprendidos por una lluvia nocturna y el teniente les pidió que se quedasen allí para buscar su auto y llevarlos. Katerina salió un poco para empaparse con la lluvia y Connor le observó fijamente, aquellos ojos marrones mostrándose curiosos de forma repentina. La muchacha estaba demostrando una emoción que el androide no podía codificar pero al ver cómo la castaña se relajaba antes las gotas de lluvia eso solo le supuso al androide que era placer – cosa que no entendía.
Hank se acercó con el auto y negó lentamente con la cabeza al ver que Katerina ya estaba empapada. Connor, por su parte, se había quedado en el mismo lugar – obedeciendo las órdenes del teniente. Le indicó al androide que subiera al asiento del copiloto y a Katerina, como forma de castigo, a la parte trasera por estar mojada. Hank pisó el acelerador y se alejaron rápidamente por la avenida, dirigiéndose a la escena del crimen.
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Aquella noche oscura, Katerina se sentía muy entusiasmada por empezar con el primer caso de la misión y eso era inevitable de ocultar en su rostro. Hank le miró con el ceño fruncido y se preguntó si se había pasado de copas por lo que bebió pero Connor, al analizarla, supo que la cantidad de alcohol que tenía era muy mínima y su corazón latía de forma normal. El trío se dirigió hacia la escena del crimen en un barrio un poco alejado del centro de Detroit – al menos eso pudo ver Katerina al divisar las luces rojas y azules de la policía de Detroit. No podía escuchar las sirenas porque Hank tenía su música a un nivel muy alto y la muchacha no quería romperse el tímpano antes de empezar su primera misión pero como el dueño del auto era Hank: es mi auto, mi música, hubiese dicho.
Connor observaba con curiosidad a todo momento, intentando de adaptarse a cómo es Hank ya cómo era Katerina: dos polos completamente distintos pero inseparables al mismo tiempo. El teniente se detuvo justo al lado de la multitud y estacionó su auto, para luego quitar la llave y mirar a la castaña por el espejo retrovisor—Katerina, conmigo—replicó él y ella asintió, Hank dirigió su mirada a Connor—. Tú espera aquí. No nos tardaremos.
Connor, por su parte, parecía estar en un constante conflicto en sí mismo—Mis instrucciones son acompañarlos en la escena del crimen, teniente.
—Escucha, tus instrucciones me importan un carajo—replicó Hank con un tono sarcástico y eso produjo que Katerina rodase los ojos—. Te dije que esperaras aquí, así que cierras la boca y esperas aquí.
Hank salió y se dirigió hacia la escena mientras que Katerina acomodaba su chaqueta, para luego tocar el hombro del androide—Vamos, Connor. Te necesitaremos allí.
—Como usted diga, cadete.
Ambos salieron y Katerina observó la multitud que había en aquella calle, todos intentando ver de qué se trataba aquel crimen. Había reporteros, cámaras e incluso la prensa estaba allí – Katerina no debía hacer contacto alguno con ellos así que miró a Connor antes de tomar su muñeca—Por favor, Connor, no vuelvas a llamarme cadete—Connor parpadeó un par de veces, mostrando curiosidad y pura inocencia, antes que la castaña prosiguiera—. Solo...llámame Katerina o Kate.
El LED que el androide tenía en su sien derecha parpadeó un par de veces, volviéndose del color amarillo al celeste en segundos antes de asentir. Katerina tiró de él para llevarlo a la escena del crimen junto con Hank pero un policía no les permitió la entrada—Los androides no pueden pasar de este punto.
Hank se giró, encontrándose con Katerina y Connor, suspirando antes de mirar al androide policía—Ellos vienen conmigo—ambos pasaron sin problemas y Hank rodó los ojos al ver que Katerina había traído al androide—. ¿Acaso empezarás por no acatar órdenes, Kamski?¿Qué parte de "quédate en el auto" no te quedó clara?
Kamski se cruzó de brazos—Vamos, Hank, él solo quiere ayudar.
—Su orden contradecía mis instrucciones, Teniente—replicó el androide con completa seguridad y miró de reojo a Katerina, quien fue la que dio la orden de que los siguiera.
—No puedes hablar ni tocar nada, y quédate lejos de mi camino—sentenció Anderson al androide, quien permaneció sosteniéndole la mirada todo el tiempo. Luego se dirigió a Katerina—. ¿Alguna habilidad de detective que quieras decirle a la suprema corte en este mismo momento?
—Huh...¿buen análisis de la escena del crimen?—tartamudeó la joven y señaló a Connor—. ¿Con un androide?—Hank volvió a rodar los ojos—. ¿Y quién es la suprema corte?
—Pues yo, princesa—recalcó el teniente y aquel fue el turno de Katerina para rodar los ojos—. ¿Los dos han entendido mis órdenes?
Katerina y Connor asintieron al mismo tiempo. Hank se alejó de ellos para poder pasar a la propiedad, siendo recibido por uno de sus colegas. Katerina no escuchó la conversación, pero se enfocó más en la casa: parecía abandonada y por la cantidad de médicos forenses en la propiedad, aquello no podía ser algo bueno. La muchacha miró a Connor y asintió, los dos caminando hacia la casa donde encontrarían a su primer crimen.
Lo único tétrico que vio Katerina al entrar en aquella casa fueron solamente dos palabras: "ESTOY VIVO".
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