ELISA

El aire salado meneaba mi cabello. Escuche el ruido de la puerta principal cerrarse.

Sali de la casa y camine a donde mis pies me llevaran.

A donde quisiera el destino.

Llegue de vuelta al mercado de siempre, vi cosas, algunas raras, otras... bueno... especiales.

Llegue a la apestosa sección de carnes y pescados y algo... llamo mi atención tanto que me temí a mi misma.

Lo tome y el ruido de su afilada hoja retumbo en mi mente.

—Un gran cuchillo — dijo el vendedor — corta la carne como gelatina.

Regrese a casa y puse el cuchillo en la isla de la cocina.

Si estas harta de eso haz algo para cambiarlo...

Lo mire atenta, como si me hablara, inspeccionando cada milímetro de su hoja. Lo tome entre mi mano y puse mii dedo en su hoja, lo arrastre lentamente viendo la sangre brotar y como este se manchaba de carmín.

Corta la carne como gelatina.

Mire mi cortada que me hice y luego la que paso cuando mi imaginación me traiciono. Volví al cuchillo viendo las manchas de sangre, lo limpie con una servilleta y lo guarde.

A veces siento que no soy yo la que esta pensando, ni tomando decisiones, ni nada.

Mi madre entro como si nada, apenas me dio un vistazo rápido, se tambaleaba poquito, subió a su habitación, volvió a bajar y se volvió a largar de la casa.

Me deje caer en el sofá, vi esa foto mía sonriendo junto a mi padre.

¿Que hubiera pasado si nunca hubiera muerto?

¿Habría sido diferente?

Saque un cigarro de la bosa de mi sudadera y me lo fume.

Todo estaba lleno de humo, olía a tabaco y no sabia donde estaba. Tosi un par de veces antes de que el humo me dejara ver.

¿Donde mierda estoy?

Parece el cuarto de un psiquiátrico, todo blanco y una fuente de luz. Una ventana.

Me hacer que lo mas que pude a ella y desde ahí pude ver a un árbol de hojas blancas y frutos rojos... y un par de... gorriones.

Preste mas atención a mi reflejo y me susto lo que vi, era yo pero... estaba... escurriendo de sangre, demacrada, asustada.

Con el cuchillo en mano...

—¡Elisa! — me grito Brian.

Se rio a carcajadas de mi susto.

—Dios mío Elisa — seguía riéndose — me voy a volver adicto a asustarte.

—Si lo aras seguido espero morirme de un infarto.

—Te aseguro que mientras mas deseas morir mas veces burlaras a la muerte. — aun se reía

Suspire ruidosamente. Quería decirle lo que tenia ganas de hacer a Brian, pero sabia que el estaría de acuerdo y eso no me servía.

—¿Que tienes enana?

Negue con la cabeza.

—Nada.

Brian me miro, me juzgaba con sus ojos.

—¿Tenes un cigarro?

—Dime que tienes.

—Lo que tengo no es de tu incumbencia.

—-Mira, cuando yo tenia tu edad... — lo mire mal — tenia tu edad, por eso digo.

—Lo que tengo se lo tengo que contar a alguien cuerdo.

—¿Yo estoy loco?

—Si te lo digo vas a estar de acuerdo, me vas a insistir que lo haga y yo se que esta mal hacerlo.

Brian se sentó en un espacio vacío del sofá.

—Eli...

—No tienes que saber todo de mi Bri.

—¿Entonces como esperas a ser ayudada?, nadie puede con todo solo...

Mire al piso, el silencio inundo la casa, era como si el mundo hubiera parado de girar...

—Todos necesitamos a alguien... por mas fuerte que crean que son. — Bri acaricio mi cabello con una delicadeza que causaba sueño. — Eli...

—Brian, tu no eres el adecuado para lo que estoy pasando.

—¿Por que no?

—Por que tu eres el que siempre me pide que lo haga y ahora que quiero me... me... — se me quebró la voz. — Brian, por favor...

—Elisa, — me atrajo a su pecho abrazándome. — sea lo que sea te aseguro que estaré contigo, pero no puedo ayudarte si no me lo dices.

—No quiero ayuda.

—Enana...

—Vete.

Holowiis mis amores. ¿ como andamos?

¿Que les parecio? ¿que deben hacer? 

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Los amooooooo.