
CAPITULO XVII. Decepción.
CAPITULO XVII.
Decepción.
Estar embarazada es extraño, apenas tenía seis semanas, las náuseas y mareos eran insoportable. Josué regresó de viaje y le pedí que fuésemos a almorzar.
-¡Te extrañé mucho flaca!- dijo Josué sosteniendo mi mano.
-¡Yo también! Me has hecho mucha falta en estos últimos días. Necesito darte una noticia.-
-¿Qué pasó?- pregunta.
-¡Estoy embarazada!- el silencio invadió la mesa, la expresión en el rostro de Josué no era lo que yo esperaba, no estaba feliz con la noticia y eso me decepcionó.
-¿No piensas decir nada?- pregunté.
-No creo que estés embarazada, yo me he cuidado muy bien.-
-Yo tampoco lo creía hasta que dos pruebas de embarazo y una ecografía me lo confirmaron.-
-Debe haber un error, ya te dije que yo me he estado cuidando.-
-¿Quieres decir que los resultados son erróneos, o peor aún que éste bebé no es tuyo?-
-Necesito volver a trabajar, mañana viajo a Margarita.-
-Esa es la respuesta a la noticia que te acabo de dar?-
-¡No me atormentes Mónica! Hablamos esta noche.-
Se marchó sin despedirse. En la noche cuando volví a casa preparé la cena y busqué pruebas de mi embarazo; minutos después recibí un mensaje de Josué.
-Mónica discúlpame pero no podré ir a tu casa hoy, mañana viajo temprano y quiero pasar la noche en mi casa, te escribo en la mañana para despedirnos.-
“¿Mónica, tu casa?” definitivamente Josué era otra persona desde que le di la noticia.
Amaneció y mis ánimos no eran los mejores, mientras me duchaba Josué apareció, se quitó la ropa y me acompañó en la ducha. La forma en la que me hizo el amor fue indescriptible, desconocía a ese hombre frente a mi, era salvaje y poco cuidadoso.
Nos vestimos, ya se despedía de mi y no había tocado el tema del bebé que crecía dentro de mi.
-Es tarde, voy a perder mi vuelo.- dijo dándome un beso en la frente.
-¿No piensas hablar sobre el bebé?- pregunté molesta.
-Mónica estoy apurado, hablamos luego.-
-¿Luego cuándo, cuando esté dando a luz?-
-¡Mónica ya déjame en paz por Dios!- salió hecho una fiera y a mí no me quedo más remedio que sentarme a llorar, últimamente era lo mejor que hacía (Estúpidas hormonas prenatales).
Llegó el fin de semana y se me ocurrió la estúpida idea de visitar a mi “suegra”. Al llegar esa mujer me miró con tanto desprecio que me asustó.
-Así que estás embarazada.- comentó irónicamente.
-¡Así es!- respondí.
-Hasta que lograste atrapar a mi hijo.-
-¿De qué me habla, yo no he atrapado a nadie, por qué me trata de esa forma?-
-No estoy de acuerdo con ese embarazo ¿Qué clase de madre serás si te la pasas borracha y no paras de fumar, ni siquiera atiendes a Josué como se merece?-
-Me imagino que usted ha sido una madre ejemplar.-
-Necesito que te vallas de mi casa, voy a salir.-
-No se preocupe que con lo que acaba de decir no me quedan ganas de estar aquí.-
¿Qué se cree esa mujer, cómo es capaz de juzgarme de esa manera? Me fui a mi casa a pasar mi rabia, estando allá recibí unos mensajes que terminarían de arruinar mi día.
-¿Es cierto que sigues con Josué?-
-¿Quién eres?-
-Emily Mendoza, la novia de Josué.-
-Definitivamente pa’ pendejo no se estudia, con eso se nace. ¿No te quedó bien claro que Josué y yo seguimos juntos?-
-Dame una prueba para creer que siguen juntos porque él asegura que eres su ex.-
-Yo no necesito comprobarle a nadie si estoy o no con Josué.-
-Entonces es cierto, tú sólo eres una ex loca que no lo deja en paz.- no estaba de humor para perder mi tiempo con una niña que no tenía la capacidad para diferenciar la realidad de la fantasía, así que decidí enviarle una foto que nos habíamos tomado hace poco tiempo.
-Esa es la última foto que nos tomamos cuando regresó de Barquisimeto.-
-¡Eso no prueba nada!-
-Viajó hace cinco días a Margarita, se hospeda en el hotel “Blue Lion” lleva una maleta pequeña con dos pares de zapatos, cinco camisas, dos son del uniforme. ¿Necesitas saber la marca de los bóxer que le obsequié hace dos semanas?-
-¿Te dijo lo que haría hoy?-
-No he podido hablar con él hoy porque estaba en casa de mi suegra.-
-¡Se verá conmigo hoy!-
-No lo creo, le dejé muy claro que no le perdonaría una infidelidad más.-
-Él me llamó, me dijo que quería verme, si quieres lo grabo para que confirmes que no miento.-
-¡Hazlo!-
No sé porqué caí en su juego, ella era la otra, yo la oficial, pero me aterraba nada más el pensar que Josué volviera a engañarme y peor aún con la misma mujer, no sabía si podría soportarlo; ahora no éramos él y yo, ahora había un bebé en camino que necesitaba a su padre.
Me cansé de llamarlo inútilmente, no contestaba y eso me enfureció más. Esperé la respuesta de esa mujer y pocos minutos después recibí una nota de voz.
-Te extrañé mucho.- decía la voz del hombre que amaba y que me tenía a medio paso de un abismo aterrador.
-Si vine es porque necesito que me aclares si de verdad tienes algo con Mónica.- le contestó Emily. Al fondo escuché su risa, esa risita nerviosa que tanto conocía.
-¿Por qué te ríes?- le preguntó Emily.
-¡Ya te dije que Mónica es mi ex!-
-¿Y por qué ella insiste en qué sí están juntos?-
-¡No le hagas caso, está loca!-
Ahí termina la nota de voz, lo llamé unas dos o tres veces pero no me contestó, a los pocos minutos recibí otra nota de voz.
-¿Por qué no contestas?- le preguntó Emily.
-No es nadie importante.-
-¿Seguro?-
-No hay nadie más importante que tú. ¿Qué haces con tu teléfono… me estás grabando… por qué me grabas?- luego recibí un mensaje de Emily.
-¡Me descubrió!- Apagué mi teléfono, me duché y me acosté a llorar como tonta hasta quedarme dormida.
A la mañana siguiente me alisté para mi rutina semanal, encendí mi teléfono y tenía un montón de llamadas perdidas de Josué y un mensaje de esa mujer.
-¿Ya comprobante que sí tenemos algo? ¡Ya déjanos en paz!-
¿Déjanos en paz? Si eso es lo que quiero que esa mujer haga, que nos deje en paz. Bajo la rabia le escribí.
-¿Ya te contó que estoy embarazada?-
Llegué al trabajo y me interné en una reunión de casi cuatro horas; al salir la recepcionista me dice que Josué me estuvo llamando, que me comunicara con él al salir de mi reunión. No tenía ganas de hablar con él, aparte del desagradable último encuentro que tuve con su mamá enterarme del engaño me tenía devastada y lo peor aún es que no tenía amigos con quién desahogarme pues los aparte a un lado por andar con Josué.
Al tercer día ya no podía evitar enfrentar a Josué, era necesario definir mi situación con él.
-¡Hasta que por fin contestas! Llevo días llamándote.- me dijo.
-¿Qué quieres Josué, estoy ocupada?-
-¿Cómo has estado?-
-¿Cómo crees? Tu mamá dice que seré una pésima madre y tu amante me confirmó que la has vuelto a ver, me siento destrozada Josué, ya no me quedan más lágrimas.-
-Por favor no llores, eso te hace daño.-
-¿Acaso te importa lo que me suceda?-
-¡Claro que me importa! No debiste seguirle el juego, tú eres mi mujer, no tenías porqué rebajarte.-
-¿Tu mujer? Creí que sólo era un ex loca y amargada.-
-Mónica por favor estoy tratando de arreglar las cosas contigo.-
-Eso debiste pensarlo antes de engañarme dos veces y con la misma mujer, vuelve con ella y déjanos en paz.-
No hubo manera de detener las llamadas y mensajes de Josué, la cabeza me estallaría en cualquier momento de tantos recuerdos, realidades y llanto. Es difícil aceptar que mi cerebro tenía razón “no te quiere, no ha podido olvidar a Jimena, vas a sufrir, apártate, se feliz en otro lado”.
A veces somos tan idiotas que no tenemos la valentía de aceptar las cosas como realmente son. Ahora con un niño en camino no sabía qué hacer, qué decisión tomar.
¿Debo fingir que lo he perdonado para darle un padre a mi hijo mientras que él me engaña una y otra vez con la misma mujer, o mejor decido acabar con todo esto de una buena vez por todas? No tengo el valor ni las fuerzas suficiente para abandonarlo, soy demasiado de débil a su lado.
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