Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPITULO XXIV. comienza el gran viaje.

CAPITULO XXIV.
Comienza el gran viaje.

Fui al auto en donde me esperaba aquel hombre. Era extraño, no era aquel chico simpático, alegre que alegró mi vida; más bien era un hombre sombrío, asustado, vacío. No sabía hacia dónde nos dirigíamos y no tenía porqué preguntar.
Colocó algo de música pero el silencio en el vehículo era tan incomodo; mis gafas oscuras me permitían poder observarlo detenidamente. Aunque había cambiado su corte de cabello era el mismo chico lindo que recordaba; ese lunar debajo de su ojo derecho y otro en su mejilla izquierda, su cabello perfectamente desordenado, sus manos tan limpias aunque aún tenía la misma manía de comerse las uñas, la franelilla negra acentuaba sus pectorales.
Durante las últimas tres horas no nos dirigimos la palabra ni por un segundo. Llegamos a Maturín, nos detuvimos a almorzar aunque ya pasaban las dos de la tarde.
-Estás un poco cambiada.- comentó mientras esperábamos la comida.
-¿Por qué lo dices?- pregunté.
-Aunque físicamente sigues igual tu manera de comportarte ha cambiado.-
-¿Ni siquiera nos hemos dirigido la palabra desde que salimos de Carúpano y ya notas que mi comportamiento ha cambiado?-
-Precisamente por eso. Antes, cuando salíamos te reías, hablabas sin parar, cantabas.-
-Todo este día ha sido bastante extraño, no nos hemos visto en los últimos ocho años y nuestras conversaciones durante ese tiempo se reduce a un “feliz cumpleaños y gracias”. Tú no has cambiado mucho, aunque te cortaste el cabello.-
-Era hora de madurar.- La comida junto a dos cervezas llegaron.
-Se te calentará la cerveza.-
-No sé si lo recuerdes pero no me gusta la cerveza ni muy fría ni muy caliente.-
-¡Claro! Según tú sabe a compota de manzana.-
-¡Así es! ¿Falta mucho para llegar a nuestro destino?-
-Un día y medio de carretera.-
-Y me imagino que perdería mi tiempo si pregunto a dónde nos dirigimos.-
-Estás en lo cierto.-
-Siempre tan misterioso. Podría considerarse un secuestro.-
-Puede ser.- terminamos de comer y volvimos a la carretera.
Conocía un poco la ruta, era la misma que habíamos tomado en nuestro último viaje de la Universidad. Nos dirigíamos a Upata Estado Bolívar.
Al llegar, ya la noche había caído, nos hospedamos en un hotel, habitaciones separadas. Aunque estaba algo agotada por el viaje me costó bastante conciliar el sueño; al despertar no quería ni abrir los ojos, temía que todo fuese un sueño, pero su voz al otro lado de la puerta me confirmó que por primera vez Gabriel no era un sueño más, Gabriel era mi realidad.
-Se nos va a hacer tarde.- dijo.
-Dame unos minutos, ya bajo.-
Desayunamos y volvimos a la carretera; sus planes apuntaban a la Gran Sabana y lo único que me preocupaba en ese momento era que no tenía ropa adecuada para estar en aquel majestuoso lugar.
Llegamos a Santa Elena de Uairén, capital del Municipio Gran Sábana, es una pequeña ciudad ubicada al sureste del país en el Estado Bolívar, se encuentra a escasos kilómetros de la frontera con Brasil.
Cenamos en silencio y nos fuimos a dormir (habitaciones separadas) a una posada muy acogedora.
No entendía las razones por la cuál Gabriel me había buscado, hasta ahora no había mostrado ningún tipo de atracción hacia mi, no comprendía el motivo del viaje y más aún me perturbaba la manera en la que se dieron las cosas; temía por mis sentimientos, no estaba preparada para sufrir otra decepción amorosa y mucho menos si Gabriel era quien me lastimara, no lo soportaría.
Me invadió una ansiedad terrible, no tenía ni un cigarro que la calmara; intenté distraerme un poco viendo TV pero fue inútil. Puse a trabajar a mi mente en otras cosas; no tenía ropa extra por lo que decidí lavar la blusa, el brasier y la panty que tenía puesta, luego de tenderla sobre la mesa de la habitación de manera que el aire acondicionado pudiera secarla; fui a ducharme y la ansiedad me invadió al pensar que Gabriel podía dañar con su desprecio lo que sentía por él, conté las baldosas de la ducha para distraerme, luego conté las del piso de la habitación y no lograba ocupar mi mente en otra cosa.
Aunque andaba en paños menores salí al pequeño balcón y pude percibir un olor a cigarro, todo estaba oscuro y no quería ni encender la luz porque no estaba vestida.
-¿Mónica eres tú?- preguntó Gabo a la distancia.
-¡Sí, no puedo dormir!-
-¿Quieres que te acompañe un rato?-
-No te preocupes, ando en toalla. ¿Podrías regalarme un cigarro?- pregunté apenada, siempre me ha avergonzado el fumar, aunque no logre dejar ese vicio. Gabo se acercó hacia mi.
-No sabía que fumabas.-
-No sabes muchas cosas sobre mi.- me dio cinco cigarrillos, se despidió y se marchó a su habitación.
Aunque con la ansiedad que traía me hubiese fumado esos cinco cigarros de una vez no lo hice, no quería causarle una mala impresión. Me fumé dos cigarros y me acosté a tratar de dormir.
Al despertar, me duché rápido y gracias a Dios la ropa ya estaba seca, me vestí y salí a caminar, me sentía ridícula con la ropa que llevaba puesta; una blusa de chiflón fucsia, jeans ajustado y tacones negros altos, en comparación con las demás personas de suéter y botas deportivas. Me senté a desayunar y Gabriel apareció al poco tiempo.
-Hoy despertaste temprano.- dijo mientras se sentaba.
-No pude descansar mucho.- respondí.
-¿Pediste algo de comer?-
-Aún no. Estaba contemplando un poco el lugar.-
-¿Quieres café?-
-No tomo café, si es con leche lo acepto.- Gabriel fue a pedir el desayuno mientras yo trataba de ocultar mis tacones lo que me parecía ridículo ya que probablemente Gabriel se haya fijado en ellos desde que nos encontramos en Carúpano.
Luego de desayunar salimos a caminar un poco, a conocer la ciudad lo cual me pareció agradable, me encantan los lugares pequeños, llenos de cultura; por lo menos Gabriel hablaba, me mostraba los lugares y parecía que él viviera ahí debido a su amplio conocimiento del lugar, o lo visitaba con frecuencia o leía mucho.
Llegamos a la posada, almorzamos y ésta vez el silencio se rompió.
-¿Qué has hecho todos estos años? Escuché que viviste un tiempo en Caracas y que regresaste hace poco al pueblo.-
-No tan poco, hace cuatro años que regresé. Luego de nuestro último encuentro trabajé en un hotel en Caracas por casi cinco años, me cansé de vivir allá y regresé.-
-¡Te hartaste de la civilización!-
-Digamos que si. ¿Y tú, qué has hecho? Escuché que terminaste tu carrera.-
-Sí, hace poco me gradué de Ingeniero Ambiental. Ando desempleado por ahora, tratando de levantar una vieja empresa familiar, y en mis tiempos libres me dedico a explorar el país.-
-Me imagino, siempre te ha gustado explorar, la aventura, los deportes extremos, al igual que yo, aunque no haya practicado mucho de ellos.-
-Si tenemos tiempo te enseñaré un poco.- hizo una pequeña pausa, como si se hubiese arrepentido de su último comentario. -Volvemos a la carretera en veinte minutos, te espero en el auto.- justo cuando podíamos sostener una conversación se levantó y se fue.
Regresé al auto; Gabriel sugirió que apagara mi teléfono móvil ya que no tendríamos señal, encendió el equipo de sonido y era impresionante que compartiéramos los mismos gustos, Alejandro Sanz, Joaquín Sabina y el infaltable Ricardo Arjona.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro