Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

¡Aquí la jefa soy yo! (Erótico +18)

Ya eran más de las diez de la noche y no había nadie en el edificio de la compañía de LuxenCorporation donde llevaba trabajando como interno y asistente de la presidenta de la compañía que además de ser una genio en los negocios era una total arpía que creía que todo el mundo era inferior a ella, incluyéndome claro, ya que yo, un humilde asistente que se fregaba cumpliendo todo lo que mi jefecita decía, por más absurdo que fuera.

Debía admitir que por mas bruja que fuera, ella era tan condenadamente caliente que cuando me gritaba se me ponía dura al instante.

Quitando los gritos que salían de su boca a veces fantaseaba con tener mi cara en medio de sus sexis y quilométricas piernas que me distraían cada vez que entraba a su oficina después de pedirme de una manera no tan cortes que quería su agenda al día y su café de siempre, al que no mas de una vez me había planteado escupirle. Fantaseaba con entrar en su oficina agarrarla de ese largo cabello negro y lacio que tenia y follármela en su escritorio. Pero cuando comenzaba a darme ordenes dejaba de lado esas fantasías y cambiaban por unas con un final no tan feliz (al menos para ella, porque para mí era la gloria) donde ponía mis manos al rededor de su cuello y...

En fin, me puse de nuevo a la tarea de terminar de redactar los documentos para la reunión que iba a tener la Srta. Taylor, alias la perra mayor como la llamaba todo el décimo piso. Me tenia jodido, no me había dejado salir a mi hora porque quería los malditos papeles para la reunión del lunes, tenía que llegar a casa con mi hermana que estaba con la niñera desde esta mañana cuando salí de casa hacia el trabajo.

Desde que mis padres murieron en un accidente mandaron a mi hermana menor al otro lado del país en donde yo vivía. Emily había quedado a mi cuidado y tutela. Así que ahora además de tener que soportar como jefa a una persona tan horrible como lo era la Srta. Taylor, ahora tenía que cuidar a la niña que mas adoraba en este mundo y yo solo deseaba no arruinarlo como era usual en mí.

Miré con odio por decima vez la puerta cerrada de la oficina en la que se encontraba la perra mayor.

Seguí tecleando en el ordenador hasta que por fin terminé los documentos, fui a la oficina de impresiones donde imprimí cada una de las hojas que se iban a utilizar en la reunión de la próxima semana, lo ordené todo para llevarlos a la oficina de mi jefa //la perra mayor//.

Toqué la puerta varias veces hasta que la arpía contestó con una voz anormalmente tranquila.

- Adelante.

Abrí la puerta y entre en la casa del lobo //o de la perra//.

- Srta. Taylor, ya terminé de hacer lo que me ha encargado.- puse los papeles en su escritorio frente a ella.- Ya está todo para la reunión con los inversionistas, y si no hay inconveniente me paso a retirar.

Esperé un momento en lo que ella tomaba los documentos para que me diera el visto bueno y poder salir e ir rápido con mi hermana, ya era tarde y le tendría que pagar a la niñera más dinero que no tengo.

- Muy bien Sr. Daniels,- dijo ella en un tono frio, y supe que le seguía algo más.- al parecer no es un total inepto. Ahora váyase de aquí.- Con un horrible sabor de boca me giré, estaba a punto de salir cuando la escuché y esa fue la gota que derramó el vaso.- Siento pena por su hermana al tenerlo a usted como su única familia, pero al menos no es un completo inutil.

Me giré bruscamente al oír sus palabras. Ella ya estaba frente a su escritorio mientras seguía revisando los documentos de espaladas a mí. Avancé a paso decidido hasta quedar justa frente a su espalda.

Pudo sentir mi respiración acelerada en su cuello así que se giró haciendo que quedáramos a solo pocos centímetros.

- ¿Ahora qué quiere? Le he dicho que se puede retirar, ¿no tenía mucha prisa?- preguntó con una voz fría e irritada.- Ande, su hermanita lo espera. Actué como adulto y salga de mi oficina que lo esperan en casa.

Me acerqué aun más.

- Discúlpese ahora mismo.- dije tratando de no explotar.

- ¿Disculparme? Aquí yo soy la jefa, yo hago y digo lo que quiero y no tengo porque disculparme con un empleado de cuarta.

Demasiado tarde, ahora necesitaría un nuevo trabajo, pero esperaba que no me despidieran por lo que haría a continuación.

Di un paso más y nuestras narices se tocaban, pero ella permaneció impacible y sin un apice de remordimiento.

- ¿Cuál es su problema, si se podría saber? - Prgunté como último recurso paranecer calmado y no hacer ni decir nada de lo que me pueada arrepentir. Esperé a que me respondiera, pero como suponía, solo se me quedó mirando con una pequeña mueca o a lo que ella llamaba sinrisa, jamas verdadera, pero sí llena de burla, desprecio y superioridad. Claro, era la única clase de sonrisa que le dirijía a sus empleados. Eso solo logró enojarme aún más.- Usted no tiene ni la más remota idea de lo que está diciendo.- comencé en un tono tranquilo pero se podía notar toda la rabia y odio que sentía hacia la mujer que tenía delante.- No tiene una idéa de lo que es trabajar todos los días y esforzarse para que luego, una horrible mujer desprecie y mande a la basura todo su trabjo. Haciendo que te sientas como un inutil, para después aparentar frente a la niña que más quieres que todo está bien y que no hay ningún problema para que no se preocupe por su, como ya ambos hemos establecido, inutil hermano.- Pude ver en sus ojos algo parecido al arrepentimiento y tristeza, pero tan pronto como llegó había desaparecido, o simplemente me lo había imaginado.- Pero no le diré más sobre mi vida, porque como ambos ya sabemos, eso a usted no le interesa en lo más mínimo. ¿Pero quiere saber algo que si debería interesarle? - Alzó la ceja desafiante en señal de que continuara. Y con mucho gusto lo hice, claro que si.- Usted es una perra y una arpía que cree que todo el mundo le es inferior, por lo que todo el personal, y le aclaro que no solo ellos, la desprecian, y cuanta razón tienen para ello. - La volví a mirar con una gran sonrisa llena de desprecio. - No me extrañaría que acabara sola y necesitada porque nadie se atreve a tocar a alguien tan despreciable como usted.- No sé de donde salió eso ultimo, pero no me arrepentía de lo que había dicho antes de eso, porque sabia mis últmas palabras eran una completa mentira. Ahora remataría con algo que la cabrearía mas, algo que detestaba que viniera por parte de sus empleados.- Liv.- su nombre.

La rabia se hizo presente en su rostro. Yo ya me había puesto cómodo acorralándola con mis brazos apoyados sobre el escritorio a cada lado de su cadera aprovechando que era bastante más alto que ella (a pesar de sus tacones que te quitan el aliento), pero ella no parecía intimidada, solo furiosa.

- ¿Seguro? Para su información, que no le tendría porque interesarle, yo gozo de una vida sexual muy placentera, al igual de los que la comparten conmigo- dijo a lo que yo alce la ceja y sonreí, pero con una sonrisa llena de odio puro.- y puedo ser muy perra y muy arpía, pero ¿Adivine qué? Sr. Daniels.- preguntó poniendo una sonrisa de superioridad.

- ¿Qué, Liv?- Pregunté fingiendo interés y volví a pronunciar su nombre asegurándome de marcar esa sola sílaba. Inmediatamente se le borró la sonrisa y yo mentalmente me di unas palmaditas en la espalda felicitándome. Aun así la mujer delante de mí siguió hablando con toda la soberbia del mundo.

- Como ya dije, ¡aquí la jefa soy yo!, y en cuanto a mi nombre, yo para usted soy la Srta. Taylor, si vuelve a llamarme de otra manera que no sea esa le prometo que...

- ¿Qué hará?- le pregunte retándola sin amilanarme.

Ella abrió la boca para responder pero no se qué pasó que todo esto fue demasiado y exploté.

Puse mi mano en su nuca enredando sus largos cabellos en mis dedos y la atraje rápidamente hacia mí. Posé mis labios en los suyos y metí mi lengua en su boca sin pedir permiso a lo que ella después de permanecer dos segundo paralizada por lo que acababa de hacer me respondió rápidamente atrayéndome aún más hacia ella enredando sus dedos en mi cabello.Nuestras lenguas estaban en guerra atacando la una a la otra.

Bajé una de mis manos hacia su espalda, pegándola mas a mí, sintiendo que no estábamos los suficientemente cerca. Deslicé mi mano sobre su falda ceñida color negro que me volvía loco, al igual que su blusa color rojo que dejaba a la vista un escote, aunque no muy revelador, tremendamente tentador.

Mi mano viajo más abajo hasta llegar a su trasero, al que le di un leve apretón lo suficiente para hacer que la Srta. Taylor soltara un gemido ahogado en mi boca. Ella insistentemente deslizó sus manos por mis bíceps, luego por mi abdomen hasta llegar a mi creciente erección. En esta ocasión fue a mí al que le tocó soltar un gruñido en su boca cuando le dio un apretón a mi miembro y comenzó a frotarlo sobre el pantalón. Volvió a deslizar las manos hacia arriba sin separar nuestros labios y comenzó a abrir desesperadamente mi camisa blanca sin quitar la corbata azul marino aun.

Subí mis manos hacia su blusa y en lugar de desperdiciar tiempo abriendo cada uno de sus botones simplemente la agarre y la abrí de un tirón haciendo que los botones se esparcieran por toda la oficina. Ella me sacó la camisa por los brazos dejándome la corbata puesta. Separé mis labios de los de ella, la miré a los ojos, podía ver el deseo creciente y vivo, sabiendo que mis ojos reflejaban exactamente el mismo grado de lujuria. Bajé la vista hasta su escote y me quedé embobado con un sujetador sumamente sexy, lleno d encaje negro y un lacito en medio de sus pechos, pude ver come sus pezones se endurecían a través del encaje. Ninguno de los dos dijo nada. Yo estaba a punto reaccionar y separarme aun mas diciendo que había cometido una estupidez e ir por mi carta de renuncia cuando ella me tomo de la corbata y me volvió a acercar a sus labios.

Inmediatamente metí mi lengua su boca y la deslicé contra la suya. Volvió a enredar sus dedos en mi cabello. Tomé una de las copas de su sostén y la bajé hasta que quedó al descubierto su pezón pequeño y rosado. Bajé mi cabeza y comencé a besarla desde la barbilla hasta el cuello mientras jugaba con su pezón retorciéndolo entre mis dedos.

Ella siseó por lo bajo y me dio mejor acceso a su cuello. Deslicé mi boca aun más abajo y metí su pequeño pezón en mi boca mamándolo, besándolo y mordiéndolo ocasionalmente mientras le subía la falda hasta la cadera.

- ¡joder!- murmuró mientras tomaba su otro pezón y le hacía lo mismo.

En toda la oficina se oían los gemidos y siseos de la Srta. Taylor.

Bajé la mirada y me quedé alucinando cuando vi lo que traía debajo de la falda. Llevaba unas bragas negras a juego con unas medias que estaban unidas por un liguero que no hacía nada más que nublarme la mente. Pasé los dedos por esas bragas que se interponían en mi camino. Colé mis dedos por el encaje y pude sentir su coño, como lo sospechaba, completamente depilado. Comencé a acariciarla por toda su humedad.

- ¿Enserio las mujeres usan de estos en la vida real?- pensé en voz alta admirando su elección de lencería. Ella notó de lo que estaba hablando.

- Claro.- dijo con soberbia.- pero de seguro que las putas a las que te tiras no...- no pudo seguir porque metí dos dedos en su interior y soltó un largo y ruidoso gemido lanzando su cabeza hacia atrás y cerrando los ojos. Moví mis dedos en su interior, entrando y saliendo, entrando y saliendo.

- Calla.- le ordené.- No sabes lo húmeda que estas y cuanto me pone eso.- besé sus perfectos pechos metiendo sus pezones mi boca, mordisqueándolos de vez en cuando provocando más gemidos de su parte.

- Imbécil.- jadeó. Dejé de mamarle los pechos y la tomé de la cintura con un brazo mientras que con el otro tiraba las cosas de su escritorio (sin importarme que el trabajo por el cual me había retrasado horas quedara arruinado y en el piso) y la subía encima.

- Perra.- le dije mirándola a los ojos.- Abre las piernas, le ordené. Ella hizo lo que le pedí.- Tu coño está totalmente rosa e hinchado.- siseó algo entre dientes al oír mis palabras. Volví a meterle dos dedos en su interior mientas que con el pulgar le masajeaba el clítoris. Agarró de nuevo mi corbata en un gesto desesperado y metió su lengua en mi boca mientras yo seguía follándola con los dedos.

- Con que le encanta que le digan guarradas.- murmuré pegado a sus labios. Volvió a gemir confirmándomelo.

Llevó sus manos hasta mi bragueta y al entender lo que estaba deseando la ayude con el trabajo. Mi pantalón junto con mis bóxers quedaron en el suelo dejándome solo con mi corbata y con una dura erección colgando entre mis piernas.

Me incline hacia ella y susurre a su oído.- ¿Tomas la píldora?

Ella solo pudo asentir mientras seguía torturándola con mis dedos. Los saque de su interior y los puse cerca de su boca. Ella los lamió saboreándose a sí misma en mis dedos, después de quedarme hipnotizado mirándola saborearse. Saque mis dedos de su boca y saboree de ellos lo que quedaba de ella.

Ella de inmediato rodeó mi cintura con sus sexys piernas y decidió tomar las riendas del asunto, tomó mi pene y lo guió a su pequeña e hinchada hendidura. En cuanto mi verga rozó su humedad y ella soltó un gemido, simplemente ya no pude resistirlo más. La penetre de una sola embestida haciéndome sentir las paredes de su apretado coño cubriendo todo mi miembro.

- ¡Mierda! - jadeó.

Comencé a bombear en su interior al ritmo de nuestras aceleradas respiraciones.

¡¡¡Dios!!! Esto era el puto cielo.

Sus uñas se clavaban en mi espalda pero más que causarme dolor, junto con los sonidos que hace, solo me excita mas.

Tomé una de sus piernas y la lleve hacia mi hombro, así alcanzando más profundidad.

- ¡oh dios, si! - grito

Estaba llegando, pero por más arpía que fuera, quería que llegara conmigo.

- Vamos jefa, córrete- le susurré entrecortadamente al oído y pase mis dientes por su hombro mientras llevaba mis dedos hacia su clítoris y empezaba a masajearlo y estimularlo.

- ¡Cameron!

Sentí como se comenzaba a apretar a mí alrededor al igual que su agarre en mi cabello. Escuchar mi nombre por primera vez salir de su boca fue lo único que me faltaba para correrme junto con ella mientras hacía mis embestidas más frenéticas.

Después de un rato nuestras respiraciones se calmaron.

Nosotros seguíamos pegados y abrazados, empezaba a resultar incomoda la situación.

Al parecer la Srta. Taylor pensó lo mismo ya que se separó de mí rápidamente, no sin antes gemir mientras salía de su interior. Comenzó a arreglarse, acomodarse las bragas, bajar su falda e ingeniárselas para mantener su blusa cerrada.

Me reí de ella por lo bajo mientras empecé a acomodar mi ropa. Ella volteó y me fulminó con la mirada, tomó sus cosas y estaba a punto de salir de su oficina cuando volteo y con toda la soberbia del mundo me dijo.

- Espero los documentos nuevamente el lunes una hora antes de lo establecido si es que no quiere ser despedido.- Me miró como si fuera un bicho insignificante.- Espero que no lo arruine...- miró el charco de hojas regadas en el piso y volvió su mirada a mi.- otra vez. Y recoja todo el desorden que hay aquí.

Y así como si nada se giró y se fue.

//Maldita perra...//

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Hola! Espero que les haya gustado, que aunque leo bastante literatura erótica, es la primera vez que escribo de este género.

Esta es una historia corta de un solo capítulo (Osea este), pero si tiene éxito y les gustaría que la continúe díganmelo y muy probablemente lo haré.

Díganme que les parece!

Gracias por leer!

Si les gustó denle una estrellita y comenten!


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro