LUNA Y SOL
ELISA
—Solecito, ¿estas bien? — Me pregunto Einar.
—Si, ¿por que? — metí la cuchara de helado en mi boca.
—Estas... ida.
—Estoy bien. — le di una sonrisa confortante.
Me miro, mi sonrisa no lo convenció, tomo mi mano.
—He vivido al lado de ti once años, Eli. Te conozco mejor de lo que tu te conoces, se que odias todos los quesos y le temes a los perros, también se que amas a la luna y te gusta subir a lo mas alto de lo que encuentres para mirarla. Se que eso te reconforta y te hace reflexionar en situaciones difíciles. — Lambi mi labio inferior, atenta a sus palabras. — Y también se que cuando algo te pasa e aíslas de todo el mundo o de la gran mayoría.
Agache la mirada para ver el piso.
—También se que cuando algo te estresa... — Tomo mi mentón para obligarme a mirarlo. — te arrancas la piel de tus labios. — Con su pulgar acaricio los nombrados, viendo claramente la sangre seca de estos.
Sentí algo, como una ola de mar golpeando mi corazón.
— Y ahora estamos en la azotea de mi casa, viendo como la luna se asoma por el mar, comiendo helado. Como esperas a que te crea que estas bien?
Me encogí de hombros, ¿que le podía decir?
No le diré que en el fondo de mi estoy tan ansiosa de matar a mi madre que hasta sueño despierta con eso.
Me abrazo por los hombros.
—No me lo digas ahora... y si quieres no me lo digas nunca, pero sea lo que sea que te atormenta, te prometo que yo estaré ahí para ti. — me beso la cabeza, las lagrimas corrían por mis mejillas silenciosamente, mientras me recargaba en su hombro.
—¿Que harías tu si estuvieras en mi lugar?
—¿Como que que haría?
—Mjum, si tu tuvieras a mi madre y tu padre muriera por tu culpa...
—Sol, eso no fue tu culpa. — Ya habíamos tenido esa discusión antes, cientos de veces, pero el no comprende lo que le digo.
—Como sea.
—Pues... la demando... o me voy de casa. — Me levante de su hombro.
—¿La demandas? — pregunte entre divertida e irónica
—Pues si ¿no?, es lo que se debe de hacer. — Me reí
—Lo dices como si no viviéramos en Latinoamérica.
—¿Y eso que tiene que ver?
—Los presidentes usan nuestros impuesto para construir casas para sus amantes. Les intercambias unos cuantos billetes a la policía a cambio de su silencio.
—Tienes razón, fue la respuesta mas estúpida. Pues mira, si no te gusta tu casa, puedes vivir aquí, les caes muy bien a mis papas. — Bajo su mano de mi hombro a mi cintura y la otra la puso en mi rodilla.
—Gracias... Lunita.
—¿Lunita? — me miro divertido
—¿Estrellita?, ¿rayito de luna? — me miro confundido y divertido. —es que tu me dices solecito y la compañía del sol es la luna.
—Y tu sabes que la luna... no puede brillar sin su sol.
Siento que me insinúa algo, pero no capto.
Opte por reírme como si hubiera entendido su indirecta.
Sus ojos bajaron a mis labios curveados hacia abajo en una sonrisa. Sus avellana volvieron a subir a mis ojos. Era mi imaginación o ¿estaban mas oscuros?
Quito su mano de mi rodilla y me tomo del mentón, su tacto era suave y cálido, con su pulgar acariciaba las arrugas de mi barbilla, escuche las palpitaciones de mi corazón. Cuando me di cuenta su nariz rozaba la mía y sus labios suspiraban sobre los míos...
—¡Niños! les traje... — Su madre llego de la nada, Einar o... Lunita. Suena muy ridículo, mejor no. Einar me soltó del mentón y yo gire mi cabeza para ver el paisaje, incomoda, mordiéndome el labio. — Uy — exclamo. — Perdónenme, la cena ya esta lista... por si gustan, aunque creo que cuando bajen no va a tener hambre.
—¡Mamá! — Grito Einar avergonzado.
—Pon una corbata hijo.
Me reí.
—¿Quieres comer? — Me apretó la cintura.
—¿Ponemos una corbata?
—¿En la azotea? ¿donde todos no pueden ver?, y si tu eres ruidosa, ¿donde todos nos pueden escuchar?
—Vamos a comer. — dije mientras me paraba.
Bajamos las escaleras hasta llegar a su comedor.
—¿Que paso hijo? eres un Gonzales. — le dijo su papa.
—¿Y eso que tiene que ver?
—Que los Gonzales tenemos una reputación muy buena en el sexo, no duraste ni un minuto arriba. — Me reí de manera ahogada, tratando de no carcajearme por la cara de vergüenza de Einar. — Puede con mas Eli, tu dale tiempo.
—Papa, enserio ya.
—¿Sabes de que mas tenemos una buena reputación? — Me pregunto su padre mientras me señalaba con la cuchara que menaba el café.
—No, señor, ¿de que? — dije curiosa.
Soltó la cuchara y se preparo para la respuesta.
—De tener un buen pe... — hizo una medida imaginaria con sus manos.
—Ya te estas pasando querido. Come.
—Pero si le estoy contando.
—Come, para que mantengas tu boca ocupada.
La madre de Einar nos sirvió platos para todos y para ella.
Esa noche comí tranquila, riéndome, entre una familia que parecía la mía.
Me dio un remordimiento enorme en el corazón, yo no tenia esto, yo no tenia una madre que me cocinara.
Jamás volveré a tener una familia.
Holiwiis mis inestables. Como andamos?
Que les pareció? les gustó?
A mí sí, menos la parte en que los interumpen, pero las cosas pasan por algo.
No sé olviden de votar y comentar si les está gustando
Los amoooooooo ♥️
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