Capitulo 2
Verde Pistacho
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Desperté al día siguiente por los rayos de luz que se colaban entre las cortinas de la habitación, que convertían el espacio de paredes crema y colores claros, en uno de color anaranjado. Desde que me mudé, habia mantenido las cosas en la habitación al mínimo sabiendo que eso arruinaría mi estética.
Tantas cosas solo generan un ruido visual.
Solo está la cama matrimonial con sabanas corales, una mesa de noche, encima de esta un cuadro que conseguí en una tienda de segunda mano, frente a mí una cómoda blanco donde guardo gran parte de mi ropa del día a día —al menos la que no requiere que la cuelgue en el pequeño armario—, una lámpara, algunos cofres con accesorios y al lado, junto a la venta, mi espejo cuerpo completo y los bolsos que uso.
Me giré y observé la hora en mi mesita, dándome cuenta que estaba sobre la hora para irme al trabajo, así que casi salté de la cama y corrí hacia el baño al otro lado del pequeño pasillo del departamento.
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—Tani lloró como no te imaginas — Zoe suspiró sonriendo achinando aún más sus ojos orientales — Mack no se quedó atrás — Se hundió más en su silla en la pequeña salita de descanso que tenemos en el local, donde podemos comer y calentar la comida en el microondas.
Zoe es una chica baja de 1.60, delgada por sus genes chinos, y con su característico cabello negro azabache liso que le llega hacia la mitad de la espalda.
—Ambos sufrieron mucho hasta dar ese paso — Comenté pellizcando mi magdalena antes de llevarme el trozo de mi desayuno a la boca — Parece que la madre de Tania se impuso hasta mas no poder.
— ¿Por qué los padres son tan insufribles? — Gruñó mi compañera — Tu mamá no se queda atrás.
Me encogí de hombro y tomé un sorbo de mi taza con más leche que café, queriendo restarle importancia a ese tema, aunque en el fondo también me frustre.
— ¡Muy buenos días, chicas! — Al dirigir mi mirada hacia le entrada de la sala, nos encontramos a Isaac entrando muy sonriente, y al instante la estancia se siente más pequeña.
¿Cómo no? Ese chico con su apenas 1.78 y figura delgada hace todo la estancia diminuta. Todas nuestras clientas suelen quedarse embobadas cuando le conocen, y no es para menos, ya que su rostro en atractivo, delgado con hoyuelos, su cabello rubio es rizado un tanto largo y sus ojos verdes suaves son su sello.
—Vaya, alguien trae buen ánimo hoy — Le tiré una mirada divertida a Zoe antes de fijarla en Isaac quien se movía por el mesón sirviéndose café.
—Animo, sí. Resaca, también — Suspiró dándose la vuelta hacia nosotros y arrastró la silla junto a mí antes de dejarse caer, aun con una sonrisa.
—Un domingo — Alcé una ceja divertida.
—Claro — Se encogió de hombros — Tuve un motivo especial. Un...grato encuentro con un viejo conocido...— Noté la mirada traviesa que le dedico a su taza.
—Pensaba que odiabas a tus viejos conocidos por sus tendencias a la homofobia — Curioseó Zoe levantándose para tirar el envoltorio de su muffin.
—Y eso no cambia — Zanjó nuestro amigo — Sin embargo hay gente de mi pasado que si valía la pena ¿Quién es uno para no caer en sus encantos?
—Eso diría Zoe si regresara con su ex — Zanjé ganándome que ésta me mirara mal.
—Cosa que no haré — Dió por concluida ella apoyándose en la mesa — A veces te tengo tanta envidia, Brownie.
—Cuando quieras te enseño mis trucos, preciosura china — Eligió a la chica con una sonrisa coqueta, que si no fuera porque son compañeros, podría ser cierto.
Al fin y al cabo, Isaac es bisexual y promiscuo. Una combinación que antes de conocerle nos hizo pensar que nos quería ligar.
No tardamos en conocer realmente que así era él.
Una hora más tarde después de desayunar, conversar y abrir el local, decidimos pasarnos a nuestra sala de reuniones y planificaciones, donde también nos reunimos con los clientes. Se acercaban temporadas altas dentro del negocio, al menos con nuestros clientes fijos ya que suelen hacer desde fiestas de Halloween, de acción de gracias y navideñas, eso sin mencionar las propuestas y bodas.
Hablamos de nuestros clientes pendientes hasta al momento, que eran solo 3 confirmados, uno para cada uno de nosotros. Porque si, al ser muy iguales en nuestras capacidades, todos éramos capaces de encargarnos de un cliente, aunque claro que con ayuda de los otros.
Al principio yo fui quien inició con un par de eventos, luego al conocer a Isaac —quien me coqueteó en un bar— nos hicimos amigos, y él quiso unirse a mi proyecto, lo cual fue de gran ayuda con su carrera en paisajismo y experiencia con la fotografía. Esté poco tiempo después, me presentó a Zoe, quien era amiga de su hermano, y quedé convencida de dejarla unirse también, ya que contaba con una carrera de diseño gráfico y experiencia en diseño de interiores.
Llevabamos 2 años juntos los tres, y desde entonces nos convertimos en un gran equipo.
—Cass — Levanté la vista de mi libreta donde suelo hacer anotaciones de todo hacia Zoe que me miraba nerviosa — La señora Silva quiere unir a sus dos sucursales en la fiesta de Halloween, pero saben que se llevan de perros — Suspiró — ¿Tienes algo en mente que podríamos organizar para que no se maten?
—Creo que dijiste que debían disfrazarse de películas entre los 80s y 2000s ¿o no? — Asintió atenta — ¿Un concurso durante la fiesta? Se pueden encontrar muchos que eligieran las mismas películas.
—Sería como su propio cast durante la fiesta — Comentó Isaac dándose cuenta de mi idea — Es como una búsqueda del tesoro incluso.
—Exacto — Asentí dándole la razón — Puede ser una buena primera idea para romper el hielo.
—Me encanta ¡Gracias! — Sonrió satisfecha y empezó a escribir en su Tablet donde siempre solía organizar todo.
Antes de continuar hablando, nos interrumpió el sonido del teléfono de la recepción resonando por todo el lugar. Zoe se apresuró a ir a cogerle, dado que ella es quien se suele encargar de la recepción usualmente, aunque desde hace poco se solía encargar de sus propios clientes.
Le pedí ayuda a Isaac sobre una idea para un boda que organizaremos al aire libre en marzo, pero a mitad de la planeación de la ceremonia, nos vemos interrumpidos por Zoe que entró luciendo lívida, con una gran expresión de shock en su rostro que me hace mirarla confusa. Isaac noto mi distracción y también se fijó en ella.
— ¿Que sucede? — Le preguntó este por los dos.
—Acabo de recibir una llamada... — Entró lentamente y sentó en un extremo de la mesa — de la secretaria de Sebastián King.
Fruncí el ceño confuso sin captar de lo que hablaban, pero me sobresalté ante el sonido de asombro de Isaac frente a mí.
— ¿King? — Zoe asintió — Mierda.
—No entiendo ¿saben quién es? — Me harté de estar confundida así que les pregunte.
—Claro, no has crecido en este lado del estado — Pareció recordar el rubio — Se trata de Fabricantes King, es una gran empresa de producción de productos saludables, comida, cosméticos y eso. Tienen sus oficinas cerca de la ciudad — Zanjo él.
—Mira — Zoe colocó frente a mí su Tablet donde mostraba una búsqueda en Google sobre Fabricantes King.
Vaya.
Son productos muy diversos para el consumo, con opciones más naturales y parece que desde hace poco entraron al mercado de cosméticos.
—Ellos producen la mierda de cereales que comes — Miré a Isaac y este asintió — Bien ¿Quién es Sebastián?
—Es hijo de Arthur King, el dueño de todo el emperifolle ese — Explicó Zoe mostrándome una foto de el en línea de Arthur.
Un hombre rubio bastante atractivo para estar en lo que parecen los 50, pero con una expresión dura.
—Creo que su hijo tiene un puesto bastante importante dentro del negocio familiar — Zanjo ella — El punto es, que llamaron para pedir una cita a su nombre. Dijeron y cito "Quiere reunirse con la dueña del negocio de moda"
—De acuerdo — Asentí más para mi procesando la información — Bien, es una buena oportunidad para nosotros.
— ¡Imagina que empecemos a encargarnos de las fiestas de su empresa! — Chilló Isaac sonriendo egocéntrico — Seriamos la envidia de muchos.
—Debemos causar una gran impresión — Le siguió el juego Zoe — ¡Podremos sacar los bocadillos caros! — Chilló esa vez ella, recordando los bocadillos que compramos para clientes especiales.
Empezaron a despotricar y conversar sobre lo bueno que es esto, y yo solos los observaba divertida.
— ¿Cuándo será la cita? — Pregunté por fin tras unos minutos.
—El jueves a las 2pm — Confirmó Zoe antes de levantarse y salir de la sala para seguir con su trabajo.
Jueves, y hoy apenas es lunes.
Será una semana bastante larga, pensé hundiéndome en la silla mullida de la sala con la vista fija en la ventana frente a mí.
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Al salir de la oficina de Red Road Events cerca del centro de Charlotte, pasé directamente por el supermercado para hacer la compra de los próximos días, al ya no tener nada en casa —en la mañana solo encontré yogurt en el refri—. De camino hacia mi casa, me detuve en un parque unos kilómetros antes, al cual solía traer algunas bolsas de comida cada mes para ayudar en la pequeña fundación que tienen los vigilantes para los animales de la zona. Casi siempre había traído comida para perros o gatos cuando me lo pedían.
Le entregué el saco de comida para perros adultos a Samuel, el vigilante robusto por el cual conocí este movimiento, y me alejé de la pequeña casa dentro del parque. Aun se mantenía temprano, por lo que me detuve frente a un puesto de helado dentro, y me compré un cono de helado de pistacho para comer mientras daba un paseo. Disfruté del aroma del aire fresco mientras lamia el cono perdida en mis pensamientos. Claro que no duro mucho, cuando sentí mi teléfono vibrar en el bolsillo.
Era un mensaje de mi hermana.
Mimi: Que crees que debería tocar para el concierto de otoño?
Le pregunte a Pattie, pero definidamente no sabe de música.
Sigue creyendo que John Lennon está de moda.
Yo: Yo soy contemporánea con él, Mimi.
John es arte.
¿Alguna película de miedo que te guste?
Puedes hacer tu propia versión en el piano.
Jass tocaba instrumentos desde hace un par de años, pero sin duda su favorito es el piano, aunque un par de veces la había oído cantar en su habitación, y no lo hacía nada mal. Por desgracia nunca ha cantado más allá de los conciertos de su secundaria, y eso era en un coro.
Mimi: Nombra una de John que no sea All of me.
¿El extraño mundo de Jack?
Yo: No te metas con mi sueño de canción.
Me agrada.
No hay casi nadie que no la conozca.
Seguí mandándole mensajes mientras continuaba mi caminada por el parque sin prestar mucha atención al camino.
Mimi: Gracias.
Replantea tus sueños.
El ademan de una sonrisa se me borró al instante en el que me sentí empujada por alguien. Metí el pie para sostenerme y sentí algo frio chocar contra mi pecho antes de siquiera darme cuenta del vacío en mi mano. Y lo supe. Supe que el maldito helado estaba embarrado sobre mi blusa.
Mierda.
—Mierda... — Murmuró la otra persona y solo en ese momento levanté la vista hacia el origen de ella.
Me choqué de frente con un sujeto, bueno, un hombre si nos ponemos a describir bien. Es alto, calculo que al menos 13 cm más que yo, con un cuerpo fuerte —según sentí al chocarse conmigo— con músculos según muestra la camiseta empapada en sudor que lleva. Subí mi mirada a su rostro, encontrándome con una cabellera castaña corta y unos ojos de color Castaños en un tono claro que me observaban sorprendidos.
—Ten cuidado — Solté casi como un gruñido tomando la servilleta que quedó en mi mano para intentar apartar los restos de helado sobre mi blusa celeste.
—Discúlpame, no te vi — Se apresuró a decir el culpable, observándome desde su altura haciéndome sentir algo nerviosa inexplicablemente.
Reí sin ganas ya dejando de lado la servilleta empapada en el helado.
—Claro que no me viste — Zanjé sin más — Debes ver el camino.
Note como frunció el ceño incluso solo viéndole de reojo, pero no le presté mucha atención porque trataba de reunir la paciencia suficiente. Era eso o hacer caso a mi mente que me decía empújalo y lárgate.
—No es para tanto — Pareció tomar aire colocando sus manos en sus caderas, y hasta el momento notaba que iba en ropa deportiva por completo — También me manché yo la camiseta — Se giró y apenas noté que había quedado un poco de helado en ella.
Rodé los ojos pero antes de siquiera tener oportunidad de debatirle eso, volví a sentir como era empujada hacia atrás en los últimos 5 minutos, solo que esta vez el culpable era un enorme perro apoyado con dos patas sobre mi pecho. Lo rodeé por instinto y con sorpresa, tardé en notar que el perro estaba lamiendo el helado sobre mi pecho.
— ¡Goss, abajo! — Se apresuró a decirle el sujeto tomándole suavemente por el collar y bajándolo — Sentado. Buen chico.
Para mi sorpresa el perro obedeció, pero me siguió observando algo inquieto mientras permanecía sentado al lado del que parece ser su dueño. Era un gran perro Golden, bastante bonito con un collar de color rojo del cual colgaba una placa brillante.
—No es para tanto — Zanjé yo sin molestarme, y ahora de mejor humor por la presencia del perro.
—Déjame comprarte otro — Propuso el chico acariciando la cabeza del animal que parecía un enorme bebé en busca de caricias.
—Paso — Suspiré dando un paso al frente para ofrecerle al perro lo que había quedado del cono en mi mano, y lo tomó despacio no queriendo hacerme daño al hacerlo.
Sonreí. Di un paso atrás para fijarla de nuevo en su dueño, y me di cuenta de que su mirada sobre mí, pero no en mi rostro. Bajé la vista a mi pecho, donde la blusa se había empezado a transparentar por la tela y el claro color, dejando ver mi sostén oscuro. Era el colmo.
— ¡Hey, fortachón. Mis ojos están aquí! — Le reté chasqueando los ojos frente a su rostro llamando su atención, y pareció salir de un hechizo.
—Culpa del helado — Murmuró levantando un esquina de la boca con una sonrisa avergonzada — Te sienta el azul, y el verde.
Reí sarcástica y me crucé de brazos impresionada por su descarado comentario.
—Suficiente — Dejé caer los brazos a mis lados — Me largo.
— ¿Al menos puedo saber tu nombre? — Pidió sonriendo y yo solo coloqué los ojos en blanco en respuesta, antes de girarme queriendo alejarme de ahí — ¡Ojala nos veamos de nuevo, pistacho!
Escuché que gritó a mis espaldas, pero seguí caminando sin detenerme a verle. Fui directo hacia la salida del parque y mi auto, en donde no tardé en buscar unas toallas húmedas para limpiar la blusa un poco, pero al final me rendí, sabiendo que era mejor llegar a casa y lavarla, así que después de colocarme el cinturón, encendí el auto.
No me agrada la gente tan distraída, ni amable.
Aunque no puedo negar que al menos fue una agradable vista que ver antes de que notara su mirada pervertida en mis senos...
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¡Hola!
Espero les esté causando curiosidad un poco de que irá está historia, aunque, ya por los momentos se han dado algunas pistas solo aptas para conocedoras de Wattpad y de los clichés.
Nos vemos en la próxima.
Besos.
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