HERMANITO
Brian.
Ellos ya se habían ido, no me dijo ni a donde ni el porque, solo agarro mi carro y se fue.
Entonces tuve que caminar.
—Hermanito. — fue lo primero que dijo al abrir la puerta. — ¿Que te trae por aquí?
Le sonreí falsamente, copiando su sonrisa.
—Es que tengo un asunto pendiente contigo.
—No me digas. — actuó sorprendido. — Pero primero dime, ¿como esta Elisa?
—Vivita y coleando, con su amor platónico.
Se le borro la sonrisa que tenia, dejo de fingir ser amable y su semblante cambio a unos mas sorprendido y serio.
—¿Sobrevivió? — El no lo admitiría, pero estaba asustado.
—Si, Fernando. Sobrevivió.
—Debí haberle disparado en la cabeza.
Lo empuje dándome espacio para entrar en aquella casa, cerrando la puerta.
—Papá te va a matar.
—A papá solo le importa el dinero. Abusa de su poder como policía, es un corrupto, por eso eres así. — lo volví a empujar — ¿crees que vendrá a salvarte?, tiene demasiados hijos regados por toda la ciudad, como para interesarse por uno solo.
No se movió, no emite ningún sonido, ahora que Elisa estaba bien y bajo mi vigilancia podre pagar cuentas.
—Si llegas vivo al hospital... considéralo como una desgracia.
Era mas alto que el, unos centímetros notables. Sus ojos azules reflejaron miedo. Mis manos empezaron a temblar de tan fuerte que las apretaba.
Perdí la cordura.
La sangre salía disparada en cualquier dirección, escurría por su nariz y boca y aunque el trato de responder no pudo.
A pesar de que ya no respondía yo lo seguía golpeando, mis manos y ropa, el piso y la pared, todo estaba lleno de su sangre.
¿Un asesinato o intento de homicidio? ¿Cual opción pasara al final?
—¿El es tu papi? — dije sosteniendo una foto en donde aparecían ellos tres, nuestro padre, Fernando y su madre. — ¿El es quien vendrá a salvarte?
Arroje la foto al piso, el cristal salió volando en direcciones opuestas.
—Por el perdí mi madre, por irse con tu madre, no pienso perder a Elisa por ti. — lo tome del cuello de la camisa, estaba vivió, aun movía los ojos.
Lo azote contra el piso haciendo que escupiera sangre y el aire abandonara sus pulmones.
—Eres una desgracia, un hijo bastardo de una aventura de esa cosa que desafortunadamente fue mi padre. Eres un hombre que no debió nacer, eres un accidente que la única forma que lo hace sentir hombre es acostarse con muchas mujeres, lo único que te hace hombre es tener pene, por que eres un asco de persona.
—Soy... mas hombre que tu. — tosió. — yo no golpeo a personas mas débiles que yo.
—No, tu las violas.
Le pate la cara como despedida, y me fui de ahí.
No muy satisfecho, quería reventarle la silla en la cara, torturarlo, hacerlo sufrir y que reflexionara sobre lo único que supo hacer en vida.
Violar.
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