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Capítulo final.


Rubí  llevaba esperando en corto tiempo a que Perla apareciera. Ese día, por alguna razón se encontraba mucho más ansiosa por verla.

Sentía en su pecho las ganas poder abrazarla y besarla; quería fusionarse con ella. Y quería estar siempre así, aunque sabía que eso no sería posible.

—Rubí— La llamó la dueña de sus pensamiento.

—¡Perla!— Respondió mientras corría a los brazos de la otra.

—Te extrañe— Susurró Rubí contra Perla.

—Nos vimos hace poquito— Río la otra mientras acariciaba el cabello de su rubí. — ¿Pero te digo un secreto? Yo también a ti.

La delgada se agachó y beso a la rojiza. Y en algún momento del beso empezaron a brillar.

Cuando Rhodonite abrió los ojos, se abrazó a si misma sonriendo como siempre.

Pero un alarido interrumpió su felicidad.

—¿Que clase de abominación es esta?— Grito Morganite mientras entraba en la habitación.

Rhodonite solo miraba congelada como la rosa se acercaba. Ahora eran del mismo tamaño, pero el miedo que le provocaba haber sido descubierta, hacia que mirara a Morganite como un gigante que con un solo movimiento podría destruirla.

Y efectivamente solo bastó un golpe de la rosada para que Rubí y Perla salieran disparadas.

La que quedo más cerca fue Rubí, así que Morganite con una sola mano la tomo del brazo y la arrastro hasta donde estaba Perla mirando todo aterrada. Morganite a la delgada la tomo del cabello y se las llevó de ahí.

—¡Rubí!—Grito—¡Llama a las autoridades! ¡Que envíen una Jasper y una Zircon!

La Rubí que fue llamada corrió hacia donde estaba su dueña con un comunicador en la mano, y la encontró arrastrando bruscamente a dos gemas. La Perla estaba estática y solo unas lágrimas le recorrían en rostros; pero Rubí están gritando y pataleando sin parar.

—¡Déjanos! ¡Suéltame!— Gritaba la rojiza mientras pataleaba en el aire.

—¡Rubí! Sostén a esta y pásame el comunicador— Demandó Morganite ignorando a la rojiza que lucha por liberarse. De notaba que le estaba costando mucho trabajo sostenerla con una sola mano.

Rubí con la gema en la frente, insegura sostuvo a su amiga y le pasó el comunicador a la rosada.

Al instante notó que su amiga estaba a punto de echar llamas, y que de haberla sostenido más tiempo Morganite, la Rubí fácilmente la hubiera lastimado.

Pero ahora sin la Rubí actuando salvajemente, Morganite pudo activar el comunicador aún teniendo a Perla firmemente agarrada.

El cubo brillo y se elevó en el aire.

—¿Qué has hecho?— Susurró en gritos la Rubí con la gema en la frente, en el piso de su amiga.

—No te importa— Respondió la otra enojada.

—¡Claro que si! Eres mi mejor amiga— Replicó algo triste la rojiza con la gema en la frente.

Mientras tanto, en el fondo se escuchaba la voz molesta de Morganite a la vez que sacudía violentamente a Perla frente al comunicador.

Perla soltó un pequeño grito y Rubí que estaba por contestarle a la otra se tensó lista para atacar si no estuviera siendo sostenida.

Ese no tan pequeño movimiento, fue la pieza que faltaba en el rompecabezas de la otras.

—Se enamoraron...— Dijo increíblemente bajo.

Pero la otra la escucho perfectamente. Y sin separar la vista de su Perla le respondió:

—Si, y no quiero separarme de ella... Por favor ayúdame— Suplicó con lágrimas en los ojos.

—¡Demandó otra Perla y Rubí! ¡Ya no quiero defectuosas!— Seguía gritando sin parar la rosada a quien sea que estaba en la línea.

—Yo no quiero ser una traidora— Respondió la Rubí con la gema en la frente mientras derramaba lágrimas.

Pero antes de que la otra Rubí contestara. Una nube de humo rodeó a Rubí y de repente ya nada la sujetaba.

Con el suave pequeño ruido de la explosión, Morganite por fin puso atención a lo que hacía la Rubí.

Fue tanta la impresión que tuvo al ver la la "traidora" libre y a su otra soldada pufeada, que dejó caer al suelo a la Perla y se tapo la boca con ambas manos.

Rubí no desaprovechó ni un instante y apenas vio libre a la delgada corrió hacia ella y cargándola en brazos corrió de ahí.

Cuando Morganite salió de su estupefacción corrió tras las gemas a toda velocidad.

Rubí y Perla se habían adelantado hasta salir del la zona olvidada del templo.

—¿Qué fue lo que le pasó a la otra Rubí?—Preguntó Perla, mientras de dejaba llevar y miraba sobre el hombro de Rubí buscando señales de Morganite.

—Nos ayudó a escapar— Fue lo único que contesto la otra, se mantenía muy ocupada corriendo.

Perla aún no entendía lo que le había dicho cuando grito.

—Se encuentra detrás de nosotras— Dijo Perla mientras como Morganite habían doblado una esquina y las había localizado.

—No vamos a lograrlo así— Susurró Perla viendo cómo la rosada se acercaba más y más.

Para sorpresa de Rubí, la delgada se inclinó y besó la mejilla de esta.

Y con un resplandor, Rubí sintió que se liberaba del peso de Perla y empezó a correr más rápido.

Ahora Rhodonite, era la que se encontraba huyendo de Morganite.

—¡No tienen a dónde escapar! ¡Regresen!— Grito la voz cada vez más lejana de Morganite.

—¡No importa! ¡Encontraremos un lugar!— Grito de vuelta Rhodonite sin parar de gritar.

Y mientras dejaba atrás las puertas del templo, se dio cuenta que realmente lo creía.

Ella correría hasta encontrar a quienes la aceptarían.

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Se lo que se están preguntando, ¿que clase de zombie sube y sube capítulos  y no dice nada a nadie?

¿No?

Bueno... yo solo quería decir que si llegaron hasta aquí. Gracias!

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