
R e t o d e e s c r i t u r a (D í a 1)
Robots
Suspiros autómatas
Los días se habían vuelto más oscuros, el sol ya no aparecía y las estrellas ya no se veían como hace algunos años. La tecnología había avanzado a tal punto que ya no era necesario tener un dispositivo en la mano para poder comunicarte, solo bastaba pensar en esa persona e, inmediatamente, podrías conectarla sin ningún problema.
— Sin embargo, vivir entre la basura y comer los restos de comida de restaurantes seguirá existiendo sin importar cuanto la tecnología crezca —soltó Juli luego de devolver la bolsa al contenedor.
Cómo era lógico, nada era como antes. Las bolsas habían sido modificadas, de modo que la basura en ella no duraría más de un día antes de ser desintegrada por unos químicos extraños. Los contenedores solamente funcionaban de activadores para ellas, por eso Juli debía actuar rápido. Se las había arreglado para poder desactivar por al menos diez minutos la seguridad de la bolsa antes de que está volviera a cerrarse, teniendo el tiempo suficiente para sacar algo de alimento.
No obstante, no había conseguido mucho esta vez, parecía que toda la ciudad había dejado los platos limpios, con suerte pudo sacar unos trozos de frutas híbridas.
— ¿Encontraste algo, Juli? —la muchacha dio un salto en su lugar debido a la impresión.
— ¿T-cix cuántas veces te he dicho que no me sorprendas así? —se quejó, girándose para enfrentarse a la máquina que mantenía la misma expresión indiferente en su rostro.
Juli sacudió sus manos y guardó sus herramientas en la mochila a su lado. La había hecho con unos harapos viejos que solían ser su ropa, pero tuvo suerte de que T-cix encontrara a un robot descompuesto y pudiera quitarle su vestimenta antes de que la gran aspiradora apareciera.
Ahora su ropa estaba menos sucia, los jeans seguían siendo una sensación constante, las converse no habían pasado de moda y la camiseta de mangas que usaba era lo suficientemente gruesa para resguardarla del frío que a veces hacía por las noches. Su corta cabellera estaba oculta bajo un gorro negro que había encontrado en la basura una vez.
Estaba bien para ser una más de la calle.
— No puedes culparme, no sé cuándo voy a sorprenderte —le contestó el robot. Su voz plana y ligeramente distorsionada— Apresúrate, las grandes aspiradoras no tardarán mucho, debemos escondernos.
La morena suspiró y tomó sus cosas antes de seguir los pasos mecanizados de su, podría decirse, amigo. Él no era más que otro de los miles prototipos que habían quedado obsoletos cuando otros más, nuevos y avanzados, eran creados.
Juli le debía la vida a T-cix, la había encontrado apunto de ser absorbida por una de esas grandes máquinas que se encargaban de limpiar las calles. El robot había logrado apagarla justo a tiempo antes de saltar y cogerla para llevarla consigo a su guarida.
T-cix no tenía rostro a diferencia de los nuevos modelos actuales, solo contaba con una pantalla que mantenía la misma expresión circunspecta, carente de emociones. Su cuerpo era una de las primeras imitaciones de la anatomía humana, tenía articulaciones pero algunas veces era necesario un poco de aceite para que pudiera moverlas sin problemas, su color azul brillante ahora era demasiado opaco y las manchas de óxido comenzaban a notarse mucho más.
Juli temía silenciosamente el día en que él dejara de funcionar, iba a volver a estar sola en esa gran ciudad donde nadie volteaba a verte a menos que tuvieras de acompañante al último robot sacado a la venta.
— ¿Por qué los humanos suspiran tanto? —preguntó T-cix luego de escucharla repetir la acción varias veces durante todo el camino— Yo no entiendo qué puede hacerte suspirar tanto, tienes algo de comida, tienes ropa —explicó con su voz plana— ¿Por qué suspirar, Juli?
La muchacha lo miró durante un momento, pensando como explicarle a un ser que carece de sentimientos el origen de los suspiros, un mundo tan ambiguo que ni siquiera ella comprendía del todo.
— Porque... —se calló abruptamente y se escondió en el primer callejón en su camino, T-cix a su lado. Una gran aspiradora pasaba por las calles.
— Respóndeme cuando estemos ocultos —le dijo la máquina antes de continuar su camino, sabiendo que la chica seguía sus pasos.
En la vía se escondieron un par de veces más, no solo por las grandes aspiradoras, sino también por las personas que andaban con sus robots último modelo, serían capaces de reportarlos sin pensarlo dos veces. No sería la primera vez.
Su guarida no era más que un viejo contenedor de unos cuarenta pies, la gran cava de metal se encontraba cerca de la bahía artificial de la ciudad, un lugar que no muchas personas visitaban por su estado de contaminación actual, había dejado de recibir mantenimiento cuando la playa al otro extremo fue inaugurada. Todos debían seguir la tendencia.
Ingresaron y cerraron las pesadas puertas, Juli se fue a sentar inmediatamente a un montón de cojines que había reunido con el tiempo, y con ayuda de T-cix, y que ahora eran su cama. Sacó las frutas híbridas de su mochila y las lavó con un poco de agua antes de comenzar a cortar las partes buenas.
T-cix se sentó en el suelo frente a ella, cada articulación de sus piernas se quejó ante cada flexión que hizo.
— Debiste haberme avisado —habló la muchacha. Se levantó y se dirigió a uno de los extremos del contenedor para tomar el bidón de aceite y acercarse de nuevo al robot.
— No era necesario —contestó serio, indiferente, como una máquina— Aunque me pongas aceite, en algún momento dejaré de funcionar —sus ojos digitalizados apenas temblaron ante aquellas palabras— Me cuesta recargar mi batería últimamente.
Juli lo miró y se entristeció un poco, un suspiro volviendo a escapar de su boca mientras terminaba de colocar el aceite.
— T-cix, aún podemos repararte, puedo conseguir una batería para ti —le dijo.
— Es imposible que consigas una batería que sea compatible con mi modelo —la miró— ¿Por qué suspirar, Juli? —repitió la pregunta hecha anteriormente. La morena emitió la acción, sin retenerse— Hoy has suspirado mucho ¿Por qué?
— Los suspiros son necesarios para los humanos, T-cix —respondió Juli, volviendo a su lugar en la cama para seguir cortando las frutas híbridas.
— ¿Por qué? —preguntó— Según mi base de datos, los suspiros simbolizan el alivio, deseo y la tristeza —su rostro cambió tres veces, mostrando las tres emociones mencionadas— ¿Son de alivio? ¿Fue porque conseguiste las frutas? ¿O son de deseo? ¿Encontraste a un chico, te gusta? ¿Tal vez tristeza? ¿Juli, te sientes mal? —indagó con su usual tono neutro, quitándole cualquier ápice de compasión que pudiera filtrarse en algunas de ellas.
— Estoy bien, T-cix —dejó las frutas a un lado— No son de alivio mis suspiros, no son de deseo o amor —negó— Son de tristeza y algo más. Temo el día que dejes de funcionar.
— ¿Por qué? —volvió a preguntar— Dejaré de funcionar, no deberías sufrir por ello —tomó un trozo de la comida y la alzó para que ambos pudieran verlas— Deberías preocuparte por lo que comerás, sin ello no podrías vivir.
— No me preocupa la comida —negó— Me preocupa perderte y quedarme sola.
— ¿Soledad?
— Sí, por eso suspiro, T-cix —Juli tomó su mano— Me pone triste saber que existe la posibilidad de que no despiertes de nuevo.
— Pero yo no duermo, Juli.
— De que te apagues —aclaró ella.
— Lo haré algún día —asintió y alejó la mano.
La muchacha volvió a suspirar, no valía de nada explicarle los sentimientos a un robot, nunca podría comprender lo que sentía.
— Te quiero, T-cix —le dijo aún así.
— Querer... —meditó el robot— No puedo responderte, Juli. No sé querer.
— Está bien, no tengo problema con ello.
— A veces me gustaría ser un robot como los de ahora —comentó luego de unos minutos de silencio— Ellos tienen los sentimientos básicos de los humanos, pueden querer y pueden... suspirar —continuó.
— ¿Te gustaría suspirar, T-cix? —Juli le miró, sorprendida ante sus palabras, era como si el robot estuviera anhelando sentir.
— Sí —contestó— Pareces más tranquila luego de suspirar —contó— Cuando suspiras, es como verte quitar algo que cargas y pesa mucho —movió su cabeza y hombros ligeramente, imitando las acciones corporales con los que se reconoce uno de ellos— ¿Podré alguna día suspirar, Juli?
— Tal vez, T-cix —se echó en la cama y suspiró nuevamente. Lo miró y le sonrió— Tal vez puedas suspirar cuando te apagues.
— ¿Estás mejor ahora, Juli?
— Estoy bien, máquina —respondió— Voy a dormir ahora, por favor, no suspires todavía —pidió en tono suplicante— Es más satisfactorio cuando el suspiro tarda en llegar.
— Está bien, Juli —tomó el plato con las frutas para guardarlas— Duerme bien, Juli.
Y la chica se durmió, deseando que ese suspiro que anhelaba T-cix fuera posible para una máquina como él.
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Me he puesto un reto/meta y es escribir cosas random para mejorar mi escritura, espero poder cumplirlo.
Si leyeron esto, muchas gracias ♥♥♥. Pueden decirme sus opiniones y críticas constructivas para mejorar 😊
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