LA VIDA ES HERMOSA
Elisa.
—¿Cumpleaños de Brian?
—¿Y nos lo dices hasta ahora mujer?
—Es que... yo tampoco me acordaba.
—¿Y como es que ahora si?
¿Les digo la verdad?
Me van a tomar como loca ¿cierto?
—Lo recordé. — me encogí de hombros.
—Todo siempre a ultima hora.
—No, pues, a ver que improvisamos.
—¿Por que estamos aquí?
Me pidieron que te distrajera.
—No lo se, este lugar... me trae recuerdos. — y no mentía.
—¿Por que? — Me encoge de hombros.
—No lo tengo muy claro. — sonrió nostálgico.
—A qui fue donde nos conocimos. — me dijo. — una noche como esta.
"El.. quería suicidarse"
—¿A si? — mentir para convivir
—Si... un recuerdo muy triste ¿no?
—Depende por donde lo mires. Al final de todo eso me junto contigo.
Me miro extrañado.
—¿Que?
—Estas... extraña.
—No Bri... solo volví a nacer, aquel día en el hospital.
EL pasto estaba caliente y las estrellas se visualizaban perfectamente.
—Te regresaron con otra alama.
—Cuando la muerte te da otra oportunidad de seguir viviendo empiezas a ver la vida desde otro ángulo. No todas las cosas son buenas, pero tampoco malas.
—No Elisa... las cosas malas nunca te conducirán a algo bueno.
—El suicidio de tu madre te trajo a mi, ¿eso no es bueno?
—¿Como sa...?
—La vida es hermosa con las personas correctas Brian.
Parpadeo un par de veces y luego levanto una ceja, me miraba extrañado y con una mueca, como si yo no fuera yo.
—¿Que?, me pongo sentimental en las noches. — soltó un risita.
—Claro, tu si eres la Elisa que conocí hace cuatro años.
—Oye. — le llame.
—¿Mmh?
—¿Por que nunca me dijiste que tenias dinero? o una habitación para mi.
—Si te llegue a decir lo segundo, pero tu querías seguir en esa casa y yo no iba a obligarte a salir si no querías.
—A las mujeres nos gusta que nos ruegue,
—Oh, Elisa te rogué y demasiado, pero tu querías seguir en esa maldita casa.
Sonreí, ya no sabia que mas decir. La platicaba la seguía el y yo solo quería poder entregarle esa maldita carta para después leerla yo. El tiempo paso, la luna se puso mas arriba de la ciudad y por fin llegamos a su casa.
—¿Que...? — su voz sorprendida me hizo el día, se le salió un gallo.
—¡Feliz cumpleaños!
—Ya estas viejito.
Brian no se movió, se quedo parado a mitad del camino viendo el pastel y lo que hicieron ellos.
Voltee a ver su cara. casi me rompo el cuello. Lo pensé mucho, ¿vale mas mi miedo o su tristeza?, no sabia que hacer, quería abrazarlo pero esos ojos azules me asustaban. Extendí mi mano para tocar su brazo y, si, esos ojos regresaron. Respire profundo para intentar calmarme y cuando menos lo pensé lo había abrazado y el me estaba sofocando con su abrazo de oso.
Sentí su mano separarse de mi y los demás uniéndose al abrazo.
—Gracias. — murmuro entre sollozos.
—No llores. — Isa lo golpeo en el brazo. — es lo mínimo por aceptarnos en tu casa y pagar las cuentas.
Asintió limpiándose las lagrimas con su ante brazo.
—Vamos a comer.
La vida es hermosa con las personas correctas.
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