Capítulo 4. Terapia a tu lado
¡Aquí tenéis el cuarto capítulo de Arañando sombras para verte para que lo disfrutéis!
~~~~
POV Bulma
Todavía pienso en aquellas mañanas en las que me despertaba temprano para ir a ver los dibujos a la televisión, aquellas tardes libres que jugaba con las muñecas, creando historias que a a mí me hubiera gustado vivir, todos aquellos momentos que cuando aprendí algo nuevo iba a ver mis padres para mostrárselo, porque así podían estar orgullosos de su hija. Ahora me pregunto donde quedó esa niña pequeña, inocente y feliz. Pienso que está aún en mí, en algún lugar de mi cuerpo, de mi corazón o de mi mente. Luchando por salir, peleando con la persona que soy ahora. Ahora todo había desaparecido, yo ya no veía las cosas como cuando tenía siete años. Todo está sobrevalorado ahora, ya no tenía esa mentalidad infantil que me hacía reír por cualquier tontería o me hacía llorar por una caída en la bicicleta. Reír para mí ya era un reto, pero no sería una batalla perdida, volvería a tener mi sonrisa, como un rayo de sol que aparece de entre un cielo nublado. El verdadero problema era llorar ¿por qué tenía yo que sufrir por cosas que nunca pensé? No sabía que la amistad podía ser tan fuerte hasta llegar al punto en que doliera, pero ¿y el amor?
Mi madre me contó que cuando era una adolescente estaba locamente enamorada de mi padre. Ella daba cualquier cosa por él, porque lo amaba. Sufría y reía, moría y luego resucitaba, volviendo a la vida con más fuerza. Ella ya tiene una edad, decía que cuando la magia se perdía y tú no hacías nada para evitarlo, aquella llama, que al principió luce fuerte y arde tanto, acaba apagándose poco a poco, hasta dejar de existir. Mi madre no sufrió tanto, por eso me pregunto ¿tan loca es la adolescencia que das la vida por alguien y luego cuando creces no eres capaz de hacer más? Para mí siempre serán preguntas que se las lleva el aire, sólo espero que alguien las oiga, y pueda responderlas.
Me dormí con aquellas cosas en la cabeza y desperté cuando el despertador sonó. Me levanté de la cama y me metí en la ducha. Bajo el agua, en mi cabeza danzaban aquellas palabras. Yo estaba experimentando la adolescencia y poco a poco empezaba a odiarla. Eso era culpa mía, puede que también de aquellas malas compañías, pero si yo no me hubiera interesado ahora mismo no tendría porque pensar en el sufrimiento y el amor. Dos palabras incompatibles pero que casi siempre acaban unidas.
Después de la ducha me sequé entera y me vestí. Me puse una camisa blanca de mangas cortas y algo de escote, unos pantalones beis y unos botines negros. Me hice una trenza a la derecha y me maquille un poco, pues no me gustaba verme tan pálida, yo ya era blanca de por si, pero mi piel había perdido aquel brillo que tanto me gustaba. Me miré al espejo y sonreí, busqué entre la mochila mi perfume preferido. Cuando encontré el frasco me di cuenta de que me quedaba poco.
-¿Qué pasó con mi perfume?-pregunté mirando el frasco. Una imagen de repente me vino a la mente.
Flash Back.
Estaba viendo el partido de baloncesto de Vegeta y sus amigos. No podía parar de mirarle, podía verle con aquella camisa algo ajustada. Notaba sus músculos, sus fuertes brazos y cada vez que encestaba me miraba de aquella manera que empezaba a embriagarme.
-Necesito refrescarme un poco-dije buscando en mi mochila el perfume para que al menos refrescase mi piel.
De repente se me cayó un poco algo del perfume. Mucha cantidad cayó al suelo y algo empapó mi mochila. Intenté secarla, al lado tenía algo y decidí limpiarlo con él. Cuando ya vi que estaba algo seca, suspiré. En un momento me quedé pensando.
-¿De dónde salió el paño?-miré lo que tenía entre las manos-¡mierda! La sudadera de Vegeta.-
Fin Flash Back.
Empecé reír un poco, seguro que iba oliendo hasta su casa a mi perfume. Recuerdo que aquello sucedió antes de la llegada de Eve. Suspiré y tomé mi mochila. Salí de mi habitación y como era costumbre vi a mi madre desayunar. Ella intentó fingir una pequeña sonrisa y yo se la devolví. No habíamos hablado de nada, pero yo intentaría que todo volviera a ser como antes.
Salí de mi casa y cuando miré al frente, apoyado en un árbol estaba Vegeta. Sonreí feliz, algo que me impresionaba. Me acerqué a él, me estaba mirando fijamente y yo mantenía aquella pelea de miradas. Cuando estaba cerca de él seguía observándome con aquellos intensos ojos oscuros. ¿Cómo explicar aquella sensación? Cortaba mi respiración. Me sentía bien a su lado y no estaba incómoda, si eso era un sueño no deseaba despertar, porque no quería enfrentarme a mi vida, aquella pesadilla que yo misma inventé.
-Vamos al instituto-dijo solamente, o más bien ordenó.
Era estúpido decirlo, pero me gustaba sentir aquella sensación que ni siquiera podía explicar con palabras. Tampoco quería que alguien supiera decirme lo que yo estaba empezando a notar, porque prefería descubrirlo poco a poco.
Caminaba a su lado en silencio, iba con la mirada puesta en él. Solo podía escuchar nuestros pasos o cada vez que el bajaba la cremallera de su bolsillo para sacar el móvil y ver la hora. No sabía si era tensión, incomodidad, pero estar de aquella manera, sin que él me mirara o me dijera algo.
Cuando llegamos al instituto mi corazón empezó a latir con tranquilidad, pues a su lado, durante el camino, era como si se hubiera parado durante un tiempo. Él me miró de repente y yo lo evité, no sabía ni siquiera porque.
-Faltemos a la primera clase-abrí los ojos sorprendida y me atreví a mirarle-quiero empezar con esto cuanto antes. Hablaremos en una aula vacía.-
Yo solo asentí y cuando él empezó a caminar le seguí. Él iba delante mientras yo caminaba detrás de él. Me sentía observada por las personas de mi alrededor, pero no me importaba, ya no. Decidí optar por la posición de Vegeta, todo me daría igual, excepto mi vida. Era lo único que quería recuperar, mi vida, mi alma y sobre todo mi voz. Yo ahora tendría la palabra, hablaría por mí y si debería defenderme no daría el gusto de usar la fuerza, me valía mi palabra. Esperaba que tal y como lo dice mi corazón también lo acepte mi mente. Sentir y pensar son dos cosas distintas, pero al final algunas cosas se muestran con la palabra, y no siempre puedes controlarlas. Era hora de que aprendiera.
Vegeta se metió en la misma aula que estuve con Chi Chi. Me senté encima de una mesa y él se sentó encima de la del profesor. Estábamos mirándonos a los ojos, como si el quisiera leer lo que yo pensaba. Buscaba dentro de mi ser, yo dejaba que hiciera lo que quisiera, después de todo él sería mi terapeuta.
-Empecemos-comenzó a hablar y yo le escuché atentamente-quiero que me cuentes todo.-
-¿Todo?-él asintió, yo lo único que pude hacer fue apartar la mirada de él-no sé porque quieres que comience.-
-Por lo que veas que más te oprime-volví la mirada hacia él.
-Solo puedo decirte que me siento sin vida-podía notar como él me escuchaba con atención-¿alguna vez lo has sentido? Es como si un remolino te arrastrara.-
-Como si te ahogaras-mencionó él-eso pasa cuando no tienes nada. Ni siquiera un techo donde caerte muerto.-
-Pero yo tengo un techo-noté en Vegeta como algo de molestia.
-¿Por cuánto tiempo?-esa pregunta me hizo dudar, no lo entendía-tú hablas de que te sientes sin vida... Seguro que no eres la única.-
-No-de nuevo aparté la mirada-hay gente que siento que también está muerta... por mi culpa.-
-Tus padres-él acertó y yo agaché la cabeza.
-Ellos nunca tuvieron culpa... me educaron bien-levanté la cabeza, estaba llorando-mi madre sufrió mucho por mí.-
-Todo se puede solucionar-Vegeta se levantó de la mesa.
-Yo pensé... Eve me decía que por un poco no me pasaría nada. Nunca me dijo que le pasaría a otras personas-le expliqué sin mencionar de lo que hablaba, pero estaba claro que eran drogas.
-¿Alguna vez has sentido un cuchillo atravesar tu cuerpo?-Vegeta me miró buscando una respuesta en mis ojos.
-Nunca-contesté pero antes de poder decirle algo él me interrumpió.
-Pues eso no duele tanto como lo que tomas-cuando terminó de hablar me levanté de la mesa.
-La droga es un arma mortal-mencioné mientras veía como él se acercaba a mí.
-No hace falta que te diga que no son buenas, porque lo sabes-me miró muy serio-solo te puedo decir que lo único que hacen es ofrecerte una falsa libertad.-
-¡Vegeta!-me abracé con fuerza a él y empecé a llorar en su pecho-¡ayúdame! No quiero seguir así. ¡Vuelve a convertirme en la persona que yo era!-
Sentía los brazos de Vegeta rodeando mi cintura. Sus palabras fueron tan verdaderas y dolorosas que no pude soportarlo. Él parecía saber por lo que yo pasaba, me dejaba desahogarme, no le importaba que mojara su ropa con mis lágrimas. Me sentía cómoda entre sus brazos, podía notar el calor de su cuerpo, hacía que me relajara y poco a poco empecé a dejar de llorar. Le miré a los ojos, podía notarlo, lo veía, él me estaba comprendiendo.
-¿Quieres que te convierta en aquella mocosa?-me preguntó con un tono burlón. Yo sonreí un poco, lo necesitaba.
-No-respondí mientras apoyaba mi cabeza en su hombro, golpeando con mis palabras en su cuello-quiero que me conviertas en la mujer que debo ser.-
No podía separarme de él, pero tampoco quería. No sabía lo que él sentía por mí, pero entre aquellas carcajadas, y aquellas caricias con la yema de sus dedos en mi cintura, me daba a entender que él estaba de acuerdo conmigo. Me haría ser una mujer, yo sería de nuevo Bulma Briefs, con más fuerza y sobre todo con más vida.
~~~~~
¡Gracias por haber leído! No tardaré en subir el quinto capítulo. No os desconectéis ;)
~Nephim
*Just.Tonight92(fanfiction)
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro