Brian.

—Pero esta bien que lo haya olvidado, ¿No?

—No, si el se entera, lo volverá a repetir.

—Y como se va a enterar?

—Es una ciudad muy pequeña, con personas muy chismosas.

Ay, el amor de los jóvenes.

Se escapo de su casa, lloviendo y con frio, solo para verla.

Que romántico el niño.

—¿Entonces?

—Primero, sacarla del limbo en el que esta.

Una vez le había dicho que siempre tenia una respuesta para todo, que nunca se callaba y ahora que lo esta, solo anhelo oír su voz.

—Y segundo.

—Necesito que la bañes.

Saco el te que le di por la nariz.

—¿Quien?¿Yo?

—No, estúpido, Fernando.

—¿Y por que yo?

—Dime que nunca la has querido ver desnuda.

Empezó a tartamudear, a ponerse nervioso.

—Si... ósea no ... digo si... pero no así.

—Dime otra opción. Yo no la quiero ver desnuda.

—¿Isa y Karlita?

—Diles que mañana las quiero aquí, sin falta.

Asintió.

—¿Así como? — pregunte al repetir sus palabras en mi cabeza.

—¿Como que como?

—Dijiste que no la querías ver así.

—Es que, mira fue... — bajo la voz. — violada, creo que muy en su subconsciente lo sabe y si la empiezo a desnudar. — suspiro, muy exagerado a mi parecer. — no quiero que me tenga miedo si se llegara a acordar de eso.

Buen punto.

—Y aparte, me da tristeza ver sus cicatrices.

—¿Por que?

—Todo lo que tuvo que sufrir en silencio. Lo que nunca dijo, lo que se callo, es doloroso para mi y sobre todo verla así, en ese estado.

—Pues cuantas cicatrices tiene o que?

—Aparte de lo que le hizo Fernando, tiene una en el vientre, en ambos brazos y una en la espalda. Y me voy a poner a llorar.

Solté una risita en el momento menos deseado. Como odio no poder aguantarlas.

—Si, soy sensible ¿Y que?