Brian.

Parpade un par de veces antes de volver a la realidad.

¿Como que quien es el?

Veía a Elia y al camino en tiempo iguales.

—¿Porque la pregunta?

—Sentí como te pusiste tenso al... al verlo.

—No... no es nadie importante.

—¿Si no importa por que te pusiste así?

—Perdón, no me di a entender. No es nadie importante para TI. — dije haciendo énfasis en la ultima palabra.

—Como no, si va en mi salón de clases.

—¿Como?

—Si, creo que se llama. — frunció los labios, pensativa, se vio tierna. — Francisco... no... Fabian... no, tampoco... Felix... no... Fernando. Si, creo que es Fernando.

—Pero tu no has ido a la escuela, ¿como te acuerdas?

—Pues... es imposible no recordar esos ojos.

Las palabras se quedaron en el aire. Revoloteando por mi cabeza. Tratando de comprender desde cuando se le olvido todo.

—¿Que haces? — interrumpió mis ideas.

—¿Llevarte a casa?

—Ya te pasaste mi casa.

—Llevarte a MI casa.

—Llévame a mi casa. — esa voz me dio escalofríos, muy agresiva, casi como una orden.

—Ahí sigue tu madre, Elisa. Cometí el error de dejar que aprendieras por tu cuenta, un error que no volveré a repetir.

—Regrésame a mi casa.

—No.

—No te lo pregunte.