12
Henry sabía muy bien que quería a Arabella, lo tenía claro. Sin embargo, también estaba consciente de los obstáculos que tenía que enfrentar. La gran diferencia de edad entre ellos y su oscuro pasado eran barreras difíciles de superar
—No es tan simple. No es tan fácil,— respondió él en voz baja, apartando la mirada mientras luchaba con la avalancha de emociones que lo asaltaban.
Sabía que no podía arrastrar a alguien tan joven e inocente a su mundo lleno de oscuridad y secretos. No se lo podía permitir, por mucho que lo deseara con todo su corazón.
—Soy demasiado mayor para ti, y mi pasado... es oscuro. No quiero hundirte en mi mierda—añadió finalmente, hablando con un tono de frustración contenida.
Arabella no se dejó amedrentar por las palabras de Henry. Siguió mirándolo con una expresión determinada y un toque deobstinación en su mirada.
—No me importa tu pasado ni tu edad— respondió ella, cruzando los brazos sobre su pecho. —Eso no cambia lo que siento por
ti.
Las palabras de Arabella hicieron que el corazón de Henry diera un vuelco. No esperaba oír aquello, pero su honestidad le partía el alma.
—No entiendes. No sabes lo que estás diciendo— replicó Henry, luchando por mantener su determinación.
Arabella dio un paso más hacia él, acortando la distancia entre ellos. Su voz sonaba fuerte y decidida cuando respondió:
—No me subestimes. Sé lo que quiero. Sé lo que siento por ti. Y no voy a alejarme solo porque creas que soy demasiado joven o porque tengas un pasado oscuro.
Las palabras de arabella eran un clamor directo a su alma. Su determinación era evidente y no había rastro de vacilación en su voz. Pero Henry luchaba contra cada fibra de su ser, intentando resistirse a la tentación de rendirse y permitirse sentirse enamorado.
—No es que crea que eres demasiado joven. Lo eres. Eres 19 años menor que yo. Eso no va a cambiar—respondió Henry, todavía luchando por aferrarse a su argumentó.
Arabella sacudió la cabeza, mostrando su desacuerdo con lo que Henry decía. Su voz estaba llena de convicción y determinación.
—Eso no importa. Lo que importa es lo que nos pasa a nosotros, no la diferencia de edad— contestó ella a la defensiva, con una mirada desafiante en sus ojos. —Y no me puedes decir que no sientes lo mismo que yo.
No podía negar que ella tenía razón. Él también sentía lo mismo, pero se negaba a admitirlo, a sí mismo y a ella.
—No puedo hacer esto—respondió Henry finalmente, apartando la mirada nuevamente, luchando por contener sus emociones
—¿Por qué no? ¿Por qué no puedes? ¿Por si es una relación prohibida? ¿Por si no tiene futuro? Por favor, Henry, mírame— exclamó ella, con desesperación en su voz.
Cuando Arabella le suplicó que la mirara, Henry levantó la vista con un suspiro de rendición. Su mirada estaba llena de conflicto y pesar.
—Tienes razón. Por todas las razones que has dicho. Por eso no puede funcionar entre nosotros— dijo, con un gesto de frustración en su rostro.
Arabella se acercó aún más a él, tomando su rostro entre sus manos para que no pudiese escabullirse. Su expresión era suplicante y determinada a la vez.
—Estoy dispuesta a arriesgarme. ¿Y tú, estás dispuesto a intentarlo?—preguntó ella, con su tono suave pero lleno de urgencia.
Las palabras de arabella y su contacto hicieron que el corazón de Henry latiera más rápida, y su determinación flaqueara. Por un momento, estuvo tentado de ceder, de abandonar todos sus miedos y prejuicios. Pero el peso de su pasado y la preocupación por ella aún lo mantenían anclado a la realidad.
—No quiero hacerte daño, Arabella.Te lo prometo— respondió él en un susurro, aún con la mirada llena de dilema.
Arabella no tenía la intención de darse por vencida. Nunca había deseado algo con tanta urgencia en su corta vida, y ése era Henry. Le tomó el rostro con delicadeza y le habló con determinación.
—No puedes protegerme de todo. No de esto—respondió ella, su voz firme pero llena de emoción. —No si esto es realmente lo que sentimos. No si realmente nos necesitamos el uno al otro.
Los labios de Arabella finalmente se unieron a los de Henry, en un beso suave y tierno, una avalancha de emociones lo invadieron. Su determinación se rompió y permitió que fuera consumido por el momento, por el contacto y por la urgencia que había estado luchando para suprimir.
Henry envolvió sus brazos alrededor de ella, profundizando el beso, abandonándose a lo que había estado luchando por tanto tiempo.
En ese momento, todo lo que importaba era el sabor de sus labios y la calidez de su cuerpo entre sus brazos. El mundo exterior desapareció mientras exploraban el deseo y la urgencia que los llenaba.
Henry la presionó contra él, su tacto anhelante y desesperado, como si estuviera desesperado por acortar cualquier distancia entre ellos.
Sus lenguas se entrelazaban en un baile salvaje, mientras los corazones de ambos latían con fuerza y su respiración se entrecortaba. Era como si finalmente pudieran dar rienda suelta a lo que habían reprimido durante tanto tiempo.
Henry la apretó aún más contra él, sus manos recorrieron su espalda y su cintura, atraído por su proximidad como un imán que buscara su otra mitad.
Así que la felicidad estaba a su alcance, los labios de Arabella aún estaban contra los suyos, pero la conciencia de Henry volvió a él con fuerza. El recuerdo de su difunta esposa fluyó a través de su mente e inmediatamente sintió cómo su felicidad se desvanecía. Se apartó de ella, luchando por controlar su respiración y recuperar la compostura.
—No. No puedo hacer esto—dijo él, con voz rasposa, mientras pasaba una mano por su rostro, frustrado consigo mismo.
—Henry, por favor, hablemos de esto— suplicó ella, su voz temblando ligeramente, con sus ojos en los de él. —No te alejes de esto. No te alejes de mí.
Los ojos de Henry estaban dolorosamente llenos de arrepentimiento y conflicto. Quería agarrarla, sostenerla entre sus brazos y asegurarle que todo estaría bien, pero no podía hacerlo. No podía permitirse olvidarse del oscuro secreto que lo acechaba cada noche.
—Lo siento, Arabella. No puedo hacerlo.
Henry se apartó de Arabella tan deprisa que prácticamente la empujó para salir de su camino. El remordimiento y la desesperación atravesaron su rostro mientras se alejaba, como si estuviera intentando protegerse y protegerla al mismo tiempo.
—Necesito que te vayas por favor, Arabella— dijo él, con un tono brusco pero con un deje de suplicio en su voz.
Arabella se quedó de pie, con el corazón roto, mirando cómo él se alejaba. Su felicidad se había convertido en confusión y sufrimiento en un abrir y cerrar de ojos. No quería irse, quería quedarse para enfrentarlo, pero su determinación y las palabras de él la hicieron retroceder.
—¿Vas a volver a huir de mí?—Preguntó ella, con tristeza en su voz, mientras lo miraba de pie junto a la puerta.
Las palabras de Arabella hicieron que el corazón de Henry se hundiese, y se detuvo en seco antes de volverse hacia ella. Su rostro era una mezcla de dolor y arrepentimiento. Nunca había querido lastimarla, pero sabía que era necesario.
—No hay otra forma— respondió él suavemente, con voz ronca. —No hay futuro para nosotros, arabella. No puedo arriesgarme y no puedo arrastrarte a mi pasado.
El hecho de que Arabella también tuviera un pasado difícil sólo añadía más peso a la situación. Sus ojos se cristalizaron con lágrimas no derramadas, y sus palabras salieron entrecortadas y llenas de dolor.
—No entiendes, Henry. He pasado por cosas horribles también. Tengo un pasado oscuro, pero eso no me define. Y tú tampoco puedes dejar que el tuyo te defina.
Sus palabras fueron como una bofetada en el rostro para Henry. Él no había considerado el hecho de que ella también pudiera haber pasado por situaciones difíciles en su vida. Su determinación vaciló por un momento, pero luego se recuperó, aún con una expresión de decisión en el rostro.
—Eso no cambia nada— respondió él, con voz aún brusca. —No puedo arriesgarme a hacerte daño y no quiero que mi pasado te afecte a ti.
Arabella no podía creer que él todavía estuviera aferrado a su determinación de mantenerla a distancia. Su frustración y desesperación aumentaron, y se abalanzó hacia él como un torbellino.
—¡Estoy dispuesta a tomar ese riesgo, Henry! Estoy dispuesta a enfrentarme a tus demonios porque quiero amarte a pesar de todo. Quiero estar contigo a pesar de tu pasado.
Las palabras de Arabella lo atravesaron como una flecha en el corazón. Su determinación se tambaleó nuevamente y estuvo a punto de ceder, pero mantuvo su determinación.
—No es tan simple, Bella —respondió él, aún con voz brusca. —No quiero que sufras por mi culpa. No podría soportar si te hiciera daño
Arabella no dijo nada más, se dió la vuelta y se fue.
Henry vio cómo Arabella se iba con una mezcla de alivio y remordimiento. Sabía que había sido lo correcto, pero aún así le dolía verla marcharse. Se quedó de pie junto a la puerta, como si quisiera perseguirla y detenerla, pero algo lo mantuvo inmóvil. Su silencio sólo se rompió cuando la escuchó salir y cerrar la puerta con un ruido ahogado.
—Lo siento—susurró en voz baja, y se hundió contra la puerta en silencio.
***
You can be the Boss > lana del rey
La canción *'You Can Be The Boss'* de Lana Del Rey es una exploración de la dinámica de poder y seducción en una relación. La letra sugiere una atracción magnética hacia una figura de autoridad, posiblemente un hombre mayor
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