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Elisa.
Una de la tarde marcaba el reloj. No tenia ganas de hacer nada, estaba acostada, si tomaba el celular se me aria muy pesado, no sentía el hambre, unos días dormía de mas, unos días no dormía nada.
Cada vez que cerraba los ojos escuchaba la hoja del cuchillo afilarse o si no... apuñalando algo.
Un mensaje en mi celular hizo que regresara a mi cuerpo.
Hola, solecito.
Vi el mensaje y luego el nombre de quien lo escribió. Parpade muy lento, como si hubiera durado 5 minutos en hacerlo. Regrese mi cabeza a donde estaba, pero una llamada hizo que volviera a mirar.
Enojada, por que no me dejaban sufrir en paz, colgué.
Me volvieron a llamar.
—¿¡Que putas quieres, Fernando!?
—Oh, tranquila, solecito.
—No me llames así.
—Oye, te aconsejare algo, no me vuelvas a colgar si te marco.
—Pues mira como lo hago.
Tenia mi pulgar cerca de ese botoncito rojo...
—Brian podría estar el problemas...
—¿Que? — regrese el teléfono a mi oreja.
—No creo que quieras que algo le pase.
—Por favor, Fernando, el no estas encerrado contigo, tu estas encerrado con el, creo que te metiste con la persona equivocada. — inconscientemente sonreí, sabiendo que entre los dos el rubio ganaría.
—Nadie es inmortal a un disparo. — deje de sonreír.
—¿Como?
—Te quiero en esta casa en 5 minutos.
—¿Cual casa?
—La de Brian, por supuesto.
—¿Casa de... Brian tiene una casa?
—¿No sabes que la casa abandonada era de su madre? — pude sentir su maldita sonrisa. — cinco minutos.
¿Por que me duele la cabeza?
Abrí un solo ojo lentamente, trate de recordar algo, solo a Fernando en la puerta de esa casa y nada mas.
Abrí el segundo ojo cuando el primero se acostumbro a la luz.
—Tardaste mucho en despertar.
Sentía algo liquido y caliente recorrer mi cabeza, intente levantar la mano para tocar eso pero algo me detuve.
Mire mi cuerpo.
Primero, esta no era la ropa que llevaba al inicio.
Segundo, estoy atada a una silla.
Tercero, no tengo pantalones.
Cuarto, tengo moretones el mis piernas y muñecas.
—Hubiera preferirlo hacerlo mientras estuvieras consciente pero... como no eres fácil como las demás seguramente te hubieras defendido.
Entonces lo note, no tenia ropa interior, ni bragas, ni sujetador.
—Si supieras que lastima me da, lo mas excitante son sus gritos.
No podía ni hablar, no me salía la voz, las palabras se me atoraron en la garganta.
—Me tome mi tiempo, un mes entero planeando esto. Tienes un exquisito cuerpo, aunque delgado.
Me deleite a mirarlo, a respirar su aroma, admirar sus facciones.
—¿Quieres saber un dato curioso?
—...
—Este es el sótano de la casa de Brian, y es el mismo en donde se suicido su madre.
Empecé a ver negro, a sentirme mareada.
—Creo que te golpee muy fuerte la cabeza. — paso delicadamente un trapo húmedo por mis cara, cuando lo retiro estaba lleno de sangre. — Ahora piensa. ¿Que sentirá el al darse cuenta que es el mismo lugar donde morirás tu?
¿Que yo que?
Me apunto con un arma.
Mire a la muerte a los ojos, otra vez. Mi vieja amiga.
Sentí mi sangre recorrer cada vena. Sentí que desperdicie mi vida.
Escuche el disparo.
Vi la bala salir.
Cerrero los ojos. Esperando el impacto.
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