ASCO
Elisa.
Solo pude quejarme al sentir el dolor de la realidad.
Abrí los ojos como pude. Ya no estaba en ese hermoso paraíso, estaba en un hospital, sola en mi habitación.
Trate de moverme pero todo mi cuerpo se sentía pesado, como si estuviera pegado a la cama.
—Oh, señorita, que bueno que despertó. Le traje su comida.
La enfermera movió mi cama para que pudiera comer.
A lo que alcance a ver tenia vendas por todo el brazo, sentí algunas por mis piernas y el vientre.
La enfermera tomo comidas con una cuchara y me la dio, me limite a abrir la boca, pues cada parte de mi sentía que me pesaban como si fueran rocas.
Vomite luego de sentí la gelatina en mi lengua, sabia que tenia hambre pero no quería comer. Todo me daba asco de alguna manera.
Yo me daba asco.
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