CAPITULO XVI. Segunda oportunidad y una gran noticia.
CAPITULO XVI
Segunda oportunidad y una gran noticia.
A la mañana siguiente pensé que tendría alguna llamada o por lo menos un mensaje de Josué, pero no fue así; no sabía absolutamente nada de él, y aunque me sentía defraudada, enojada y desvalorizada por Josué muy dentro de mi quería solucionar las cosas; pero sentía que si cedía Josué no iba a entender la magnitud del problema y no valorará mis sentimientos hacia él.
Volví a torturarme con la foto, quería buscarle un sentido a todo esto. Busqué en Facebook a los amigos de Josué, no tenía mucho por lo que la búsqueda no tardó tanto. Encontré a una amiga cuyo rostro era muy similar al de la foto y la casualidad, o el destino o qué sé yo es tan grande que resultó ser la misma mujer que días antes me había enviado una solicitud de amistad y por la cuál Josué había preguntado y sugerido que la eliminara. Al hojear su perfil pude corroborar que sí había un engaño.
No es nada fácil enterarse de una infidelidad, sientes que todo lo que has hecho para que la relación funcione no ha servido de nada, empiezas a recordar los momentos vividos y te preguntas una y otra vez ¿En qué fallé si todo estaba bien entre nosotros, en qué momento se arruinó todo?
Así me sentía yo, Josué nunca me hizo saber que algo estaba fallando, teníamos muy pocas discusiones por pequeñeces, pero en ningún momento dejé de demostrarle lo mucho que me importaba y él tampoco dejaba de hacerlo; entonces ¿Qué fue lo que pasó? No lo sabía y tenía y quería encontrar las respuestas a mis infinitas preguntas, la cura a mis heridas.
Siempre me he considerado una persona que averigua antes de reclamar, necesito siempre pruebas que avalen mis argumentos, así que eso fue lo que hice.
Encendí un cigarro y destapé una botella de tequila (lo cual ahora me parece que estaba fumando y tomando más de la cuenta) estudié muy bien el comportamiento de esa mujer en la red social. Era apenas una chica de veinte años, tenía un hijo de unos dos años aproximadamente, trabajaba en una de las sucursales de la empresa donde trabajaba Josué.
Era linda, de buen cuerpo, apenas había terminado el bachillerato, me imagino que al salir embarazada tuvo que pausar sus estudios, sus comentarios en Facebook parecían de adolescente.
No sé si recuerden la aplicación de mensajes que tenían los teléfono BlackBerry, era como WhatsApp. Bueno conseguí su “ping” y tomé el valor para escribirle.
-Disculpa pero recibí una solicitud de amistad de tu parte pero no creo conocerte, por lo que veo sólo tenemos un amigo en común. ¿Eres amiga de Josué?-
-¡Si! Pensé que nos conocíamos, disculpa.- respondió.
-¿Eres amiga de Josué o su novia?- pregunté.
-Sólo salimos un par de veces, su trabajo no le permite estar mucho tiempo por acá. ¿Tú quién eres?-
-¡Soy su mujer! Sólo quería comprobar si tenían algo.-
-Si, tuvimos algo pero ya hace tiempo.-
-¿Quieres decir que no tienen nada ahora? Necesito saberlo porque vi una foto de ustedes besándose y por la ropa que él llevaba puesta asumo que fue en su último viaje. La camisa se la regalé en nuestro tercer aniversario.- Emily tardó en responder pero al final escribió.
-Él me habló de ti, pero me aseguró que ustedes ya no tenían nada.-
Decidí dejar la conversación hasta ahí, era demasiado fuerte seguir escribiendo verdades, ya no quería seguir leyendo nada más, pero antes debía acabar todo esté desastre por lo que decidí escribirle a Josué.
-¡Ya lo sé todo! Tu querida “amiga” me lo acaba de confirmar, acabas de derrumbar esa imagen perfecta que tenía de ti.-
Esa tarde me embriagué en compañía de Arjona hasta que me quedé dormida. Al despertar la mañana siguiente revisé el teléfono para saber si Josué se había reportado pero ni siquiera había leído mi mensaje (está tecnología de ahora que hasta podemos saber si recibe el mensaje, si lo lee, lo responde o lo ignora) aunque sí tenía mensajes de Emily “?Es cierto que eres su ex?” “tu silencio lo confirma” “?Para qué molestas si no eres capaz de responder?” “Ya veo que es cierto lo que dice Josué acerca de que estás loca”. Ese último mensaje me enfureció “¿Loca, ex?” desconocía al hombre con el que llevaba tres años y medio de relación en el que dediqué cada segundo de ese tiempo; me duché y alisté para salir al trabajo.
Dejé el teléfono a un lado para tratar de concentrarme en el trabajo, tenía demasiados pendientes por lo que me distraje un poco, pero el recuerdo del engaño volvió a la hora del almuerzo cuando recibí una llamada de Josué.
-¿Dónde estás?- preguntó.
-¿Qué quieres, estoy ocupada?-
-¡Necesito hablar contigo, explicarte las cosas!-
-Sabes perfectamente dónde estoy, ¿Por qué haces preguntas estúpidas?-
-Voy a la casa al salir del trabajo, te espero allá.-
La verdad es que sí quería arreglar las cosas, me aterraba la idea de perderlo, de no tenerlo más en mi vida. Salí temprano del trabajo y me fui al apartamento, mientras preparaba la cena Josué llegó.
-¡Flaca perdóname de verdad!-
-¡No quiero más mentiras Josué, quiero la verdad!-
-Si salí con ella, pero te juro que no pasó nada, sólo nos besamos.-
-¿Estás seguro Josué? Piensa muy bien cada una de tus palabras, no te equivoques conmigo porque no soy estúpida.-
-No significó nada flaca, tú eres lo más importante que he tenido, que tengo y que tendré.-
-Hubieses pensado en eso antes de verme la cara de idiota.-
-Lo sé y no sabes cuánto me arrepiento por haberte lastimado.-
-Es mejor que te vallas Josué, no quiero decir cosas que después lamente.-
-No quiero dejarte Mónica, éste es nuestro hogar, recuerda que vamos a llegar a viejos juntos.-
-Me lastimaste Josué, lo hiciste una vez más, no sé si puedas entender aunque sea un poquito cómo me siento. Yo necesito tiempo si, por favor dame unos días para asimilar toda esta locura.-
-Está bien pero recuerda que te quiero y que te necesito conmigo, eres la mujer con la que quiero llegar a viejo.- me dio un beso y se marchó.
Estaba muy dolida, si es cierto que lo amaba y no me veía viviendo sin ese hombre, pero ¿qué me aseguraba que no volvería a ocurrir, cómo volver a confiar en alguien que era capaz de jugar con los sentimientos de otra persona sin importar el dolor que causaría? Dios, es tan difícil tomar una decisión en la que no salga lastimada, apenas tenía veinticinco años y ya había pasado por tantas cosas tan fuerte; lloré hasta que el sueño me venció.
Después de esa tarde Josué volvió a ser el hombre que me enamoró desde hace tres años; aunque no nos veíamos no paraba de llamarme y escribirme para recordarme todas las cosas que vivimos juntos, en realidad se estaba esforzando para ganar mi perdón; así que después de una semana lo cité en un restaurant al que solíamos frecuentar, quería que fuese en un lugar público así me veía obligada a moderar la voz.
-¿Pensaste bien las cosas?- pregunta Josué.
-Prometiste llegar a viejos juntos, para que eso pase tienes que respetarme así como yo lo hago.-
-¡Te lo prometo…!-
-¡Sin promesas! Sabes que detesto que prometan cosas que no puedan ser capaces de cumplir. Quiero que elimines cualquier tipo de contacto que tengas con esa mujer.-
-¡Está bien, lo haré!-
-Quiero que lo hagas ahora mismo.-
-¿Es en serio?-
-¿Tú qué crees?- y así lo hizo, la borró de su teléfono… Pero no de su vida.
Días después me mareé un poco en el hotel, me pareció normal, estaba repleta de trabajo y no había alcanzado a desayunar.
El día de mi cumpleaños número veintiséis Josué se iba de viaje a Margarita, dos días antes reservó una habitación en un hotel, la decoró como de luna de miel; cualquiera hubiese caído rendida ante aquel detalle, me obsequió un par de zapatos, chocolates y una de las mejores noches.
Por fin después de casi cinco meses de agonía y de soportar su comportamiento bipolar lo volví a sentir tan mío, cómo siempre. Volvió a ser cariñoso, atento y delicado; fue una noche mágica y aunque en mi cumpleaños lo pase sin él, estuvo presente todo el día con sus llamadas y mensajes.
Después de unos días volví a sentir malestares así que salí a trabajar como de costumbre y al regresar a casa pasé a la farmacia por una prueba de embarazo, cuyo resultado fue positivo. Entré en pánico, definitivamente un embarazo no estaba en mis planes.
Al día siguiente salí temprano y me realice una prueba de laboratorio y resultó positiva, fui al ginecólogo y confirmó mi embarazo. No podría explicar un estado de ánimo en específico, estaba aterrada, feliz, nerviosa, triste, era una mezcla de sentimientos; Josué volvería en unos días así que decidí esperarlo para darle la noticia.
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