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10. El gol

📆PRINCIPIOS DE NOVIEMBRE

📆 DÍAS DESPUÉS

-¿Y para qué jugáis ahora?

-Para clasificarnos para el Mundial de Estados Unidos -Kylian me contesta con una paciencia infinita pues desde que me llamó por teléfono no he dejado de hacerle preguntas.

-¡Pero si eso es dentro de dos años!

-Por eso se llama clasificación.

-Tu tono de voz no me gusta, Mbappé -le recrimino recibiendo una carcajada por su parte tras de la línea- a mi me lo tienes que explicar todo como a los niños pequeños.

-Poco tienes tú de pequeña, y menos de niña, cherié -me encanta cuando me habla en francés, me parece de lo más sensual cuando lo hace pues me encanta la forma que tiene de arrastrar las palabras.

-Pues tu de idiota tienes un rato -me burlo de él, riéndome a carcajadas hasta que me harto- ¿Y qué hacías ahora?

-Descansar. En una hora nos vamos al campo para jugar el partido.

-Ay, Kylian, te estoy entreteniendo y deberías estar concentrado para jugar -le digo sintiéndome algo culpable por tenerlo ocupado con mis tonterías. 

-No pasa nada, Sianna, me gusta hablar contigo. Estás haciendo que no piense que en un rato jugamos contra Alemania. Además, prefiero que tú me entretengas, estoy harto de escuchar las mismas voces todos los días.

-¿Es que no podéis salir del hotel? -me pongo boca abajo alzando mis piernas. Con la puntera izquierda, hago un par de giros, satisfecha de que no he olvidado como se hacen.

-No, ni puede venir nadie a vernos.

-Oh, vaya, ¡ya no puedes hacer la orgía esa que querías!

-¡Sianna! -ahora soy yo la que se ríe a carcajadas. Kylian y yo tenemos más confianza entre nosotros, siendo normal que acabemos burlándonos el uno del otro- que lleve tiempo sin follar no quiere decir que esté deseando hacerlo.

-¿Lo estás? -decido ser algo más audaz en mis preguntas porque llevarlo al límite se está convirtiendo en mi deporte favorito.

-Puede ser. Depende -trago saliva tras su respuesta, girándome en la cama para estar mucho más pendiente de su respuesta.

-¿De qué depende?

-De si ella quiere hacerlo conmigo, pero, tal y como me mira, yo creo que si, que quiere que me la lleve a la cama -apenas puedo escuchar mi propia voz a causa de los fuertes latidos de mi corazón. Se refiere a mi, lo sé perfectamente. Entre nosotros están pasando cosas, pero no es algo que ninguno de los dos vayamos a admitirle al otro.

-Chica afortunada, entonces -es lo único que se me ocurre decir para que no

-Lo será, créeme. Se le quitarán las ganas de estar con nadie más después de haberlo hecho conmigo.

-¡Que seguro estás de ti mismo! -le respondo pues aunque sus palabras han sonado algo arrogantes, en mi han causado un loco vaivén en mi estómago. 

-Oh, blondie, no sabes cuanto. 

Imágenes de Kylian y yo desnudos en una cama pueblan mi cabeza. Lo imagino detrás de mi agarrado a mis caderas, y con su cuerpo sudoroso presionando el mío de una forma avasalladora. El calor me inunda, sintiendo un sofoco en mi pecho a causa de mis pensamientos, unos que una nueva pregunta suya me hacen concentrarme en contestarle y no en lo que pienso que me gustaría que él me hiciera.

-¿Y tú que hacías? -me pregunta él desviando nuestra caliente conversación a otra más calmada.

-Esperando para bajar a casa de mi tío Edu. Hoy es su cumpleaños y lo vamos a celebrar todos juntos -le respondo sentándome en la cama, y localizando con mi mirada el regalo que le compré hace un par de días.

-Y yo pensando que estarías contando las horas para verme jugar -sonrío aunque no pueda verme porque desde que me ha dicho que jugaba hoy, tenía la intención de verlo.

-¿Ver un Francia-Alemania? no veo ni los de España te voy a ver a ti -le respondo queriendo de alguna manera provocarlo.

-Y si te prometo que marcaré un gol y te lo dedicaré, ¿me verás? -muerdo mi labio inferior ante la emoción de su propuesta. Por Lorena sé lo emocionante que es que te dediquen un gol porque se vuelve loca cuando Jude lo hace con ella.

-Pensaba verte, Kylian, pero ahora estás resultando un incentivo más para hacerlo.

Hablamos los dos un par de minutos más de una forma bastante cómoda. No es hasta que mi abuelo llama a mi puerta, que por fin nos despedimos, deseándole suerte para esta noche, y haciéndole una última recomendación.

-Kylian, quiero mi gol, no se te olvide, o te juro que no te hablo en una semana.

-Sianna, rubita, sabes que eso es tan imposible que lo hagas.

Y maldita sea si él no tiene razón.

🕰 MÁS TARDE

-¿Y tú porqué quieres ver el partido de Francia? Ayer cuando jugó España ni le echaste un vistazo -dejo el tenedor lleno de arroz tres delicias suspendido frente a mi boca, encontrándome con la mirada burlona de mi tío Eduardo, desviando yo la mía hacia mi tía Aurora.

-Porque hasta que Nacho no vuelva a la selección no pienso ver un partido. Lorena lo hace y yo me solidarizo con mi amiga -le respondo intentando parecer convincente mientras mi tía reprime una sonrisa igual que mi abuelo, pues los condenados saben perfectamente porque quiero ver el partido- además, que tenemos cuatro jugadores en Francia y hay que apoyarlos. 

-Desde luego, que si alguna vez dudé de que alguno de tus nietos quisiera trabajar contigo, me da que Sianna es una clara candidata a hacerlo -dice mi tío Eduardo dirigiéndose hacia su padre quien agita su cabeza de un lado a otro.

Sigo comiendo pendiente del partido y también atendiendo a lo que sucede a mi alrededor. Es la primera vez en mucho tiempo que me siento en familia. Querida y sintiéndome parte de ellos.

-¡Gol de Mbappé!

Desvío mi vista del plato para centrarme en la pantalla. Efectivamente, Kylian ha marcado un gol a pase de Camavinga. Un golazo, todo hay que decirlo. Recibe las felicitaciones de sus compañeros y es cuando se encuentra algo más solo, que se lleva su mano a la boca y después de dejar un beso en ella, la lleva a la rodilla derecha donde la palmea un par de veces, dedicándome así el gol que me prometió.

Abrumada y algo emocionada no puedo esconder una sonrisa, una que se vuelve avergonzada cuando mi mirada se encuentra con la de mi abuelo, quien deja escapar una pequeña carcajada dirigida hacia mi. Siento mis mejillas bastante sonrosadas a causa de la mirada de mi abuelo, aunque feliz de que Kylian se haya acordado de mi.

-Que golazo ha marcado, ¿verdad, Sianna? -.fulmino con la mirada a mi tía Aurora quien me mira de forma burlona sabedora también del significado de esa dedicatoria. 

El partido termina con la victoria de Francia gracias a ese gol de Kylian. Ayudo a mi tía Aurora a quitar la mesa, siendo ella la que se encarga de poner los platos en el lavavajillas.

-Veía tus videos en Youtube una y otra vez cuando la Academia los subía -dejo el trapo que tengo en mis manos en la encimera, pendiente de las palabras de mi tía, quien se ha apoyado en la encimera para poder hablar conmigo ahora que nadie nos molesta- tu abuelo.

-No lo sabía -le respondo con sinceridad pues son tantas las cosas que desconozco de lo que pasó entre mis padres y el resto de la familia.

-Lógico, Sianna. Cuando tus padres se fueron a Estados Unidos, tú ni siquiera habías nacido. Venías en vacaciones con Anabel y no te veíamos más hasta el año que viene.

-Tengo tantas dudas, tía. Tantas preguntas que me dan miedo sus respuestas.

-Te entiendo. Solo puedo hablarte de lo que yo sé, de lo que he vivido, y ninguno dejamos de quererte ni de pensar en ti. Tu abuelo nunca te dejó de lado. Estaba y está muy orgulloso de la chica en la que te has convertido. No dudes nunca de lo que te quiere.

Asiento a sus palabras sin poder rebatirle nada. Soy las dos caras de una moneda, la del corazón y la de la cabeza. Sé como es mi padre, y también sé lo que hemos vivido juntos. Lo que desconozco es lo que sucedió y lo que pensaba el resto de mi familia. 

-Sianna -atiendo a la voz de mi abuelo, quien aparece en la puerta de la cocina. Puedo ver en su rostro como de cansado se muestra y el esfuerzo que ha hecho aguantando tantas horas, cuando él suele acostarse temprano- yo me subo ya. Quédate si quieres.

-Oh, no, yo también me voy.

Me despido de mi tía Aurora con sus palabras en mi cabeza. Hago lo mismo con los demás, prometiéndole a Lucas, el nieto de mi tío Florentino, bajar mañana a jugar a la consola con él. Mi abuelo y yo salimos por fin de la casa, dirigiéndonos hacia el ascensor, el cual por suerte no nos hace esperar mucho. Hablamos un poco del cumpleaños y de alguna de las anécdotas que hemos vivido esta noche. 

-Te gusta mucho Kylian, y no es una pregunta, Sianna -de nuevo mis mejillas se tornan sonrosadas cuando mi abuelo me habla una vez entrados en casa.

-Si que me gusta, abuelo. Es una persona muy especial y tenemos mucho en común -le respondo dirigiéndonos los dos a la cocina donde mi abuelo suele beberse un cacao antes de dormir.

-Pero...

-Hay tantos peros que no sé por donde empezar.

-¿No seré yo uno de ellos, verdad? -dejo escapar un largo suspiro y acabo sentándome en uno de los taburetes que hay frente a él. Asisto algo fascinada a como se prepara el cacao, preparando él otro más para mi.

-Soy la nieta del Presidente de su equipo. Él es uno de los jugadores más mediáticos que hay en el mundo. Estaré aquí solo unos meses y me iré bien lejos, con un Océano de por medio, ¿sigo? -le respondo con algo de fastidio en mi voz.

-Ya me has dicho lo malo que ves en todo esto, ¿y lo bueno? -mi boca se tuerce en una sonrisa, riéndome por como mi abuelo maneja una conversación que podría ser incómoda entre nosotros pero que en realidad no lo es.

-Que me da miedo sentir algo más por él, como para que lo demás me diera igual -es la primera vez que confieso en voz alta mis temores, algo que solo he compartido con Lorena, pero no parte de ellos.

-¿Y qué más da, Sianna? solo vivimos la vida una vez. Y tenemos que vivirla como queremos. Si te gusta un chico que está despertando en ti tantos sentimientos, disfrútalo. Déjate llevar. Es bonito enamorarse de otra persona y ser correspondido. Y si llega ese momento, entonces tendrás que plantearte otras cosas. No lo hagas ahora cuando aún no ha pasado nada.

Las palabras de mi abuelo hacen mella en mi porque tienen toda la razón. No quiero que el miedo a lo que pase me deje disfrutar de lo que tengo o lo que pueda tener. Cambiamos los dos de tema, hablando de otra cosa. Mi abuelo es una persona muy inteligente con la que se puede hablar de todo. Lorena me dijo una vez que si él fuera ministro de Economía, a España le iría mejor. 

Pasado un rato y después de bebernos el cacao, ambos caminamos por el pasillo para dirigirnos cada uno a nuestra habitación. Me despido de él con un beso en la mejilla, deseándole buenas noches.

-Ojalá fuera Kylian esa razón por la que te quedaras aquí -es lo último que me dice mi abuelo antes de entrar en su habitación, respondiéndole yo algo que lo hace formar una amplia sonrisa en su boca.

-No sería él solo esa razón, abuelo.

📆 AL DÍA SIGUIENTE

-De vergüenza, te dedico un gol y ni un mensaje recibo de tu parte -ruedo mis ojos mirando a Kylian tras la pantalla, quien se ha empeñado en que hagamos una videollamada porque dice que quiere decirme a la cara lo decepcionado que está conmigo.

-Terminé tarde del cumpleaños y pensaba llamarte hoy y darte las gracias. No es mi culpa que te hayas adelantado -acabo sacándole la lengua mientras busco como apoyar la tablet en el cojín que he puesto encima de la cama y que esta no se mueva.

-Excusas, Miller. 

-¿Cuántos goles has dedicado tú a una tía, o a varias? -le pregunto comenzando este tonto juego que ambos nos traemos.

-Eres la primera y la única.

-¡Oh, dios! ¡Ahora debo sentirme especial! -hago un gesto teatral con mi mano, provocando una mueca hastiada en él, aunque a continuación se muestra más serio conmigo.

-Eres especial, Sianna, por lo menos para mi.

De nuevo Kylian me deja sin palabras, pues su mirada, aunque sea a través de la pantalla, sigue manteniendo esa intensidad que a mi siempre me ofrece. El corazón bombea en mi pecho de forma alocada cuando una marcada sonrisa se forma en su rostro, algo que acrecienta aún más mis latidos.

-Me debes una cena por el gol -me atrevo a sugerirle recibiendo de él una mueca sorprendido por mis palabras.

-Cuando quieras -es lo que me responde siendo esto una promesa entre ambos- cuando regrese sacaré tiempo de donde sea para invitarte. 

-¿Cuándo vienes? -le pregunto pues la verdad es que estoy deseando verlo.

-En una semana. Aún nos quedan dos partidos más. ¿Podrás vivir sin mi tantos días, cherié?

-Llevo toda la vida haciéndolo, puedo vivir perfectamente con ello -le rebato provocándolo de cierta manera, aunque al final la que cae en sus provocaciones soy yo.

Y entonces él si dice algo que acaba por desarmarme por completo y hacer que mis sentimientos por él, crezcan un poquito más.

-Es una pena, porque yo si voy a echarte de menos, Sianna.

"Si que estoy contando los días para ver a Kylian. Y no ayuda nada que nuestras llamadas sean diarias, y nuestras conversaciones sean más íntimas. Él me hace sentir cómoda, y ansiosa por verlo y estar con él. Las palabras de mi abuelo aún dan vueltas en mi cabeza y al final, he decidido que me voy a dejar llevar. 

También me merezco un poco de felicidad entre tanto caos que es mi vida "

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