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Capítulo 10. Confianza

¡Aquí os dejos con el capítulo 10! Siento mucho la tardanza pero estaba muy ocupada en fanfiction. ¡Pronto subiré los demás capítulos! :)

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POV BULMA

Los recuerdos llegaron a mi mente en cuestión de segundos. Pasaban como estrellas fugaces en el cielo de mi cabeza y tan solo recordarlo hacía que me hundiera en un mar placentero.

Flash Back.

Sus labios estaban posados en los míos, unidos en un beso en el que intercambiábamos el calor y la desesperación. Sentía mis mejillas enrojecer mientras notaba como hacía presión en mi cintura atrayéndome más a él. Yo solo podía limitarme a arrugar su camisa con mi mano izquierda mientras continuaba con aquel beso. Nos separamos poco a poco y no pude evitarlo, apoyé mi cabeza en su pecho ardiente. Él me tenía agarrado de mi muñeca derecha, que liberó después de separarnos. Al final retrocedí un poco para verle a los ojos. No sabía que decirle y él parecía estar en la misma situación. En ese momento sonó su móvil, le había llegado un mensaje y empezó a leerlo.

-Supongo-comencé a decir y él me miró-ya es algo tarde.-

-Debo irme a casa-dijo él guardando su móvil.

-Yo también-sonreí un poco incómoda-. Mañana... ¿seguimos con la terapia?-

-Por supuesto-suspiré aliviada, pensé que a lo mejor después de ese beso no seguiría ayudándome.

-Será mejor que entre a casa-mencioné mientras me despedía con la mano-. Hasta mañana, Vegeta.-

Él no me contestó, solo se despidió con una mirada, que no parecía ni fría ni cálida. Me di la vuelta y entré a mi casa. Aún sentía el dulce sabor de sus labios en los míos, su calor mezclándose con el mío...

Fin Flash Back.

Salté en mi cama sonriendo, estaba tumbada mirando al techo y solo podía ver sus ojos azabaches. No podría negar que al día siguiente tendríamos que hablar de esto... esperaba que él no lo ignorara, porque no era lo que yo deseaba. Suspiré y cerré los ojos, deseaba soñar toda la noche con esa imagen.

Al día siguiente sonó el despertador, me levanté corriendo y me metí en la ducha. Aunque solía tardar demasiado, dejando que mi mente vagara con las gotas de agua, quería terminar cuanto antes para ver a Vegeta, que lo más seguro es que ya estaría casi preparado. Salí del baño y me puse una blusa beis con unos jeans y unas botines negros. Me dejé el pelo suelto y salí corriendo de la habitación al comedor.

En la cocina estaba mi madre poniendo el desayuno y me di cuenta de que se me quedó mirando de arriba abajo.

-Bulma-sonrió ella mirándome finalmente a los ojos-, ¿cómo es que tardaste tan poco en ducharte? ¡Es un milagro!-

-Mamá-me quejé mientras me sentaba para desayunar-¿acaso tengo que tardar siempre?-

-Tampoco acostumbras a tardar poco-resoplé ante el comentario-. Me alegro mucho, hija.-

-Gracias, mamá-sonreí mientras veía como se sentaba al lado mío-. Oye... tal vez hoy también llegue tarde.-

-¿Por qué? ¿Otra vez te vas con Chi Chi?-asentí un poco molesta, no me gustaba empezar de nuevo mi vida mintiendo a mi madre, pero si la decía que me iba con un chico seguro que pensaba algo malo y se volvería loca.

-Tenemos que hacer un trabajo, espero que no te importe-ella negó sonriendo.

-Ahora necesitas recuperar el tiempo que perdiste en las clases por culpa de esa niña-dijo en un tono molesto-¿te ha vuelto a hablar?-

-No-negué un poco incómoda-. Mamá, no quiero hablar de Eve ¿vale?-

-Está bien, preciosa-acarició mi rostro y sonrió-. Vamos a desayunar, que las dos tenemos mucho que hacer hoy y necesitamos vitaminas.-

Sonreí mirando como mi madre confiaba nuevamente en mí, parecía que con el poco tiempo que llevaba con Vegeta estaba funcionando su terapia. Habíamos vuelto a tener la misma relación madre e hija que antes de conocer a esa estúpida de Eve.

Cuando terminé de desayunar me despedí de mi madre, tomé las cosas para ir al instituto. Al salir de casa me encontré, apoyado de nuevo en el mismo árbol que el anterior día, a Vegeta. Fui corriendo hacia su lado, él estaba con el móvil, parecía estar jugando. Lo guardó corriendo y me miró. Toda la noche estaba pensando en como sería cuando me lo encontrara, por un momento llegué a pensar que no me esperaría, pero la imagen de tenerle frente a mí hizo desaparecer la idea.

-Hoy hablaremos en hora del descanso-dijo él y yo asentí-. Ahora tengo un examen importante.-

-Está bien-sonreí y empecé a andar con él. No sabía que decirle, así que hablé de cualquier otra cosa-. ¿Sabes? Hoy mi madre estaba contenta.-

-Ya notó cambios-yo asentí sonriente.

-Ya te dije que me disculpé con mis padres. A mi madre la dije que estaba intentando cambiar y me dijo que me ayudaría en todo lo que me hiciera falta-comenté con una sonrisa-. Se nota que ella es madre...-

-Se empieza por algo-mencionó él.

-Vegeta-él me miró y yo decidida le pregunté-, ¿tú has tenido problemas como los míos?-

-¿Por qué debería responderte?-frunció el ceño.

-Porque... yo te agradezco que me ayudes... ¡pero tú solo conoces mis problemas!-le contesté mirándole a los ojos-. Yo ni siquiera conozco nada de Vegeta.-

-Pero como tú dices yo solo conozco tus problemas-alcé una ceja sin entenderlo nada-. Tú no conoces al verdadero Vegeta, pero yo tampoco a la verdadera Bulma. Esa que era antes de irse con aquel grupo de mocosas malcriadas.-

-Tienes razón-me mordí el labio y me paré en mitad del camino, el hizo lo mismo y me miró-. ¡Encantada, soy Bulma Briefs!-

-No tengo el gusto-respondió de brazos cruzados y luego puso un tono de burla-. Me parece que esta conversación ya la tuvimos.-

-Sí... pero no lo que sigue ahora-empecé a caminar y él igual-. Nací en la Ciudad del Oeste, soy hija de Angela Briefs, antes llamada Angela Ross, pero se cambió el apellido al casarse con mi padre, Phillip Briefs...-

-No, no-negó él interrumpiéndome-. No vas a contarme tu vida.-

-Será mejor que se siente, señorito Vegeta-reí al ver la mueca que hizo-. ¡Tiene para rato!-

-Genial-resopló y yo intenté aguantarme la risa.

-Como iba diciendo-seguí contando mi historia-yo era un hermosa niña de pelo y ojos azules. Vivía con mis queridos padres y un perro pequeño llamado Matt. Jugaba con él hasta que me mordía... luego mi padre lo castigaba sin saber que yo lo tenía harto. Luego, mi madre para consolarme se iba a la pastelería más cercana y me compraba mis pastelitos favoritos que eran de chocolate y otros de limón.-

-Entonces no eras una hermosa niña de pelo y ojos azules-me volvió a interrumpir y yo fruncí el ceño-. Sino una mocosa que molestaba a un animal y zampaba pasteles.-

-¡Pues no!-me quejé-Matt me defendía si hacía falta... ¡mataba a cualquiera que se me acercaba!-

-¿Raza?-yo miré a otro lado sonrojada-seguro que era uno de los que ladran y luego no hacían nada.-

-¡Claro que no!-dije sacando la lengua a Vegeta-era un chihuahua.-

-Menudo asesino-empezó a burlarse mientras yo le miraba con odio-. Seguro que todos se iban corriendo de miedo cuando le veían aparecer.-

-¡Silencio!-me quejé y seguí narrando mi historia-. Un día, cuando fui a jugar con Matt me di cuenta de que estaba tirado en el suelo y se encontraba mal. Avisé a mis padres y corriendo se lo tuvieron que llevar al veterinario. A mi me dejaron en casa con Sophia... ¡la peor canguro del mundo! Siempre se traía a sus amigos a casa y nunca me hacia caso, cuando me lo hacia era para que la trajera las cervezas de la nevera.-

-¿Qué tiene que ver con el perro asesino?-lo miré molesta por como llamó a Matt.

-Pues tuvieron que sacrificar a Matt porque ya estaba muy viejo-suspiré al recordarlo enfermo-. Cuando volvieron mis padres, pillaron a esa maldita de Sophia y la echaron a patadas. Yo me alegré bastante pero mis padres estaban tristes y yo me preocupé al ver que mi perro no estaba con ellos.-

-Si eras una niña... ¿cómo te puedes acordar del perro?-me preguntó curioso, sonreí porque parecía que empezaba a interesarle mi historia.

-Murió cuando tenía seis años... realmente no me acuerdo mucho, pero si tengo buenos momentos gravados en mi cabeza sobre Matt, y otros muy malos... como cuando le sacrificaron-contesté un poco nostálgica-. Ya sé que no era un pastor alemán, o un golden retriever, ni mucho menos un dálmata... pero era mi mejor amigo y yo lo quería-noté como me salían un par de lágrimas que no podía controlar-. Era de color blanco y tenía una pequeña mancha canela en el ojo derecho. Recuerdo que cuando me veía venía corriendo y empezaba a dar vueltas sobre sí intentado comerse la cola... ¡siempre hacía eso!-

-No tienes porque llorar-Vegeta me quitó las lágrimas de los ojos y yo sonreí.

-¿Tú nunca tuviste una mascota?-pregunté interesada.

-Cinco peces que murieron-me sorprendí porque no esperaba que me contestara la pregunta-, pero no hacían nada... yo no los recuerdo tanto como tú a tu perro.-

-¿Puedo preguntarte una cosa?-él asintió no muy confiado aunque al menos aceptó y eso me gustó-¿cuál es tu animal favorito? El mío es el león.-

-¿No es un poco peligroso?-yo asentí riendo.

-¿No piensas contestarme?-el negó y yo sonreí, acababa de encontrar un nuevo arma que podría asustar a Vegeta-está bien... ahora toca hablarte de lo que pasó después de que muriera Matt.-

-¡NO!-gritó parándome y yo me reí, el arma era eficaz-¿si te lo digo te callarás?-

-Por supuesto-asentí mientras me reía por dentro victoriosa-¿cuál es?-

-No sé que hago contándole esto a una mocosa-suspiró y luego lo dijo-. Es el mismo.-

-¿El león?-él asintió y yo sonreí-¡te gusta el mismo que yo!-

-Pero no grites-se quejó él-antes vivíamos en un pueblo apartado de la ciudad y un día se escapó un cachorro y lo estuvimos cuidando en mi casa.-

-¿Un cachorro de león se escapó de un pueblo?-pregunté sin creérmelo.

-Una persona tenía una hembra embarazada, tuvo cachorros y uno se le escapó-contestó a mi parecer, con confianza, parecía que ya estaba más cómodo-. Mi hermano tenía tres años y yo nueve. Mis padres pusieron un cartel para ver si se escapó de algún zoo cercano pero en vez de eso alguien tenía una familia de leones en el pueblo.-

-¿Y nadie se dio cuenta?-pregunté intrigada.

-Tenía dinero y por lo tanto muchas tierras-contestó él con la misma confianza-. Los leones estaban sueltos por ahí, pero no les duró mucho. La policía se los quitó en cuanto se enteraron que un cachorro de león se escapó de una casa que tenía a la madre, al parecer no tenía licencia.-

-Pobre de aquella persona... con lo bonito que tuvo que ser-Vegeta negó con la cabeza-¿por qué?-

-Vimos a la persona que tenía la leona grande-contestó él-. Era un animal salvaje, nunca estuvo en cautividad. Le costó mucho domesticarla y se notaba mucho las marcas de las garras.-

-Pero si estaba embarazada... debía haber un macho-dije dudando.

-Quien le consiguió la leona tenía al macho y los juntaron-contestó mientras yo sonreía.

-Seguro que esa persona tampoco tiene al macho-pensé en alto.

-No, no lo tiene-respondió mientras miraba al frente.

-Increíble-dije aun sorprendida mientras me mordía el labio-¿seguro que no me bromeas?-

-¿Por qué lo piensas?-me preguntó molesto-te he contestado la pregunta que me has hecho tal y como querías, te lo he contado y piensas que te bromeo... ni siquiera sé como he acabado hablándote de ello.-

-Está bien... lo siento-dije tranquila, después de todo tenía razón, se había abierto un poco-. Puedo preguntarte otra cosa ¿verdad?-

-¿Más?-yo me reí al ver su cara de cansancio.

-¿Por qué me besaste anoche?-él paró de andar y yo me quedé mirándole.

-La que me besó fuiste tú-me señaló con el ceño fruncido.

-Pero yo te iba a dar un beso en la mejilla... si no te hubieras movido no te hubiera besado-me crucé de brazos molesta-¡y luego me volviste a besar!-

-Como si te hubiera molestado-sonrió de medio lado, no me esperaba ese gesto y menos esa respuesta.

-Vegeta...-le miré aun sorprendida. No me lo pensé dos veces y me acerqué a él.

Rodeé con mis brazos su cuello y él los suyos en mi cintura, me acerqué a sus labios y podía ver como él hacía lo mismo hacia los míos. El espacio que nos separaba desapareció y unimos nuestros labios en un beso apasionado, cerré los ojos dejándome llevar, notando como me aferraba a su cuerpo. Hundía mis dedos en su oscuro pelo mientras notaba el calor que desprendían sus labios. Nos íbamos a separar y él mordió mi labio inferior. Esta vez no oculté mi rostro, le miré fijamente.

-¿Hacemos mal?-pregunté un poco temblorosa-no quiero que dejes de ayudarme.-

-No tiene nada que ver esto con tu ayuda-contestó él sin soltarme.

-Entonces...-dije animada-¿seguiremos contándonos cosas de Bulma y Vegeta?-

-Creo que no-contestó él con burla.

-¿Y si nos lo contamos mientras te doy una paliza a la consola?-sonreí sabiendo que eso le gustaba.

-¿Tú una paliza a mí?-asentí mientras nos intercambiábamos miradas desafiantes-eso habrá que verlo.-

Me soltó y yo me separé un poco más. Parecía que ya nos estábamos entendiendo y lo que más me gustaba... parecía que yo le interesaba a Vegeta. Él no me trataba como Yamcha, que era egocéntrico y bruto, Vegeta simplemente era Vegeta... y eso me gustaba, me gustaba demasiado.

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¡Espero que os haya gustado! ¡Gracias por leer! No os desconectéis ;)

~Nephim

*Just.Tonight92 (fanfiction)

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